Panorama de la Literatura Española: Del 98 a Finales del Siglo XX

Generación del 98

Concepto y Contexto

Se denomina así a un grupo de autores que se caracterizan por su preocupación por la situación del país y por la búsqueda de la esencia de lo español, que ellos creen encontrar en Castilla. Buscan nuevos valores que regeneren el país. El nombre de la generación viene del desastre del 98 (pérdida de colonias). Se ha discutido sobre si son verdaderamente una generación, cumpliendo muchos de los requisitos: edad similar, amistad, participación conjunta en actos (visita a la tumba de Larra), etc.

Temas Principales

  • España: Se centran en sus problemas, en su situación, buscan la esencia de lo español en Castilla, aparecen paisajes y pueblos castellanos, la gente anónima que los habita, lo que Unamuno llamó la “intrahistoria”.
  • Reflexión existencial: Pesimismo, melancolía ante la situación del país.

Características

  • Lenguaje: Sencillo, sobrio, no demasiado retórico aunque con un estilo cuidado, sin caer en coloquialismos.
  • Géneros: Los más cultivados son la novela y el ensayo, dentro de la variedad.
  • Tradición literaria: Gusto e interés por autores y obras de la literatura española: Berceo, el Cid, Manrique, Garcilaso, etc. Especial admiración sienten por Larra y su actitud crítica frente a las costumbres españolas.
  • Renovación: Como el Modernismo, rechazo de lo anterior, intento de renovación de las formas de expresión literarias.
  • Importancia del contenido: Mayor importancia del contenido frente a la forma, buscando más la transmisión de ideas que la belleza formal.
  • Subjetividad: Frente al Realismo, no buscan la mera reproducción de la realidad sino transmitir lo que a ellos les sugiere dicha realidad, es decir, su visión subjetiva de la misma.

Autores y Obras por Género

A continuación, vamos a estudiar a los distintos autores y obras clasificándolos por géneros.

Novela

Dentro de la G98, la producción novelística es muy amplia al ser este el género más cultivado:

  • Pío Baroja: Es el novelista por excelencia del grupo y el más productivo, con una cantidad ingente de novelas agrupadas la mayoría en trilogías. Es el más realista de todos, con una visión crítica y pesimista de la realidad, concibe la vida como algo feo y cruel, con personajes antihéroes que luchan por sobrevivir, fracasando en el intento. Destacan la trilogía La lucha por la vida, con las novelas La busca, Mala hierba y Aurora Roja, donde aparece el Madrid suburbial de finales de siglo en el que el joven Manuel trata de sobrevivir; la trilogía Tierra vasca (La casa de Aitzgorri, El mayorazgo de Labraz y Zalacaín el aventurero); la novela El árbol de la ciencia, de carácter autobiográfico y protagonizada por Andrés Hurtado, en la que se muestra una visión crítica de la España de la época (perteneciente a otra trilogía titulada La raza); y Camino de perfección, la primera novela importante en ser publicada, en la que aparece el paisaje castellano y la visión crítica de la realidad.
  • Miguel de Unamuno: Con una novela de carácter existencial, mostrando su preocupación y su agonía vital. Fue el creador del concepto de “intrahistoria”, la historia de la gente anónima de los pueblos castellanos, allí donde los noventayochistas creen encontrar la esencia de lo español. Su novela se ha denominado intelectual, y en ella muestra sus preocupaciones. Destaca Niebla, protagonizada por Augusto Pérez y en la que aparece el propio autor como personaje. Con ella aparece el concepto de “nivola”, novela con sus propias leyes, sin un plan previo a seguir. También Abel Sánchez, con el tema de la envidia; La tía Tula, con el tema de la madre perfecta e ideal; o San Manuel bueno, mártir, sobre la pérdida de la fe en la iglesia.
  • José Martínez Ruiz, “Azorín”: Con una novela de gran lirismo y preocupación por el paso del tiempo. También muestra preocupación por España. Destacan sus abundantes descripciones y su prosa de frase corta. Las más importantes son sus tres primeras novelas: La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo, en las que muestra su angustia y preocupación, su dilema entre hacer algo o caer en la abulia. Son autobiográficas.
  • Valle-Inclán: Aunque es un autor de difícil adscripción a ningún grupo o corriente, se suele incluir también dentro de los autores del 98 a Valle-Inclán, con una novela de tipo esperpéntica, siguiendo la línea de su teatro, en la que caricaturiza la sociedad y aparecen personajes grotescos. Destacan Tirano Banderas, contra las dictaduras, y la trilogía El ruedo ibérico, en la que muestra de forma crítica la realidad española desde Isabel II hasta Alfonso XIII, con las novelas La corte de los milagros, Viva mi dueño y Baza de espadas.

Reacción contra el 98

También cabe citar lo que se denominó “Reacción contra el 98”, donde cabría citar a Concha Espina, dentro de los continuadores del Realismo puro (La esfinge maragata) y también una corriente de novela erótica continuadora del Naturalismo, con Felipe Trigo y su Jarrapellejos.

Ensayo

Dentro de la G98 fue un género muy cultivado, con un gran tema central: España y su situación. Los autores muestran su preocupación por esta situación y tratan de buscar soluciones. Destacan:

  • Ángel Ganivet: Considerado precursor e ideólogo de la G98, con Idearium español, donde propone concentrar las fuerzas en el interior y no en el exterior del país. Considera la indisciplina y el individualismo como las causas del desastre.
  • Unamuno: Con el tema de España y su angustia existencial. Destacan En torno al casticismo, donde habla del concepto de intrahistoria, y Vida de don Quijote y Sancho, donde considera que la raíz de lo español está en Cervantes.
  • Ramiro de Maeztu: Con Hacia otra España, donde considera la pereza y la desidia como causas de los males del país; o Don Quijote, don Juan y La Celestina, a los que considera por su egoísmo símbolos de la decadencia española.
  • Azorín: Gran ensayista, con los temas del paisaje castellano, la crítica literaria y la reflexión política. Destacan Los pueblos, Castilla o La ruta de don Quijote, en los que aparece el paisaje castellano como eje central.

