El Prerrenacimiento (Literatura Española – Siglo XV)
1. Contexto histórico, social y cultural
La crisis de la sociedad medieval marca un periodo considerado por los historiadores como época de transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Esta crisis se refleja en la actividad política, económica, las manifestaciones culturales, en las formas de pensamiento y también en la literatura.
La sociedad del siglo XV es conflictiva. En Castilla, la alta nobleza había alcanzado una posición hegemónica. Se deterioran progresivamente las relaciones entre los miembros de las tres comunidades étnico-religiosas (cristianos, musulmanes y judíos).
La crisis política se agudiza en el siglo XV, y Castilla vive un clima de anarquía que tiene su reflejo en la literatura: los reinados de Juan II y Enrique IV son objeto del caos, y la corrupción moral de la sociedad cortesana estimulan el cultivo de la sátira sociopolítica.
Por lo que respecta a la cultura, sigue la progresiva aclimatación de estos aires renovadores procedentes de Italia. Cumplen un destacado papel las cortes literarias de Juan II, Alfonso V el Magnífico y los Reyes Católicos.
2. Los géneros literarios
En el siglo XV se cultivan los mismos géneros literarios que veíamos en siglos anteriores, con algunas novedades: desaparecen los cantares de gesta y los poemas del mester de clerecía, y surge el Romancero viejo, que revitaliza el género épico y lo enriquece con nuevos temas.
Las más importantes manifestaciones literarias están vinculadas a los ambientes cortesanos: se desarrolla la lírica culta, despierta el interés por las canciones populares, reaparece la actividad teatral, y se fomenta el cultivo de la prosa histórica y didáctica.
3. La poesía narrativa popular-tradicional: El Romancero Viejo
Los romances son breves composiciones épico-líricas que surgen de la fragmentación de los antiguos cantares de gesta.
3.1. Evolución y transmisión
Los romances, cuyas primeras manifestaciones se remontan a finales del siglo XIV, se transmiten oralmente durante el siglo XV. A lo largo de los siglos XVI y XVII, los autores los recogen y los incluyen en Cancioneros y Romanceros.
En la segunda mitad del siglo XVII empieza a olvidarse el Romancero tradicional y nuevamente se refugia en el pueblo.
A partir de la segunda mitad de los siglos XVI y XVII, con poetas como Cervantes, Góngora, Quevedo o Lope de Vega, surge el Romancero nuevo o artístico. Son composiciones de carácter culto; su versión definitiva la fija, por escrito, el propio autor y se transmiten ajenas a la tradición oral.
3.2. Temas
Pueden clasificarse en:
- a) Histórico-nacionales: Proceden de los cantares de gesta castellanos y exaltan a sus héroes.
- b) Novelescos y líricos: Creados por la imaginación popular.
- c) Fronterizos y moriscos: Relatan episodios bélicos en la frontera entre los reinos moros y cristianos en los siglos XIV y XV.
- d) Carolingios: Se centran en la figura de Carlomagno y sus personajes y sucesos.
- e) Bretones: Inspirados en la leyenda del rey Arturo y los caballeros de la Tabla Redonda.
3.3. Métrica
La estructura métrica de los romances prueba también su estrecha relación con los cantares de gesta. Cada hemistiquio se recitaba como verso independiente, de tal manera que los impares pasan a ser versos sueltos y los pares, versos asonantados (generalmente octosílabos).
3.4. Estilo
Junto a algunos rasgos idiomáticos propios de la épica y a fórmulas del lenguaje oral, los romances presentan estas peculiaridades estilísticas inconfundibles:
- a) Tendencia a lo fragmentario: El romance se ciñe a lo esencial. Entra en materia sin exponer antecedentes de la acción y, en el momento de mayor intensidad dramática, deja truncado el relato (in medias res y final abrupto).
- b) Tendencia a la repetición: Es uno de los procedimientos más llamativos de la poesía popular (repetición de palabras, estructuras sintácticas, uso de aliteraciones, paralelismos, etc.).
