Josep Carner: Biografía de un Poeta Novecentista
Josep Carner nació en 1884 en Barcelona. A los 20 años ya era licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras. Su prolífica obra publicada incluye títulos de poesía, prosa, teatro y traducciones. Su participación en tareas culturales ligadas al movimiento novecentista y su colaboración en el programa político-cultural de Prat de la Riba fueron fundamentales. Este último lo nombró, en 1911, secretario de la sección filológica del Institut d’Estudis Catalans.
A pesar de su lucha constante por la profesionalización del escritor, nunca llegó a conseguir la posición económica que su familia requería. En 1922, con la creación del nuevo partido Acció Catalana, se separó de la Lliga Regionalista de Prat de la Riba. Su fidelidad a la República lo abocó a un exilio que duraría toda su vida. Marchó al exilio en 1939. Se trasladó a Bélgica en 1945, donde formó parte del gobierno de la Generalitat en el exilio hasta 1948. En 1962 fue candidato al Premio Nobel. En 1970, Carner visitó por fin Cataluña. Dos meses después, murió en Bruselas.
El Novecentismo: Contexto y Orígenes
El Novecentismo pone en relación los intereses y las aspiraciones de la burguesía catalana con los de los intelectuales y artistas que se desmarcan del Modernismo. Su periodo de formación tuvo lugar durante el Modernismo, del cual hereda la voluntad de transformar la cultura catalana en una cultura europea y la necesidad de una reforma lingüística, entre otros aspectos. Estos ideales estaban influidos por corrientes políticas del catalanismo tradicional y por el catolicismo.
Prat de la Riba, procedente de círculos católicos catalanistas y líder de la Lliga Regionalista (partido que representaba los intereses de la burguesía catalanista y conservadora), propuso la creación de un clima cívico y cultural basado en la educación, el orden y la normalidad. En este contexto, destacan figuras influyentes como Pompeu Fabra (gramática), Eugeni d’Ors y el propio Josep Carner (literatura).
Entre 1917 y 1920, surgieron graves conflictos sociales entre sindicatos y la patronal. La influencia de la Revolución Rusa (octubre de 1917), el terrorismo y el conflicto entre intelectuales y políticos marcaron la época, cuyo factor definitivo de cambio fue la dictadura de Primo de Rivera en 1923.
Eugeni d’Ors fue el gran teórico del Novecentismo, principalmente a través de su obra Glosari.
Características del Novecentismo
- Imperialismo: Pretende la intervención de los políticos catalanes en el gobierno del Estado español. Cataluña gozaba de una situación privilegiada respecto al resto del Estado, fruto del progreso industrial y de la pujanza (cuixança) económica. El proyecto buscaba la superación de los conflictos de clases.
- Arbitrarismo: Representa el ejercicio de la voluntad como fuerza transformadora de la realidad. Se caracteriza por la idealización de la realidad, la ausencia de implicación de los sentimientos individuales, el rigor formal, la norma y el buen gusto.
- Civilidad: La ciudad es el centro de la cultura y del ejercicio político. La ciudad novecentista es una Barcelona idealizada, un símbolo de civilización y progreso, y el marco de la clase burguesa. La ciudad ideal es culta, activa, rica y sólida.
- Clasicismo: El Novecentismo adopta una visión del mundo clásico basada en la serenidad, la medida, la norma y la razón. Todo esto se proyecta en forma de educación, armonía y convivencia. Un elemento fundamental es la ironía, considerada una señal de civilización, cultura e inteligencia.
La Poesía Novecentista
El Género Predilecto
La poesía fue el género literario por excelencia del Novecentismo. Esto se explica por varias razones:
- El rechazo de la novela realista, naturalista y modernista anterior.
- La voluntad de perfeccionamiento formal.
- El deseo de mostrar una Cataluña idealizada.
- La preocupación por la lengua y la reforma lingüística impulsada por Fabra.
Referentes e Influencias
- El propio Modernismo, como punto de partida y de ruptura.
- Los poetas simbolistas y parnasianos franceses del siglo XIX.
- La Escuela Mallorquina, con figuras como Miquel Costa i Llobera y Joan Alcover.
Carner, el Poeta del Novecentismo
La poética carneriana se define por su clasicismo, entendido como un rechazo del Romanticismo, del ‘yo’ como centro del poema, de la improvisación y de la inspiración desbordada. La medida y la norma son la base del poema. En la poesía de Carner no hay desesperación, ni dramatismo, ni tragedia. Una suave melancolía y una ironía lúcida lo caracterizan.
Su dominio de la lengua es excepcional. Introdujo neologismos, arcaísmos, dialectalismos, cultismos y coloquialismos, consiguiendo una lengua literaria digna y flexible. Su fidelidad a la lengua catalana se mantuvo inquebrantable a pesar de su largo exilio.
Recuperó las formas clásicas, como el soneto, y mostró un gran interés por la retórica. Sin embargo, su estilo no es ni barroco ni artificioso: la ironía, la medida y su sabiduría lo impiden. El poeta escoge elementos de la cotidianidad, de la realidad de su espacio y de su tiempo. Sus poemas crean una realidad amable, no conflictiva, bella y estilizada.
Claves de «Els fruits saborosos»
El poemario presenta una serie de idilios con personajes estilizados de nombres griegos, insertados en una naturaleza colorida y amable. Son poemas de género clásico que exploran, desde una naturaleza amable, la medida, la elegancia y la aproximación del poeta a la condición humana. Esta visión tiene como eje las etapas de la vida (infancia, juventud, madurez), lo que conduce a una reflexión serena y dulce sobre el paso del tiempo. En las diferentes edades de la vida, pone en evidencia lo positivo que se encuentra en cada una de ellas. En todos los poemas se percibe una aceptación generosa del placer de ver y experimentar el mundo y la vida.
Todo esto se representa en escenas de la vida cotidiana y hogareñas, nunca vulgares, sino estilizadas, en un mundo ordenado, sereno, armónico y bello.
Simbología y Estilo
Los nombres griegos de los personajes promueven el distanciamiento de la realidad inmediata, creando un marco idílico de la naturaleza, un verdadero locus amoenus. Se trata de una naturaleza amable, generosa e incluso, a veces, humanizada a través de las personificaciones. Es un paisaje claramente mediterráneo. Los frutos están en relación directa con la vida humana, de la cual son símbolos. Existe, pues, un doble ciclo vital: el de los personajes y el de los frutos que los acompañan. Cada fruto pertenece a la estación con la que se relaciona el momento vital del personaje.
Los personajes son mayoritariamente mujeres y niños. Los niños disfrutan de los pequeños placeres de la naturaleza y las mujeres están relacionadas con el ámbito doméstico y hogareño. En cuanto a la métrica, abundan los versos alejandrinos. Finalmente, la posición de Carner es objetiva, sus sentimientos no se implican directamente. La obra exuda una aceptación serena de la condición humana y una defensa de la felicidad de una vida sencilla; una felicidad que encuentra su paraíso en la limitación, el orden, la pureza y la belleza amable.
