La Ópera en el Siglo XIX: Auge y Transformación
Las ciudades crecieron de forma desproporcionada. Tanto las grandes ciudades como las pequeñas demandaban actividades de ocio para la burguesía, como los teatros. Se buscaban historias de intriga, amor, batalla, con grandes escenografías y música de moda. Había infinidad de compositores de ópera, principalmente en Italia.
Toda Europa se vio dividida en dos bandos: los Verdianos y los Wagnerianos, con ciertos motivos culturales y políticos detrás de esta rivalidad.
Giuseppe Verdi (1813-1901): El Símbolo de la Unificación Italiana
Verdi fue un compositor muy rico, cuyas óperas se representaron por toda Europa. Se convirtió en un símbolo político de la unificación italiana, apoyando a los partidarios del nuevo rey de Italia, Víctor Manuel II (cuyo nombre, Vittorio Emanuele Re d’Italia, se asociaba a su apellido). Sus óperas más destacadas incluyen:
- La Traviata: Basada en una famosa novela de Alejandro Dumas (hijo). Narra la historia de una cortesana que se enamora de un joven inocente y se aleja de él debido a su «mala vida» y a que va a morir de tuberculosis. Cuando ella fallece, él la visita y le declara su amor. Musicalmente, destaca por su melodía acompañada, grandeza y amplias voces.
- Rigoletto: Una historia desgarradora donde la hija de Rigoletto es raptada y asesinada en trágicas circunstancias. La famosa aria «¡Asesino! ¡Asesino!» refleja la desesperación del protagonista. Rigoletto, un bufón, esconde a su preciosa hija para que el duque no se encapriche de ella. Sin embargo, de camino a la iglesia, el duque la ve y la secuestra. La orquesta, aunque acompañamiento, es más densa que en otras obras, y el protagonista pasa de amenazar a suplicar, cambiando constantemente de ánimo, mostrando personajes profundamente humanos.
- Il Trovatore: Se desarrolla en un castillo en la España medieval.
- Aida: Estrenada en la inauguración del Canal de Suez, cuenta la historia de una princesa egipcia. Famosa por su «Marcha Triunfal».
- Nabucco: Destaca la «Escena del coro de esclavos».
- Réquiem: Una obra sacra de gran envergadura.
En la segunda mitad del siglo XIX, las óperas de Verdi y otros compositores ya no presentaban escenas tan amables o cómicas. Los argumentos se volvieron más dramáticos, con escenas de amor, celos y venganzas.
La Ópera en Francia y Alemania
Ópera en Francia: Popularidad y Drama
Francia contó con innumerables compositores de ópera, alcanzando mucha popularidad en la sociedad. Un ejemplo icónico es:
- Carmen de Georges Bizet: Cuenta el triángulo amoroso entre una gitana española, un torero y un soldado, que termina en tragedia.
Ópera en Alemania: Densidad y Complejidad
La ópera alemana es considerada más densa y compleja que la italiana, que se tiene por más ligera y sencilla.
El compositor Carl Maria von Weber ya se distanció de la ópera italiana con su obra Der Freischütz (El cazador furtivo). Esta ópera combina elementos fantásticos y de la cultura tradicional alemana, e influyó mucho en sucesivos compositores como Wagner, introduciendo elementos de fantasía y magia.
Richard Wagner (1813-1883): El Revolucionario del Arte Total
Richard Wagner es uno de los compositores más influyentes en la historia de la música, tanto por sus obras como por su concepción filosófica del arte, que revolucionó toda la sociedad alemana y europea. Poseía una personalidad arrolladora, seductora y carismática, capaz de convencer a casi todos de cualquier cosa. Era un gran admirador de Beethoven, a quien consideraba un músico auténtico, a diferencia de otros que «vendían su arte por dinero».