Poesía

En poesía no hay una gran producción dentro de la G98, destacando los siguientes autores:

  • Antonio Machado (ver Modernismo): Su obra noventayochista es Campos de Castilla, donde aparecen tres grandes temas: el paisaje castellano (centrado en torno a Soria), Leonor y la tristeza y melancolía provocadas sobre todo por la temprana muerte de su amada. La enfermedad y muerte de Leonor da origen a hondos poemas o composiciones breves: Proverbios y cantares y un largo romance La tierra de Alvargonzález, sombría leyenda soriana. En la última etapa, igualmente tras la muerte de Leonor, hace reflexiones filosóficas y publica su tercer libro de poemas, Nuevas canciones, inspirado en coplas populares.
  • Miguel de Unamuno: Con obras como Cancionero y El cristo de Velázquez.

Teatro

En cuanto al teatro, dentro de la G98 tenemos una serie de autores y obras que tratan de renovar el teatro español, huyendo de la comedia burguesa insulsa que predominaba en la época:

  • Miguel de Unamuno: Con un teatro poco importante y de poco éxito, con obras como El otro, donde trata el tema de la personalidad, o Fedra, donde recrea el mito clásico.
  • Valle-Inclán: Es sin duda el dramaturgo más importante de la primera mitad del siglo junto a Lorca, auténtico renovador del teatro español. Dentro de su teatro se distinguen tres ciclos: el ciclo mítico, en el que sitúa sus obras en la Galicia primitiva y arcaica, de carácter violento (Comedias bárbaras); el ciclo de la farsa (La marquesa Rosalinda), de carácter cómico y que supone una transición al tercero y más importante, el ciclo del esperpento. El esperpento se puede definir como “estética de deformación de la realidad” y supone una crítica despiadada a la situación del país que se presenta deformado, caricaturizado, con un lenguaje y unos personajes también caricaturizados y frecuentemente animalizados. Es una estética que mezcla lo trágico y lo burlesco en un intento de superar “el dolor y la risa”. Tras obras que ya presentan ese tono esperpéntico como Farsa y licencia de la Reina Castiza, deformación despiadada de la corte isabelina, o Divinas palabras, una de las cimas de su teatro, de gran violencia y lenguaje desgarrado y brutal, llegamos a la obra más importante y verdadera cumbre del esperpento: Luces de bohemia (1920), donde el protagonista Max Estrella, un poeta miserable y ciego, inspirado en Alejandro Sawa, y don Latino hacen un recorrido nocturno por Madrid en el que se van encontrando lo más negativo de esa sociedad. La obra acaba con la muerte de Max en un portal, borracho y aterido de frío, en unas condiciones lamentables, simbolizando la imposibilidad de vivir en una España deforme, injusta y absurda en la que no encuentran sitio la pureza, la honestidad o el arte noble. Además, destaca la trilogía Martes de Carnaval, que incluye las obras Los cuernos de don Friolera, que trata el tema del honor y considerada por muchos el mejor esperpento, Las galas del difunto y La hija del capitán, contra los levantamientos militares, apareciendo en todas ellas personajes marginales o fantoches grotescos que encierran una visión ácida y disconforme de la realidad.

Novecentismo (Generación del 14)

Concepto y Contexto

Se conoce como Novecentismo el movimiento cultural y literario que, en la segunda década española del siglo XX, utilizando como nombre y bandera el nuevo siglo, se opone a cuanto se considera propio del siglo anterior y propugna una renovación estética y formal, abriendo el camino para la entrada de las Vanguardias y la posterior Generación del 27. Lo significativo de la fecha de 1914, cuando comienza la Primera Guerra Mundial y con ello concluye social y políticamente el siglo XIX, ha hecho que a los novecentistas se les denomine también Generación del 14, aunque no tuvieran conciencia de pertenencia a ningún grupo.

Características

Las características más destacadas del movimiento son las siguientes:

  • Formación intelectual: Los autores poseen una gran formación intelectual, adquirida incluso en el extranjero, que se va a reflejar en su producción literaria.
  • Rechazo de lo anterior: Rechazo de toda la literatura anterior, tanto Romanticismo y Realismo como Modernismo y G98. Tratan de superar todos esos movimientos y renovar formalmente la obra literaria.
  • Visión de España: Afrontan el problema de España con mayor serenidad y racionalismo que los autores del 98, con una actitud menos localista y más universal, enfocando su mirada hacia la Europa industrializada y liberal, con un análisis más frío y objetivo de los problemas y de la situación.
  • Preocupación estética: Hay una preocupación por la estética y la belleza formal de sus obras. Conciben la obra de arte como algo alejado de la realidad y sus problemas, teniendo como único objetivo proporcionar placer estético. Es el denominado arte puro que va a ser uno de los pilares de las Vanguardias y la Generación del 27.
  • Lenguaje: El lenguaje que aparece en las obras es muy cuidado y depurado, alejado de coloquialismos o de un lenguaje cercano al cotidiano.
  • Géneros: El ensayo y la novela son los géneros más utilizados.
  • Público minoritario: Las obras van dirigidas a una minoría, a gente culta preparada intelectualmente. Incluso, en palabras de Juan Ramón Jiménez, “a una inmensa minoría”.
  • Labor preparatoria: La importancia verdadera del movimiento no radica en su obra en sí sino en su labor de preparación del terreno, en cuanto a renovación formal, que propicia la posterior llegada de las Vanguardias y la aparición de un grupo tan importante como la Generación del 27.

Autores y Obras por Género

En cuanto a autores y obras, vamos a estudiar lo más destacado por géneros, tanto en novela como en ensayo.

Novela

  • Ramón Pérez de Ayala: Su novela, denominada intelectual, se caracteriza por la importancia de las reflexiones sobre los temas más diversos en perjuicio de la acción, la ironía, el cuidado por el estilo y el lenguaje y la variedad de puntos de vista narrativos (perspectivismo). Sus obras se dividen en dos periodos: Las del primero son autobiográficas, con una visión crítica y amarga de la situación de España, de tono más realista y un estilo cercano a Galdós, destacando Tinieblas en las cumbres o Troteras y danzaderas; en el segundo periodo, más intelectual y menos realista, destacan Lunas de miel, lunas de hiel, con reflexiones sobre el tema de la sexualidad y el amor, o Tigre Juan, sobre el donjuanismo, la mujer y el honor.
  • Gabriel Miró: Su novela, denominada lírica, se caracteriza por utilizar un lenguaje artificioso lleno de imágenes y un estilo muy lírico y descriptivo. Se le ha denominado incluso poeta en prosa. Destacan Las cerezas del cementerio, caracterizada por los personajes abúlicos e inadaptados rodeados de un ambiente enfermizo y decadente, con un tono melancólico, sobre la falta de amor y de deseo, o Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso, novelas de su segunda época que tienen continuidad argumental y retratan el ambiente sórdido y opresivo de la ciudad de Oleza (nombre literario de Orihuela), que contrasta con el entorno natural.

