Evolución del Teatro Español: De los Sesenta a la Actualidad

La Década de los Sesenta

En la década de los sesenta, el propio Buero Vallejo sigue estrenando obras en las que aborda el problema de la tortura por motivos políticos, la degradación humana y la responsabilidad colectiva, como La doble historia del Doctor Valmy. Autores que siguen a Buero con un Teatro Comprometido son, entre otros, Alfonso Sastre y Lauro Olmo.

Teatro Comprometido

El teatro de Alfonso Sastre se caracteriza principalmente por una actitud de denuncia social, acompañada por intentos de renovación de técnicas dramáticas. Fundó un grupo de teatro experimental que llamó Arte Nuevo y que derivó más tarde en T.A.S (Teatro de Agitación Social) con el que representaba obras de Bertolt Brecht y otros autores europeos y americanos, pero el proyecto no llegó a tener grandes éxitos. Publicó diversos artículos en los que expuso su teoría del teatro como un arte social que serviría para agitar las diversas esferas de la vida española. Su producción dramática es amplia aunque nunca conectó totalmente con el gusto del público, además de los grandes problemas de censura que tuvo que sufrir. Entre sus dramas destacan Escuadra hacia la muerte, una pieza antibelicista en la que presenta a unos soldados abocados a una muerte absurda, y que se rebelan contra la autoridad de su cabo, al que matan, y La mordaza en la que vuelve al tema de la tiranía con un planteamiento parecido al de Lorca en La casa de Bernarda Alba.

Lauro Olmo partió de crear un teatro para el pueblo, dentro de la corriente del realismo social, a la que fue incorporando elementos simbólicos pero también esperpénticos y grotescos. Entre sus obras destacan La camisa, sobre la pobreza, la emigración y el desarraigo; El cuerpo, una crítica del machismo y el abuso de poder; y El cuarto poder, una crítica a la manipulación de la prensa. Las obras de Olmo profundizan en los aspectos más duros de la realidad social con un lenguaje crudo y naturalista.

Teatro Comercial

Dentro del Teatro Comercial, siguen triunfando en esta década las comedias de Mihura, Jaime Salom, Jaime de Armiñán o Ana Diosdado. Entre los nuevos sobresale Antonio Gala. Autor de difícil clasificación, inicia su trayectoria dramática en los 60 (Los verdes campos del edén). Durante los 70, goza reiteradamente del favor del público con obras como Anillos para una dama, ¿Por qué corres, Ulises?, Las cítaras colgadas de los árboles. Posteriormente, representa nuevas obras con éxito comercial, pero no siempre de crítica. Las obras de Gala se caracterizan por su tono poético y un fondo cargado de simbología. Utiliza un lenguaje exquisito y en su teatro suele mostrar preocupación por el hombre, ambientándolo en la época contemporánea o en un pasado histórico o mítico.

Teatro Experimental y Renovador

Es a partir de 1965 cuando comienza una auténtica renovación teatral basada en el espectáculo, la escenografía y las técnicas audiovisuales. Casi se destruye la acción y se utilizan la alegoría, los símbolos y lo abstracto en escena. Son autores y grupos disconformes con el sistema que pretenden llevar su protesta a través del teatro. Los hechos que la provocaron fueron la aparición de nuevos autores que trataron de superar el realismo crítico de la generación anterior, y la aparición de nuevos grupos teatrales (teatros independientes) que tratan de superar el modo clásico de representación mediante el montaje de espectáculos o representaciones. Hay un interés creciente por las novedades que provienen del extranjero (el teatro del absurdo, el teatro underground, el teatro épico de Bertolt Brecht…). Además, desde finales de los sesenta la censura comenzó a ser más permisiva, por lo que esta mayor libertad creadora dio lugar a la composición de obras más innovadoras en temas y enfoques, pero también en técnicas escenográficas. Los autores que mejor representan esta creatividad en este momento son Fernando Arrabal y Francisco Nieva.

Imaginación, elementos surrealistas, lenguaje infantil, ruptura con la lógica son las características del primer conjunto de las obras de Arrabal: por ejemplo, El triciclo, de 1953. Exiliado en Francia desde 1955, sus obras se encuadrarían dentro del llamado “Teatro pánico” y pretenden ser un teatro total que exalta la libertad creadora y persigue la provocación y el escándalo del espectador. Destacan sus obras El laberinto y Oye, Patria, mi aflicción. Solo a partir del final de la dictadura se conocieron en España títulos suyos como Pic-nic (1952), en la que se denuncia la incoherencia de la guerra, o El cementerio de automóviles (1966), acerca de las tiranías que matan la creatividad.

