Renovación Narrativa del 98: Unamuno, Baroja, Azorín y Valle-Inclán

La Novela Española a Principios del Siglo XX: Características Generales

Los autores que comienzan a escribir a principios del siglo XX, aunque con tendencias individuales, sufren de forma directa o indirecta la influencia del Modernismo y del fenómeno histórico conocido como Desastre del 98.

  • Voluntad de renovación: Todos los novelistas jóvenes desean superar los moldes narrativos heredados del siglo XIX y se lanzan a la búsqueda de formas y contenidos nuevos.
  • Carácter minoritario: Este afán novedoso es propio de una minoría. Desde un punto de vista comercial, sigue triunfando la novela realista que se consolidó en el siglo XIX.
  • Autores principales: Los principales novelistas que marcaron tendencias nuevas fueron: Unamuno, Pío Baroja, Azorín y Valle-Inclán.

Unamuno: La Novela como Reflexión Existencial

  • Temática espiritual y existencial: Las novelas de Unamuno plantean temas que hacen reflexionar al lector, implicándole en un problema casi siempre de tipo espiritual. Abordan problemas de tipo existencial como la maternidad, la envidia, el sacrificio o la libertad. Abandona deliberadamente la temática realista. No pretende contar lo que ve fuera en el mundo, sino que le preocupa más qué pasa dentro de nuestras conciencias.
  • Construcción sin planificación: Construye sus relatos sin planificación previa. Los novelistas anteriores a él, los del siglo XIX, preparaban minuciosamente las narraciones: las diseñaban en planes teóricos y con abundante documentación. Unamuno opta por el camino inverso: escribir como se vive, sin saber lo que va a suceder luego. Redactaba las obras con las ideas que iban llegando a su cabeza, porque creía que la novela es un reflejo de la vida, donde el azar tiene un peso importante.
  • Predominio del diálogo: En sus novelas predomina el diálogo sobre la narración. El narrador es un elemento técnico, una voz externa que dirige el relato. Él quería darle el protagonismo a los personajes: que fuesen ellos quienes hiciesen el relato con la libertad indecisa de la vida; que no fuesen marionetas dirigidas por ningún agente externo (el narrador).
  • Creación de la «nivola»: Tenía tan claro el propósito de construir una tendencia narrativa nueva, que a sus novelas las llamaba nivolas, por ser originales, porque incumplían deliberadamente las pautas consagradas para ese género.
  • Obras destacadas: Niebla, San Manuel Bueno, mártir y Abel Sánchez.

Pío Baroja: Estilo Antirretórico y Escepticismo

  • Producción abundante y trilogías: Su producción narrativa fue muy abundante, y, con frecuencia, agrupaba sus novelas en trilogías, tres novelas autónomas e independientes, pero que guardan un vínculo temático común.
  • Estética de «todo es materia novelesca»: La estética narrativa de Baroja se fundamenta en el principio de que todo es materia novelesca. En sus obras cabe todo: reflexión, humor, cinismo, desencanto, tensión narrativa, reportaje y crónica viva de su tiempo. No hay, pues, unos rasgos específicos para definir sus novelas; más bien, lo contrario: ausencia de limitaciones. Para él un relato se podía construir sobre cualquier motivo o asunto. No había temas ni asuntos más novelescos que otros.
  • Estilo claro y sencillo: Su estilo era claro, directo y sencillo. Gusta seguir el curso narrativo de sus relatos por la sencillez con que los construye. Se definió a sí mismo como un escritor de voluntad y estilo antirretórico. Esto quiere decir que se propuso escribir sus obras incumpliendo intencionadamente la moda estilística de su tiempo. Por aquel entonces, muchos escritores consideraban que escribir bien consistía en utilizar oraciones muy complicadas, largas y cargadas de mucho vocabulario culto. Escribían, por tanto, textos muy difíciles de entender. Baroja opta por el camino opuesto: léxico sencillo, oraciones cortas y claras. Esa fue la clave de su éxito.
  • Escepticismo y pesimismo: Casi toda su obra narrativa está cargada de fuerte escepticismo: no cree en nada. Esta postura negativa se fundamenta en la filosofía pesimista de Schopenhauer, en cuyas teorías creyó sinceramente. Baroja pensaba que el ser humano es una criatura que actúa por instintos; es egoísta y cumple el axioma universal de que solo triunfa el más fuerte. Aunque la sociedad disfrace este principio con instituciones como la moral o la justicia, él piensa que todo eso es solo una máscara: el hombre es como un lobo disfrazado de cordero.
  • Caracterización de personajes: Otro rasgo distintivo de su producción narrativa es la dura caracterización de los personajes: por los desvalidos, harapientos y bohemios siente especial ternura. Les trata con cariño en sus novelas. Por los crueles y egoístas, sin embargo, acumula un desprecio que le lleva a caracterizarlos como animales.
  • Obras destacadas: La lucha por la vida (trilogía), Zalacaín, el aventurero y El árbol de la ciencia.