Ensayo

  • José Ortega y Gasset: Uno de los intelectuales más relevantes de todo el siglo XX en España, fundador de la Revista de Occidente, con una abundante obra filosófica y ensayística en la que muestra las líneas maestras de su pensamiento, con un estilo cuidado y brillante. Destacan las obras La deshumanización del arte, en la que realiza un análisis sociológico del arte de vanguardia, minoritario y alejado de la realidad, que es considerado un auténtico manifiesto vanguardista; La rebelión de las masas, en la que considera que la sociedad debería estar regida por una minoría preparada y selecta a la que las masas, el pueblo, deberían obedecer, siendo su indocilidad a la hora de asumir normas la causa de los males del país; y España invertebrada, en la que analiza la situación de España.
  • Otros ensayistas destacados son Eugenio D’Ors, que defiende en sus ensayos, escritos tanto en catalán como en castellano, un arte más parecido al clasicismo, pleno de equilibrio, alejado del desorden, destacando Glossari; Gregorio Marañón, con Don Juan, conjunto de ensayos dedicados al personaje y el origen de su leyenda; Ramón Menéndez Pidal, quizás el filólogo español más importante de todos los tiempos, con un gran número de obras dedicadas al estudio de la lengua (Manual de gramática histórica) y la literatura españolas (sobre el Cid, el Romancero, etc.); Manuel Azaña, Américo Castro, etc.

Otros Autores Relevantes

En cuanto a otros autores que se podrían incluir en este movimiento, destacan sobre todo dos: Juan Ramón Jiménez y Ramón Gómez de la Serna.

  • Juan Ramón Jiménez (JRJ): Una vez superada su primera etapa intimista y modernista (ver tema anterior), inicia una segunda etapa denominada intelectual, cercana a los principios que caracterizan al novecentismo. Parte de la idea de arte puro, alejado de la realidad, que va a estar en la base de las vanguardias y de la G27, que lo considera un modelo a seguir, siendo JRJ uno de los poetas más influyentes en dicho grupo. De esta etapa es su obra más conocida, Diario de un poeta recién casado, en la que muestra una gran renovación formal y una nueva concepción poética. En obras posteriores, como Eternidades o Poesía, ahonda cada vez más en la abstracción e intelectualización de su poesía, que es cada vez más difícil y minoritaria.
  • Ramón Gómez de la Serna: Puede ser incluido en este movimiento por fechas, siendo considerado un claro precursor de las Vanguardias con sus Greguerías, un conjunto de frases ingeniosas e irónicas, que muestran una concepción metafórica de la realidad. En la obra se aprecia la concepción del arte como un juego propio de las vanguardias. También escribe alguna novela como La nardo.

Las Vanguardias

Concepto y Contexto

Se denomina Vanguardias a una serie de movimientos que se desarrollan en Europa en el periodo de entreguerras, como respuesta a una situación política y social extrema, y que suponen una ruptura total con todo lo anterior.

Características Generales

  • Arte como juego: Se concibe el arte como un puro juego, rompiendo con toda convención y todos los cánones estéticos anteriores.
  • Alejamiento de la realidad: Arte alejado totalmente de la realidad.
  • Provocación: Busca la provocación y la reflexión del lector ante la obra de arte.
  • Nuevas formas de expresión: Supone la aparición de nuevas formas de expresión, la liberación de trabas políticas o morales.
  • Predominio formal: Predominio de los juegos de palabras, los dibujos, los poemas visuales que forman imágenes, el verso libre (o versículo, si es de larga extensión) o la ausencia de puntuación, entre otros rasgos.
  • Pasión por el futuro: Sienten pasión por el futuro y los avances técnicos.

Principales Movimientos Europeos

  • Futurismo: Centrado en los avances técnicos y las máquinas.
  • Dadaísmo: El más radical, con una forma de expresión absurda e incoherente.
  • Cubismo: Tuvo repercusión sobre todo en las artes plásticas y que en literatura se representa a través de los llamados Caligramas o poemas visuales, destacando el francés Apollinaire.
  • Surrealismo: El que más influye en la G27, surgido en Francia de la mano de André Breton y caracterizado por el alejamiento y superación de la realidad y la lógica, con el uso de la llamada escritura automática, que consiste en la transcripción de lo que sugiera la mente sin mediación de la lógica ni de la razón, fluyendo los pensamientos de manera libre, sin represión, consiguiendo de esta manera la liberación del subconsciente, todo ello a través del verso libre, metáforas atrevidas y chocantes y total libertad expresiva.

Las Vanguardias en España

En España, destacan:

  • Ultraísmo: Síntesis de las anteriores, siendo su promotor Guillermo de Torre, con su obra destacada Hélices.
  • Creacionismo: Destaca por crear su propia realidad, concibiendo la obra como una creación propia alejada de la realidad. El chileno Vicente Huidobro es el considerado padre de este movimiento y entre los poetas más importantes destaca Gerardo Diego, con obras vanguardistas como Imagen o Manual de espumas.

También se escriben algunas novelas vanguardistas, deshumanizadas, alejadas de la realidad, con un lenguaje retórico, metafórico, como Locura y muerte de nadie, de Benjamín Jarnés. Las vanguardias en España no tuvieron demasiado éxito, radicando su importancia en el hecho de que abren importantes caminos de expresión a la G27.

Generación del 27

Concepto y Origen

Centrándonos ya en la G27, la podríamos denominar como un grupo de autores que comparten amistad y una búsqueda de nuevas formas de expresión, con preocupaciones estéticas comunes. El nombre viene de la celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora (a quien admiraban y consideraban su modelo) en 1927, en el Ateneo de Sevilla.