Extremadamente mujeriego, como otros grandes artistas egocéntricos, su faceta artística fascinaba a las mujeres. Fue famosa su relación con Cósima, quien por entonces estaba casada con el director de orquesta Hans von Bülow, amigo de Wagner. Tanto Cósima como Hans admiraban a Wagner.
Luis II de Baviera, quien era homosexual y estaba enamorado de Wagner, patrocinó la construcción de los castillos del compositor. El rey fue declarado «loco» por estos excesos y expulsado del trono. El rey de Baviera construyó para Wagner el teatro en la ciudad de Bayreuth, donde estrenar sus óperas. Grandes e innovadores decorados, un foso para más de 100 músicos y complejas hileras de iluminación hicieron que el teatro fuera costosísimo.
Las óperas de Wagner son especiales por muchos motivos:
- Obra de Arte Total (Gesamtkunstwerk): Wagner concebía el arte como una síntesis que reúne literatura, música y pintura, siendo este el único objetivo (un concepto romántico del arte). El artista es como un sacerdote de una religión, y los oyentes son los seguidores de esta religión, que deben ser formados para comprender mejor. El arte se representa en el símbolo del cisne, ideal de belleza y pureza, y se aspira al arte por sí mismo, independiente de las instituciones. El arte no debe ser un negocio.
- Melodía Infinita y Armonías Innovadoras: Sus armonías son muy innovadoras, llenas de cromatismos y melodías largas, rompiendo muchas veces la sucesión de tónicas y dominantes tradicionales. No es fácil de comprender para el oyente. Los cantantes necesitan una voz especial para resistir las largas escenas. La orquesta no tiene función de acompañamiento, sino que es protagonista.
- El Leitmotiv (Motivo Conductor): Cada concepto de las óperas viene representado por un motivo musical. Así, cuando aparece un personaje o una idea, suena este motivo. Esta técnica ha sido utilizada por compositores posteriores como John Williams.
Wagner recogió leyendas de la tradición germánica con toda su mitología en sus obras:
- Lohengrin: Un cuento de hadas donde aparecen príncipes, cisnes y hechizos. Famosa por su «Marcha Nupcial».
- Tannhäuser: Un trovador medieval que se redime de sus pecados a través del amor.
- Tristán e Isolda: Leyenda vikinga que narra un amor extraordinario entre una princesa y un joven, que trasciende la muerte.
- El Anillo del Nibelungo (Der Ring des Nibelungen): Un ciclo de cuatro óperas que narran la leyenda del anillo. Termina con la muerte de los dioses y la salvación de la humanidad. Destaca la «Cabalgata de las Valquirias», vírgenes guerreras al servicio del dios Odín, que acompañaban a las almas de los guerreros muertos hasta el Valhalla (paraíso de los vikingos).
- El Holandés Errante (Der fliegende Holländer): Leyenda germánica en la que un capitán es condenado por la eternidad a dirigir un barco fantasma lleno de almas en pena, sin poder llegar a puerto.
- Parsifal: Caballero del Rey Arturo que viaja en busca del Santo Grial. Es la ópera más compleja de Wagner, llena de símbolos y mitología. La muerte del cisne representa el arte antiguo, y el Grial simboliza el arte nuevo que todo intelectual debe buscar.
Las óperas de Wagner fueron clave para la unificación alemana en 1870 y los posteriores nacionalistas radicales (entre ellos Hitler) las tomaron como símbolos de «lo alemán», fomentando un racismo exagerado frente a «lo extranjero».
Giacomo Puccini (1858-1924): El Maestro del Verismo
Compositor italiano, junto con Verdi, el más famoso de la historia. Su lenguaje tonal es muy elaborado, con rasgos impresionistas, aunque el estilo melódico italiano sigue estando presente. Los argumentos son trágicos, llenos de sentimientos y pasiones extremas. Sus óperas más conocidas son:
- La Bohème: Con un argumento similar a La Traviata de Verdi, aunque con sus propias particularidades.
- Madama Butterfly: Se desarrolla en Japón, donde una joven geisha se enamora de un oficial inglés.
