Benito Pérez Galdós, Realismo y la Segunda Mitad del Siglo XIX

Tormento es, como otras obras de Galdós, un claro exponente del desarrollo de la novela realista en España a fines del siglo XIX.

Frente al subjetivismo romántico, el Realismo se caracteriza por el análisis objetivo de situaciones y personajes. El escritor aplica el método científico al estudio de la realidad a través de la observación, descripción y clasificación de situaciones y personajes para extraer las leyes generales que rigen los comportamientos humanos.

Hemos de tener en cuenta que el Realismo de Galdós no se limita a copiar la realidad, y su interpretación del mundo burgués no está libre de la crítica y cierto desprecio. Ahora bien, eso no significa que pueda ser considerado un autor revolucionario, sino que, como otros realistas, reconoce siempre un orden dentro del cual debe darse el cambio.

Crítica social y el entramado de clases en Madrid (1867)

La peripecia argumental es en sí misma buena muestra de cómo el realismo se enfrenta al conflicto entre la sociedad degradada y los personajes que se resisten a su alienación. De hecho, el tema fundamental de esta obra es la crítica social, centrada en la encorsetada burguesía madrileña. La novela da cuenta fidedigna del entramado social de Madrid en 1867, muy poco antes de la revolución, durante el final del reinado de Isabel II. Por sus páginas desfilan la burocracia, la pequeña burguesía, las clases obreras, los desfavorecidos, ofreciendo un panorama bastante completo de las diferentes clases sociales y las interacciones que se producen entre ellas.

Dirigentes

Representados por personajes como Agustín Caballero y sus amigos. Esta clase, formada por banqueros, grandes empresarios y terratenientes, busca la Unión Liberal como gobierno práctico y eficaz. Poseen poder en la sociedad y pueden intervenir en decisiones políticas.

Burguesía

Representada por Rosalía Pipaón y su esposo Don Francisco de Bringas. Este eslabón aspira a ascender socialmente, persiguiendo e imitando el modelo de vida de las altas clases sociales. Poseen una economía que les permite vivir cómodamente. Esta clase se convertirá en el principal receptor de la novela realista, muy característica de la sociedad de entonces.

Clases Obreras y Desfavorecidas

Representadas por personajes tales como Amparo, Celedonia, Felipe o Torres, entre otros. Es el último escalón de la sociedad, compuesto por las clases sociales más bajas, que diariamente sufren graves problemas económicos. Los que tienen suerte se someten a trabajos infrahumanos; otros ni siquiera trabajan, y muchos sobreviven con escasas y ocasionales ocupaciones.

Temas recurrentes en la obra de Galdós

Otros temas se corresponden también con la filiación realista de Galdós:

• La hipocresía (ejemplificada en Rosalía).
• El amor sencillo y verdadero entre Agustín y Amparo.
• El dinero y la política del momento.
• La religión (el poder del clero, la falta de creencias profundas, la falsa beatería).
• El humor, a través de la caricatura y la ironía.
• La debilidad de la mujer (Amparo y Refugio) y la imposibilidad de elección libre.
• La crueldad de la vida y la realidad frente al deseo.

Tendencias filosóficas y tópicos

En el tratamiento de los distintos tópicos, aparecen tendencias filosóficas representativas de su época:

• Positivismo.
• Evolucionismo: Representado por Agustín Caballero, un personaje que se ha forjado a sí mismo desde la pobreza, un superviviente que con su esfuerzo ha logrado conseguir una inmensa riqueza.
• Marxismo: Evidenciado en el dominio de una clase social sobre la otra (Amparo, el frutero y el señor Felipe).

Rasgos Naturalistas

Incluso podemos observar rasgos naturalistas, la corriente que llevó el Realismo a sus últimas consecuencias. Son de corte naturalista:

• El personaje de Pedro Polo (alcohólico, degenerado, posesivo).
• La descripción minuciosa e imparcial de los sentimientos y reacciones de Amparo.
• El acercamiento a los aspectos más duros de la realidad, como el alcoholismo o la discriminación social.

Técnicas Narrativas Realistas en Tormento

Las técnicas narrativas de Tormento obedecen a los dictados de la narración realista. Los recursos empleados muestran su eficacia en relación con los contenidos tratados:

• El narrador omnisciente.
• Las descripciones minuciosas y el cuidado de los detalles.
• La verosimilitud.
• El estilo indirecto libre.
• El dominio del lenguaje popular y del diálogo, que no elude el acercamiento constante al habla popular y, en ocasiones, vulgar (como señaló Baroja: “sabía hacer hablar” al pueblo).

Influencia del Folletín y desenlace realista

La novela realista del siglo XIX se relacionó con el fin de la novela folletinesca, criticada por su sentimentalismo, romanticismo y la defensa de valores falsos, ofreciendo a cambio una visión más «real» de la vida. Sin embargo, Tormento debe mucho a la tradición folletinesca:

• Los finales intrigantes de los capítulos.
• El discurso epistolar (las cartas).
• El suicidio frustrado de Amparo y el flechazo.
• La polarización maniqueísta de los personajes (positivos y negativos, buenos y malos).
• Los protagonistas presentan rasgos de los héroes románticos.

La protagonista femenina, Amparo, es una huérfana con tanta belleza externa como virtudes internas: pobre, guapa, humilde y sumisa. Vive sojuzgada a caracteres más fuertes como Rosalía, Refugio o Pedro Polo. Por otro lado, el héroe masculino, Agustín Caballero, es rico, bueno y se prende de Amparo nada más verla.

A pesar de estos elementos, el desenlace es totalmente realista: Amparo no consigue suicidarse ni casarse con el héroe. Fiel a sus ideales liberales, Agustín propone a Amparo una convivencia sin papeles en Francia, algo escandaloso para la sociedad española del momento. El final, por tanto, se aleja del cuento de hadas o del drama romántico.