Características

En cuanto a características, lo más destacado es cómo su poesía aprovechó las novedades de los movimientos vanguardistas, de las que todos participaron en mayor o en menor medida, sin romper con la tradición literaria española. Esta mezcla de modernidad y tradición es la base de todos los rasgos que caracterizan al grupo. Se denomina neopopularismo a esa corriente que rescata elementos populares y tradicionales para introducirlos en la poesía moderna. Como características generales destacan:

  • Influencias literarias: Las del poeta Juan Ramón Jiménez; la de Góngora, y en general de toda la poesía barroca y renacentista; la del romanticismo de Bécquer. Hay también una fuerte presencia de la lírica tradicional española.
  • Variedad temática: Desde los más tradicionales (amor, muerte, nostalgia de la patria – entre los exiliados-, la naturaleza, como tema complementario o como símbolo -Lorca utiliza las flores, la noche; Alberti, el mar-) hasta los más modernos relacionados con las vanguardias (avances técnicos, el mundo de los sueños).
  • Estilo: No es uniforme, debido a la fuerte personalidad y al estilo propio de cada poeta, pero sí hay elementos en común, entre los que destaca la importancia de la metáfora, una metáfora que busca la originalidad y el atrevimiento, herencia vanguardista. Asimismo, todos conceden gran importancia al aspecto formal, con un especial cuidado por este y por el lenguaje.
  • Métrica: Muy variada, mezclando también aquí elementos tradicionales, como romances o sonetos, y elementos modernos, sobre todo el verso libre, otra herencia vanguardista, o el versículo, llegando a veces a parecer poemas en prosa.

Etapas de su Poesía

Por otro lado, su poesía se podría dividir en tres etapas:

  1. Poesía pura: Tal y como la denominó JRJ, alejada de la realidad, del hombre, con metáforas nuevas y sorprendentes, elitista, con mayor importancia de la forma, crea su propia realidad. Al principio predomina el verso libre aunque a partir de 1925 hay una vuelta a las estrofas tradicionales.
  2. Poesía impura (denominada así por Pablo Neruda en Caballo verde para la poesía) o rehumanizada: Más centrada en los sentimientos humanos, más popular, con un mayor compromiso social. No todos experimentan este cambio, produciéndose una polémica. Destacan Lorca, Alberti, Aleixandre y Cernuda. En esta rehumanización influye paradójicamente el surrealismo, que no toman al pie de la letra (en cuanto a escritura automática, sin lógica ni sentido, dejando fluir libremente los pensamientos, explorando el mundo de los sueños) sino que les permite acercarse a lo humano a través de un mayor conocimiento de las personas, expresando la angustia existencial, la denuncia social, a través de atrevidas metáforas.
  3. Ruptura del grupo: Como consecuencia de la guerra: solo permanecen en España Aleixandre, Diego y Alonso; muchos tienen que ir al exilio (Alberti, Cernuda, Salinas, Guillén) y Lorca y M. Hernández mueren.

Autores y Obras

Se considera como pertenecientes al grupo a los asistentes y organizadores del homenaje a Góngora de 1927: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, García Lorca, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Además, se suele considerar a Miguel Hernández como el epígono o continuador, sobre todo su 1ª etapa más vanguardista. Todos ellos forman parte de una generación histórica más amplia de novelistas, cineastas, pintores, músicos, etc. (Buñuel, Dalí, Manuel de Falla). A todos les une una misma mentalidad progresista y liberal. Todos tienen una gran formación intelectual (muchos fueron profesores universitarios) y solían colaborar en las mismas revistas (Litoral, Revista de Occidente, La Gaceta Literaria). Procedentes de distintas ciudades de España, Madrid y la Residencia de Estudiantes fueron los lugares de encuentro de una relación de amistad y de aprendizaje, de enriquecimiento artístico y personal. Durante el franquismo, su obra fue ignorada. A partir de los años 70, el reconocimiento del grupo ha ido en ascenso. En esos años, Guillén, Gerardo Diego y Alberti obtienen el premio Cervantes; en 1977, recién inaugurada la democracia en España, se otorga a Vicente Aleixandre el Nobel de Literatura, reconocimiento a su obra y a la de toda la generación, recogiendo el premio en nombre de todos. Algunos se dedican, además de a escribir, a la crítica literaria: Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Jorge Guillén. A continuación vamos a realizar un breve estudio de cada poeta:

