Las Mujeres de La Casa de los Espíritus: Poder y Destino Femenino en la Obra de Allende

Las Mujeres Protagonistas en La casa de los espíritus

La casa de los espíritus (1982), ópera prima de la chilena Isabel Allende, narra la saga de una poderosa familia de terratenientes latinoamericanos, cuyo patriarca, el despótico Esteban Trueba, ha construido con mano de hierro un imperio privado que empieza a tambalearse a raíz del paso del tiempo y de un entorno social explosivo. La decadencia personal del cacique arrastrará a los Trueba a una dolorosa desintegración. Atrapados en unas dramáticas relaciones familiares, los protagonistas de esta novela encarnan las tensiones sociales y espirituales de toda una época.

Isabel Allende perfila el destino de cada uno de ellos como parte indisoluble del destino colectivo de América Latina, marcado por el mestizaje, las injusticias sociales y la búsqueda de la propia identidad. Los personajes, descritos con mucha claridad, representan fielmente las características propias de una sociedad patriarcal, donde el varón mantiene un sistema autoritario, pero el eje de la vida de la familia está marcado por mujeres de distintas generaciones, cuyos nombres aluden a la blancura, símbolo de la pureza y de la luminosidad.

Nívea del Valle: La Matriarca Precursora

Nívea, con quince hijos, es la matriarca. Asume, por una parte, el papel tradicional de madre protectora: se inquieta por la perfección de Rosa; se vuelca con su hija menor, consciente del vacío social que sufre Clara en su adolescencia; y termina con el rito familiar de iniciación masculina porque lo estima peligroso. Pero por otra, trasciende el ámbito privado asociado comúnmente a las hembras. Y es que además de realizar labores sociales, reivindica el voto para las féminas. De hecho, en el momento de su muerte era considerada la primera feminista del país.

Clara del Valle Trueba: Clarividencia y Espiritualidad

No obstante, el personaje femenino principal es Clara, cuyo nombre nos remite a uno de sus atributos: la clarividencia. La hija menor de los del Valle, dotada de extraños poderes mentales que le permiten mover objetos, no solo se comunica con los espíritus, sino que también interpreta los sueños y predice el futuro. De niña comienza a escribir lo que acontece en unos cuadernos, que van a convertirse en la fuente principal utilizada por Alba para recuperar la historia familiar y narrárnosla.

Etérea como su físico, representa un mundo dominado por la espiritualidad, la creatividad y el instinto femenino. De ahí su desapego hacia lo material: no se ocupa del ajuar, ni se preocupa por la construcción de su casa; incluso se desentiende de los deberes del hogar y olvida en un rincón las joyas que le regala su marido Esteban. Como esposa de este, ejemplifica el papel tradicional de la mujer, ya que, a pesar de no dirigirle la palabra por haberla agredido violentamente, lo acompaña en las reuniones sociales para dar la imagen de familia de un hombre que se presenta como senador del partido conservador. Clara reconoce ante Alba la necesidad de una verdadera justicia social; por eso, ayuda a los más necesitados sin establecer diferencias de clase e intenta concienciar a las campesinas sobre sus derechos, siguiendo la línea feminista iniciada por su madre.

Blanca Trueba: Rebelión y Amor Prohibido

Blanca, por su parte, es la primera hija de Clara y Esteban. Su infancia y juventud transcurren entre la casa de la esquina de la capital y la hacienda Las Tres Marías, donde conoce al gran amor de su vida: Pedro Tercero. Para Esteban Trueba, el destino de su hija era casarse y brillar en sociedad, como corresponde a la mujer de la cultura patriarcal. Sin embargo, ella se rebela contra ese sino, por lo que su amor por Pedro, un revolucionario de una clase social inferior, la lleva a enfrentarse a su padre con una voluntad y tenacidad que recuerdan al propio Esteban. Esta pasión amorosa, que constituye una transgresión de las normas de la aristocracia terrateniente, perdurará a lo largo de toda la vida.

Blanca es la primera mujer de la familia que trabaja: da clases de alfarería a niños con necesidades especiales y a señoritas, y vende sus monstruosas figuras con éxito. Además, educa a su hija siguiendo los mismos procedimientos que Clara había empleado con ella.

Alba Trueba de Satigny: Memoria y Esperanza

Alba, hija de Blanca y Pedro Tercero, es la más joven de la saga femenina, un personaje que reconstruye la historia familiar y que podría estar basado en la propia Isabel Allende. Desde antes de su nacimiento, su abuela Clara declaró que estaba bendecida por las estrellas. Por esta razón, Clara aseguraba que no necesitaba ir a la escuela. Fue criada en la Gran Casa de la Esquina, en la que mantuvo estrechos lazos con todos los miembros de la familia.

Alba, descrita como una joven de escaso tamaño, adoraba jugar en el sótano y pintar en la pared de su cuarto extrañas figuras y monstruos que inventaba, similares a los que su madre hacía en cerámica y su tía abuela en su inacabado mantel. Tenía el cabello verde como Rosa; sin embargo, no heredaría su hermosura. En la universidad conectaría con diversos grupos políticos y allí conocería a Miguel, del que se enamora. Esta pasión la convierte en una mujer comprometida que socorre a los perseguidos por la represión. Detenida, torturada y violada por Esteban García, opta finalmente por la vida y no el odio. Se presenta como la heroína, pues su actitud simboliza la esperanza para el país.

Otras Figuras Femeninas Relevantes

En La casa de los espíritus también aparecen otras mujeres que, no siendo protagonistas principales, desempeñan un papel significativo. Nos referimos a Férula, Amanda y Tránsito Soto, cuyas historias complementan el rico tapiz femenino de la novela.

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