Teatro español del siglo XX: Tradición y Vanguardia

El Teatro Español en el Siglo XX: Entre la Tradición y la Vanguardia

Primeras Décadas: Persistencia de las Formas Tradicionales

A principios del siglo XX, el teatro español continuaba bajo la influencia de las formas heredadas del siglo anterior. Los dramas históricos en verso, la «alta comedia» burguesa y el «género chico», descendiente del sainete y el entremés, dominaban la escena. No fue hasta la década de 1920 que surgió un movimiento de renovación teatral.

Teatro Comercial

Durante estas primeras décadas, el teatro comercial gozó de gran éxito. Autores como Carlos Arniches y los hermanos Álvarez Quintero, que idealizaban la sociedad madrileña y andaluza respectivamente, vieron sus obras representadas con gran éxito. Arniches posteriormente incursionó en el teatro tragicómico con obras como «La señorita de Trevélez», una línea que continuaron autores como Jardiel Poncela y Mihura.

Jacinto Benavente y la «Alta Comedia»

Entre los autores de mayor éxito se encontraba Jacinto Benavente, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1922. Si bien participó en la renovación modernista al romper con la tradición melodramática del siglo XIX, pronto cedió al éxito de la «alta comedia». En su obra maestra, «Los intereses creados», introdujo personajes de la comedia del arte italiana (Colombina, Arlequín, Polichinela) y presentó una sociedad basada en un juego de intereses a través de sus protagonistas complementarios.

La Vanguardia Teatral: Una Ruptura con la Tradición

Miguel de Unamuno y el Conflicto Existencial

Miguel de Unamuno, en sus dramas, al igual que en sus novelas, abordó de manera simbólica el conflicto existencial. Sus obras, como «Fedra» y «El hermano Juan», carecen de ornamentación estética y acotaciones precisas, lo que permite profundizar en la caracterización psicológica de los personajes.

Otras Voces Renovadoras

José Martínez Ruiz, «Azorín», creó piezas teatrales como la trilogía «Lo invisible» y «Angelita», su obra más destacada. Jacinto Grau, por su parte, buscó renovar el teatro de su tiempo, al que consideraba comercial y falto de originalidad, recurriendo a diversos temas, enfoques y técnicas, como se observa en obras como «El señor Pigmalión» y «La señora guapa».

Ramón María del Valle-Inclán y el Esperpento

Ramón María del Valle-Inclán fue un innovador genial del teatro español. Rechazó el realismo burgués del teatro anterior y propuso una renovación total de la escena española en todos sus aspectos, experimentando con diversos métodos.

Ciclos Teatrales de Valle-Inclán

Su extensa producción se divide en tres ciclos:

  • Ciclo mítico: Ambientado en una Galicia intemporal, arcaica y supersticiosa, con personajes amorales, sacrílegos y feroces. Destacan las «Comedias bárbaras» y «Divinas palabras».
  • Ciclo de la farsa: Con obras como «La marquesa Rosalinda», donde Valle contrapone lo sentimental y lo grotesco para desmitificar la sociedad tradicional con un lenguaje cada vez más esperpéntico.
  • Ciclo del esperpento: Nace de una determinada situación histórica y sigue la tradición española representada por Quevedo o Goya. Busca deformar sistemáticamente la realidad para ofrecer su imagen grotesca. «Luces de bohemia» es la obra que inicia este ciclo y teoriza sobre el esperpento. Le siguen «Martes de Carnaval», «Los cuernos de don Friolera» y «Las galas del difunto».

La Generación del 27 y el Teatro Poético

La Generación del 27, conocida principalmente por sus poetas, también contó con dramaturgos como Rafael Alberti y, el más importante de todos, Federico García Lorca.

El Teatro de Federico García Lorca

Lorca creía que el teatro debía elevar la sensibilidad del pueblo y que la palabra del poeta tenía el poder de transformar la realidad. Su obra se caracteriza por la poesía, el simbolismo y la creación de un espectáculo total que integra texto, escenografía, música y danza.

Obras Destacadas de Lorca
  • Farsas: «La zapatera prodigiosa» y «Amor de don Perlimpín con Belisa en su jardín».
  • Comedias imposibles: Obras simbólicas y surrealistas como «El público» y «Así que pasen cinco años».
  • Tragedias de tema social: Las más representadas del autor, como «Mariana Pineda», «Doña Rosita la soltera» y la trilogía compuesta por «Bodas de sangre», «Yerma» y «La casa de Bernarda Alba».

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