La Poesía Española de 1939 a Finales del Siglo XX: Tendencias, Autores y Obras Principales
Tras la Guerra Civil, la lírica española experimenta una ruptura con la lírica de la Generación del 27. Junto a ellos se encuentra la Generación del 36, un grupo de poetas que empezaron a escribir en los años 30 y que en 1936 estaban en plena madurez. La lírica de posguerra evolucionará desde una poesía existencial (interesada en aspectos humanos) a una poesía de carácter social (entendida como forma de compromiso), para terminar con la experimentación con el lenguaje y la inclusión de referencias procedentes de otros ámbitos.
1. La Poesía del Exilio
Muchos escritores marcharon al exilio y algunos continuaron fuera de España su labor literaria.
Características generales:
- La evocación de la España perdida.
- El recuerdo de la guerra.
- El deseo de recuperar el pasado.
- La experiencia del destierro (dolor, angustia y soledad).
Autores destacados:
Destacan León Felipe, Pedro Garfias y Juan Gil Albert. León Felipe continuó en México; destaca su tono intenso e indignado, con aire profético y declamatorio. Defiende los ideales republicanos e incorpora la realidad de los pueblos americanos donde vive. Su obra clave es Ganarás la luz.
2. Años 40: Poesía Existencial y Corrientes de Posguerra
Miguel Hernández (Caso Aparte)
Pertenece a la Generación del 36, pero está vinculado a la Generación del 27. Es un caso aparte. Su producción literaria se divide en varias etapas:
- Periodo Vanguardista: El rayo que no cesa, donde alcanza su madurez creadora y aparecen los tres grandes temas de su obra: vida, muerte y amor. El lenguaje es de tono neorromántico, lleno de calidez y vigor, remitiendo a un mundo de la naturaleza. Se destaca también el personalismo de la metáfora y de la imagen.
- Tema Social: Expresión directa e inmediata, mucho menos retórica, recogiendo el dramatismo de la situación política.
Obra clave: Cancionero y romancero de ausencias (escrito desde la cárcel).
Corrientes Poéticas Tras la Guerra
Tras la guerra se produjeron dos corrientes poéticas principales:
Poesía Arraigada
Se desarrolla en la inmediata posguerra con un tono belicista y panfletario; se exhorta a los vencedores. La Generación del 36 (Luis Rosales, Luis Felipe y José García Nieto) apoyan intelectualmente al régimen. Reivindican temas humanos por encima de los ideológicos, defendiendo también la poesía intimista a través de revistas como Escorial y Garcilaso. Los temas serían el amor, la familia, la religión y el paisaje castellano, expresando una visión optimista. Dámaso Alonso la llamó “poesía arraigada”, indicando su conformidad con el mundo que les había tocado vivir.
Poesía Desarraigada
En 1944 se producen tres importantes acontecimientos en las letras: Vicente Aleixandre publica Sombra del Paraíso, Dámaso Alonso publica Hijos de la ira, y en León se publica el primer número de la revista Espadaña. Esto supone el punto de partida para jóvenes poetas que iniciarían una protesta social y política. Poetas como Victoriano Crémer y Eugenio de Nora pretendían dar testimonio del vivir del hombre contemporáneo a través del uso del verso libre y el lenguaje realista.
Dámaso Alonso (miembro de la Generación del 27) se revela como poeta con Hijos de la ira, que rompe con el formalismo clasicista de los años de la posguerra y recuerda el mundo onírico del surrealismo, además de ofrecer una visión angustiada de la realidad marcada por las guerras.
Revistas donde se muestra la insatisfacción intelectual y existencial: Cántico, Corcel, entre otras.
Otras Tendencias Marginales (Postismo y Grupo Cántico)
Fueron tendencias poéticas que aparecieron al margen de la poesía realista y de las estéticas garcilasistas. El Postismo, liderado por Carlos Edmundo de Ory, cuyo manifiesto reivindica las vanguardias (en especial el surrealismo) y propone el antirrealismo, el anticonvencionalismo, el humorismo y la libertad formal.
3. Años 50: Poesía Social y Realismo Social
La poesía de esta década utilizaba un lenguaje sencillo y coloquial, dando gran importancia al mensaje. Tenía un carácter narrativo y tendía al prosaísmo. Se concebía como una herramienta y un instrumento de comunicación con los demás, denunciando la realidad histórico-social. El destinatario es “la inmensa mayoría”.