- Turandot: Leyenda en la que una princesa china se enamora de un joven extranjero. Famosa por el aria «Nessun Dorma».
- Tosca: Un joven pintor revolucionario se enamora de Tosca. Él es torturado por la policía y, después de muchas traiciones, es ejecutado, y ella se lanza desde un muro.
Otras Óperas Famosas y el Verismo
Otras óperas famosas de la época incluyen:
- Pagliacci (Los payasos) de Ruggero Leoncavallo.
- Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni.
Ambas óperas tratan sobre temas cotidianos y desgracias de gente real, relacionadas con la corriente literaria del Naturalismo, que intenta mostrar la faceta más dura y descarnada de la realidad.
El Romanticismo Nacionalista: Rescate de la Identidad Cultural
En el siglo XIX, todas las regiones de Europa empezaron a interesarse por su pasado, cultura y el concepto de «nación». Hubo un gran interés por las leyendas y la literatura propia. Este movimiento se fortaleció a mediados del siglo XIX en Italia y Alemania, pero se extendió por todo el continente.
En la parte musical, surgieron compositores de todos los países, incluso en aquellos que hasta entonces no aparecían en la escena cultural. La música folclórica se revalorizó y los compositores la incluyeron en composiciones clásicas. Las óperas o ballets encontraron pronto una rica fuente de argumentos en leyendas nacionales. Se dio mucha importancia al idioma propio, encontrando obras en checo, ruso o noruego. Cada compositor desarrolló características propias, de acuerdo con la cultura de cada país. Todos ellos son compositores de primer nivel y de calidad excepcional, considerados corrientes progresistas.
En Rusia, destacamos el Grupo de los Cinco (o «El Poderoso Ramalazo»), que se rebelaba contra el estricto academicismo del Conservatorio, que seguía las normas de composición procedentes de Alemania y Francia. Querían un estilo más libre. Los más conocidos fueron Modest Mussorgsky y Nikolai Rimsky-Korsakov.
Modest Mussorgsky (1839-1881)
Mussorgsky compuso muchas obras famosas, como Cuadros de una Exposición, una música programática que describe diferentes cuadros de un pintor cercano a él, y poemas sinfónicos.
El Impresionismo Musical: Sensaciones y Atmósferas
Alrededor de 1900, la música de grandes formas, como las sinfonías, empezaba a estar pasada de moda, y los temas románticos se consideraban demasiado sentimentales y exagerados. Los músicos experimentaron con formas breves, armonías nuevas y una completa ruptura con las formas tradicionales. Surgieron nuevas corrientes distintas entre sí: Impresionismo (España, Italia y Francia), Expresionismo, Atonalismo y Dodecafonismo (Austria y Alemania). El Impresionismo también puede llamarse Modernismo o Simbolismo.
En París se reunían los mejores artistas. En el barrio de Montmartre, se congregaban en teatros y cafés. De día acudían a clases con los mejores maestros, y de noche los cabarets se llenaban de fiestas y desenfrenos. Las corrientes modernas circulaban entre los jóvenes, escandalizando a los más conservadores.
Los poetas franceses eran considerados «malditos» o «degenerados»; sus poemas estaban llenos de símbolos, ideas sobre el origen y el mal, con un lenguaje nuevo y selecto, no entendible por todo el mundo.
En Francia, el movimiento impresionista en la pintura fue tan revolucionario que toda la historia del arte cambió. Los pintores habían representado la realidad de manera fiel y cobraban por los retratos. Al surgir la fotografía, los pintores tuvieron que buscar otras formas artísticas. En el Impresionismo, se representaba la realidad de una manera que no existía previamente.
