Del Romanticismo al Realismo: Un Viaje por la Literatura del Siglo XIX
El Romanticismo, surgido en Europa a principios del siglo XIX, representó una nueva actitud ante la vida y una rebelión del individuo contra la rigidez de los principios ilustrados. Frente a la razón, los románticos defendieron la intuición, los sentimientos y el genio. En la segunda mitad del siglo, emergieron las corrientes literarias del Realismo y el Naturalismo, que proponían un acercamiento minucioso a la realidad.
El Espíritu Romántico
El espíritu romántico se caracteriza por los siguientes rasgos:
- Exaltación del yo: Lleva al individualismo y al subjetivismo, presentes en la libertad personal y en la creación.
- Deseos de evasión: Son frecuentes los anhelos de escapar a lugares exóticos y épocas pasadas.
- Idealismo y libertad: El rechazo a cualquier sometimiento a las normas y un profundo deseo de libertad caracterizan las producciones de la época.
Tendencias del Romanticismo en España
El Romanticismo en España se clasifica en dos tendencias ideológicas:
- La tradicional: Representada por José Zorrilla, que defiende los principios conservadores del absolutismo y el cristianismo.
- La liberal y revolucionaria: Representada por Espronceda, Larra y el duque de Rivas, que defiende la libertad moral, política y estética.
El Drama Romántico
Dos de los principales dramas del Romanticismo español, que supusieron el triunfo del movimiento en España, son:
- Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), de Ángel Saavedra, duque de Rivas.
- Don Juan Tenorio (1844), de José Zorrilla. Recrea el mito universal de don Juan, un seductor de mujeres y burlador impío.
La Prosa Romántica
Durante la primera mitad del siglo XIX se cultivó la novela histórica, los relatos fantásticos y de terror, y los artículos periodísticos.
Novela Histórica
Se ambienta en un pasado en el que se mezclan hechos y personajes de ficción con otros históricos, con la intención de otorgar verosimilitud al relato. Este subgénero, inspirado por la obra de Walter Scott, se desarrolló en toda Europa. Destacan las novelas:
- Sancho Saldaña (1833), de Espronceda.
- El doncel de don Enrique el Doliente (1834), de Larra.
- El señor de Bembibre (1844), de Enrique Gil y Carrasco.
Narrativa Fantástica y de Terror
Recibe un gran impulso a lo largo del siglo XIX. El cuento y la leyenda fueron muy cultivados en Europa y Estados Unidos; en España, estos subgéneros están representados magistralmente por las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer.
Artículos de Costumbres (Costumbrismo)
Los artículos de opinión constituyen la principal forma de difusión del denominado Costumbrismo. Sus principales representantes son Mariano José de Larra, Ramón Mesonero Romanos y Serafín Estébanez Calderón. Los artículos de costumbres se caracterizan por ciertos rasgos:
- Son textos breves que reflejan los ambientes, tipos y costumbres populares.
- Su finalidad es reflejar las costumbres sociales pintorescas, ya sea con intención burlesca, filosófica o simplemente para entretener.
- Fusionan las formas del cuento y del ensayo, y su observación minuciosa de la realidad los acerca al realismo de la segunda mitad de siglo.
La Poesía Romántica
La poesía es un cauce perfecto para la expresión del espíritu romántico. La búsqueda de la libertad es el motor que impulsa la labor creativa de los artistas, en eterna lucha entre su yo y el mundo.
Etapas de la Poesía Romántica
Desde 1830 hasta final de siglo distinguimos dos periodos en la poesía romántica:
- Un primer Romanticismo (hasta 1850): Triunfa la poesía narrativa de contenido histórico-legendario o filosófico y moral. Se distinguen dos tendencias: el Romanticismo tradicional, conservador (representado por los romances del duque de Rivas y las leyendas de Zorrilla), y el Romanticismo crítico y liberal, de inspiración inglesa y comprometido políticamente.
- Un segundo Romanticismo o Posromanticismo: La poesía adquiere un tono más lírico e intimista. Sus máximos exponentes son Bécquer y Rosalía de Castro.
José de Espronceda
José de Espronceda cultivó varios géneros. En su obra poética destacan:
- El estudiante de Salamanca: Una narración fantástica en la que su protagonista, burlador de la inocente Elvira, corresponde al típico héroe romántico que representa la rebelión interna profunda y el rechazo a las convenciones sociales.
- El diablo mundo: Una alegoría pesimista de la condición humana, que incluye el Canto a Teresa —elegía del poeta al contemplar el cadáver de su amada—, que constituye uno de los textos más intimistas de esta etapa.
- Canciones: Poemas más breves entre los cuales se halla la Canción del pirata, que se convierte en un símbolo del Romanticismo por su exaltación de la libertad.
El Posromanticismo
En la segunda mitad del siglo XIX florece una poesía alejada del retoricismo. Inspirada en los románticos europeos y las canciones populares, los principales representantes de la poesía posromántica son Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.
Gustavo Adolfo Bécquer
Está considerado como el punto de partida de la poesía española contemporánea y una referencia constante para los poetas del siglo XX. La suya es una voz honda y subjetiva que trata temas como el amor, la poesía, la naturaleza y el sentido de la existencia. Bécquer recoge los logros de los poetas románticos precedentes y los supera con un estilo personal de aparente sencillez y naturalidad. Entre su producción destacan las Rimas y las Leyendas.
La Llegada del Naturalismo
A finales del siglo XIX, el Realismo dio paso al Naturalismo, que llevó el método científico experimental a la literatura. El escritor francés Émile Zola fue su máximo representante. Según esta corriente, el ser humano está condicionado por su herencia genética y por las circunstancias sociales que lo rodean. El artista se convierte en un científico que disecciona el comportamiento de los individuos en la sociedad.
