La Galatea (1585): La Primera Prosa de Cervantes
Publicada en 1585, esta narración bucólica es la primera obra en prosa escrita por Cervantes. Dividida en seis libros, La Galatea forma parte de la tradición clásica y renacentista del relato pastoril, cuyo tema central es el amor casto y espiritual, expresado por refinados y cultos pastores en el escenario de una naturaleza artísticamente idealizada.
Contenido e Influencias
Además de la historia de los amores de Elicio y Erastro por la pastora Galatea, la obra incluye cartas, debates acerca del amor, narraciones intercaladas, poemas amorosos y algunos pasajes de crítica literaria. En ella se aprecian, además de las influencias italianas, la huella de poetas como Fray Luis de León o Garcilaso de la Vega y de la obra Los siete libros de la Diana, de Jorge de Montemayor, el más famoso ejemplo de la novela pastoril en España.
Novelas Ejemplares (1613)
En 1613, Cervantes publica un libro con doce narraciones breves al que da el título de Novelas ejemplares. La palabra «novela» hacía referencia en la época a un tipo de relato breve de origen italiano, la novella, término que Cervantes no usó nunca para denominar sus composiciones en prosa más largas.
Estructura y Clasificación
Los relatos que integran las Novelas ejemplares son historias independientes que carecen de un marco común, a excepción de El coloquio de los perros, concebido como continuación de El casamiento engañoso. Se suelen dividir en tres grupos, en función del estilo:
- Relatos de tono realista (ejemplo: Rinconete y Cortadillo).
Los Trabajos de Persiles y Sigismunda
En la última etapa de su vida, al tiempo que componía la segunda parte del Quijote, Cervantes escribió Los trabajos de Persiles y Sigismunda, publicado póstumamente. El libro pertenece al género de la novela bizantina, un tipo de relato que gira en torno al casto amor de una pareja que se ve separada y vive continuas y extravagantes aventuras, hasta un feliz encuentro.
Estructura y Simbolismo
Un esquema similar siguió Cervantes en las cuatro partes que integran el Persiles, si bien con un tono algo más realista. En la obra, una pareja de enamorados, los príncipes Persiles y Sigismunda, emprenden una travesía por Europa con identidades falsas y haciéndose pasar por hermanos. En el transcurso del viaje se enfrentan, por separado, a numerosos peligros, antes de reencontrarse en la ciudad de Roma.
El relato cobra un valor alegórico: la peregrinación de los protagonistas se presenta como símbolo de la vida terrena, un continuo ascenso espiritual hacia el más allá, en un sentido cristiano y platónico.
El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha
Temas e Interpretación
En el prólogo de la obra, Cervantes declara su propósito al escribirla: la condena de los libros de caballerías, que eran desaprobados no solo por él, sino también por los intelectuales humanistas. Se criticaba, entre otros aspectos, el hecho de que estuvieran escritos por malos literatos y contuvieran numerosas mentiras.
Sin embargo, mientras que dichos intelectuales aportan serios argumentos en esta línea, Cervantes decide enfocar su ataque a través del humor y la parodia, una parodia que los lectores de la época podían detectar inmediatamente. Así, como un libro cómico, es como fue leído el Quijote en los siglos XVII y XVIII.
Ya en el siglo XIX, los autores románticos hicieron una interpretación muy diferente, según la cual Don Quijote representa el valor de los ideales de libertad y justicia enfrentados a una prosaica realidad.
Partes y Publicación
La obra tiene dos partes publicadas con diez años de diferencia:
- La 1.ª parte: Publicada en Madrid en 1605 con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
- La 2.ª parte: Titulada El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615), publicada poco antes de la muerte del autor.
Estilo y Registros Lingüísticos
En el Quijote, Cervantes sigue el ideal humanista de un estilo natural, equilibrado y sin afectación, presente en la obra de autores que él admiraba, como Garcilaso de la Vega, y en tratados de la época como el Diálogo de la lengua, de Juan de Valdés.
También sigue el llamado decoro poético, según el cual los personajes debían emplear un habla acorde con su estatus social y cultural, lo que conlleva que en la obra aparezcan diferentes registros. Estos registros, que se aprecian en los diálogos, son el medio que usa el autor para caracterizar a los personajes y dar lugar a diversos momentos cómicos:
Don Quijote
- Utiliza con frecuencia un lenguaje arcaizante, que imita el de los libros de caballerías y ofrece una visión chocante de su figura al resto de los personajes.
- Se sirve de un registro culto y elaborado que, sobre todo en algunos de sus discursos, muestra sus ideales y su sólida cultura, y que solo algunos personajes pueden comprender.
Sancho Panza
- Como labriego sin formación, usa un habla popular con muchos refranes, si bien a veces utiliza variedades de habla que quieren aproximarse a la del hidalgo.
- Suele emplear expresiones populares, como «¡Voto a Dios!», consideradas entonces vulgares, o en las que su ignorancia deforma las palabras con evidentes efectos humorísticos.
