La Lírica Española Contemporánea: Tendencias Clave desde los Años 70 hasta Hoy
La Poesía en los Años Setenta: Los Novísimos
A principios de la década de los setenta, el crítico José María Castellet publica la antología Nueve novísimos poetas españoles. Con este nombre agrupa a nueve poetas nacidos tras la guerra, a quienes desde entonces se llamó novísimos. Son autores cosmopolitas, abiertos a la cultura foránea, conocedores de lenguas extranjeras, con una amplia formación intelectual e influencias muy diversas: desde Aleixandre, Cernuda, el grupo Cántico y el Postismo hasta la cultura de los mass media. Los más significativos son Manuel Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Ana María Moix o Vicente Molina Foix, y cuya creación, así como la de otros poetas contemporáneos no incluidos en la antología, se caracteriza por:
- Ruptura con la poesía anterior (se alejan de la preocupación social) y deseo de renovación del lenguaje poético. Su preocupación máxima no es el tema sino el estilo, y vuelven sus ojos al Surrealismo, con lo que crean una poesía con frecuencia hermética, de gran dificultad, a veces frívola; otras, sarcástica, pero generalmente presidida por un íntimo malestar vital.
- La influencia del Modernismo, el Vanguardismo y el Simbolismo conduce a continuas referencias a autores y obras de la literatura universal (especialmente europea e hispanoamericana).
- Estas influencias explican la presencia del esteticismo, reflejado en la introducción de elementos exóticos y referencias culturales.
- Absoluta libertad formal: utilización de la escritura automática y otras técnicas de vanguardia con afán experimentador (ruptura del verso, disposición gráfica no normal, supresión de signos de puntuación, collages…).
- Influencia de la cultura de masas: los medios de comunicación, la música, el cómic y el cine son fuente de mitos populares en los que inspirarse o a los que tergiversar (desde Mickey Mouse a Humphrey Bogart, Marilyn Monroe o los Beatles); el cine enseña también una forma de mirar la realidad y de componer los poemas.
- Muchos de estos autores separan realidad de poesía y proclaman la autonomía del mundo poético respecto a cualquier referente externo, lo que plasman en poemas de metapoesía: el poema y la creación poética se convierten en tema.
Líneas dentro de los Novísimos
Dentro de este grupo podemos distinguir dos líneas:
- Autores que comienzan a escribir en la década de los 60, muy influidos por la cultura pop, como Vázquez Montalbán (A la sombra de las muchachas sin flor).
- Una segunda generación se da a conocer a finales de la década de los 60 o ya en los 70. Son más esteticistas, como Guillermo Carnero (Dibujo de la muerte), cuyo esteticismo se refleja en un verso como: «raso amarillo a cambio de mi vida».
Pero el autor más representativo es Pere Gimferrer. A los veinte años ganó el Premio Nacional de Poesía con su obra Arde el mar (1966). Surrealismo, culturalismo, riqueza imaginativa, culto a la palabra y dominio del ritmo caracterizan este libro, del que destaca el conocido poema «Oda a Venecia ante el mar de los teatros». Su segunda obra, Muerte en Beverly Hills, está muy influida por las técnicas cinematográficas.
La Poesía en los Años Ochenta y Noventa
Desde mediados de los años 70 se advierte una gran variedad y una intensa actividad dentro de la lírica española, pues aparece un gran número de publicaciones y poetas. Siguen publicando los poetas de generaciones anteriores, con frecuencia incorporando nuevos estilos.
En los años 80 es llamativa la aparición de un gran número de nombres que representan una gran pluralidad de tendencias, entre las que se pueden distinguir:
- Poesía de la experiencia: se trata de la tendencia poética más característica de los últimos años. Se la llama también figurativa e intimista, y en ella los poetas expresan sus estados de ánimo y narran sus vidas y su cotidianeidad. Se recupera lo personal y emotivo con una clara vocación de rehumanización. La poesía de la experiencia es realista, habla de la vida y de la realidad cotidiana, del desengaño amoroso, del desencanto, de la incomunicación o el consumismo. La crítica ha puesto de manifiesto la recurrencia al diario como medio de comunicación; títulos como Páginas de un diario o Diario de un poeta recién cansado son reveladores. El lenguaje es elaborado y elegante, sin excesiva retórica y, a veces, coloquial y con sentido del humor (aparecen términos como «Kodak», «cepillo de dientes» o «supositorio»). Cultivan esta tendencia autores como Luis García Montero (Habitaciones separadas), Luis Alberto de Cuenca (Su nombre era el de todas las mujeres) y Felipe Benítez Reyes (Los vanos mundos).
- Culturalismo: los poetas introducen en el poema referencias culturales para enriquecer el significado que pretenden transmitir, por lo que buscarán su inspiración en el arte, el mundo clásico grecolatino o la Edad Media. Ejemplo de esta tendencia puede ser Antonio Colinas con Sepulcro en Tarquinia.
- Neosurrealismo: se recupera el surrealismo de la Generación del 27, que basa su escritura en la asociación insólita e irracional, en el lenguaje oscuro que busca comunicarse no por la comprensión, sino a través de la sugerencia, tendencia en la que sobresalen las poetas Blanca Andreu o Ana Rossetti. Se trata, en ocasiones, de una poesía fuertemente erótica que aborda a veces el tema de la homosexualidad.
- Neopurismo: también llamada poesía minimalista o conceptualista, en clara relación con la poesía anterior de Jorge Guillén y José Ángel Valente. Antonio Gamoneda o Jaime Siles siguen en alguna etapa esta línea. Se considera la palabra como un instrumento insuficiente para comunicar el sentimiento poético; por ello, la poesía se expresa con gran concisión y brevedad (algunos críticos la llamarán «poesía del silencio»). Muchos de estos poetas componen una poesía metalingüística que utiliza el propio poema para hablar sobre él.
- Poesía clasicista: se busca una perfección formal de estilo clásico, con metros y estrofas tradicionales que vuelve la vista a los poetas renacentistas. El autor principal es Luis Antonio de Villena.
- Poesía de la conciencia: está relacionada con el «realismo sucio» del americano Bukowski. En ella el poeta expresa con violencia lingüística su marginación y su rabia por el mundo que lo rodea, intentando que sus poemas hagan reaccionar las conciencias de los lectores. Podemos citar a Jorge Riechmann y Antonio Méndez Rubio.
Hacia el Siglo XXI: Nuevas Corrientes Poéticas
A finales del siglo XX aparecen grupos poéticos en ocasiones enfrentados. Es la llamada poesía de la diferencia, que reacciona ante la poesía de la experiencia. Algunos de estos poetas aparecen recogidos en la antología Elogio de la diferencia (1997) de Antonio Rodríguez Jiménez, que también incluye sus propios poemas.
Se trata de un grupo muy heterogéneo que no responde a una única denominación o tendencia y cuya única coincidencia es la ruptura con la poesía anterior. No obstante, un sector importante coincide en una poesía irracionalista, que pretende ser una reflexión sobre la realidad, la materia y la vida, y en su carácter minoritario, alejado de los circuitos comerciales.
Por otra parte, se advierte una tendencia a una poesía «entrometida» en la que se abordan temas como la globalización, la ecología o el subdesarrollo. Es una poesía rehumanizada y reflexiva que manifiesta ciertas preocupaciones existenciales con un tono de desarraigo y desolación. Destacan: Jorge Riechmann (El día que dejé de leer El País y Poesía desabrigada, 2006).
En definitiva, la poesía más reciente se mueve en muy diversos frentes. Esta variedad y la cercanía en el tiempo dificultan su sistematización.