La Ilustración: El Siglo de las Luces y la Razón
La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual europeo1 (especialmente en Francia, Reino Unido y Alemania)2 que comenzó en Inglaterra con John Locke3 y la Revolución Gloriosa. Se desarrolló desde mediados del siglo XVIII, teniendo como fenómeno histórico, simbólico y problemático la Revolución Francesa. En algunos países se prolongó al menos durante los primeros años del siglo XIX.
Se denominó de este modo por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la ignorancia de la humanidad mediante las luces del conocimiento y la razón.4 El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces5 y del asentamiento de la fe en el progreso.
Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos científicos, económicos, políticos y sociales de la época.
Este tipo de pensamiento se expandió en la burguesía y en una parte de la aristocracia, a través de nuevos medios de publicación y difusión, así como reuniones (tertulias) realizadas en casa de gente adinerada o de aristócratas. En estas reuniones participaban intelectuales y políticos a fin de exponer y debatir acerca de ciencia, filosofía, política o literatura. A pesar de que la mujer en estos campos no ocupaba un lugar decisorio en la sociedad, algunas de ellas se involucraron activamente en este movimiento.
La Literatura Didáctica y la Reflexión Educativa
Puede decirse que la didáctica de la literatura como área de reflexión se ha formado en las últimas décadas, especialmente desde finales de los años sesenta.
Durante esos años empezó a hacerse evidente que el modelo de enseñanza literaria gestado en el siglo XIX resultaba inadecuado para la nueva sociedad de masas configurada en los países occidentales postindustriales. Esta constatación provocó una crisis a la que la reflexión educativa ha intentado hallar soluciones a partir de los avances producidos en las distintas disciplinas de referencia durante este período y, poco a poco, se han ido trazando nuevas coordenadas educativas.
La Prosa Narrativa: Evolución y Tendencias
La prosa narrativa adquiere gran importancia en este siglo debido al incremento de lectores. Se mantienen y modifican diversas formas de relato del siglo XV (los libros de caballerías, de ficción sentimental y de aventuras), pero nacen también diversos géneros y obras de entretenimiento.
A lo largo del Renacimiento se desarrollan dos tendencias narrativas principales:
- Carácter idealista: Abarca relatos aventureros y narraciones fantásticas.
- Carácter realista: Llama la atención por la forma en que describe personajes y ambientes.
La Novela Idealista: De Boccaccio a la Mentalidad Burguesa
La novela se desarrolló plenamente durante el Renacimiento. La nueva mentalidad burguesa y cambiante propició la evolución de los relatos, generalmente breves y cuyo asunto solían ser los amores desgraciados de una pareja de amantes.
El modelo lo había proporcionado Boccaccio en su Elegía de Madonna Fiammetta. Estos relatos medievales se caracterizaban por su composición a base de formas no propiamente narrativas, como la poesía trovadoresca, el sermón o la epístola.
Fue precisamente esta última la que con el paso del tiempo llegó a ser el núcleo inicial del género novelesco, en el que se plantea la tensión entre el mundo cortés, ya en plena decadencia, y la nueva mentalidad burguesa.
Poesía Neoclásica y la Influencia Borbónica en España
El Neoclasicismo es el estilo que mejor define la literatura ilustrada y supone una vuelta al mundo clásico griego y latino.
Características de la Poesía Neoclásica:
- Sus bases son las reglas y la imitación de la naturaleza.
- El sentimiento está proscrito.
- Todo es natural, sencillo y razonable.
El siglo XVIII se inicia en España con un cambio de dinastía reinante que supondrá algo más que una sustitución de la familia real —los Austrias por los Borbones—. Aparte de los aspectos políticos, económicos y administrativos propios del gobierno de los Borbones (de origen francés), estos intervinieron decisivamente en los aspectos culturales.
Esta influencia se notará especialmente desde mitad del siglo XVIII gracias al reinado de Carlos III (1759-1788). Será él quien introduzca en España con decisión la Ilustración, ya sea en su vertiente más política —el despotismo ilustrado— o en sus implicaciones culturales —racionalidad, equilibrio, didactismo, utilitarismo, verosimilitud, etc.—. Este hecho explica, por ejemplo, que durante la primera mitad del siglo XVIII sigan destacando las expresiones artísticas herederas del Barroco y que a lo largo de la segunda mitad se vayan sustituyendo paulatinamente por las neoclásicas.
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La Ilustración (Repetición)
La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual europeo1 (especialmente en Francia, Reino Unido y Alemania)2 que comenzó en Inglaterra con John Locke3 y la Revolución Gloriosa, y se desarrolló desde mediados del siglo XVIII, teniendo como fenómeno histórico, simbólico y problemático la Revolución francesa. En algunos países se prolongó al menos durante los primeros años del siglo XIX. Se denominó de este modo por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de la ignorancia de la humanidad mediante las luces del conocimiento y la razón.4 El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como el Siglo de las Luces5 y del asentamiento de la fe en el progreso.
Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos científicos, económicos, políticos y sociales de la época. Este tipo de pensamiento se expandió en la burguesía y en una parte de la aristocracia, a través de nuevos medios de publicación y difusión, así como reuniones, realizadas en casa de gente adinerada o de aristócratas, en las que participaban intelectuales y políticos a fin de exponer y debatir acerca de ciencia, filosofía, política o literatura. A pesar de que la mujer en estos campos no ocupaba un lugar decisorio en la sociedad, algunas de ellas se involucraron en este movimiento.
Literatura Didáctica (Repetición)
Puede decirse que la didáctica de la literatura como área de reflexión se ha formado en las últimas décadas, especialmente desde finales de los años sesenta. Durante esos años empezó a hacerse evidente que el modelo de enseñanza literaria gestado en el siglo XIX resultaba inadecuado para la nueva sociedad de masas configurada en los países occidentales postindustriales. Esta constatación provocó una crisis a la que la reflexión educativa ha intentado hallar soluciones a partir de los avances producidos en las distintas disciplinas de referencia durante este período y, poco a poco, se han ido trazando nuevas coordenadas educativas.
Prosa Narrativa (Repetición)
La prosa narrativa adquiere gran importancia en este siglo debido al incremento de lectores. Se mantienen y modifican diversas formas de relato del siglo XV (los libros de caballerías, de ficción sentimental y de aventuras), pero nacen también diversos géneros y obras de entretenimiento.
A lo largo del Renacimiento se desarrollan dos tendencias narrativas: una de ellas, de carácter idealista, abarca relatos aventureros y narraciones fantásticas; la otra, de carácter realista, llama la atención por la forma en que describe personajes y ambientes.