Francisco Nieva es probablemente el más importante de los dramaturgos experimentales de la segunda mitad de siglo. Aunque escribe obras de teatro desde los años cincuenta, no las ve representadas de forma regular hasta después de la muerte de Franco. Su teatro va a caminar por la senda de lo surrealista, lo onírico, lo fantástico y lo imaginativo. El propio dramaturgo ha subdividido su obra en “teatro de crónica y estampa”, “teatro de farsa y calamidad” y “teatro furioso”. Al “teatro furioso” pertenecen obras como Pelo de tormenta, Nosferatu y El baile de los ardientes.

De los Setenta a Finales del Siglo XX

A partir de 1975, con el fin de la dictadura, el teatro experimentó cambios trascendentales, tanto en las políticas públicas y empresariales como en el enfoque de las obras, que se abrieron a un mayor número de innovaciones, en temas y formas. Entre esos cambios están el apoyo económico del Estado al teatro, con la creación de festivales que movilizaron al público y con la fundación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico; la consolidación de grupos de teatro independiente; y la recuperación de obras censuradas anteriores. En esta época también desaparece el tono reivindicativo y crítico que el teatro había adoptado en los últimos años de la dictadura. En esta etapa tenemos que hablar tanto de autores individuales como de grupos de teatro independiente.

Compañías de Teatro Independiente

Las Compañías de Teatro Independiente comenzaron a surgir en los sesenta. Actualmente, muchas de ellas se han consolidado como compañías estables y profesionales. Siempre han estado a la vanguardia de la experimentación y la investigación teatral. Se trata de grupos que solían funcionar cooperativamente: la creación de la obra es colectiva, y que se enfrentaron al teatro comercial, buscando un tipo de teatro más plástico y visual que literario e intentando representar obras destinadas a las clases trabajadoras. Estos grupos crean montajes en los que aportan muchas innovaciones, como la participación activa del público y el uso de espacios desvinculados del teatro tradicional (la calle, naves industriales, espacios naturales…). Los grupos que más repercusión tuvieron en el panorama teatral de la época (algunos siguen activos) fueron Els Comediants, La Fura dels Baus, La Cuadra, Els Joglars, Akelarre, Tábano, TEI (Teatro Experimental Independiente)

El Teatro Durante los Años de Transición

El Teatro Durante los Años de Transición se caracteriza por su variedad: además de las compañías vanguardistas, se representan comedias burguesas, obras realistas y las de autores vanguardistas anteriores que no se habían podido representar. Entre los autores de la transición que siguen la línea del realismo se encuentran Adolfo Marsillach (Yo me bajo en la próxima… ¿y usted?), Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano), Ana Diosdado (Los ochenta son nuestros)…

El Teatro en los Ochenta

En los ochenta predomina un teatro neorrealista que desarrolla temas de actualidad (la droga, el paro, problemas juveniles, delincuencia…). Algunos dramaturgos que podemos señalar: José Sanchís Sinisterra: ¡Ay, Carmela! donde se muestran las tribulaciones de una compañía de cómicos durante la Guerra Civil española; José Luis Alonso de Santos, con piezas como Bajarse al moro o La estanquera de Vallecas; Fermín Cabal, con obras muy críticas, de un humor ácido y, en muchas ocasiones, final trágico: Tú estás loco, Briones; Ignacio Amestoy: Cierra bien la puerta…

Tendencias del Teatro Actual

Además de los autores ya consagrados y de las compañías independientes, en las últimas décadas han surgido nuevas corrientes en el panorama teatral español. Algunas de las características que pueden describir este nuevo teatro son las siguientes:

  • La base realista y los problemas íntimos. Los temas más recurrentes se centran en conflictos que aíslan al individuo de la sociedad, como la incomunicación, la inseguridad o la soledad. Tenemos el ejemplo de El chico de la última fila (2006), de Juan Mayorga.
  • Reaparición de obras de carácter político y social, motivada por la crisis del siglo XXI, como Y los peces salieron a combatir contra los hombres (2003), de Angélica Liddell.
  • Mezcla de diferentes lenguajes escénicos: en las obras se combinan otros lenguajes artísticos para comunicar el mensaje al espectador, como la música, la imagen, elementos audiovisuales, nuevas tecnologías.
  • La diversidad de escenarios. Además de los lugares tradicionales para la representación y los espacios ganados por las compañías independientes, en este momento se incorporan las representaciones en cafés o pequeños espacios culturales que ponen en escena obras de pequeño formato para pocos espectadores.
  • El éxito de los espectáculos musicales. Estas obras incorporan la música y la danza como elementos principales. Suelen llevar a escena la trayectoria de grupos musicales, como en Hoy no me puedo levantar o Mamma mia, o recrean éxitos del cine como Grease o El rey León, aunque también muchos han sido compuestos en este formato.

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