No se intenta describir la realidad, sino transmitir una sensación que ha causado un determinado paisaje, un recuerdo, un olor, un sueño… Suelen ser sensaciones agradables, tranquilas y placenteras. El agua tiene un papel primordial. Intentan transmitir las sensaciones que han producido una evocación de otras épocas, de países lejanos, de antiguas culturas. Surge interés por las nuevas culturas de «tribus» africanas o asiáticas, que empezaban a ser conocidas por la colonización de estos nuevos continentes. Se utilizan temas e instrumentos con sonoridades orquestales nuevas y piano solo.
Las formas son pequeñas, breves, sin estructura fija, a menudo con títulos muy originales. Algunos compositores clave son Claude Debussy, Maurice Ravel y Gabriel Fauré.
Gabriel Fauré (1845-1924)
Compositor francés de transición entre el Romanticismo y el Impresionismo. Llegó a ser profesor del Conservatorio de París, dando clase a Ravel y a otros famosos músicos franceses. Podemos destacar sus melodías para arpa y flauta, música para piano solo (como la Suite Dolly a cuatro manos) y sonatas para violín. Sus obras a menudo evocan una evasión de la realidad, una luz clara, sin querer despertar.
Erik Satie (1866-1925)
Satie presenta rasgos modernistas y también surrealistas. No tuvo estudios formales hasta los 40 años, y su estilo es muy irregular, así como su personalidad. Sus obras eran para piano solo, originales tanto en los títulos como en sus formas, y tuvieron gran influencia en compositores posteriores. Las más conocidas son las Gnossiennes y las Gymnopédies.
Claude Debussy (1862-1918)
Debussy fue uno de los compositores franceses más innovadores. Se enfrentó a sus académicos profesores del Conservatorio por romper las reglas tradicionales de la armonía. Experimentó con escalas de tonos enteros, tonalidades y modos, cromatismos y acordes que no resuelven. Alcanzó una fama inmensa, y todos sus estrenos eran comentados y esperados. Rechazó la definición de «impresionismo», pero sus técnicas y sus temas lo son: la recreación de temas orientales o de la mitología griega, la utilización de escalas pentatónicas y griegas, y también sus canciones basadas en poemas de Mallarmé y Verlaine, poetas simbolistas franceses. Sus obras más destacadas incluyen la Suite Bergamasque (con el famoso «Claro de Luna»), obras sinfónicas como El Mar, y su ópera Pelléas et Mélisande.
Maurice Ravel (1875-1937)
Pianista y orquestador francés inmensamente famoso en vida, realizando giras por toda Europa y Estados Unidos, donde conoció a Gershwin. Su técnica de orquestación era magnífica, experimentando con timbres y colores, y su influencia se extendió durante todo el siglo XX. Extremadamente perfeccionista, lo que le causaba gran sufrimiento en cada composición, por ello tiene relativamente pocas obras en proporción a sus años de actividad. Su estilo es variado, introduciendo desde nuevos ritmos de jazz hasta temas neobarrocos y neoclásicos, o mundos de sueños y cuentos infantiles.
El Neoclasicismo Musical (1910-1930): Retorno a la Claridad
En la música, el Neoclasicismo es una evolución del Impresionismo. Se desarrolla a partir de 1910, caracterizado por una inmersión en un mundo fantástico en el que el artista se distancia del espectador. No hay ninguna implicación sentimental, sino que se representan escenas de épocas históricas pasadas o mundos lejanos. En arte, también se le llama Art Decó o Art Nouveau, y tienen gran valor las figuras de cristal, porcelana o hierro forjado. En arquitectura, se vuelve a formas del pasado como el Neogótico o el Neorrománico.
En música, se retoman formas musicales clásicas. Muchos autores pasaron por el Neoclasicismo en alguna etapa de su carrera. Podemos destacar:
- Maurice Ravel: Pavana para una infanta difunta.
- Manuel de Falla: El retablo de Maese Pedro.
- Tomaso Albinoni (o Remo Giazotto): Adagio en Sol menor (erróneamente atribuido a Albinoni, pero popularizado por Giazotto).
