Panorama del Teatro y la Poesía en la Posguerra Española: Movimientos y Figuras Literarias

El Teatro en la Posguerra Española: Corrientes y Autores (Años 40-70)

El Teatro de Evasión (Años 40)

Las compañías teatrales seguían dependiendo de los intereses comerciales de unos empresarios que se sometían a las exigencias de un público burgués de gustos dudosos. Se agravaban las limitaciones ideológicas, ejercidas por una censura férrea.

En esta etapa, impera la comedia burguesa, imitando a la comedia de Jacinto Benavente.

Los empresarios teatrales preferían piezas acordes con el público burgués, de ahí que perdurara el teatro de diversión. Esta comedia fue cultivada por José María Pemán. Otra corriente destacada es el teatro humorístico, con figuras como Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura, quienes practicaban una comicidad basada en lo ilógico y lo incongruente.

Enrique Jardiel Poncela: El Teatro de lo Inverosímil

Al teatro de Enrique Jardiel Poncela se le llamó teatro de lo inverosímil porque buscaba la comicidad a través de situaciones ilógicas y disparatadas. Sus personajes resultaban cómicos por sus manías, tics y diálogos ingeniosos. Las situaciones en las que los ponía eran grotescas, ridículas o increíbles. Destaca su obra Eloísa está debajo de un almendro.

Miguel Mihura: Humor Tierno e Imaginativo

Lo más característico de Miguel Mihura es su humor tierno. La imaginación resolvía el conflicto sin saña. Su humor es producto de la asociación inverosímil de elementos y de la exageración. Su mejor comedia fue Tres sombreros de copa.

El Teatro Inconformista y Existencialista (Finales de los Años 40 y Años 50)

Es una línea muy distinta, donde hay que situar el nacimiento de un teatro grave, preocupado e inconformista, que podemos denominar existencial.

Las características son similares a otros géneros:

  • Traspasan al ámbito de lo personal los problemas sociales.
  • Los personajes son seres angustiados y desarraigados.
  • Los temas recurrentes son el vacío personal, la soledad del hombre y el desarraigo.

Este teatro planteó dos alternativas:

  • El teatro posibilista, representado por Antonio Buero Vallejo, que busca eludir la censura oficial.
  • El teatro imposibilista, representado por Alfonso Sastre, que quiere expresarse con libertad.

Dos fechas resultan claves: 1949, con Historia de una escalera, premio Lope de Vega, de Buero Vallejo; y 1953 con Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre, que recrea una supuesta tercera guerra mundial.

El Teatro Social de Protesta y Denuncia (Finales de los Años 50 y Años 60)

Se marca el cambio de lo existencial a lo social: Buero publica un artículo contra la censura y Sastre estrena La mordaza. Pasamos a una etapa orientada hacia el teatro social. Ha aparecido un público nuevo, juvenil y universitario. Además, la censura se relaja. En cuanto al tema, destaca la injusticia social y la alienación. La actitud del autor será de testimonio o de protesta.

Hablando de la estética y la técnica: se inscriben en el realismo, aunque con matices como rasgos esperpénticos y cierto simbolismo.

Aparecerán autores que toman como referente a Buero y Sastre, también el neoimpresionismo y el esperpento de Valle-Inclán, como Lauro Olmo en La camisa, donde presenta la dura vida de los obreros venidos del campo a las chabolas de la ciudad.

El Teatro Experimental de los Años 70

A finales de los 60 aparece un teatro underground o soterrado al margen de los circuitos comerciales. Técnicamente, experimentan con el lenguaje teatral y se alejan del gran público. Sus temas centrales son la falta de libertad, la injusticia y la alienación. A veces incorporan elementos musicales, circenses o danzas. Presenta personajes deshumanizados y esquemáticos, y situaciones y lenguaje alegórico.

Autores que escribieron teatro experimental fueron:

  • Fernando Arrabal: Uno de los máximos representantes del llamado «teatro pánico», que se caracteriza por la provocación y el desenfreno en medio de un mundo sin sentido y cruel. Recoge elementos del Teatro de la Crueldad de Artaud y del Absurdo. Está lleno de humor, pasión y vitalidad. Ejemplos de sus obras son Pic-nic y El triciclo.
  • Francisco Nieva: Dramaturgo y escenógrafo. Divide sus obras en dos grupos: teatro furioso y teatro de farsa y calamidad. En general, su obra destaca por la complejidad, el elevado esteticismo lírico y la escena barroquizante. Un ejemplo es Coronada y el toro.
  • Antonio Gala: Autor de teatro de carácter simbólico que trata los grandes temas humanos. También escribió obras de corte histórico, como Anillos para una dama.
  • Grupos de teatro independiente como Els Joglars y Els Comediants.

