Estudio Profundo de Obras Clave del Teatro y la Narrativa Española: Moratín, Valle-Inclán y Laforet

Panorama de la Literatura Española: Del Neoclasicismo al Siglo XX

Leandro Fernández de Moratín y «El Sí de las Niñas» (Siglo XVIII)

Leandro Fernández de Moratín, nacido en Madrid el 10 de marzo de 1760, fue un poeta y dramaturgo español, y el creador de la comedia neoclásica.

Era hijo de Nicolás Fernández de Moratín (otro escritor neoclásico) y de Isidora Cabo Conde.

Contexto Histórico-Literario

La España del siglo XVIII comenzó con un cambio dinástico. Los Borbones, y especialmente Carlos III, impusieron poco a poco las ideas reformistas de la Ilustración europea, que en política adquirió la forma del llamado “despotismo ilustrado”, y en arte y literatura las directrices del Neoclasicismo. Este movimiento defiende un arte racional, armónico, utilitarista, alejado de las formas recargadas del Barroco y con una finalidad didáctica y moralizante. Frente a la literatura de ficción aparecieron obras de contenido crítico o al servicio de las ideas: ensayos, fábulas, poesía filosófica…

Por lo que respecta al teatro, los autores ilustrados vivieron una intensa polémica hasta lograr imponer un teatro “racional”, verosímil y educativo, frente a un teatro muy degenerado que seguía la moda barroca y que había calado en los gustos del público. El nuevo teatro neoclásico censura determinadas costumbres, respeta las reglas de las tres unidades, busca la naturalidad y el decoro en los diálogos, separa lo trágico de lo cómico y pretende inculcar unos valores en el espectador. L. F. Moratín es el dramaturgo que mejor representa este teatro ilustrado; y, dentro de su obra, El sí de las niñas es la que mejor representa el contenido y los rasgos formales de este teatro. Su estreno en el Teatro de la Cruz, a pesar de algunas críticas, constituyó un éxito rotundo.

Argumento de «El Sí de las Niñas»

La trama trata de una joven llamada Paquita que sale del convento, donde se educaba, para contraer matrimonio, por decisión de su madre Doña Irene, con el viejo Don Diego. Paquita, que está enamorada de don Carlos, joven militar sobrino del viejo, llama a su amado para que impida la boda; acude don Carlos sin saber quién es el viejo pretendiente, pero cuando lo descubre y está dispuesto a renunciar a Paquita para no enfrentarse con su tío, es este quien generosamente se sacrifica y permite que se casen los dos jóvenes enamorados.

Los Personajes Principales

  • Don Diego: Personaje central, goza de la simpatía del espectador (lector). Le caracteriza una bondad natural, teñida de melancolía y resignación, que Moratín resalta en todo momento. No es el viejo ridículo y egoísta que cabría esperar. De su boca sale la última lección que pretende Moratín en la obra.
  • Doña Irene: Es la contrafigura del anterior. Se mueve por un interés material y, en el fondo, piensa más en sí misma que en su hija. Su idea de la educación es fría y paternalista; su manera de hablar revela una mentalidad cerrada, egoísta y llena de tópicos. Precisamente, del contraste entre la mentalidad obtusa de doña Irene y la bondad natural de don Diego nace cierta comicidad y la enseñanza última de la obra.
  • Los Criados (Simón, Rita, Calamocha): Presentan un perfil más desdibujado y siguen los patrones de la tradición literaria. Son materialistas y prácticos y muestran cierta gracia popular que contrasta con el tono comedido de los señores.
  • Doña Francisca (Paquita) y Don Carlos: Son los jóvenes enamorados que se mueven en una línea de ingenuidad y fresca espontaneidad. Esta es la razón por la que Moratín hace triunfar su amor. De la sinceridad de su relación nace el desenlace lógico y “racional” que el espectador espera de una obra neoclásica.