- c) Libertad temporal: Usos verbales peculiares, como el imperfecto de subjuntivo con valor de pasado o el uso del presente histórico. En los diálogos aparecen frecuentemente el condicional en lugar del futuro y el imperfecto de indicativo en lugar del presente.
4. La prosa y la novela
4.1. La prosa humanística
La tendencia humanística inaugurada por el canciller Ayala se intensifica en el siglo XV con la progresiva difusión de la cultura clásica.
Dentro del género histórico cabe destacar:
- Las crónicas políticas de Juan II, Enrique IV y los Reyes Católicos.
- Las biografías, tanto individuales como colectivas, como las crónicas de don Álvaro de Luna o Claros varones de Castilla, de Hernando de Pulgar.
La obra más representativa de la prosa satírica es el Corbacho o Reprobación del amor mundano, de Alfonso Martínez de Toledo, Arcipreste de Talavera (1398-1468).
4.2. La novela y el sentimentalismo amoroso
La novela del siglo XV está impregnada de un sentimentalismo amoroso propiciado por el ambiente cortesano de la época y por la creciente influencia de la novelística italiana de Boccaccio. Siguen escribiéndose prosas de aventuras y de caballerías.
Surgen dos nuevos géneros:
- Prosa histórica: Recrea asuntos de la historia nacional, tomados de la épica y de las crónicas. La primera novela histórica española es la Crónica sarracina, de Pedro del Corral.
- Prosa sentimental: La acción discurre con lentitud, adopta la forma autobiográfica o epistolar y se recrea en el análisis minucioso del sentimiento amoroso de los protagonistas.
5. El teatro
Tras dos siglos y medio, renace la actividad teatral en la segunda mitad del siglo XV con dos breves piezas de Gómez Manrique.
A finales del siglo XV, y durante el reinado de los Reyes Católicos, surge un teatro cortesano, vinculado a la nobleza y desligado de la realidad popular, que cultiva dos modalidades dramáticas: una religiosa y otra profana, que trata temas pastoriles, amorosos y humanísticos.
Los representantes más cualificados de esta dramaturgia son Juan del Encina, Gil Vicente y, en un género singular (comedia humanística dialogada), Fernando de Rojas.
6. La Celestina
Obra atribuida principalmente al bachiller Fernando de Rojas, un posible judío converso. La primera versión conocida (Comedia de Calisto y Melibea, 1499) constaba de 16 actos; la versión definitiva (Tragicomedia de Calisto y Melibea, posterior a 1502) tiene 21 actos.
6.1. La acción
La acción dramática se estructura en un prólogo y dos partes (separadas por la muerte de Celestina y los criados): la primera se prolonga hasta el acto XIV, y la segunda, desde el acto XV hasta el XXI.
- Prólogo: La acción arranca de una circunstancia fortuita: el joven noble Calisto, persiguiendo a un halcón, entra en el huerto de Melibea y se enamora de ella al instante. Le declara su amor, pero es rechazado inicialmente.
- Primera parte: Para satisfacer sus deseos, Calisto recurre a la mediación de Celestina, una vieja alcahueta. Movida por la codicia, al igual que Sempronio (criado de Calisto), Celestina se dispone a actuar; para ello cuenta con la colaboración de este criado. Se encuentra con una serie de obstáculos: la resistencia inicial de Pármeno (otro criado de Calisto, conocedor del pasado de Celestina) y la actitud esquiva de Melibea. Celestina tienta a Pármeno con la codicia y la lujuria (prometiéndole a una de sus pupilas, Areúsa). Melibea, aunque atraída por Calisto desde el primer momento, reprime y disimula su pasión. El deseo amoroso pugna con el temor a transgredir las normas sociales que le han inculcado desde niña. Celestina, con la ayuda de la magia y aprovechando la insensatez de Alisa (madre de Melibea), logra doblegar la resistencia de la joven y concertar una cita. Calisto recompensa generosamente a Celestina, pero esta se niega a compartir la ganancia con Sempronio y Pármeno, quienes la asesinan y son ajusticiados por ello.