Azorín: La Precisión Descriptiva y la Ausencia de Intriga

  • Descripciones prolijas: Las novelas de Azorín tienen la particularidad de ser grandes y prolijas descripciones.
  • Componente narrativo mínimo: El componente narrativo es minúsculo; casi una anécdota. Por eso casi no tienen emoción de relato. El argumento de sus novelas es una idea mínima, un tenue hilo conductor al que va anudando descripciones y reflexiones variadas.
  • Prosa descriptiva prodigiosa: El gran mérito de este narrador valenciano es la prodigiosa precisión de su prosa descriptiva: matices, colores, detalles. Todo ello con un dominio espectacular del léxico y con una sintaxis sencilla.
  • Ausencia de intriga: Por todo esto, sus novelas no tienen intriga. No despiertan curiosidad por la acción, porque carecen de un argumento que atraiga nuestro interés narrativo. Sus obras, más que novelas, parecen álbumes fotográficos; secuencias de bellas imágenes hechas con un lenguaje primorosamente descriptivo.
  • Obras destacadas: Antonio Azorín, La voluntad y Doña Inés.

Valle-Inclán: Innovación, Modernismo y Esperpento

  • Narrador innovador: Este es, sin duda, el más innovador de todos los narradores de este periodo. Escribió tres tipos de novelas: novela modernista, novela histórica y novela esperpéntica.
  • Novelas modernistas: Las Sonatas: Se conocen como Las Sonatas, y constituyen una tetralogía, distribuidas con arreglo a las estaciones del año: Sonata de primavera, Sonata de estío, Sonata de otoño y Sonata de invierno. Cada estación representa una etapa vital del ser humano: la primavera equivale a la juventud, la inexperiencia en la vida; el estío, o verano, simboliza la madurez, el ardor de la vida. El otoño representa el principio de la vejez, la decadencia y la nostalgia por la vitalidad perdida. El invierno, como imaginamos, es viva imagen de la decrepitud, el acabamiento y la frialdad de la muerte.
  • El Marqués de Bradomín: En estas novelas narra las memorias galantes y decadentes de un seductor particular: el Marqués de Bradomín. Este personaje constituye una parodia del mito de don Juan. Cuando pensamos en un hombre seductor lo imaginamos guapo, culto, simpático, lleno de cualidades positivas. Este es al revés: se trata de un hombre que seduce a las mujeres, pero carece de encantos físicos y morales: es feo, católico y sentimental, según lo define Valle.
  • Novelas históricas: El Carlismo: Las novelas históricas se ocupan de narrar el fenómeno ideológico del Carlismo. Aborda esta facción política desde un punto de vista idealizado: recreando tradiciones y valores que el propio autor sublima y enaltece literariamente. Valle-Inclán ve a los carlistas como personajes heroicos que son destruidos por el progreso y la mecanización. En estas novelas plantea un conflicto épico entre la tradición (representada por el Carlismo) y el progreso industrial (representado por los Isabelinos). Por los primeros siente simpatía, y por los segundos, odio. Son tres las novelas de este ciclo: Los cruzados de la causa, Jerifaltes de antaño y El resplandor de la hoguera.
  • Novelas esperpénticas: En cuanto a las novelas esperpénticas, Valle escribe historias que se parecen a una caricatura: exagera algunos aspectos, ridiculiza otros. Sus novelas parecen guiones de una película de humor absurdo.
  • Uso del humor negro: Con frecuencia utiliza el humor negro. Esto quiere decir que el autor provoca situaciones duras, estremecedoras, y las escribe de modo que incitan a la risa. El humor negro es burlarse de cosas serias que no tienen gracia, como hacer un chiste macabro sobre alguien que acaba de morir.
  • Elaboración del lenguaje: En estas novelas somete el lenguaje a una profunda elaboración. Usa un estilo abigarrado, que mezcla palabras vulgares y soeces con otros términos cultos y elaborados. El resultado es una expresión desconcertante.
  • Obras destacadas: Tirano Banderas y la trilogía El Ruedo Ibérico.

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