La Poesía Narrativa: El Mester de Clerecía
Surgió en el siglo XIV. Surge la primera escuela poética: el Mester de Clerecía. Es el oficio de los clérigos, entendiendo que los clérigos no eran solo monjes y sacerdotes, sino todas las personas vinculadas a los monasterios y a la cultura latino-cristiana. Los clérigos acuden a los libros que guardan las bibliotecas de los monasterios y escriben sus poemas basándose en ellos. Son una versión nueva de los libros latinos hecha en romance castellano y adaptada para que sea comprendida por la gente sencilla. Los propósitos fundamentales son moralizar e instruir, y solo en menor grado, entretener, lo que marca una diferencia más con los juglares. Las obras del Mester de Clerecía tratan temas religiosos y de historia antigua. Los clérigos manifiestan continuamente su respeto por lo escrito y su reverencia hacia las fuentes librescas. Utilizan una estrofa de cuaderna vía (monorrimo, alejandrinos).
El Mester de Clerecía del Siglo XIII
El Libro de Apolonio
Poema que narra las peripecias de Apolonio, rey de Tiro, que sufre la separación de su mujer y su hija y tiene que afrontar todo género de aventuras para buscarlas. Viajes, raptos, naufragios y piratas culminan por fin en un final feliz. Es muy conocido el pasaje en que Apolonio reconoce a su hija Tarsiana, que se había convertido en juglaresa.
El Poema de Fernán González
El autor lo adapta a los fines del Mester de Clerecía, cargándolo de contenido religioso y moralizador. En el Poema de Fernán González se produce, por tanto, la fusión entre un tema propio de los juglares y el estilo de los clérigos.
El Libro de Alexandre
Narración que trata de la vida de Alejandro Magno, que aparece caracterizado como un caballero. Es un poema muy extenso y revela una gran erudición.
El Mester de Clerecía del Siglo XIV
El Libro del Buen Amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, representa la producción más importante del Mester de Clerecía y se rompe la uniformidad de la cuaderna vía. Los contenidos eruditos y religiosos dejan paso a un fuerte realismo, bien sea en forma de la sátira risueña de Juan Ruiz o de la sombría de López de Ayala. Su intención era la ambigüedad.
Estructura del Libro del Buen Amor
- Las aventuras amorosas del protagonista: Tras sus primeros fracasos, el Arcipreste recibe los consejos del propio don Amor. Le recomienda que elija bien a la mujer amada y que busque la ayuda de alguna intermediaria. Siguiendo esos consejos, tiene mayor éxito en las aventuras posteriores.
- Una imitación de una comedia anónima del siglo XII, el Pamphilus: El protagonista se enamora de la joven viuda doña Endrina y consigue su amor con engaños.
- La alegórica lucha entre don Carnal y doña Cuaresma: Es una parodia de las batallas descritas por la épica. La lucha representa el esfuerzo de la Iglesia por imponer la contención y el ayuno, empeño que solo consigue durante los días que dura la Cuaresma. Cuando termina ese período, el desenfreno de don Carnal vuelve a dominar el mundo.
- Numerosas fábulas de animales y cuentos diversos.
- Composiciones líricas: Hay poemas de alabanza a la Virgen y poemas amorosos.
- Digresiones moralizadoras: La censura contra los pecados capitales, la protesta contra los desastres que causa el amor y las quejas contra la muerte son algunos ejemplos.
Juan Ruiz destaca por el realismo y la expresividad.
La Sociedad y Cultura en el Siglo XV
Esta época se representa como una época distinta. Para algunos se trata de una decadencia de algo que no es real, pero es un siglo de transición de la Edad Media y el Renacimiento. Castilla se va configurando como eje político de la Península. Los reinados de Juan II y de Enrique IV se caracterizan por los continuos enfrentamientos entre la monarquía y la nobleza castellana y aragonesa. A la muerte de Enrique IV se produce la Guerra de Sucesión entre los partidarios de su hija Juana la Beltraneja y los de su hermana Isabel, la futura Isabel I. El matrimonio entre esta y Fernando II de Aragón conlleva la unión dinástica de la Corona de Castilla y la de Aragón, el descubrimiento de América y la expulsión de los judíos. El primero convierte a España en una potencia europea y otorga a la lengua castellana una dimensión universal. El segundo, junto con el establecimiento de la Inquisición, provoca la conversión de muchos judíos y, por tanto, la distinción entre cristianos viejos y cristianos nuevos o conversos, con la que surge el concepto de limpieza de sangre, que tanta importancia tendrá en los siglos posteriores. El sentimiento individual tiene cada vez más importancia, lo que llevará al antropocentrismo renacentista. Surge así el interés por la introspección y por el protagonismo individual, rasgos que pueden observarse perfectamente en la literatura de esta época como, por ejemplo, en la narrativa sentimental. La nobleza se va haciendo cortesana. La nobleza vive en el entorno de la corte, en la que algunos reyes favorecen un clima cultural y poético: el hombre de armas y letras, que se convertirá en el ideal de caballero en el Renacimiento.