El Teatro del Exilio

No podemos olvidar a los autores que ya publicaban teatro antes de la guerra y lo siguieron haciendo en el exilio: Alberti y Casona. Su temática es variada y su función es entretener e innovar, de ahí que opten por elementos vanguardistas.

Antonio Buero Vallejo: Un Maestro del Drama Español

En su teatro, Buero buscó la moderna tragedia española. Sus obras constituyen una síntesis de realismo y simbolismo, y en ellas se oponen personajes contemplativos y activos. Destacan temas como la búsqueda de la felicidad y de la libertad, que se ve obstaculizada por una sociedad injusta, en un doble plano existencial y social. Por otro lado, Buero trata de buscar la reflexión en el espectador, invitándole a captar el mensaje de esperanza. Su producción se divide en tres grupos temáticos:

  1. Teatro simbolista: En la ardiente oscuridad, La tejedora de sueños e Irene o el tesoro.
  2. Teatro de crítica social: Buero cultiva el drama social y existencial. Obra representativa del teatro inconformista y existencialista de Buero es Historia de una escalera, en el que la escalera simboliza el inmovilismo y las limitaciones vitales. El tragaluz es un ejemplo del teatro social y de protesta. Otra obra fundamental es La fundación, un drama en el que aparecen los temas de la tortura y las persecuciones políticas.
  3. Drama histórico: Con un tema central, el destino del pueblo en una sociedad injusta. Destaca Un soñador para un pueblo, sobre Esquilache; Las Meninas, sobre Velázquez; o El sueño de la razón, sobre Goya.

La Poesía en la Posguerra Española: Evolución y Corrientes (Años 40-70)

Poesía de la Guerra y el Exilio

  • Poesía de la Guerra (1936-39): Miguel Hernández es el poeta más relevante. La prensa fue el medio de difusión fundamental durante la guerra. De Perito en lunas (1933) pasa al libro de sonetos El rayo que no cesa (1936). Con la guerra, se incorpora a la poesía comprometida con la República: Viento del pueblo. Tras la guerra es encarcelado y escribe Cancionero y romancero de ausencias (1938-41).
  • Los Poetas del Exilio: Tras la guerra, muchos poetas mueren y otros parten al exilio. El tema recurrente es la ausencia de la patria, la muerte y el inicio de otra vida.

Los Años 40: Poesía Arraigada y Desarraigada

La derrota de la República supuso el exilio, la cárcel y la muerte. Dámaso Alonso clasificó a los que quedaron en el llamado «exilio interior».

  • Los poetas arraigados: En los años 40 colaboran con el régimen franquista para luego distanciarse críticamente de este. Utilizan revistas como Escorial o Garcilaso como expresión. Lo integran Luis Rosales (La casa encendida), Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero, entre otros. Estos poetas se cobijan en una existencia agradable, distanciada de la realidad del país.
  • La poesía desarraigada: Cultiva una línea existencial. Existen autores como Dámaso Alonso (Hijos de la ira), Blas de Otero o José Hierro. El tema principal es la expresión de una religiosidad crítica con la cual reprochan a Dios su silencio y su ausencia en un mundo de desolación y ruina. Otros temas serán la angustia, el descontento y el malestar vital del ser humano ante las consecuencias de la Guerra.

Otras corrientes minoritarias fueron el Postismo, que continúa la poética del Surrealismo con Carlos Edmundo de Ory, Eduardo Chicharro Briones y Silvano Sernesi; y el grupo Cántico, donde un grupo de poetas se agruparon en torno a la revista artística y literaria Cántico, fundada por Pablo García Baena y Ricardo Molina.

Los Años 50: Poesía Social

En los años 50, el país va progresando lentamente. Se pasa de la poesía existencial a la social. Se consolida el llamado «realismo social» con los libros Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos íberos de Celaya. Autores como Neruda y M. Hernández sirvieron de guía a estos poetas. Se trata de una nueva poesía que pretende convertirse en un arma capaz de transformar el mundo.

