Evolución Narrativa del Siglo XX: Del Realismo Social a la Experimentación en España y el Mundo

Descontento y frustración de esos años.

Del compromiso existencial al enfoque social en la novela

Poco a poco, los escritores comienzan a presentar más claramente las inquietudes sociales del momento. Es la novela que se desarrolla desde los años cincuenta. A esta línea se unen dos grandes relatos: Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos y La colmena de Camilo José Cela. Se destaca el año 1954 como inaugural de la novela social más estricta, con la denominada generación de 1955 (Ignacio Aldecoa, Ana María Matute, Rafael Sánchez Ferlosio). Se resaltan los siguientes aspectos:

  • Solidaridad con los humildes.
  • Disconformidad con la sociedad española.
  • Anhelo de cambio social.

Se siguen las ideas de Jean-Paul Sartre (la novela debe ser social y denunciar los males de la sociedad como forma de compromiso), que desembocan en un nuevo realismo conducente al objetivismo. Es lo que se denomina conductismo, término que procede de la psicología americana de B. F. Skinner: solamente podemos analizar conductas y no psicologías. El autor narra la conducta de los personajes y se limita a ella.

La sociedad española y las técnicas narrativas predominantes

Temática y enfoque

Las condiciones de vida de las gentes campesinas, el mundo de los obreros y el universo laboral, así como los ambientes urbanos y su miseria, son los temas escogidos. Se destaca la pobreza técnica de muchos de estos relatos, debido a que el contenido social parece ser la prioridad sobre los demás aspectos.

Características formales

La descripción es poco abundante y se refiere principalmente a ambientes, además de que la acción se narra de manera lineal. La trama suele desarrollarse en un corto espacio de tiempo y el personaje central es, por lo general, representativo de un grupo o clase social, cuando no se trata de un personaje colectivo (al modo del de La Colmena). Se observa la «desaparición de la figura del autor» debido al auge del conductismo u objetivismo. La voz del narrador adopta un tono de crónica y se limita a narrar de forma sencilla y directa. El diálogo busca representar el habla de la época (por ejemplo, el señorito burgués no se expresa igual que el obrero). Algunos escritores de este periodo, como Camilo José Cela, Ana María Matute e Ignacio Aldecoa, demuestran una gran maestría en el manejo del estilo.

Renovación de la novela en el panorama internacional

Los primeros años del siglo XX ya cuentan con importantes renovadores como Franz Kafka, pero también es crucial mencionar a James Joyce, William Faulkner y Marcel Proust. Proust es el creador de En busca del tiempo perdido, obra extensa en quince volúmenes en la que se practica la introspección y el análisis, al explicar las cosas de manera minuciosa. Joyce parodia mitos al experimentar con nuevas formas de narración que dejan de lado la anécdota tradicional. Por su parte, Faulkner, perteneciente a la «generación perdida», es un renovador que puede presentar muchas sorpresas, como el autor que no se explica y que resulta poco condescendiente con el lector, al exigirle un constante esfuerzo. El nouveau roman francés, en cambio, pretende escapar a las estructuras más tradicionales y consagradas de la novela.

Características de la nueva narrativa internacional

Aunque no puede haber novela sin autor, se habla de la «desaparición del autor» en la narrativa más reciente. Este fenómeno significa que el narrador de un relato renuncia a la omnisciencia. Sin narrador omnisciente, surgen dos posibilidades principales: el objetivismo y el perspectivismo. Esto se observa en novelas donde el narrador debe presentar las conductas sin ofrecer explicaciones adicionales, o bien en relatos que presentan el punto de vista de distintos personajes. Un antecedente de este fenómeno se encuentra en Troteras y danzaderas de Ramón Pérez de Ayala, aunque solo en un fragmento.

Además, se habla de la destrucción del personaje (antipsicologismo conductista, personaje colectivo). Frente a las tradicionales primera y tercera personas narrativas, aparece el relato en segunda persona. Emergen también técnicas como el estilo indirecto libre y el monólogo interior. Otras posibilidades incluyen digresiones del autor, que acercan la novela al ensayo, juegos con las posibilidades de la frase y del lenguaje poético, o el uso de efectos tipográficos.

La novela española después de 1962: Hacia la experimentación

Alrededor de 1962 se produce un cambio significativo, marcado por el cansancio del realismo dominante. Esto afecta a autores cada vez más atentos a las novedades literarias del extranjero. Es necesario distinguir entre:

  • Los autores ya consagrados de décadas anteriores que buscan incorporarse a esta senda de renovación.
  • Los nuevos autores emergentes.

En efecto, algunos de los escritores adscritos a las tendencias realistas ya habían mostrado inquietudes y una propensión hacia una novela más experimental, superando el realismo imperante. Esto sucede con figuras como Camilo José Cela, Miguel Delibes, Luis Martín-Santos, Álvaro Cunqueiro o Gonzalo Torrente Ballester, entre otros. A ellos se une la generación de 1955, llamada también «generación del nuevo siglo».

Los autores de los años setenta y el retorno a la narratividad

Los autores de los años setenta pertenecen a la llamada generación del 68. Continúan alejados del realismo, explorando lo onírico, lo imaginativo y llevando a cabo experimentos narrativos insospechados. Sin embargo, esta efervescencia experimental parece conducirlos a un callejón sin salida. Sin renunciar a los aspectos atractivos de la experimentación, la moderarán para, en ciertos aspectos, retornar a la novela tradicional. Es la época del retorno a la anécdota, al contenido del relato. Y con ellos, también Gonzalo Torrente Ballester vuelve a formas más tradicionales.

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