- Segunda parte: Afectadas por la muerte de sus amantes (Sempronio y Pármeno) y de la vieja Celestina, las prostitutas Elicia y Areúsa planean venganza contra Calisto y Melibea, a quienes consideran culpables de sus desventuras. Se sirven de la ingenuidad de Sosia (otro criado) para conocer el sitio y la hora del encuentro de los enamorados. Centurio (un rufián) envía unos compinches al lugar de la cita con el único objeto de armar alboroto. Calisto, que está con Melibea, oye el ruido, acude en ayuda de sus criados y, al bajar apresuradamente por la escalera de cuerda, tropieza, cae al vacío y muere. Melibea, desesperada tras conocer el trágico fin de su amante, confiesa todo a su padre Pleberio y se suicida arrojándose desde la torre de su casa. La obra concluye con el llanto de Pleberio.
6.2. Los personajes
- Calisto: Joven noble dominado por la pasión amorosa, que lo convierte en un ser egoísta, imprudente y amoral, olvidando sus deberes sociales.
- Melibea: Personaje más complejo y atractivo que Calisto. Evoluciona desde el rechazo inicial por decoro social hasta una entrega apasionada y consciente, desafiando las normas. Su final es trágico.
- Celestina: Es el personaje central y motor de la acción. Su antecedente literario es la vieja Trotaconventos del Libro de Buen Amor. Se ha erigido en prototipo de la alcahueta. Dominada por la pasión de la codicia, persigue obtener riquezas. La astucia, la elocuencia, la capacidad de improvisación, el conocimiento de la psicología humana, el arte de la seducción y del engaño son algunas de sus muchas habilidades.
- Sempronio: Criado de Calisto. Representa la servidumbre vinculada a su señor por relaciones estrictamente económicas y no afectivas. Es cínico, misógino y codicioso.
- Pármeno: Criado de Calisto. Experimenta una evolución trágica: inicialmente se muestra fiel a su señor y le advierte contra Celestina, pero más tarde, dolido por la ingratitud de su amo y seducido por Celestina, mantiene una lucha interior que termina cediendo a la corrupción.
- Elicia y Areúsa: Prostitutas bajo la tutela de Celestina. Manifiestan repetidas veces su envidia y resentimiento hacia la clase dominante. Buscan venganza tras la muerte de Celestina y sus amantes.
- Los padres de Melibea (Alisa y Pleberio): Representan la nobleza preocupada por las apariencias y el honor, pero ajenos a la verdadera situación de su hija. El llanto final de Pleberio es una reflexión sobre el poder del amor, la fortuna y el caos del mundo.
- Centurio: Es el único personaje claramente cómico de la obra. Es un soldado fanfarrón y cobarde, utilizado por Elicia y Areúsa para vengarse de Calisto y Melibea.
6.3. Los temas
Los temas principales son: el amor (presentado como una fuerza destructiva, carnal y egoísta, loco amor), la codicia (motor de muchos personajes, especialmente Celestina y los criados), la fortuna (el azar y el destino adverso), la magia (utilizada por Celestina como herramienta de persuasión), el paso fugaz del tiempo (carpe diem) y la omnipresencia de la muerte como destino final.
6.4. El espacio y el tiempo
Destaca en la obra la multiplicidad y simultaneidad de espacios (la casa de Calisto, la de Melibea, la de Celestina, la calle, la iglesia). Por otro lado, el autor maneja dos tiempos: uno explícito, relativamente corto (el tiempo de la acción principal, unos pocos días), y otro implícito, más largo (referencias al pasado de los personajes).
6.5. El mundo social de La Celestina
En la obra se refleja la crisis y transformación de la sociedad de la época:
- En el establecimiento de nuevas relaciones entre los distintos estratos sociales (la nobleza ociosa y decadente frente al mundo marginal de criados, prostitutas y alcahuetas, movidos por el interés económico).
- En la configuración de un nuevo código moral más individualista y pesimista, menos regido por los valores religiosos y sociales tradicionales.