  • Pedro Salinas (Madrid): Considerado el poeta del amor. Tras una primera etapa de influencia vanguardista y de la poesía pura, con obras como Seguro azar, su consagración llega con su poesía amorosa, con obras como La voz a ti debida o Razón de amor. En ellas, el amor es presentado como una fuerza capaz de dotar de sentido a la vida, fuente de conocimiento y enriquecimiento personal. En el exilio plasma la dolorosa experiencia de la guerra, mostrando dolor y amargura aunque no sin esperanza, destacando El contemplado.
  • Jorge Guillén (Valladolid): Gran amigo de Salinas, a quien le dedica su obra. Es uno de los principales representantes de la poesía pura. Lo más destacado de su obra es Cántico, continuamente ampliada, donde destaca la visión positiva y optimista del mundo y de la vida, como algo armónico y bello. Con la proximidad de la guerra cambia radicalmente el tono de su poesía en la obra Clamor, en la que presenta a la sociedad, injusta y violenta, como destructora de la armonía de la naturaleza, con una visión más pesimista que en la anterior. En Homenaje se sitúa en un término medio, siendo menos idílica que la primera pero más esperanzada que la segunda.
  • Gerardo Diego (Santander): Con gran variedad de temas y estilos. Es el que mejor muestra la mezcla de estilos, desde lo más moderno y vanguardista hasta lo más tradicional y popular, en forma de romances y sonetos. De lo primero, son ejemplos sus obras Imagen y Manual de espumas, en las que podemos encontrar verso libre, yuxtaposición de ideas, poemas visuales y un constante juego con las ideas y las palabras; entre su poesía popular y tradicional destacan Romancero de la novia y Versos humanos, en la que encontramos su famoso soneto al ciprés de Silos.
  • Dámaso Alonso (Madrid): Muestra en su primera etapa la influencia de la poesía pura y de JRJ, con la obra Poemas puros, poemillas de la ciudad. Su obra más destacada pertenece a la posguerra, Hijos de la ira, magnífico ejemplo de poesía existencial que expresa el dolor, la angustia y el desasosiego propios de la época. Más que creador, es investigador de obras literarias, escribiendo gran cantidad de ensayos sobre obras y autores españoles.
  • Luis Cernuda (Sevilla): Muestra una fuerte vinculación entre su poesía y su vida. Hombre solitario, de carácter difícil, su homosexualidad explica su aislamiento y rebeldía. De esa tensión proceden los temas de su poesía: la añoranza de un mundo habitable, la infancia, la soledad, la frustración, el ansia de belleza, la muerte y, sobre todo, el amor como experiencia suprema y dolorosa. Su poesía recuerda a la de los románticos por su actitud apasionada y espíritu insatisfecho. Su obra aparece bajo el título La realidad y el deseo, y supone una confrontación entre esos dos conceptos, partiendo de su vida misma. Destacan sus libros Los placeres prohibidos y Donde habite el olvido, con influencia surrealista, con libertad métrica, en los que muestra los temas anteriores. En Las nubes muestra sus ideas políticas y sociales en plena guerra.
  • Vicente Aleixandre (Sevilla): Poeta de lo imaginario, el más vanguardista, con una fuerte influencia surrealista, maestro en el uso del verso libre, con una poesía de difícil comprensión. Su obra expresa su visión del mundo en tres ejes: amor, naturaleza y muerte. Destacan Espadas como labios o La destrucción o el amor, donde concibe el amor como algo destructivo y muestra una visión negativa del ser humano. En la posguerra escribe poesía social, destacando Historia del corazón.
  • Rafael Alberti (Cádiz): Es otro perfecto ejemplo de mezcla de tradición y modernidad, con una primera etapa popular (Marinero en tierra, en la que destaca su nostalgia por su tierra y por el mar), otra más vanguardista (Sobre los ángeles, con predominio del versículo y temas como el amor, el fracaso, el desconcierto) y una tercera comprometida y social, denunciando las injusticias (De un momento a otro, en plena guerra). En el exilio escribe Retornos de lo vivo lejano, en la que muestra su añoranza de la patria y de la juventud. Sus obras de teatro serán tratadas en el tema correspondiente.
  • Federico García Lorca (Fuentevaqueros, 1898 – Granada 1936): Es sin duda el más famoso de todos, además de por su calidad, por su trágica muerte, siendo el español más universal de las letras contemporáneas. Destacan en él el uso de la metáfora, los símbolos (por ejemplo, el verde que simboliza la muerte) y los temas del amor, la muerte, la soledad y el destino trágico, conjugando la modernidad y la tradición. Su poesía atraviesa varias etapas: una primera popular, en la que aparece su querida Andalucía, en la que destacan Romancero gitano, que supone un canto a los gitanos andaluces, a los que muestra respeto y admiración, con complicados símbolos y originales metáforas, apareciendo el destino trágico de los personajes y siendo el punto más alto de la repetida fusión entre lo moderno y lo tradicional: el romance da cabida a las metáforas más audaces; y Poemas del cante jondo, obra de dolor y muerte. La segunda, que coincide con una crisis personal, es más vanguardista, con fuerte influencia del surrealismo, destacando Poeta en Nueva York, escrita tras su viaje a dicha ciudad, en la que muestra su visión negativa de la misma, de su mentalidad materialista y deshumanizada, con un choque entre el humanismo y el progreso ciego, y predomina el versículo. Otra obra destacada es Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, una de las elegías más importantes de la lit. española. En su última obra, Sonetos del amor oscuro, muestra su deseo de volver a los clásicos, con un tono amargo y triste. Su importantísimo teatro se estudiará en el tema correspondiente.
  • Emilio Prados y Manuel Altolaguirre: Menos importantes aunque igualmente presentes en el homenaje a Góngora, ambos malagueños, son menos conocidos pero también pertenecen al grupo. Ambos fundan la revista Litoral, de gran importancia para el grupo. El primero es otro ejemplo de mezcla de formas populares y vanguardistas, destacando su obra La voz cautiva. El segundo trata temas como el amor, la soledad o la muerte, con un tono calificado de romántico, no presentando gran influencia vanguardista. Destaca su obra Las islas invitadas.
  • Miguel Hernández (Orihuela, Alicante): Es considerado epígono o seguidor de la G27, sobre todo su primera etapa más vanguardista (Perito en lunas). Sin embargo, lo más destacado en este poeta es su poesía comprometida y social, donde muestra su angustia y tristeza por su situación personal y la situación del país. Destacan El rayo que no cesa, de tema amoroso, Viento del pueblo, de fuerte compromiso social y político y, ya encarcelado, Cancionero y romancero de ausencias, con su famoso poema “Nanas de la cebolla”.

La Novela Española de Posguerra

Novela en el Exilio

Numerosos autores se han tenido que marchar al exilio, publicando allí sus novelas. Los temas principales de las mismas son la guerra, sus consecuencias, la nostalgia de la patria, el lamento por lo sucedido. Destacan Francisco Ayala (El fondo del vaso, La cabeza del cordero, ambas sobre la guerra y la dictadura), Max Aub (Campos) y sobre todo Ramón J. Sender, que escribe la que es considerada la novela más importante del exilio y pequeña obra maestra: Réquiem por un campesino español, centrada también en el tema de la guerra. Fue publicada por 1ª vez en México (exilio y censura) en 1953 con el título de “Mosén Millán” (adquiere su título actual en 1960) y se centra en los recuerdos atormentados de este personaje centrados en su relación con Paco el del Molino. Destacan los saltos entre presente y pasado y la gran sinceridad y emotividad de sus personajes. La novela pone de relieve la división que había en España en la época de la guerra e incluye una clara crítica al papel de la Iglesia antes y durante la guerra, simbolizada en el cura.

Años 40: Restauración del Realismo

Tras la paralización de la producción literaria durante la guerra y pese a la situación del país, la novela sigue siendo un género muy productivo en esta época, con un gran número de autores, obras y tendencias, lógicamente influenciados por la situación política y social ya descrita. Hay una ruptura con las corrientes anteriores a la guerra. El panorama tras la guerra era el siguiente:

Novela de Vencedores

De corte falangista, belicista, con una exaltación de la victoria y la patria. Destacan Rafael Gª Serrano, con La fiel infantería, y Gonzalo Torrente Ballester, con Javier Mariño.

Realismo Tradicional

Al estilo del XIX, de corte decimonónico, naturalista y costumbrista, sin eludir la triste realidad. Destacan Juan Antonio Zunzunegui con La vida como es, centrada en la vida de la burguesía, y José Mª Gironella con Un millón de muertos, centrada en la guerra.