Estructura y Tema

La estructura responde fielmente a la preceptiva neoclásica:

  1. Unidad de acción: El desenlace de la boda frustrada entre don Diego y Paquita.
  2. Unidad de tiempo: Todo sucede en unas pocas horas.
  3. Unidad de lugar: La fonda de Alcalá donde tiene lugar el encuentro de todos los personajes.

El tema principal es la educación de la mujer; más en concreto, se reivindica la libertad que toda joven debe tener a la hora de tomar la decisión de casarse con quien quiera. En torno a este tema central aparecen otras preocupaciones más secundarias, pero también “ilustradas”: el autoritarismo egoísta de los padres, la felicidad conyugal, la crítica moderada a cierta educación religiosa, la resignación ante un destino adverso (don Diego), etc. Moratín desmonta, de manera sutil, la falta de autenticidad en que viven los personajes (todos ellos, en mayor o menor medida), para hacer triunfar, de modo ejemplarizante, “no este o aquel personaje, sino la verdad, es decir, la naturaleza”, dice el crítico Ruiz Ramón. El argumento (el viejo que se casa con una mujer mucho más joven que él) estaba ya en el teatro barroco, pero Moratín lo renueva dándole un enfoque moralizante, al tiempo que critica el sistema educativo de su tiempo.

Respecto del lenguaje empleado, destaquemos el uso de un diálogo moderado, elegante, moderno, alejado de los excesos barrocos todavía imperantes en tiempos de Moratín. Los personajes se expresan dentro de las normas del decoro y la naturalidad.

Cobran así una dimensión humana sin que apenas se note. Es este uno de los méritos destacados de la obra. “Instruir deleitando”, era lema de origen clásico que recuperan los ilustrados, y que Moratín incorpora a su obra con la máxima eficacia.

Vigencia de la Obra

A pesar de algunos reproches que se le han planteado a la comedia de Moratín (posible plagio de obras anteriores; cierto localismo sin alcance universal (Larra); excesiva sencillez del argumento; el carácter demasiado sumiso de don Carlos ante su tío, etc.) El sí de las niñas es el modelo indiscutible de la comedia neoclásica: por su estilo cómico que evita la caída en lo chabacano; por su equilibrio entre reflexión y sentimiento; por el propósito moral que nunca cae en el sermón fácil; por la verosimilitud de los sucesos y su desarrollo; por la verdad de los caracteres retratados y su predominio sobre la acción, etc.

Estos y otros valores de la obra la configuran, no solo como el modelo más puro de comedia de una época, sino como precursora de un teatro estrictamente moderno que llega hasta nuestros días.


Ramón María de Valle-Inclán y «Luces de Bohemia» (Primera Mitad del Siglo XX)

Obra publicada en 1924 por Ramón María de Valle-Inclán.

Estructura y Viaje

La obra consta de 15 escenas. Las 12 primeras se organizan en torno a la idea de un viaje de los personajes principales: Max Estrella y Don Latino de Hispalis, por el Madrid nocturno. La acción va desde el crepúsculo hasta el amanecer del día siguiente. Estas 12 primeras escenas tienen una estructura circular:

  • En la escena 1, Max sale de su casa y habla de la muerte.
  • En la escena 12, vuelve a su casa a morir.

A lo largo de las escenas centrales (de la 2 a la 11), Max toma conciencia de la realidad social española. De todas las escenas, la escena clave para la toma de conciencia es la escena 6, donde se encuentra en el calabozo con un obrero catalán. De la escena 13 a la 15, Max ha muerto y son como un epílogo tras su fallecimiento.

La característica de los personajes del esperpento es que son personajes colectivos; en el libro aparecen 50 personajes, tomados por Valle-Inclán de personajes reales.

  • Max Estrella está basado en Alejandro Sawa.
  • Zaratustra representa al librero Pueyo, que publicaba los primeros libros de los modernistas.

Con el esperpento pretende ofrecernos una visión realista de España, considerando a nuestro país una información grotesca de la civilización europea.

