Panorama de la Creación Literaria Medieval: Obras y Géneros Esenciales

La literatura árabe

El Corán

El Corán es el libro sagrado del islam. Es considerado como la palabra de Dios (Alá) transmitida a su profeta Mahoma. Se divide principalmente en dos grupos de revelaciones según el lugar donde fueron reveladas:

  • Las predicaciones de Mahoma en La Meca: suras más cortas, de tono poético y centradas en la unidad de Dios y el Juicio Final.
  • Las suras (capítulos) compuestas en Medina: suras más largas, que contienen preceptos legales, sociales y enseñanzas para la comunidad musulmana.

Los musulmanes impregnan todos los ámbitos de la vida con su religiosidad, basándose en sus enseñanzas.

Las mil y una noches

Las mil y una noches es una célebre colección de cuentos de origen diverso (persa, indio, mesopotámico, egipcio y árabe). Trata una amplia variedad de temas, desde lo fantástico y maravilloso hasta lo realista y picaresco. El enlace entre los diversos cuentos lo proporciona la estructura narrativa marco, donde la princesa Sherezade narra historias al rey Schahriar noche tras noche para salvar su vida. Muchos de los relatos proceden de la tradición oral de diversos países, incluyendo cuentos tan conocidos como Simbad el Marino, Aladino y la lámpara maravillosa o Alí Babá y los cuarenta ladrones (aunque algunos de estos fueron añadidos en traducciones europeas posteriores).

La épica medieval

Los cantares de gesta

Los cantares de gesta son extensos poemas narrativos, generalmente en versos irregulares asonantados (en la tradición hispánica) o decasílabos/alejandrinos (en la francesa), que cantan las hazañas de un héroe, a menudo representativo de los valores de un pueblo o linaje. Están basados en un hecho histórico o legendario, al que se le suelen añadir elementos fantásticos. Los juglares los cantaban o recitaban en palacios, plazas o mercados, acompañándose a menudo de instrumentos musicales. Esta transmisión oral provocaba variaciones y adaptaciones en los poemas, lo que explica que muchas de estas obras sean anónimas o de autoría colectiva. Dentro de los cantares de gesta europeos surgen dos tendencias principales:

a) Tendencia germánica

Se caracteriza por cantar hazañas de héroes de leyenda, con un fuerte componente mítico y trágico. El principal exponente es el Cantar de los Nibelungos.

El Cantar de los Nibelungos (Nibelungenlied)

Es el cantar más famoso de la epopeya germánica medieval, escrito en alto alemán medio alrededor del siglo XIII. Se divide en 39 cantos o aventuras y en él destaca la evolución psicológica del personaje de Crimilda, desde la ternura inicial, pasando por el amor y el dolor por la muerte de su esposo Sigfrido, hasta su implacable deseo de venganza.

b) Tendencia románica (principalmente francesa e hispánica)

Se caracteriza por representar a personajes más cercanos a la historia, como Roldán o el Cid Campeador, aunque idealizados. En ella se manifiesta frecuentemente el tema de la defensa de la cristiandad frente al mundo musulmán, el honor y la lealtad feudal. Narra un episodio fundamental en la biografía del héroe y sus obras suelen agruparse en ciclos narrativos (por ejemplo, el ciclo carolingio o el ciclo del Cid).

La Chanson de Roland (Cantar de Roldán)

Es el cantar de gesta más antiguo e importante de la épica francesa, datado a finales del siglo XI. Su tema principal es la derrota sufrida por la retaguardia del ejército de Carlomagno, comandada por su sobrino Roldán, en la batalla de Roncesvalles (778), emboscada por los vascones, aunque el poema los transforma en sarracenos para exaltar el espíritu de cruzada. El héroe del cantar es Roldán, un guerrero valiente y orgulloso hasta la desmesura (desmesure), que perece a causa de su orgullo al no querer pedir ayuda al ejército imperial tocando el olifante. El poema se estructura en cuatro partes. Entre sus características destacan la fantasía descriptiva, la emoción poética y el retrato de personajes con valores humanos y heroicos. Su estilo es sencillo y directo, y emplea recursos expresivos propios de la épica oral, como el epíteto épico, las enumeraciones o los paralelismos.

