El Teatro en la Posguerra: Un Panorama de Censura y Evasión
La creación teatral inmediatamente posterior a la Guerra Civil se vio afectada por el exilio de los autores más innovadores. Esto supuso que el panorama teatral español quedase apartado de las corrientes renovadoras de la dramaturgia europea. Además, la censura sobre textos y representaciones provocó que los autores autocensuraran su libertad creadora. A esto hay que sumar la penuria económica, que obligaba a los empresarios a apostar por obras acordes con los gustos del público, centradas en la evasión y el entretenimiento. En este contexto, pervivieron autores como José Mª Pemán, Joaquín Calvo Sotelo y Juan Ignacio Luca de Tena, pero algunos jóvenes escritores renovarán el panorama teatral.
La Renovación desde el Humor y la Poesía
Enrique Jardiel Poncela y el teatro de lo inverosímil
Enrique Jardiel Poncela no tuvo éxito hasta 1927 con el estreno de Una noche de primavera sin sueño. Pese a las limitaciones impuestas por la censura, la economía y el gusto de los espectadores, encontró en la renovación del humor un resquicio por el que introducir innovaciones en la escena. Su objetivo era crear un teatro de lo inverosímil.
- Eloísa está debajo de un almendro (1940): una comedia de enredo que representa cómo Fernando, su prometida y sus familiares se ven involucrados en la antigua desaparición de Eloísa, que se parece sospechosamente a Mariana.
- Otras obras destacadas: Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936) y Un marido de ida y vuelta (1939).
Miguel Mihura y el humor trágico
Miguel Mihura escribió en 1932 Tres sombreros de copa, aunque no fue estrenada hasta 1952. El acierto de esta obra reside en asociar el humor trágico y la verdad profunda al ridículo que, como principio caricaturesco, sublima y realza la verdad de las cosas. El argumento se centra en una noche que Dionisio, un hombre apocado y gris, pasa en un hotel provincial el día previo a su boda. Allí coincide con Paula, una mujer vitalista y sentimental que trabaja en una compañía de bailarinas. Esa noche, su mundo burgués, rico y moralista, choca con el universo artístico, pobre y libre en el que vive ella. La tentadora ilusión de una vida sin ataduras se desvanece al amanecer, cuando Dionisio opta por contraer matrimonio.
- Otras obras destacadas: El caso de la mujer asesinadita (1946) y Maribel y la extraña familia (1959).
Alejandro Casona y el teatro poético
El dramaturgo asturiano Alejandro Casona ya había logrado un éxito considerable antes de la Guerra Civil. Su estilo se caracteriza por la perfección formal y la combinación de elementos sobrenaturales y costumbrismo. En La dama del alba, la Muerte, personificada en una misteriosa Peregrina cuya verdadera identidad solo reconoce el Abuelo de la familia, ejercerá una influencia beneficiosa para que la alegría y la esperanza vuelvan a un hogar que las creía perdidas.
- Otras obras destacadas: Prohibido suicidarse en primavera (1937) y Los árboles mueren de pie (1949).
El Teatro Existencial y Social: El «Teatro Soterrado»
A finales de los años cuarenta, algunos dramaturgos, partiendo de un enfoque realista, trataron de llevar a escena obras de contenido más hondo que las piezas destinadas al público burgués. La censura y la cautela de los empresarios impidieron a estas obras llegar a escenarios importantes, y su difusión se limitó a círculos universitarios o compañías de aficionados. Por ello se ha calificado de «teatro soterrado» a este tipo de obras de contenido existencial y, más tarde, social.
Antonio Buero Vallejo y el «posibilismo»
Antonio Buero Vallejo inauguró en España la corriente de teatro existencial con Historia de una escalera (1949), que reflexionaba sobre el sentido de la vida, la condición humana o la frustración de las ilusiones. La peculiaridad del teatro de Buero consiste en que sus obras, partiendo de una realidad concreta, no dan respuesta a estas cuestiones de alcance universal, sino que dejan los interrogantes abiertos para suscitar la reflexión de los espectadores. Su obra puede dividirse en tres etapas:
- Etapa contemporánea: Historia de una escalera, En la ardiente oscuridad y El tragaluz.
- Etapa histórica: Un soñador para un pueblo y Las Meninas.
- Etapa final: La llegada de los dioses y La fundación.
Alfonso Sastre y el «imposibilismo»
Alfonso Sastre manifestó su compromiso en sus obras, en sus trabajos críticos y en su participación en iniciativas con las que intentó impulsar la renovación de la escena española. Destaca Escuadra hacia la muerte (1953), obra que representa a unos soldados abocados a una muerte absurda, que se rebelan contra la autoridad de su cabo, al que matan.
Hacia el Teatro del Absurdo y la Vanguardia
Fernando Arrabal
Otro autor fundamental de esta corriente es Fernando Arrabal, cuyos personajes se mueven en un sistema que no comprenden y en el que la comunicación es imposible. Destacan obras como Pic-Nic (1952), en la que denuncia la incoherencia de las guerras; El triciclo (1953), protagonizada por seres marginales que buscan su sitio en un mundo de desigualdad que no entienden; y El cementerio de los automóviles (1959).
Francisco Nieva
Francisco Nieva refleja en sus obras la frustración del desarrollo pleno del ser humano a consecuencia de la represión social y espiritual, rompiendo los esquemas realistas. Su estilo refleja influencias del surrealismo, el esperpento y el teatro del absurdo. En Sombra y quimera de Larra (1976) juega con el recurso del «teatro dentro del teatro» al insertar en la acción la representación de una obra teatral.
El Teatro en la Transición Democrática
A partir de 1975, el panorama teatral experimentó un cambio tanto en las políticas públicas y empresariales como en el enfoque de las obras, que se abrieron a un mayor número de innovaciones temáticas y técnicas. Destacan autores y obras como:
- José Sanchis Sinisterra: ¡Ay, Carmela! (1986).
- José Luis Alonso de Santos: La estanquera de Vallecas (1982).
- Fernando Fernán Gómez: Las bicicletas son para el verano (1978).