Personajes Centrales del Esperpento

Max Estrella

Es un poeta ciego que se encuentra en la miseria y está marginado como escritor. Adquiere grandeza y perfiles trágicos. Expresa premonitoriamente su final en varias ocasiones. La sociedad que lo rodea es tan cruel y grotesca que convierte su vida heroica en una existencia poética y absurda. Max comprende que esa realidad grotesca lo supera y, aunque trata de mantener su autenticidad y sus valores, ve cómo el mundo bohemio resulta inútil y ridículo, y siente necesario el compromiso social.

Latino

El cínico, lazarillo que acompaña a Max. Es un ser ruin y mezquino, un fantoche. Constituye un sardónico álter ego, una contrafigura del propio Max Estrella, y juntos ilustran lo mejor y lo peor del mundo de la bohemia.

Mateo

Obrero catalán con quien comparte calabozo Max (Escena VI). Inspirado en Mateo Morral, el anarquista que en 1906 puso una bomba en la boda de Alfonso XIII. Pueden verse elementos tanto anarquistas como procedentes del leninismo bolchevique. Al igual que Max, sabe cuál es la situación de España y manifiesta sus anhelos de justicia. En la concienciación de Max es determinante su conversación con Mateo, cuya muerte hunde al poeta en la desesperación (Escena XI), en la que aparece otro personaje trágico: la madre del niño muerto por un disparo de la policía.

Es necesario destacar la presencia de dos personajes: Rubén Darío y el marqués de Bradomín. El primero es el gran escritor modernista, muy apreciado por Valle-Inclán; el segundo es el protagonista de las Sonatas. Rubén Darío cena con Max y Latino (escena IX), evocando su vida pasada en París; representan el mundo ya ido de la bohemia dorada. El marqués de Bradomín (escena XII) charla con Rubén Darío en el cementerio en el que han enterrado a Max. El marqués nos lleva a la literatura primera de Valle-Inclán.

Técnica Dramática y Lenguaje: El Esperpento

Obra a la que se le designa el término esperpento, categoría estética que nos ofrece la vida humana y la sociedad desde una óptica sistemáticamente deformadora. Max Estrella lo define en la escena XII. Esta nueva concepción del arte implica una intención realista. Ese realismo exige una distorsión que muestre dicha realidad en sus verdaderas dimensiones. Después de la huida a mundos ideales y refinados, modernistas de la primera parte de su producción artística, Valle-Inclán da un giro y se encara con la sociedad grotesca que lo rodea, y para adecuar la estética a ese objeto, renuncia al realismo decimonónico del espejo plano y nos hace mirar el mundo a través de otro espejo, el que está en el fondo del vaso.

Recursos Estilísticos

Él ve a los personajes desde arriba, como seres inferiores al autor, con un punto de ironía. Los dioses se convierten en personajes de sainete. Esta es una manera muy española, manera de demiurgo.

Este distanciamiento del creador respecto de sus creaciones es lo que explica que a veces se haya atribuido al esperpento un carácter puramente estético. Existe una intención de crítica social, ya que sirve para mostrar el absurdo de la realidad. Esta tragedia grotesca, la deformación caricaturesca de la realidad es un recurso básico. Hay parodia grotesca, por ejemplo, en la escena IV, donde la policía aparece con un tratamiento épico; o en la X, en la que el paseo con jardines por el que merodean las prostitutas se presenta como parodia grotesca del jardín de Armida.

Se observa la degradación de los personajes, que son cosificados, animalizados o tratados como peleles: así, Zaratustra habita en una cueva con el gato, el loro y el can; Latino es el perro de Max; Rubén Darío aparece como un cerdo triste.

En la estética de Luces de Bohemia es fundamental la utilización de contrastes; los saltos bruscos en los que chocan dos elementos opuestos son muy frecuentes y afectan a cualquier realidad. Hay ocasiones en las que lo trágico se une a lo grotesco: la situación de la escena XI, en la que la desesperación de la madre con el niño muerto contrasta con la indiferencia del resto de los personajes; el momento de la agonía de Max, en la XII, cuando, al mismo tiempo, cruza la calle un perro que encoge la pata y se orina; o el velatorio de Max en la XIII.