Compositores Españoles y la Fusión de Estilos
Los españoles viajaban a París para conocer a otros artistas y conseguir fama, como Isaac Albéniz, Manuel de Falla, Joaquín Turina y Joaquín Rodrigo, quienes mezclaban el Impresionismo con elementos andaluces.
Isaac Albéniz (1860-1909)
Nacido en Gerona, desde muy niño se fue a estudiar a Bruselas y después apenas volvió a España, residiendo en Londres, París y América. La mayoría de su obra es para piano solo (aunque escribió algunas óperas con escaso éxito, pues no era buen orquestador). Sus principales obras son las Suites Españolas y la Suite Iberia (obra impresionista difícil, con ritmos y tonalidades muy complejas que reflejan las sensaciones que siente Albéniz en distintos lugares de España).
Manuel de Falla (1876-1946)
Nacido en Cádiz, estudió en Madrid y después en París, donde conoció a Albéniz, Turina, Debussy y Dukas. Con la Primera Guerra Mundial, tuvo que volver a España, alternando Madrid y Granada, donde se rodeó también de un círculo de artistas, entre ellos Federico García Lorca, de quien fue muy amigo. Desde Madrid viajaba a distintas ciudades europeas, donde estrenaba sus obras con gran éxito. Colaboró con Diaghilev en uno de sus Ballets Rusos, El sombrero de tres picos. Después de la Guerra Civil, se exilió a Argentina, donde murió. Sus obras más destacadas incluyen El amor brujo, Noches en los jardines de España y El retablo de Maese Pedro.
La Música del Siglo XX: Vanguardias y Experimentación
Durante la primera mitad del siglo XX, algunos acontecimientos marcaron la historia del mundo: Guerras Mundiales, comunismo, nazismo. Los artistas buscaban lo nuevo, lo original, no la belleza tradicional. Los experimentos aparecen y han perdurado hasta ahora. Ya los compositores impresionistas habían innovado, y compositores como Liszt o Wagner habían llegado al límite de la tonalidad.
El Expresionismo Musical: Angustia y Realidad Cruda
En Alemania surge el Expresionismo, influido por las ideas de Freud y su teoría del subconsciente. El artista debe expresar su angustia, ira, miedo, sus peores sentimientos. Expresar la fealdad es algo nuevo en la historia. Las obras expresionistas provocan estos sentimientos; casi desaparece la tonalidad, y los temas son la muerte, entre otros desagradables. Este movimiento surge entre 1900 y 1920. En música, el Expresionismo también recrea mundos desagradables, crudas realidades. Eran artistas jóvenes, marcados por la crudeza de la Primera Guerra Mundial, rebeldes y rompedores.
En Viena se reunían jóvenes músicos como Arnold Schoenberg, de origen judío, quien cambió la historia de la música del siglo XX con el Expresionismo y, posteriormente, el Dodecafonismo. Utilizan colores fuertes; en música, recrea crudas realidades, marcadas por la Primera Guerra Mundial. Utilizan formas cortas y armonías casi atonales.
Arnold Schoenberg (1874-1951): Padre del Dodecafonismo
Arnold Schoenberg cambió la historia de la música con el Dodecafonismo y el Expresionismo. Destaca Pierrot Lunaire, para una voz y orquesta, que mezcla lo recitado y lo cantado, con Pierrot como un personaje triste mirando a la luna. Otras obras incluyen Gurrelieder.
Después de su época expresionista, Schoenberg pasó a eliminar por completo la tonalidad. Utilizó 12 notas, organizadas en series, asignando un número de orden para cada nota y para sus inversiones. Este orden se asignaba con diferentes criterios: matemáticos, personales… Los compositores utilizaban un esquema previo para cada obra que se llamaba matriz serial. Después de la Segunda Guerra Mundial, llevaron el Dodecafonismo a todos los parámetros de la música; esto se llama Serialismo Integral, con figuras como Pierre Boulez.