Principales exponentes del Realismo Social: Blas de Otero, Gabriel Celaya y José Hierro.
Gabriel Celaya
Se inicia cuando vive en la Residencia de Estudiantes antes de la guerra, donde empieza a encontrar una voz personal. En los años 50 escribió varios libros, como Las cartas boca arriba, donde denuncia la injusticia y la falta de libertad con lenguaje coloquial y directo.
Blas de Otero
Tuvo dos etapas:
- Carácter Existencial: Encontramos los libros Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia. Temas: la insatisfacción humana, Dios, el amor y la muerte, dando una visión desoladora y angustiada del mundo.
- Carácter Social: Abordaba los nuevos temas sociales del hombre y de España, denunciando la falta de libertad. También expresa el deseo de reconciliación nacional, convivencia y paz. Obra clave: Pido la paz y la palabra.
José Hierro
Formó parte de revistas durante la guerra. Había compuesto poemas creacionistas. Su primer libro fue Tierra sin nosotros (o Quinta del 42), donde encontramos las causas sociales y problemas humanos. En su poesía se elevaban dos modos poéticos: el realista y narrativo, y el irracional visionario del contemplativo. Otras obras fueron Cuadernos de Nueva York.
4. Años 60 y 70: Poesía de Renovación Formal y Experimental
La Generación del Medio Siglo (Poesía de la Experiencia y del Conocimiento)
Estuvo constituida por poetas nacidos alrededor de 1925, cuya poesía perdía peso en la comunicación y pasaba a hablarse de la poesía como experiencia y la poesía como conocimiento. Tenían en común lo íntimo, el gusto por el recuerdo, la expresión de las experiencias propias, entre otras características. También cuidaban mucho el lenguaje y buscaban la naturalidad, predominando el verso libre. Algunos de los poemas tenían carácter metapoético y estaban influenciados por Luis Cernuda. Encontramos poetas importantes como José Ángel Valente y Ángel González, entre otros.
José Ángel Valente (Poesía como Conocimiento)
Fue el más representativo de la poesía como conocimiento, cuyo objetivo era hallar la palabra precisa para desvelar la realidad. También surgió un carácter meditativo en sus versos. La poesía fue vista como una forma de conocimiento de una realidad cuya revelación se producía en la creación poética. También se hablaba de la “poesía del silencio” y se le consideraba un poeta místico o metafísico.
Jaime Gil de Biedma (Poesía como Experiencia)
Fue un escritor con mayor influencia y el mejor representante de la poesía como experiencia, ya que adoptó una postura intermedia. Tuvo un tono confesional y narrativo, además de una amarga visión de su clase social (la alta burguesía) y una particular ironía intelectual. Combinó su lenguaje coloquial con la expresión precisa y elegante. Obra clave: Las personas del verbo.
Los Novísimos (Culturalismo)
Llamados así por aparecer en una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles. Supusieron la ruptura con la lírica realista y con la tradición. La imaginación y el cosmopolitismo, el culturalismo y la moderna cultura de masas proporcionaron los temas. La libertad formal, el humor y el esteticismo se impusieron, además de un gusto por lo decadente y exquisito y su afición a ciudades como Venecia, recibiendo el nombre de “venecianos”. Destacamos poetas como Leopoldo María Panero, entre otros.
5. Años 80 en Adelante: Poesía Última
Tras la muerte de Franco, los poetas recuperaron la libertad de escribir sin censura, existiendo diversas tendencias:
- La Poesía Esteticista: Con sensualidad y motivos como la juventud, el cuerpo, etc. Destacamos a Ana Rossetti.
- La Poesía del Silencio o Minimalista: Bajo el magisterio de José Ángel Valente, enfocada en una experiencia poética inefable. Exponente: Andrés Sánchez Robayna.
- La Poesía Neosurrealista: Enlazaba a poetas del 27 con los novísimos. Exponente: Blanca Andreu.
- La Poesía de la Experiencia: Retornaba al equilibrio y reivindicaba la dicción como punto de partida. Exponente: Felipe Benítez Reyes.
