Biografía de Juan Marsé
Nació en Barcelona el 8 de enero de 1933, como Juan Faneca Roca. Su madre murió en el parto y su padre, taxista, quedó solo al cargo de una hija y de un recién nacido.
Como taxista, el padre conoció a un matrimonio (matrimonio Marsé) que no podía tener hijos, así que Juan Marsé fue adoptado por el matrimonio a pocas semanas de su nacimiento. Fue un niño que prefirió jugar que estudiar, así que a los trece años empezó a trabajar como aprendiz de joyero. Luego descubrió su vocación literaria.
Estudió de forma autodidacta. Entre 1957 y 1959 aparecieron sus primeros relatos en la revista Ínsula. Obtuvo el premio Sésamo de cuentos en 1959.
Durante el servicio militar en Ceuta, a los 22 años, comenzó a elaborar su primera novela, Encerrado con un solo juguete. Años después, en 1960, la presentó al premio Biblioteca Breve de Seix Barral, declarado desierto por falta de quórum. Con ella quedó finalista y arrancó su carrera novelística. Aunque la novela colmó las aspiraciones de críticos y novelistas que por entonces cultivaban el denominado “realismo social”, Marsé no se encontró realmente satisfecho.
En 1965 publicó Últimas tardes con Teresa, su primera gran novela, que le valió finalmente el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral. Ya del todo seguro de su vocación literaria, abandonó su oficio de joyero y comenzó a trabajar en colaboraciones para editoriales, traducciones, columnas en periódicos y revistas, y diálogos para cine junto a Juan García Hortelano, gran amigo suyo.
Argumento de Últimas tardes con Teresa
Pijoaparte —para el narrador— vive fundamentalmente del dinero que un perista —Cardenal— le entrega a cambio de motos robadas que desguaza posteriormente el hermano del protagonista. Todos los veranos, este modifica su habitual imagen para intentar de nuevo la búsqueda de la mujer capaz de cambiar su estatus. Con esta intención, acude a una fiesta el 23 de junio de 1956 en la que se fija en dos chicas.
La casualidad hace que conozca a la morena (Maruja) y no a la rubia que ya había decidido sacar a bailar (Teresa). Días más tarde, vuelve a encontrar a Maruja, descubre tras una noche de amor que se trata de una criada y que esta, pocos días más tarde, sufre una conmoción tras una caída, a consecuencia de la cual ha de ser internada.
Mientras Maruja vive sus últimos días, Manolo piensa en cómo sostener económicamente su futura relación con Teresa, lo que hará con robos aislados, préstamos que consigue gracias a la Jeringa —sobrina de Cardenal— y estafas a otros compañeros. A la vez, comparte el mundo de los estudiantes politizados que frecuentaba Teresa Serrat. Pero el descubrimiento de la impostura de Manolo —no es un militante de base ni lo es su misterioso y alardeado contacto Bernardo—, también casualmente, precipita el desenlace.
Estructura de la novela
La novela se presenta en 22 capítulos intitulados, distribuidos en tres partes. La acción, narrada en pasado, arranca el 23 de junio de 1956 y culmina en el capítulo 21, el 16 de septiembre de 1957.
Pero el autor ha añadido como epílogo el capítulo 22 y ha querido iniciar la novela con un preludio, una secuencia previa narrada en presente.
El narrador y el punto de vista
El autor narra con un punto de vista subjetivo y omnisciente en el que el narrador participa en el relato algunas veces.
La novela está formada por la narración de los amores de Teresa y Manolo, pero también aparece de manera importante la descripción y el diálogo. El monólogo se presenta también en algunos momentos de la obra.
Contexto histórico y social
El régimen franquista vive su mayor consolidación en la década de los 50. Tras diez años de penuria, se inicia en España un desarrollo económico y social que se consolidará en las décadas siguientes. El país empieza a ser aceptado internacionalmente. Se revocan las medidas contra el régimen, Estados Unidos presta capital, la Santa Sede firma concordatos que implican un mayor poder de la Iglesia.
La disidencia política exige una mayor libertad por medio de huelgas y manifestaciones. Se produce una mayor inversión extranjera dados los salarios bajos. El turismo crece. Aumenta la emigración interior hacia las grandes ciudades, lo que implica marginación y la creación de barrios periféricos. En Barcelona proliferan, y es de uno de ellos, formado en su mayoría por andaluces, de donde surge el Pijoaparte.