Realismo Existencial

Renovación del Realismo, tratándose de un realismo existencial, con personajes en lucha con la vida y las condiciones de esta, con el destino, sometidos a situaciones extremas y rodeados por un clima asfixiante y amargo. En esta corriente van a aparecer algunos autores que van a suponer el renacer del género y que van a alcanzar un gran renombre durante todo el siglo XX. Aquí destaca sobre todo Camilo José Cela, sin duda el novelista de posguerra más importante y universal, ganador del Premio Nobel en 1989, con novelas como La familia de Pascual Duarte, dentro de lo que se ha denominado “Tremendismo”, corriente que muestra la realidad de manera cruda y violenta, con un personaje que comete una serie de crímenes violentos justificados por las circunstancias de la existencia, destacando asimismo por la crudeza en el lenguaje, o Viaje a la Alcarria, dentro de sus novelas de viaje, con una alabanza a la aldea. Cela destaca por el gran dominio del lenguaje y la capacidad para crear ambientes diversos. Otros autores destacados son Carmen Laforet, con Nada (1ª Premio Nadal en 1944), que muestra la vida de Andrea, una joven que se traslada a Barcelona cargada de ilusiones y ve cómo estas se ven truncadas por el ambiente de la ciudad; Miguel Delibes, otro de los grandes novelistas españoles de posguerra, con La sombra del ciprés es alargada, su 1ª gran novela y la que le da a conocer, donde muestra la lucha del protagonista, Pedro, contra el destino adverso; e Ignacio Agustí con Mariona Rebull.

Años 50: Novela Social

La novela social, centrada en la situación social del país, traza una línea continuista con la corriente de novela social de los años 30 y del realismo existencial de la década anterior.

Características

Se caracteriza por:

  • Presentar un testimonio de la realidad del país tal cual es, aunque sin actitud de denuncia.
  • Predominio de protagonistas colectivos.
  • Concentración espacio-temporal.
  • Gran importancia de los diálogos, tras los cuales se oculta el narrador, que adopta una postura objetiva, y que muestran el habla cotidiana y popular.
  • Mayor importancia de la forma respecto a la década anterior.

Autores y Obras

La novela que supone el punto de partida de esta tendencia es La colmena (Buenos Aires, 1951), de Cela, centrada en el Madrid de 1942, con todas las características anteriormente citadas y estructura caleidoscópica en la que un gran número de personajes (más de 300) van entrando y saliendo, siendo un gran testimonio social de la época en el que aparecen todos los grupos sociales, mostrando sus penurias y sus únicas preocupaciones: el hambre, el dinero y el sexo. Destaca la concentración espacial (la acción se desarrolla en el café de Doña Rosa) y temporal (dura 2 días). El final es abierto, sin un desenlace claro. Otro autor importante es Miguel Delibes, con novelas como El camino, La hoja roja o Las ratas, donde muestra un lenguaje sobrio, sencillo y cuidado, mostrando el lenguaje coloquial y el habla rural propios de sus personajes, con un análisis del mundo rural marginado, localizado en su Castilla natal, y una crítica a la burguesía urbana despreocupada. Rafael Sánchez Ferlosio escribe El Jarama (1956), otra de las grandes novelas de la década, donde muestra la situación estancada de un grupo de jóvenes que van a pasar el día al río, faltos de ilusión, con una vida en la que no sucede prácticamente nada hasta que llega la desgracia con la muerte de uno de ellos. Al igual que La colmena, destaca por el protagonista colectivo y la concentración temporal (un fin de semana). Otros destacados son Gonzalo Torrente Ballester, con su trilogía Los gozos y las sombras, centrada en su Galicia natal, Juan Goytisolo, con La resaca, Carmen Martín Gaite, con Entre visillos, donde denuncia la situación de la mujer en los pueblos, Ignacio Aldecoa, Ana Mª Matute, Juan Gª Hortelano, etc. En esta década surge también una corriente denominada realismo social, con una mayor actitud de denuncia ante la situación social del mundo obrero y campesino, exigiendo soluciones. Destaca Jesús López Pacheco con Central eléctrica.

Años 60: Novela Experimental

La novela experimental supone una renovación y búsqueda de nuevas formas y técnicas más alejadas de la realidad. Supone la superación y el fin de la novela realista, con una ausencia de compromiso social y político por parte de los autores. Es una novela neovanguardista, alejada de la realidad, con mayor importancia de la forma frente al contenido y mayor presencia de la fantasía.

Características

Otras características son:

  • Presencia del tú narrativo (narrador en 2ª persona).
  • Abundancia de monólogos interiores (con esta técnica, el novelista ofrece el mundo interior de los personajes al reproducir el libre fluir de la conciencia mediante la elipsis, sintaxis desordenada, incoherencias, etc.).
  • Presencia de acciones paralelas.
  • Diferentes puntos de vista (varios narradores, perspectivismo).
  • Desorden temporal.
  • La no división en capítulos, llegando incluso a la no puntuación.
  • Un lenguaje más estilizado, mezclando hablas cotidianas y más barrocas, con cultismos y largas subordinaciones.

Influencias

Esta novela recibe influencias europeas (Kafka, Joyce) e hispanoamericanas (Cortázar, Fuentes, Vargas Llosa, etc.) en unos años donde la apertura del país al exterior es mayor, además de que la censura se flexibiliza.

Autores y Obras

El inicio de la tendencia se sitúa en Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos (1962), que supone un punto de inflexión respecto a la década anterior, con todas las características citadas anteriormente, aunque sigue partiendo de un tema de carácter social, mostrando una visión desoladora y crítica de una sociedad atrasada en la que el protagonista, Pedro, representa la mísera condición humana. La novedad radica en el plano formal más que en temático, aunque es la que abre la puerta a la nueva tendencia. Otras novelas importantes son: Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, con presencia del tú narrativo y del monólogo interior; Señas de identidad, de Juan Goytisolo; La saga-fuga de JB, de GTB; San Camilo 1936, de Cela; Volverás a Región, de Juan Benet; y Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé, entre otras muchas.