El Cantar de Mio Cid

Es el único poema épico extenso en castellano conservado casi en su totalidad (se conservan 3730 versos). El manuscrito que se conserva (Biblioteca Nacional de España) data de 1207 y es una copia realizada por un copista llamado Per Abbat de un texto anterior, probablemente de mediados del siglo XII. Se cree que el texto original fue compuesto, probablemente, por uno o más juglares en esa época.

El héroe del poema es Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, figura histórica y representante de la baja nobleza castellana del siglo XI. Fue vasallo del rey Sancho II y, posteriormente, de Alfonso VI. El poema narra cómo, tras sufrir el injusto destierro por orden del rey Alfonso VI, el Cid recupera su honra pública y privada, y alcanza el encumbramiento social a través de sus hazañas militares contra los musulmanes y su lealtad al rey.

El poema está dividido tradicionalmente en tres cantares: el Cantar del Destierro, el Cantar de las Bodas (de las hijas del Cid con los infantes de Carrión) y el Cantar de la Afrenta de Corpes (donde se narra la humillación de las hijas del Cid y la posterior reparación de su honor).

Los poemas caballerescos o narración cortesana (roman courtois)

Son considerados, en última instancia, un antecedente importante de la novela moderna. Surgen principalmente en Francia en el siglo XII, en un contexto en el que la nobleza guerrera se transforma en cortesana y se establece en entornos urbanos y palaciegos, desarrollando gustos más refinados. Los poemas caballerescos (o romans) son narraciones cultas, de transmisión escrita y, a menudo, con autor conocido (como Chrétien de Troyes). Su finalidad principal es el entretenimiento de un público cortesano, aunque también pueden tener intenciones didácticas o morales. Inicialmente se escribieron en verso (pareados octosílabos), pero posteriormente muchos fueron prosificados. El lenguaje está más elaborado que en los cantares de gesta, y los temas se centran en la aventura individual, el amor (a menudo el amor cortés) y elementos maravillosos o mágicos. Muchos de estos poemas tratan la denominada materia de Bretaña (leyendas artúricas), la materia de Roma (temas clásicos) o la materia de Francia (temas carolingios, pero con un enfoque diferente al de los cantares de gesta).

a) Godofredo de Monmouth

Este clérigo galés escribe en latín, hacia 1136, la Historia Regum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña), obra de escaso rigor histórico pero de inmensa influencia literaria en la difusión de las leyendas artúricas por toda Europa. Según la leyenda popularizada por este monje, el rey Arturo nace de la unión adúltera del rey de los britanos, Uther Pendragon, con Igraine (o Ygerna), duquesa de Cornualles, encuentro facilitado por la magia de Merlín. Una vez que hereda el trono de su padre, Arturo, con su espada Excalibur, lleva a cabo una serie de conquistas, establece la Tabla Redonda y se casa con Ginebra. Al dejar temporalmente el trono a su sobrino Mordred para ir a ser proclamado emperador en Roma, le informan de que su sobrino ha usurpado el poder y se ha casado con Ginebra. Al regresar, se enfrenta a Mordred en la batalla de Camlann; el usurpador muere y Arturo resulta mortalmente herido, siendo llevado a la isla de Ávalon.

b) Chrétien de Troyes

Es el autor francés (activo entre 1160 y 1190) considerado clave en la configuración literaria del ciclo artúrico y del roman courtois. En sus obras, la magia se mezcla con la realidad cotidiana de la caballería, y con elementos misteriosos y sobrenaturales. Sus personajes buscan la aventura y la perfección individual. Su novela Lancelot ou le Chevalier de la charrette (Lanzarote o el Caballero de la Carreta) narra los amores adúlteros del caballero Lanzarote del Lago por la reina Ginebra, esposa del rey Arturo, y las pruebas que debe superar por ella.

Aunque la leyenda de Tristán e Iseo tiene orígenes celtas y fue tratada por otros autores contemporáneos (como Béroul o Thomas de Bretaña), Chrétien de Troyes también escribió una versión de Tristán e Iseo (hoy perdida, pero mencionada por él). La historia cuenta el trágico amor entre Tristán, un joven caballero al servicio de su tío, el rey Marc de Cornualles, e Iseo la Blonda, prometida del rey, unidos por un filtro amoroso bebido por error.