En cuanto a la temática, destaca el tema de España, la injusticia social, el desarraigo del mundo del trabajo y el anhelo de la libertad y un mundo mejor. Estilísticamente, se trata de una poesía que emplea un lenguaje claro, de tono coloquial, pues va dirigido a la mayoría. Los autores principales son:

  • Blas de Otero (1916-79): Es el gran poeta de la posguerra. Distinguimos varias etapas:
    1. Etapa existencialista: Se centra en la búsqueda angustiosa de Dios, del amor y de la existencia humana. Une la poesía existencial y la social.
    2. Etapa social: Compromiso y solidaridad con los problemas de España: Pido la paz y la palabra (1955), una poesía de testimonio y de denuncia que plantea la solidaridad con los que sufren.
    3. Tercera etapa: En los años 60, de búsqueda de nuevas formas.
  • Gabriel Celaya (1911-1991): Propone «escribir como quien respira» (Cantos íberos), con lenguaje coloquial, giros burlescos y desprecio de la retórica. Su poesía es didáctica.
  • José Hierro (1922-2002): Se vale de lo coloquial con una gran tensión lírica, de versos muy trabajados rítmica y estilísticamente. Su poesía es testimonial, con un lenguaje sencillo.

Los Años 60: Poesía del Conocimiento

Apareció un grupo de poetas que buscaba una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo colectivo a lo personal. Son autores englobados en la llamada «Generación de los 50». Josep Maria Castellet, en Veinte años de poesía española (1962), consagra el grupo: Ángel González, Valente, Claudio Rodríguez y Jaime Gil de Biedma. Siguen siendo críticos respecto a la sociedad, pero su inconformismo renuncia a la estética del «Realismo social». Escriben una poesía más existencial y metafísica que social.

Los temas más frecuentes son el fluir del tiempo, la familia, el amor y el erotismo. Se pasa de los temas colectivos de la poesía social a los personales y particulares. Son muy frecuentes la ironía y el humor, que encubren a menudo la tristeza. Resulta fundamental la reflexión sobre el paso del tiempo (solo la infancia y la adolescencia se verán como un paraíso perdido). Buscan un lenguaje personal, sobrio y preciso. La forma predomina sobre el contenido y se siguen empleando técnicas vanguardistas, especialmente el Surrealismo. El lector se convierte en coautor del poema; la lectura es un acto creativo, por lo que el sentido no será siempre el mismo.

Algunos de los autores más destacados:

  • Ángel González (1925-2008): Ejemplo más claro de transición de la poesía social al nuevo estilo poético. Recoge su obra bajo el título Palabra sobre palabra.
  • Jaime Gil de Biedma (1929-1990): Combina el lenguaje conversacional con la expresión elegante. Destaca Las personas del verbo.
  • José Ángel Valente (1929-2000): Su poesía tiene como descubrimiento del ser. Obra representativa El inocente.
  • Claudio Rodríguez (1934-1999).

Los «Novísimos» (Generación del 68)

José María Castellet publicó una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles, donde aparecían nueve autores que constituían un nuevo vanguardismo y dieron paso a la ruptura con la poesía social.

Los temas característicos de este grupo incluyen motivos personales y públicos, temas graves y del Renacimiento italiano. La ironía, el sarcasmo y la gravedad revelan su inconformismo. También utilizan técnicas como el collage y el flash cinematográfico. Se decantan por el verso libre.

Claudio Rodríguez: Poesía Contemplativa y Reflexiva

Le une a los místicos la actitud contemplativa, la precocidad y la imagen visionaria. A través del campo, el poeta se enlaza con la naturaleza, lo que sirve de expresión a la pureza. Ganó el Adonáis de poesía con Don de la ebriedad, libro lleno de referentes rurales. Sus versos equilibran lo racional y lo irracional, lo narrativo y lo lírico; se trata de una poesía tierna, honda y reflexiva. Etapas:

  1. La Poesía luminosa con En Conjuros (1958), donde convierte en metáforas el paisaje castellano y reflexiona sobre la vida y el comportamiento del hombre, y Don de la ebriedad.
  2. La Poesía romántica inglesa con Alianza y condena (1965), donde el tema del conocimiento se plantea explícitamente como un problema.
  3. La Poesía oscura con El vuelo de la celebración (1976), donde el conocimiento aparece como comunión contemplativa. El último de sus libros, Casi una leyenda (1991), integra el elemento autobiográfico.

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