Desprende otro elemento del esperpento: el humor, que deriva a veces en una risa amarga y otras, con una fuerte carga crítica, en el sarcasmo mordaz. Emplea figuras retóricas como la hipérbole, la ironía o el oxímoron.

Por otro lado, el uso especial de las acotaciones. Su gran extensión, su carácter literario y su integración en los diálogos contribuyen a dar a la obra esa ambigüedad de género entre novela y teatro que, en realidad, caracteriza a todos los esperpentos. Mediante el recurso de la frase nominal, se describen con rapidez e intensidad personajes y ambientes.

El modo de expresarse caracteriza de forma certera a los personajes, de ahí la variedad de tonos y registros. El mundo de la bohemia se retrata así con el hablar en libro, que salpica las conversaciones, tan cerca está de la literatura paródica, o con el hablar en cínico y en golfo.

El contraste entre el lenguaje culto y el popular atraviesa toda la obra en acuerdo con la situación y el personaje, la recreación del habla plebeya y desgarrada. Reacción contra el refinamiento modernista de los primeros libros de Valle-Inclán. Trascendiendo el chiste y la ocurrencia superficial de los sainetes, derivaciones con intención irónica, creaciones latinas de carácter burlesco, abreviaciones populares, léxico callejero, expresiones arrabalescas y jergales, vocablos del caló, madrileñismos.

Sentido de la Obra: El Adiós a la Bohemia

La bohemia heroica, en una actitud de orgullo aristocrático, confinaba el Arte del mundo de la Belleza, fuera del alcance de la vulgar sociedad burguesa. Ese es el mundo en el que vive Max Estrella. Valle-Inclán dirige la mirada a su entorno y comprende que aquella forma bohemia de entender el arte y la vida, que había sido la suya, ha muerto, y decide componerle una peculiar elegía: Luces de Bohemia.

A la verdad del acabamiento de la bohemia llega con lucidez (simbólicamente expresada con la ceguera que se identifica en sentido mítico con la sabiduría) Max Estrella, quien nos guía en la noche de Madrid absurdo, brillante y hambriento. Por ello la muerte de Max es también la muerte de Víctor Hugo, emblema del Romanticismo antiburgués como el mismo protagonista, en la romántica contemplación alucinante de su propio entierro, dice a Latino: “¿Pero cómo hemos venido a este entierro? Esta apoteosis es de París, estamos en el entierro de Víctor Hugo” (escena XII). En el mismo sentido hay que entender la presencia de Rubén Darío, con quien Max recuerda en una simbólica última cena su vida bohemia en París. Romanticismo, bohemia, Modernismo… se trata pues, de un adiós de Valle-Inclán a su propio pasado, de ahí la aparición del protagonista de las Sonatas, el marqués de Bradomín.

Por un lado, la bohemia heroica ha sido sustituida por la bohemia golfante y cínica de Latino, y por otro lado los valores de aquella forma de vida han sucumbido ante el poder envilecedor de la sociedad burguesa. Max acepta indignado el dinero que le ofrece el Ministro, y el propio marqués de Bradomín, traicionando su configuración como personaje de las Sonatas, intenta sobrevivir también claudicando ante el dinero, según le confiesa a Rubén Darío: quiere que él le ayude a publicar sus memorias después de que muera (Escena XIV).

El sinsentido de la actitud bohemia ante la vida es también el sinsentido de la estética modernista que la acompaña, y eso lo descubre Max cuando, como Don Quijote, recobra la cordura poco antes de morir, sintetizándolo en la explicación de la nueva estética, el esperpento. Valle-Inclán caricaturiza la España de sus días paseando por el Madrid nocturno a otra figura asimismo llena de ideales y anacrónica, un escritor bohemio fuera de época, que también, después de su viaje, comprende la sinrazón de su anterior vida y muere.