Otras Vanguardias Musicales del Siglo XX
El Grupo de los Seis (Les Six)
En 1920, se reunían en París. Compositores del entorno de Satie que rompieron con el Impresionismo «delicado»: abordaron temas urbanos, ruidos de ciudad, máquinas, deportes, ritmos de jazz, relacionados con el Futurismo y el Maquinismo. El Maquinismo, una vanguardia en la que se utilizan sonidos de máquina, se consideraba apropiada para una sociedad industrial y llena de fábricas. Entre ellos destacan Francis Poulenc, Darius Milhaud y Arthur Honegger.
- Francis Poulenc (1899-1963): Pianista francés, en su juventud fue dadaísta y surrealista, y más adelante inmerso en la fe católica. Fue el primer compositor abiertamente homosexual. Entre sus obras: Sonatas para violín.
- Darius Milhaud (1892-1974): Judío exiliado en Estados Unidos en 1940, destacó por su politonalidad y ritmos brasileños.
- Arthur Honegger (1892-1955): Famoso por Pacific 231.
El Grupo de los Ocho (España)
En España, un grupo de jóvenes músicos se formó en torno a los poetas de la Generación del 27, como una copia al Grupo de los Seis. Destacan los hermanos Ernesto y Rodolfo Halffter y Salvador Bacarisse.
Neoclasicismo (Revisitado): Estructura y Distanciamiento
El Neoclasicismo es una corriente en la que los compositores quieren evocar las obras de arte griegas, renacentistas o incluso barrocas. Algunos autores como Falla y Ravel lo adoptaron. Se vuelve a las formas clásicas como las suites, las danzas antiguas, el concerto grosso, con énfasis en la estructura; el contenido no importa tanto. Es bastante tonal, con disonancias y cromatismos. Hay un «distanciamiento»: el compositor es un constructor. Se evitan los rubatos, y se buscan temas como cuentos, marionetas, músicas de máquinas, historias narradas, que evitan la implicación emocional.
Sergei Prokofiev (1891-1953)
En 1917, se exilió de Rusia y tuvo éxito en Estados Unidos. Estrenó ballets y óperas con la compañía de Diaghilev. Su estilo es moderno, con ritmos irregulares y disonancias; en sus obras se recrea un mundo de fantasía y cuentos. Obras como Pedro y el Lobo, 7 sinfonías y conciertos para violín. En 1936, volvió de nuevo a Moscú, donde fue colaborador con el régimen soviético. A partir de los años 40, un estricto tribunal examinaba la producción de compositores soviéticos. Hizo música para las películas del régimen, bandas sonoras como Alexander Nevsky.
Los Ballets Rusos de Diaghilev: Revolución en la Danza
Sergei Diaghilev creó una compañía de danza que revolucionó el mundo y era muy demandada, con su danza moderna y ballet de vanguardia. Todos sus estrenos fueron un éxito. Fueron expulsados de Rusia por ser «revolucionarios». Trabajó con Prokofiev, Debussy y Falla. Totalmente innovador, con vestuarios exóticos y ritmos desenfrenados.
Igor Stravinsky (1882-1971)
Destacó como orquestador y director. Fue alumno de Rimsky-Korsakov. La persecución contra los músicos hizo que se exiliara a Francia y Estados Unidos. Fue inicialmente conocido por sus ballets, como El Pájaro de Fuego. Estos diferían del ballet tradicional. Abarcó muchos estilos, desde el vanguardismo inicial hasta el Neoclasicismo de los años 20 o el Dodecafonismo de los años 50. Obras como La historia del soldado, con piano, trompeta, contrabajo y violín.
Dmitri Shostakovich (1906-1975)
Pianista asociado al gobierno estalinista, juzgado por su obra, pero después fue readmitido. Sufrió un control férreo de las obras de arte, para determinar si eran o no apropiadas para el régimen. Compuso 15 sinfonías, música de cámara y música para películas soviéticas.