El Teatro Español del Siglo XX (Hasta la Democracia)

Teatro en el Primer Tercio de Siglo

El Teatro que Triunfa

En este teatro, que, como ya hemos dicho, es el que va a alcanzar un éxito inmediato y es continuador de las formas precedentes, encontramos tres formas diferentes de obras de teatro:

  1. La comedia burguesa: Dirigida a un público burgués que era el mayoritario de cuantos asistían a los espectáculos teatrales. En este apartado destaca sobre los demás Jacinto Benavente, verdadero dominador de los escenarios de la época y sin duda el autor de más éxito. Tras un inicio de tono crítico con El nido ajeno, en la que criticaba la situación de la mujer casada en la sociedad burguesa, el enfado del público hizo que suavizara ese tono crítico, con cuidado de no traspasar ciertos límites, alcanzando de esta manera el éxito con comedias como Los intereses creados, la más importante, o La malquerida. Destacan en él la habilidad escénica, su ingenio y la fluidez en los diálogos, siendo criticado sobre todo el exceso de sentimentalismo, llegando a ser acusado de “ñoño”. Recibió el premio Nobel en 1922.
  2. El teatro poético en verso: Cuyos autores son considerados modernistas, con características como la sonoridad de los versos o los efectos coloristas, busca grandes temas del pasado, con cierta voluntad de emular al teatro del siglo de oro. Destacan Eduardo Marquina, con Las hijas del Cid o En Flandes se ha puesto el sol, su obra más famosa; Francisco Villaespesa, con La leona de Castilla; o los hermanos Machado, que escriben algunas obras de teatro en colaboración, como Juan de Mañara, sobre el famoso don Juan sevillano, o La lola se va a los puertos, una defensa del pueblo andaluz frente a los señoritos.
  3. El teatro cómico: Cuya principal finalidad es divertir al público, hacerle pasar un buen rato y que, de esta manera, se olvide de los problemas. Destaca Carlos Arniches, con una serie de sainetes de ambiente madrileño, como El santo de la Isidra o La chica del gato, que más adelante derivarán en lo que él mismo llamó tragedia grotesca, con una actitud más crítica ante las injusticias no exenta de comicidad, destacando La señorita de Trévelez. En este apartado son reseñables también los hermanos Álvarez Quintero, con sainetes de ambiente andaluz, y Pedro Muñoz Seca, con un teatro cómico denominado “astracán”, de una comicidad descabellada buscando la pura carcajada, con La venganza de don Mendo.

El Teatro Innovador

Es un teatro de mayor calidad aunque de menos éxito en primera instancia, alcanzando reconocimiento con el paso del tiempo. Pretende innovar en lo temático (verdadera crítica del mundo burgués) o en lo formal (investigando nuevos planteamientos escénicos, actitudes vanguardistas, o yendo a los orígenes del teatro: tragedia y farsa). Dentro de los autores de la Generación del 98, varios autores exploraron nuevas formas teatrales, como Unamuno, que presenta en su teatro los conflictos humanos que tanto le obsesionaban, como la persecución del amor en Fedra o el problema de la personalidad en El otro, o Azorín, con obras como Lo invisible, en la que muestra un sentimiento de angustia ante la muerte. Pero, sin duda, la figura principal dentro del teatro del 98 es Ramón Mª del Valle-Inclán (ver sección G98).

En cuanto a la Generación del 27, Lorca es, junto a Valle, el gran renovador del teatro en la 1ª mitad del siglo XX. Además de Lorca, otros autores del grupo también escriben dramas, destacando Rafael Alberti, con un teatro comprometido social y políticamente, destacando Noche de guerra en el museo del Prado y la farsa titulada El adefesio; Pedro Salinas, con obras como Judith y el tirano; o Miguel Hernández, del que destacan El labrador de más aire y Teatro de guerra, cuatro piezas breves destinadas a ser representadas en el frente.

El teatro de Federico Gª Lorca es una de las cumbres del teatro español y universal, acrecentando su fama su trágica muerte. Trata temas como el amor imposible, el conflicto entre realidad y deseo y el deseo de libertad contra el autoritarismo. Además, destaca la importante presencia de personajes femeninos, el lirismo de su lenguaje, combinando verso y prosa, y la importancia del folclore y la tradición. Lorca lleva a escena destinos trágicos, pasiones condenadas a la soledad o a la muerte, encarnadas en su mayor parte por mujeres que topan con unas convenciones sociales que impiden su realización personal. Tras unos modestos inicios con El maleficio de la mariposa, en la que ya aparece el tema del amor imposible, su primer éxito llega con su drama Mariana Pineda, sobre la heroína ajusticiada por defender la libertad en Granada en el siglo anterior y en la que también aparece el amor trágico. Tras alguna experiencia vanguardista como Así que pasen cinco años, su teatro alcanzará su plenitud con sus grandes tragedias de madurez: Bodas de sangre, sobre el amor imposible por estructura social que desembocará en tragedia; Yerma, sobre el tema de la esterilidad y la infelicidad amorosa que desemboca igualmente en tragedia; Doña Rosita la soltera, sobre la espera inútil del amor; y la que supone la culminación del teatro lorquiano, sin duda su obra más importante, La casa de Bernarda Alba (1936), sobre el tema del autoritarismo, encarnado en el personaje de Bernarda, y el deseo de libertad encarnado en el personaje de Adela, enamorada de un virtual Pepe el Romano que, a su vez, va a casarse con Angustias, otra de las hermanas, mayor y rica, con un final igualmente trágico, basada en hechos reales. Además, escribe obras cómicas menos importantes como Don Perlimpín o La zapatera prodigiosa, además de obras para guiñoles como Títeres de cachiporra o Retablillo de don Cristóbal. Por último, cabe destacar el esfuerzo que hace Lorca para acercar el teatro a todo el mundo sin distinción a través de la compañía “La Barraca”, grupo de teatro universitario que, con el apoyo del gobierno republicano, recorre los pueblos de España representando obras clásicas. Al igual que sus personajes más importantes, el destino de Lorca fue también un destino trágico, con su traumática muerte unos meses después de escribir su obra cumbre. Admirado, leído y representado en todo el mundo, en España no accede a los escenarios durante muchos años, tanto por la censura como por la no autorización de la familia. Por ejemplo, La casa de Bernarda Alba se estrenó en Buenos Aires en 1945 y no llegó a España hasta 1966. Hoy en día, Lorca es considerado un clásico y una de las figuras principales del teatro español y mundial, siendo el suyo un teatro en plena vigencia.

Teatro en el Exilio

Compuesto por autores exiliados, el tema principal suele ser España, la Guerra, sus consecuencias. Estos autores no suelen estrenar sus obras (salvo Casona). Destacan Max Aub, con De un tiempo a esta parte, con alusiones constantes a la guerra, o Cara y cruz, de tema más fantástico; Alejandro Casona, el único que estrena y por tanto presta más atención a los elementos escénicos, siendo la más destacada La dama del alba; y Fernando Arrabal, cuyo teatro está escrito en su mayoría en francés, siendo un teatro denominado pánico, de tipo vanguardista, con obras como Pic-Nic o El triciclo.