La peregrinación simboliza un descenso a los infiernos. La parodia de la Divina Comedia de Dante resulta clara en la escena (XI). Se denuncia el capitalismo de modo directo en la conversación entre Mateo y Max (Escena VI). Y especialmente contundente es el ataque a las fuerzas policiales que preservan ese orden; abuso de autoridad, malos tratos (niño muerto por los disparos de un policía). Se critica la calamitosa política española y a diversos políticos como Maura o García Prieto, hasta el rey Alfonso XIII. Improperios a la Real Academia Española y a la prensa.

Es, pues, todo el sistema el que se impugna de modo subversivo y radical. Y en contraste aparece el pueblo, miserable, hambriento y atropellado, pero sin ser idealizado, ignorante, embrutecido u sin conciencia social en muchos casos. La estética del esperpento se adecua así a una condena sin paliativos de la sociedad española en su conjunto. La intención ridiculizadora y caricaturesca está con el propósito de denuncia y el compromiso. Intención crítica.


Carmen Laforet y «Nada» (Segunda Mitad del Siglo XX)

Datos Biográficos

Carmen Laforet nació en Barcelona en 1921 y murió en Madrid en 2004. Fue abuela materna de un nieto de Francisco Rabal (Roberto Rabal).

Estudió filosofía en Barcelona y derecho en la Complutense de Madrid. Se casó con un crítico y periodista que se llamaba Manuel Cerezales.

En 1944 gana el Premio Nadal con la novela Nada.

Argumento y Perspectiva

Es una narración en 1ª persona de la apertura al mundo de la joven Andrea, quien se instala con unos familiares en Barcelona para iniciar sus estudios universitarios.

La perspectiva de la novela es la de Andrea como narradora única; del relato vemos la casa de sus habitantes y los acontecimientos. Algunos críticos han considerado el pequeño mundo de la casa de la calle Aribau como el símbolo de la degeneración general en la España de la posguerra.

Estructura y Desarrollo de Andrea

La novela se divide en tres partes, cada una corresponde a una etapa en el desarrollo de la personalidad de Andrea:

Primera Parte: Iniciación y Relación con Angustias

Es la iniciación de la chica y narra su relación con la tía Angustias. Esta se empeña en dirigir la vida de su sobrina: le dice que la ciudad es un infierno, y trata de protegerla y de servir como intermediaria entre Andrea y los otros sin demasiado éxito. Al final de la primera parte Andrea siente un alivio al estar libre porque podrá vivir y ver las cosas a su manera, ya que la tía Angustias se marcha para ser monja.

Segunda Parte: Desilusión y Comprensión

Conoce a Ena y al principio se entusiasma pensando que eran de dos mundos distintos, pero a medida que pasa el tiempo se da cuenta de que los mundos aparecen fundidos. Comprende que “la vida es la vida” y que la de la casa de la calle Aribau es solamente una exageración de la decadencia general que nos rodea en todas partes. Esta sabiduría sobre la vida la alcanza en el capítulo XVII, que marca el comienzo de la tercera parte.

Tercera Parte: Seguridad y Ruptura

En esta etapa se la ve más o menos segura de sí misma cuando habla con la angustiada madre de Ena, quien le promete su ayuda para romper las relaciones entre su amiga y su tío Román.

Título, Influencias y Otras Obras

El título de la novela es irónico: nada le ha sucedido a Andrea psíquicamente, pero emocionalmente los problemas ocurridos en la casa le han cambiado mentalmente.

Recibe influencias de:

  • Tremendismo (Regodearse de los aspectos macabros de la sociedad).
  • Existencialismo.

Aunque influyan estos dos movimientos, no se puede encasillar en ninguno de los dos; es un paso aislado y ocupa un lugar importante en la narrativa española.

Otras obras suyas son La isla y los demonios (1952), La mujer nueva (1955). Escribe algún ensayo como Mi primer viaje a USA, sobre su viaje allí.

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