La lírica medieval

Lírica popular o tradicional

Es el conjunto de canciones y poemas breves, anónimos y transmitidos oralmente, que expresan sentimientos y vivencias colectivas. En la península ibérica destacan:

  • Jarchas: Composiciones muy breves de tema amoroso, escritas en mozárabe (romance hablado por los cristianos en Al-Ándalus), que datan de los siglos XI al XIII. En ellas, una muchacha expresa sus sentimientos (generalmente quejas por la ausencia del amado o habib) a su madre o a sus hermanas. Estas jarchas se incluían como cierre o estribillo (markaz) en composiciones cultas árabes (moaxajas) o hebreas.
  • Cantigas: Composiciones escritas en galaicoportugués, lengua de la lírica culta y popular en la península durante los siglos XII-XIV. Se distinguen principalmente tres tipos:
    • Cantigas de amigo: Poemas puestos en boca de una mujer que lamenta la ausencia de su amado (amigo), a menudo en un entorno natural (mar, fuentes, romerías).
    • Cantigas de amor: Poemas en los que un hombre (trovador) expresa su amor cortés a una dama, siguiendo los modelos de la lírica provenzal.
    • Cantigas de escarnio y maldecir: Poemas satíricos o burlescos que critican a personas, costumbres o instituciones.
  • Villancicos: Poemas castellanos, originalmente canciones populares de villanos (habitantes de las villas), con una estructura de estribillo y glosa. Se hicieron muy populares durante la Edad Media y el Renacimiento. Sus temas eran variados (amor, trabajo, fiestas), no solo religiosos en su origen, aunque posteriormente se asociaron especialmente con la Navidad.

Poesía culta

a) Poesía provenzal (o trovadoresca)

Florece en el sur de Francia (Occitania) entre los siglos XI y XIII. Son composiciones líricas escritas en lengua occitana (provenzal), cuyos autores, los trovadores (poetas y músicos, a menudo nobles o clérigos), son generalmente conocidos. Versa sobre asuntos principalmente amorosos, aunque también morales o políticos, y su finalidad es estética, buscando la expresión refinada de los sentimientos y el virtuosismo formal. Se difundió por toda Europa e influyó notablemente en otras líricas medievales.

El amor cortés (fin’amors)

La lírica provenzal está intrínsecamente asociada al concepto del amor cortés. En este, un trovador expresa su amor idealizado hacia una dama, generalmente de alta sociedad, casada y considerada superior e inaccesible (la domna o señora). Sus características más habituales son:

  • La sumisión y humildad del amante (el trovador) ante la dama, a la que sirve como un vasallo a su señor feudal.
  • La idealización de la amada, cuyas cualidades físicas y morales son exaltadas.
  • El amor como fuente de perfeccionamiento moral para el amante.
  • La discreción y el secreto (celar) que deben rodear esta relación para proteger el honor de la dama.
  • El sufrimiento gozoso (joi) del amante, que se complace en su amor aunque no sea correspondido plenamente.
  • Es frecuente la utilización de un lenguaje con reminiscencias religiosas para expresar las emociones amorosas.
  • En torno a este amor se desarrollan roles y situaciones típicas (el enamorado, la dama, el marido celoso o gilós, los aduladores o lausengiers).
Manifestaciones (géneros) de la lírica provenzal
Cançó:
Es la forma de expresión más característica y prestigiosa del amor cortés. En ella, la dama aparece muy idealizada y el amor se representa como un servicio o vasallaje feudal. El estilo suele ser ingenioso, culto y de métrica elaborada.
Sirventés:
Poema de contenido moral, político o satírico, que utiliza la métrica de una cançó preexistente.
Tensó (o partimén):
Es una disputa o poema dialogado en el que dos o más trovadores debaten sobre temas diversos, a menudo relacionados con el amor, la moral o la propia poesía.
Alba:
Describe la tristeza o el lamento de los amantes que, tras haber pasado la noche juntos secretamente, deben separarse al amanecer, a menudo alertados por un vigilante (gaita).
Pastorela:
Plantea el encuentro en un entorno campestre entre un caballero y una pastora, con un diálogo que puede tener distintas evoluciones (seducción, rechazo, debate ingenioso).
Planh:
Es un lamento fúnebre en el que se ensalzan las virtudes de una persona fallecida, generalmente un protector, un amigo o un compañero trovador.