Funciones y Categorías Sintácticas (Gramática Española)
1. Relación entre Funciones y Categorías Sintácticas
Las diferentes unidades gramaticales (palabra, sintagma, proposición) que desempeñan funciones constituyen las categorías sintácticas (o clases de palabras/unidades). Función (sintáctica) y categoría (gramatical) son términos complementarios, están estrechamente relacionados; vienen a ser algo así como las dos caras de una misma moneda.
Las relaciones entre funciones y categorías se rigen por dos principios fundamentales:
- Una misma categoría sintáctica (por ejemplo, la palabra ‘libro’, que es un sustantivo) puede desempeñar distintas funciones (sujeto, complemento directo, etc.). Lo mismo sucede con los sintagmas y las proposiciones.
- Una misma función (por ejemplo, la función sujeto) puede ser desempeñada por diferentes categorías sintácticas (un sustantivo, un pronombre, un sintagma nominal, una proposición subordinada sustantiva, etc.).
2. Los Sintagmas y las Funciones Sintagmáticas
Un sintagma es un grupo de palabras que se articula en torno a un núcleo y que, de forma conjunta y unitaria, desempeña una función sintáctica dentro de una unidad superior (otro sintagma o la oración). A diferencia de la proposición, el sintagma no tiene estructura oracional (sujeto + predicado).
Ahora bien, las palabras que forman un sintagma desempeñan dentro del mismo unas funciones sintácticas específicas, distintas de las oracionales: las funciones sintagmáticas.
Son funciones sintagmáticas (dentro de los sintagmas): el actualizador (o determinante), el núcleo, el complemento del nombre, el complemento del adjetivo, el complemento del adverbio, el cuantificador (o modificador de grado), el enlace (preposición) y el término (de la preposición).
En cambio, son funciones oracionales (dentro de la oración): el sujeto, el predicado y los complementos verbales (complemento directo, complemento indirecto, atributo, complemento de régimen, complemento circunstancial, complemento agente y complemento predicativo).
El vocativo y el complemento oracional (o modificador oracional) forman las funciones extraoracionales.
Hay varios tipos de sintagmas, definidos por la categoría de su núcleo: nominal (SN), adjetival (SAdj), adverbial (SAdv), preposicional (SPrep) y verbal (SV).
2.1. El Sintagma Nominal (SN)
El núcleo del SN es un sustantivo (o palabra sustantivada: pronombre, infinitivo, adjetivo sustantivado, etc.). Su estructura básica es: (Actualizador) + Núcleo + (Complemento del Nombre).
- A) Actualizador (Act): Desempeñan esta función los determinantes: artículo, demostrativos, posesivos, numerales, indefinidos, distributivos, interrogativos y exclamativos. Es opcional.
- B) Núcleo (N): Es la parte obligatoria. Lo desempeñan el sustantivo, los pronombres o cualquier palabra o grupo sustantivado.
- C) Complemento del Nombre (CN): Modifica al núcleo. Pueden ser: un Sintagma Adjetival (libro interesante), un Sintagma Preposicional (libro de aventuras), un Sintagma Nominal en aposición (mi amigo Luis; Luis, mi amigo), o una proposición subordinada adjetiva (el libro que me prestaste). Es opcional.
2.2. El Sintagma Preposicional (SPrep)
El Sintagma Preposicional tiene una estructura fija: Enlace + Término.
- A) Enlace (E): Es siempre una preposición o una locución preposicional (a, ante, bajo, …, según, sin, sobre, tras; acerca de, junto a, …).
- B) Término (T): Es la función desempeñada por el sintagma que sigue a la preposición. Pueden ser término: un Sintagma Nominal (casa de madera), un Sintagma Adjetival (lo tachan de listo), un Sintagma Adverbial (hasta mañana), otro Sintagma Preposicional (por entre los árboles), o una proposición subordinada sustantiva (confío en que vengas).
2.3. El Sintagma Adjetival (SAdj)
Su núcleo es un adjetivo calificativo. Su estructura es: (Cuantificador) + Núcleo + (Complemento del Adjetivo).
