Miguel Hernández y la Poesía Española de Posguerra: Corrientes Arraigada y Desarraigada

La Poesía Durante la Guerra Civil y los Años 40

Miguel Hernández, Poesía Arraigada (Luis Rosales) y Desarraigada (Dámaso Alonso)

Miguel Hernández: Epílogo del 27 y Enlace con la Posguerra

Miguel Hernández suele considerarse el epílogo de la Generación del 27 y el enlace con los poetas de posguerra. Nacido en Orihuela (Alicante) en 1910, de una familia humilde, su formación fue autodidacta. En 1934 se trasladó a Madrid y entabló amistad con Pablo Neruda y poetas del 27. Luchó con las tropas republicanas durante la Guerra Civil y fue encarcelado en Alicante, donde murió de tuberculosis en 1942.

Su estilo poético se caracteriza por la forma auténtica y apasionada de expresar su mundo humano y doméstico, lo cual lo aleja de la frialdad de la vanguardia. Destacan, además, la originalidad de sus metáforas, creadas a partir de un lenguaje inmediato y familiar, y el dominio de la métrica tradicional.

Su poesía gira en torno a temas universales:

  • La vida y su manifestación suprema: el amor.
  • La muerte, siempre al acecho.
  • El compromiso político y la lucha por la justicia social.
Etapas de la Poesía de Miguel Hernández
Primera etapa

Tras algunos poemas poco relevantes, publica una primera obra de estilo gongorino, Perito en Lunas, escrita en octavas reales, influida por el 27 y en la que se mezclan metáforas tradicionales e imágenes vanguardistas. En El rayo que no cesa, donde se inicia su madurez artística, sobresalen los sonetos y las variaciones de la pasión amorosa. Temas como el destino y la muerte destacan en la impresionante “Elegía a Ramón Sijé”.

Segunda etapa

Su compromiso político durante la guerra queda plasmado en Viento del pueblo, en el que la poesía de combate, escrita con un lenguaje directo y propagandístico, convive con la preocupación social en poemas como “El niño yuntero”. Combina el verso libre y la métrica tradicional. Con El hombre acecha hace referencia a su desencanto ante la tragedia de la guerra y el sentimiento de haber sido vencido.

Tercera etapa

A ella corresponden los poemarios escritos en prisión: El Cancionero y romancero de ausencias. Esta obra supone la cima poética del autor, donde va desgranando temas como el amor, la libertad y la difícil situación de su familia, con un lenguaje intenso y depurado que se apoya en estrofas muy breves. Su dramática situación personal y la cercanía de la muerte dotan a esta obra de fuerza y autenticidad.

El Contexto de la Poesía de Posguerra (Años Cuarenta)

El fin de la Guerra Civil da comienzo a la dictadura y a una dura posguerra marcada por la pobreza, la censura y el exilio de muchos intelectuales. A partir de los años cuarenta, la poesía lírica se encuentra con un panorama de silencio, dolor y muerte impuestos por un conflicto que había durado tres años. El poeta se encuentra en un país destrozado, tanto material como espiritualmente.

Algunos poetas de las generaciones del 98 y del 27 estaban muertos (Unamuno, Machado, Lorca), otros expatriados (Guillén, Alberti, Cernuda, Salinas…) y otros obligados al silencio (Dámaso Alonso, Aleixandre…).

Además de dos tendencias minoritarias (el grupo “Cántico” y el postismo, neobarroca una y heredera del surrealismo la otra), las primeras corrientes poéticas de posguerra, que muestran su preocupación por los temas humanos, se fragmentarán en dos tendencias fundamentales: la Poesía Arraigada y la Poesía Desarraigada.

La Poesía Arraigada

La Poesía Arraigada se corresponde con la poesía de los escritores afines al régimen que tienen raíces en la España vencedora. Revistas como Escorial y Garcilaso reúnen a poetas como Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero y a la figura más destacada de este colectivo: Luis Rosales. Esta corriente se caracteriza por un retorno a la idea imperial y religiosa de la cultura, además de una vuelta al intimismo, donde cuestiones como la tierra natal, la familia y Dios cobran un protagonismo especial.

La Poesía Desarraigada

La Poesía Desarraigada es una mirada existencial que expresa la desorientación y el caos de la vida humana (difundida en revistas como Espadaña). Sus características principales son:

  • Un sentimiento de angustia y desesperación ante las circunstancias. Dios no es ya un símbolo de equilibrio y serenidad, sino la única posibilidad de salvación del hombre, arrojado a un mundo absurdo.
  • El estilo se torna desgarrado, casi violento; esto se refleja en la utilización de un lenguaje coloquial, brusco y duro.
  • La métrica tradicional se sustituye a veces por el verso libre.

Representantes de la Generación del 27, como Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre (con obras como Sombra del paraíso), junto a poetas más jóvenes como Gabriel Celaya (con Movimientos elementales), se identifican con esta corriente.

Dámaso Alonso y Hijos de la ira

Cabe destacar un poemario de Dámaso Alonso que lo identifica plenamente con esta corriente tras la poesía pura de su etapa anterior. Se trata de Hijos de la ira, libro que supone un grito terrible contra la injusticia y el sufrimiento humanos, en el que se pide a Dios que dé sentido a una vida dominada por el caos. El lenguaje es agresivo, con una combinación de símbolos y metáforas que configuran imágenes alucinantes.

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