b) Poesía goliárdica

Se trata de una poesía profana escrita principalmente en latín medieval, aunque a veces con fragmentos en lenguas vernáculas, que floreció en Europa entre los siglos XI y XIII. Sus autores, a menudo clérigos o estudiantes itinerantes con formación universitaria, son conocidos como goliardos. Son composiciones que exaltan los placeres de la vida (el vino, el amor carnal, el juego: Vino, Venus y Taberna) con ingenio y agudeza expresiva. También pueden abordar temas morales y satíricos, criticando con dureza los vicios de la sociedad y, especialmente, de la Iglesia (la simonía, la corrupción del clero). Aunque muchas son anónimas, están dirigidas a un público culto capaz de apreciar sus referencias clásicas y bíblicas. Estas composiciones se encuentran recogidas en cancioneros, siendo el más famoso de ellos el Carmina Burana (Canciones de Beuern), compilado en el siglo XIII.

c) Poesía arábigo-andaluza

Además de las jarchas, en Al-Ándalus se desarrolló una rica tradición poética culta en árabe clásico y hebreo.

  • Moaxaja (Muwashshah): Composiciones poéticas cultas en árabe clásico o hebreo, originarias de Al-Ándalus (siglos IX-X). Se caracterizan por su estructura estrófica compleja (generalmente cinco o siete estrofas) y su temática variada (amorosa, panegírica, báquica). A menudo incluían al final una jarcha (un breve poema en romance mozárabe o árabe coloquial) como estribillo o cierre, que debía encajar temática y métricamente.
  • Zéjel (Zajal): Es una forma métrica y poética de origen arábigo-andaluz, escrita en árabe dialectal andalusí, que alcanzó gran popularidad. Se caracteriza por un estribillo que se repite y una estructura particular de rimas (aa, bbba, ccca…). Fue cultivada por poetas como Ibn Quzmán (siglo XII) y tuvo gran influencia en la lírica popular de la península ibérica y en formas como el villancico.

Otras formas narrativas medievales

Formas narrativas medievales en verso

a) Obras destacadas (principalmente a partir del siglo XII-XIII en Francia y otros lugares de Europa)

  • Fabliaux: Son cuentos breves (entre 300 y 400 versos) escritos en francés antiguo, en versos octosílabos pareados. Datan principalmente de los siglos XII y XIII. Tienen una finalidad principalmente cómica, satírica o burlesca, a menudo con un tono realista, crudo y popular, y suelen tratar sobre engaños, astucias, situaciones escatológicas o la vida cotidiana.
  • Roman de Renart: Es un conjunto de poemas narrativos en francés antiguo, compuestos entre aproximadamente 1170 y 1250 por diversos autores. Se trata de una serie de aventuras protagonizadas por animales personificados (Renart el zorro, Ysengrin el lobo, Noble el león, etc.) que satirizan la sociedad feudal, sus instituciones y sus valores.
  • Roman de la Rose: Es un extenso poema alegórico francés del siglo XIII, escrito en dos partes por dos autores diferentes: Guillaume de Lorris (hacia 1230) y Jean de Meun (hacia 1275). La primera parte describe el cortejo amoroso según los ideales del amor cortés, mientras que la segunda es una vasta enciclopedia de conocimientos de la época con un tono más filosófico, crítico y misógino.

b) Siglo XIII: El Mester de Clerecía en Castilla

Durante esta etapa (siglos XIII y XIV) se desarrollan en Castilla obras narrativas en verso agrupadas bajo la denominación de Mester de Clerecía (oficio de clérigos). Este se caracteriza por:

  • Estar escrito por autores cultos (clérigos en sentido amplio: hombres instruidos, no necesariamente sacerdotes), con conciencia de autoría.
  • Utilizar una métrica regular y culta, principalmente la cuaderna vía (estrofas de cuatro versos alejandrinos –de catorce sílabas– con la misma rima consonante: AAAA).
  • Tratar temas eruditos, religiosos (vidas de santos, milagros de la Virgen), hagiográficos, históricos o novelescos, a menudo basados en fuentes escritas latinas.
  • Tener una finalidad didáctica y moralizante, buscando enseñar y adoctrinar al público.
  • Obras representativas son Los Milagros de Nuestra Señora y la Vida de San Millán de la Cogolla de Gonzalo de Berceo, el Libro de Alexandre (anónimo) y el Libro de Apolonio (anónimo). El Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita (siglo XIV) también utiliza la cuaderna vía, aunque con mayor libertad y variedad métrica.