- A) Cuantificador (Cuant): Modifica la intensidad del adjetivo. Suele ser un adverbio o locución adverbial de grado (muy listo, bastante alto, poco interesante). Es opcional.
- B) Núcleo (N): Es la parte obligatoria, un adjetivo calificativo.
- C) Complemento del Adjetivo (CAdj): Modifica al núcleo adjetivo. Generalmente es un Sintagma Preposicional (contento con su nota; difícil de entender). Es opcional.
2.4. El Sintagma Adverbial (SAdv)
Su núcleo es un adverbio. Su estructura es: (Cuantificador) + Núcleo + (Complemento del Adverbio).
- A) Cuantificador (Cuant): Modifica la intensidad del adverbio. Suele ser otro adverbio de grado (muy lejos, bastante bien). Es opcional.
- B) Núcleo (N): Es la parte obligatoria, un adverbio (o locución adverbial).
- C) Complemento del Adverbio (CAdv): Modifica al núcleo adverbial. Generalmente es un Sintagma Preposicional (lejos de casa; después de comer). Es opcional.
2.5. El Sintagma Verbal (SV)
Su núcleo es un verbo. Su estructura es: Núcleo + (Complementos del Verbo).
- A) Núcleo (N): Es la parte obligatoria, un verbo en forma personal o no personal (infinitivo, gerundio, participio).
- B) Complementos del Verbo: Son las palabras, sintagmas o proposiciones que completan el significado del verbo. Son complementos verbales: el complemento directo (CD), el complemento indirecto (CI), el complemento circunstancial (CC), el atributo (Atr), el complemento agente (CAg), el complemento de régimen verbal (CRV) o Suplemento, y el complemento predicativo (CPvo). Son opcionales, salvo el Atributo con verbos copulativos y el CRV exigido por el verbo.
El SV funciona, en su conjunto, como Predicado de la oración (Predicado Nominal si el núcleo es copulativo y lleva Atributo; Predicado Verbal en los demás casos).
3. Funciones Oracionales
En el seno de la oración, los distintos elementos (sintagmas o proposiciones) que la configuran están relacionados entre sí mediante las funciones que desempeñan. Estas funciones oracionales principales son: Sujeto y Predicado, y dentro de este último, los diferentes complementos verbales mencionados (CD, CI, Atr, CPvo, CC, CRV, CAg).
3.1. El Sujeto
Es la función oracional desempeñada por un Sintagma Nominal (o equivalente: pronombre, proposición subordinada sustantiva) cuyo núcleo concuerda obligatoriamente en número y persona con el núcleo del predicado (el verbo).
Generalmente no va precedido de preposición (salvo casos especiales como «Entre tú y yo lo haremos» o con «hasta» y «según«).
Para identificar el sujeto es fundamental aplicar correctamente la prueba de la concordancia, que no debe confundirse con la simple coincidencia casual de número y persona.
3.1.1. La Prueba de la Concordancia
Para saber si un sintagma es el sujeto de un verbo, se aplica la prueba de la concordancia. Esta consiste en cambiar el número (de singular a plural, o viceversa) del verbo principal de la oración y observar qué sintagma nominal (sin preposición inicial) está obligado a cambiar también de número para que la oración resultante siga siendo gramaticalmente correcta. Ese sintagma que obligatoriamente cambia con el verbo es el Sujeto.
Ejemplos:
- Oración original: «El niño come peras».
- Cambiamos el verbo a plural: «comen».
- La oración exige cambiar «El niño»: «Los niños comen peras».
- Conclusión: «El niño» es el Sujeto.
- Oración original: «Me gustan mucho las películas de acción».
- Cambiamos el verbo a singular: «gusta».
- La oración exige cambiar «las películas de acción»: «Me gusta mucho la película de acción«. («Me» y «mucho» no cambian).
- Conclusión: «las películas de acción» es el Sujeto (un sujeto pospuesto).
Si al cambiar el número del verbo ningún elemento cambia obligatoriamente, la oración puede ser impersonal o el sujeto puede estar omitido.