Características de la Novela Picaresca
- Forma autobiográfica: Punto de vista del relato desde el pícaro. El protagonista narra sus propias andanzas.
- Orígenes deshonrosos: El protagonista, a menudo presentado como víctima inocente, pertenece a la baja sociedad. Esto justifica su comportamiento.
- Sátira social: Presenta el lado oscuro de la sociedad. El carácter itinerante del relato facilita la crítica de diversos estamentos.
- Intención moralizante: El protagonista narra su vida pasada con una supuesta intención de enmienda. El cambio de actitud es esencial para la acción moralizante (aunque a menudo es irónico).
- Estructura abierta: La figura del pícaro es lo único que da coherencia al relato. Son escenas aisladas engarzadas por la presencia del protagonista.
- Personalidad del pícaro: La astucia y el ingenio le permiten sobrevivir. En los sucesores de Lázaro (como Pablos), se acentúan los rasgos negativos.
Francisco de Quevedo
Vida y personalidad
Nació en Madrid en 1580, estudió en Madrid con los jesuitas y en las universidades de Alcalá y Valladolid. En 1613 se va a Italia acompañado del duque de Osuna. Allí participa en diversas intrigas. Vuelve a España y la caída en desgracia del duque de Osuna le supone unos meses de encierro en Cuenca y un periodo de destierro en Villanueva de los Infantes, en Ciudad Real. Con la subida al trono de Felipe IV y el ascenso al poder de Olivares, vuelve a Madrid y apoya las ideas reformistas del conde-duque. Pero al poco tiempo surge una enemistad contra el valido, contra el que escribe diversas sátiras. Después de un breve y fracasado matrimonio, pasa buena parte del final de su vida en una prisión en San Marcos de León, donde es conducido por orden de Olivares en 1639. Cuando el valido cae, es liberado y muere en Villanueva de los Infantes en 1645.
Quevedo refleja muy bien la vida convulsa de la España del Barroco. Era muy estimado en los medios cortesanos por su ingenio, agudeza y sus escritos jocosos; sus chistes y sus procacidades le dieron notoriedad en los medios populares. Fue un gran conocedor de los autores clásicos y un gran admirador de los principios humanistas.
Su obra en prosa
Fue un escritor en multitud de géneros. Su actividad como autor teatral es poco significativa, pero sus entremeses tienen un cierto interés por los motivos originales que introduce en un género tan estereotipado y porque deja en ellos huella de sus principales preocupaciones.
Sus libros son de gran diversidad, y se agrupan normalmente atendiendo al contenido de cada uno de ellos, como pueden ser filosóficos, humorísticos, políticos, etc. También realizó traducciones de diversos idiomas. El grupo más extenso de escritos en prosa es el de carácter político.
El Buscón
“La vida del Buscón llamado Don Pablos” fue impresa en 1626 por primera vez, pero debió escribirla bastante antes. Con esta obra, Quevedo se adentra en la novela picaresca. Parte de la base de El Lazarillo y del Guzmán, pero modifica según quiere los patrones genéricos de sus modelos y acaba escribiendo un texto bastante original. Del Lazarillo toma la estructura general de la obra, que coincide en la forma epistolar y en rasgos como el linaje vil del protagonista, su afán de ascender en la sociedad, el hambre como móvil de las acciones, la dialéctica entre apariencia y realidad, etc. También se nota la influencia de la primera parte del Guzmán de Alfarache. El lenguaje parece mantenerse asimismo en vilo.
Pablos es el pícaro protagonista de la obra y cuenta episodios de su vida. Estructuralmente, los diversos sucesos narrados no van unidos entre sí con la finalidad de explicar algo, sino que son una serie de escenas en las que Quevedo emplea todo su ingenio y maestría de escritor. Esta obra es como un retroceso hacia la novela realista moderna porque no hay estructura orgánica que justifique la presencia de diversos episodios de la obra. Tampoco se aprecia una evolución en el diseño del personaje como ocurría con el Lazarillo, pero Pablos sí aprende y gasta las mismas bromas de las que él ha sido víctima antes, pero interiormente nada cambia en él. Es bastante verosímil suponer que Quevedo esté satirizando con El Buscón el anhelo de ascenso social y el deseo de engrosar las filas de la nobleza, que era muy frecuente en muchísimos españoles de la época. El protagonista confiesa este deseo desde prácticamente el principio de la novela. Cuando Pablos intenta justificarse, el autor pone siempre en su boca palabras de bajeza y falsedad. Y es que en muchas ocasiones no es un pícaro el que habla, sino un noble que ridiculiza a un pícaro. Quevedo revela en esta novela su abierta oposición a la movilidad social y su defensa de la rígida sociedad estamental de la que no podían salir de su condición social de origen.
Estilo
General para la prosa de Quevedo: la agudeza lingüística, su tendencia a la exageración, la caricatura basada en comparaciones hiperbólicas, etc. Igualmente, los contrastes, paradojas, equívocos, hipérboles, elipsis, juegos verbales, etc.