Formas narrativas medievales en prosa

a) Cuentos y apólogos (exempla)

Se desarrollan obras en prosa con intención didáctica o doctrinal, como las colecciones de cuentos y apólogos (también conocidos como exempla, singular exemplum). El apólogo es una composición breve de carácter didáctico-moral, que narra una historia (real o ficticia, humana o animal) de la que se extrae una enseñanza. Suelen constar de una presentación de la situación o problema, el cuerpo del relato (el ejemplo en sí) y una moraleja explícita o implícita. Generalmente están escritos en prosa con un tono reflexivo y serio. Entre las colecciones de apólogos medievales más destacadas en la literatura castellana se encuentra El conde Lucanor o Libro de los enxiemplos del conde Lucanor et de Patronio (1335) de Don Juan Manuel. El Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita, aunque fundamentalmente en verso, también incluye numerosos ejemplos y cuentos de intención didáctica.

b) Desarrollo de la prosa narrativa en el siglo XIV

En el siglo XIV, la prosa narrativa en castellano experimenta un notable desarrollo, impulsada por figuras como el rey Alfonso X el Sabio en el siglo XIII (con sus obras históricas, científicas y legales) y continuada en el XIV. No solo se cultivan los fines didácticos, sino también la crónica histórica más elaborada (como las de Pero López de Ayala) y los primeros indicios de la ficción sentimental y los libros de caballerías en prosa, que alcanzarán su auge en el siglo XV y XVI.

El teatro medieval

Los orígenes del teatro medieval europeo se encuentran en la liturgia religiosa cristiana. Ya desde el siglo X-XI, se encuentran tropos (breves textos cantados añadidos a la liturgia) y pequeñas dramatizaciones dialogadas de pasajes bíblicos (teatro litúrgico), representadas dentro de las iglesias y en latín, como las relacionadas con la Navidad (la adoración de los pastores, la llegada de los Reyes Magos) o la Pascua (la visita al sepulcro). Un ejemplo temprano en castellano es el fragmento del Auto de los Reyes Magos (siglo XII).

Hacia finales de la Edad Media (siglos XIV-XV), el teatro religioso evoluciona, se independiza progresivamente de la liturgia, se representa fuera de las iglesias (en plazas, atrios), utiliza las lenguas vernáculas y adquiere formas más complejas y populares, con mayor participación de laicos. Entre estas destacan:

  • Los misterios (o dramas de misterio): Eran representaciones de gran envergadura y espectacularidad sobre pasajes de la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento), la vida de Cristo (Pasión, Resurrección), la Virgen o los santos. Podían durar varios días y movilizar a gran parte de la comunidad. Famosos son los ciclos de misterios ingleses (York, Chester) o las pasiones francesas y alemanas.
  • Las moralidades: Son obras de tipo alegórico, donde personajes abstractos (como las Virtudes cardinales y teologales, los Vicios capitales, la Muerte, la Humanidad, el Bien y el Mal) representan un conflicto moral con una clara intención didáctica y edificante. Un ejemplo famoso es Everyman (Todohombre) en Inglaterra o la Danza de la Muerte en España, que tiene componentes de moralidad.
  • Los milagros: Dramatizaciones de milagros atribuidos a la Virgen o a los santos, con una estructura más sencilla que los misterios.

La Danza de la Muerte (o Danza Macabra)

Aparecen en Europa, con especial desarrollo a partir del siglo XIV y XV (especialmente en Francia, Alemania, España y otros lugares), las representaciones pictóricas, escultóricas y los textos literarios de la Danza de la Muerte o Danza Macabra. Se trata de un género alegórico, a menudo dialogado o con forma de procesión, en el que la Muerte, como personaje esquelético personificado, va llamando a bailar consigo (es decir, a morir) a personas de todas las clases sociales, edades y oficios, desde el Papa y el Emperador hasta el labrador, el mercader y el niño. Su mensaje principal es la universalidad e igualdad de todos ante la muerte (memento mori: recuerda que morirás) y la vanidad de los bienes terrenales. La alta mortalidad causada por guerras y epidemias, como la Peste Negra (mediados del siglo XIV), contribuyó enormemente a la popularidad y difusión de este tema, que mantenía la idea de la muerte muy presente en la vida cotidiana y la mentalidad de las personas de la Baja Edad Media. En España, la Danza General de la Muerte (principios del siglo XV) es un ejemplo destacado de este género.

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