Teatro de Posguerra

Años 40: Comedia Burguesa y Cómica

Es un teatro bastante convencional y tradicional, evasivo, que se aleja de los problemas y de las circunstancias sociales y políticas. Son autores muy preocupados por la representación, por los elementos escénicos, apareciendo numerosas acotaciones. Es un teatro en general humorístico, para entretener, con diálogos bien construidos y sorpresas bien calculadas. Es una comedia heredera de Benavente (también denominada neobenaventina), con temas y personajes burgueses, de clase media, sin problemas económicos. Los temas más repetidos son el amor, la infidelidad, las discusiones familiares, etc. Los autores más destacados son Alfonso Torrado, de gran éxito en la época, con Chiruca; Jacinto Benavente, que escribe después de la guerra Lo increíble; y José Mª Pemán, con Callados como muertos.

Otra corriente en esta época es la del teatro puramente cómico y humorístico, más inverosímil, cercano a lo absurdo, con situaciones disparatadas que se resuelven de manera insólita y con un lenguaje ingenioso, irónico, basado en el juego de palabras y la hipérbole disparatada. Destacan Enrique Jardiel Poncela, con Eloísa está debajo de un almendro o Los ladrones somos gente honrada; y Miguel Mihura, con Tres sombreros de copa, la mejor del género, escrita en el 32 pero estrenada en el 52, en la que se contraponen dos mundos, el humilde y el burgués, situación en la que el amor es el que sale perdiendo; Melocotón en almíbar o Maribel y la extraña familia.

Años 50 y 60: Teatro Social

Esta corriente, en consonancia con lo que sucede en novela y poesía en esta misma década, supone la aparición del realismo en el teatro, un realismo social y existencial que trata los problemas y las injusticias, poniendo de relieve las desigualdades sociales y la falta de humanidad, en contra del “aquí no pasa nada” del teatro anterior, que daba la espalda a la realidad. El teatro se convierte en un instrumento de agitación y transformación de la sociedad, siendo esa finalidad prioritaria a la meramente artística. Se da una mayor profundización en los personajes, que no son planos, y la escenografía es más compleja.

Entre los autores pertenecientes a esta corriente, destaca por encima del resto Antonio Buero Vallejo, cuya obra fundamental es Historia de una escalera (1949), que marca un punto de inflexión en la historia del teatro al ser la primera con estas características. En ella, aparece la frustración del ser humano, la injusticia social, la imposibilidad de ascender en la escala social. La obra pertenece a su primera etapa más existencial. Otras obras suyas son El tragaluz o El sueño de la razón, ambas críticas con la situación del país, siendo la segunda de ellas un drama histórico en el que el pasado aparece como metáfora del presente, sorteando de esta manera la censura. Ambas pertenecen a su segunda etapa de teatro social. Además, también cabe mencionar a Alfonso Sastre, ideólogo y teórico de la corriente, con Escuadra hacia la muerte o La mordaza, donde trata el tema de la censura y la tiranía (como B. Alba); y Lauro Olmo, perseguido duramente por la censura, con La camisa, en la que denuncia la situación de los trabajadores españoles, la miseria de una sociedad en la que la única salida es emigrar. Por otro lado, hay que decir que, junto a esta corriente mayoritaria, todavía pervive la comedia burguesa con Alfonso Paso y su Papá se enfada por todo.

Años 70: Nuevo Teatro Experimental

Supone el fin del Realismo anterior. Es un teatro de tipo vanguardista, en el que el texto pierde valor en favor de la representación, del movimiento corporal, de los gestos, con un lenguaje muy metafórico y alegórico. En definitiva, se aleja de la realidad. Entre los autores, destacan José Mª Bellido, iniciador de esta corriente, con Solfeo para mariposas (1969); Francisco Nieva, con Malditas sean Coronada y sus hijas; Antonio Gala, con Los buenos días perdidos; Antonio Buero Vallejo, en una tercera etapa de su teatro, con La fundación; y Luis Matilla, con Post-Mortem. Hay que mencionar también la aparición de los grupos universitarios de teatro independiente (Tábano, Els Joglars, Els Comediants, los TEUS universitarios), alternativa al teatro comercial, muchos de los cuales todavía perduran, que llevaron el teatro, además de a las salas, a plazas, calles y colegios mayores.

Teatro de la Democracia

Finalmente, el fin de la dictadura y la transición a la democracia a partir de 1975 elimina buena parte de los obstáculos mencionados a lo largo del tema y poco a poco se va experimentando un florecimiento de la literatura dramática. Ante todo, se suprime la censura y la política teatral abre nuevos horizontes. Se potencia el teatro público y así, por ejemplo, se crea en 1978 el Centro Dramático Nacional, dependiente del Ministerio de Cultura. También se crea la Compañía Nacional de Teatro Clásico, destinada a mantener vivo el repertorio de nuestros autores del Siglo de Oro. Asimismo, se empiezan a recuperar obras olvidadas de autores censurados como Lorca, Valle, los exiliados, etc.

La característica que mejor define estos últimos años es el eclecticismo teatral, es decir, la pluralidad de tendencias, aunque en general se abandona el teatro experimental (aunque no del todo, se siguen creando grupos como La Fura del Baus) y se vuelve a la tradición teatral. Entre los autores más cualificados del teatro de los 80 destacamos a José Luis Alonso de Santos, con Bajarse al moro o La estanquera de Vallecas, de corte realista y social; José Luis Sanchis Sinisterra, con ¡Ay Carmela!; o Fernando Fernán Gómez, con Las bicicletas son para el verano. Estos dos últimos vuelven a tratar temas hasta ahora no tratados por culpa de la censura relacionados con la Guerra Civil, constituyendo un importante éxito. Se trata de un teatro de corte realista, de cierto compromiso social no exento de cierto sentido del humor, con un lenguaje en muchos casos cotidiano.

Por último, en los años 90 surgen algunos autores jóvenes que desarrollan su carrera fundamentalmente en Madrid, en torno a la RESAD, y Barcelona, siendo la principal diferencia la mayor presencia de lo imaginativo, aunque continúan con la línea realista, comprometida y cotidiana de los autores de la década anterior. Destacan Ernesto Caballero, autor y director teatral, con El insensible; Paloma Pedrero, con Noches de amor efímero; y Gerardo Vera, igualmente autor y director, con Más ceniza. También es destacable la creación de numerosas salas de teatro alternativo, con un aforo muy reducido, que buscan sobre todo nuevos autores y nuevas formas de expresión (La cuarta pared, entre otras).

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