Personajes y mundos sociales
La novela presenta dos mundos sociales distantes, incomunicados, cuyo encuentro entraña violencia (el incidente de la valla rota es un caso) o sumisión (los criados, por ejemplo).
Cada mundo, un espacio
El mundo de los privilegiados corresponde a San Gervasio, Blanes, establecimientos lujosos. El mundo de los desarrapados sobrevive en El Carmelo, en los ambientes marginales de Las Ramblas, en los establecimientos cutres como el Bar Baile Ritmo. Las características de los espacios nos las presenta el narrador, pero en diversas ocasiones son los propios personajes quienes las describen; de ese modo, conocemos los valores e ideas que el espacio sugiere.
Personajes que se mueven: los medios de transporte
El encuentro entre personajes de mundos sociales distintos supone desplazamientos. Manolo se desplaza al espacio de los privilegiados; Teresa y Maruja viajan hasta el mundo de los desarrapados. El autor describe, con precisión e insistencia, los medios de locomoción utilizados por cada uno de estos tres personajes, de modo que los vehículos o medios de locomoción se convierten en atributos de los personajes.
¿Dos mundos que se encuentran?
En la primera parte de la novela, Manolo asciende a los espacios privilegiados; es una ascensión ardua, a través de Maruja. En la segunda parte, Teresa desciende, viaja y cree conocer el otro mundo. Pero en la tercera parte, cuando parece que la ascensión de Manolo culmina y es presentado en sociedad, cuando parece que ambos mundos podrían convivir, descubrimos que todo ha sido un equívoco fugaz, que existe un determinismo social absoluto, insalvable, que imposibilita la fusión.
El carácter y el aspecto de los personajes
El nombre y las aspiraciones personales dibujan el perfil humano de cada personaje, pero a la vez lo convierten en un prototipo social.
Manolo
Son diversos los apodos que recibe este personaje. El autor elige nombres y apodos que caracterizan al personaje.
Es un muchacho valiente y listo, pero ignorante y consciente de ello. Intenta no meter la pata, aunque finalmente no lo consigue.
Las aspiraciones de Manolo conducen la trama: sus acciones y sus movimientos dinamizan la novela y constituyen la historia.
Teresa
El personaje se mueve hacia las posturas contestatarias y hacia Manolo: se siente comprometida con las ideologías revolucionarias y se siente enamorada de Manolo. Pero el narrador nos muestra que ambos sentimientos de la chica son falsos. Es obvio que las simpatías de Marsé no son para este personaje: en ella encarna las lacras y vicios de la clase dominante.
Maruja
El nombre vulgar de una criada, la sumisión como actitud y, sin embargo, el personaje más humano. Marsé la describe como “una sonrisa”, “aire de timidez y abandono”, “unos ojos enfermos retraídos”. Le da voz en dos monólogos…
El narrador extrema la pasividad y el silencio de Maruja hasta dejarla inconsciente y paralítica. Pero entonces el personaje habla en sus monólogos, se convierte en la única conciencia viva.
Recursos narrativos
- La prosa está cargada de elementos de parodia, hipérboles e ironía.
- Los registros lingüísticos son variados, van desde el estilo ampuloso hasta el habla coloquial.
- La reproducción del habla común: Para dar mayor objetividad a su novela, el autor reproduce el habla propia del grupo social al que pertenece el personaje.
- Uso de la ironía: Mediante la ironía, el autor introduce su punto de vista sobre los personajes y situaciones. El recurso se extiende a las citas que encabezan cada capítulo. El efecto irónico procede de la discrepancia de significado o de tono respecto al texto que encabezan. Pero el efecto irónico mayor deriva de la inadecuación cómica entre el lema y el texto.
El tema principal
El tema de la novela es la superficialidad, el esnobismo y la falta de consistencia de la conciencia progresista de la juventud universitaria.
Marsé aprovecha para criticar la sociedad y la propia literatura social que cree en el regeneracionismo de los jóvenes universitarios, cuando estos, según Marsé, solo son un grupo de chicos bien incapaces de realizar ninguna acción para respaldar su parloteo político.