La Ilustración
En el siglo XVIII, también llamado Siglo de las Luces, se marca el límite histórico entre el Antiguo Régimen y los comienzos de la Edad Contemporánea. Tiene lugar una revolución en el pensamiento occidental, denominada crisis de la conciencia europea, que propicia una revisión de todos los cimientos sociales y políticos sobre los que se basaba la cultura del Antiguo Régimen. Se inicia así un movimiento reformista, la Ilustración, que perdurará a lo largo del siglo.
Este movimiento intelectual y renovador exalta la razón como único medio para guiar a los pueblos hacia el progreso y la felicidad. Su base son la crítica universal y la experimentación. Se inicia en Francia y se extiende por toda Europa.
Aspectos destacados de la Ilustración:
- Instauración del despotismo ilustrado como forma de gobierno. El lema «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo» supone que son los gobernantes los que aplican las reformas desde arriba.
- Desarrollo de la teoría del bienestar social, apoyada en una burguesía cada vez más alzada que vio en las ideas ilustradas una forma de echar el cerrojo al Antiguo Régimen, y un fuerte crecimiento demográfico.
- Implantación de la filosofía y la ciencia como saberes fundamentales, a los que se dedicaban los ilustrados con el fin de someter todo al dominio de la razón. Desde el punto de vista religioso, desarrollan un fuerte anticlericalismo, movimiento que supone un cambio de mentalidad necesario para la modernización de Europa. La educación será el baluarte del progreso en una sociedad libre. Estas ideas desembocaron al final del siglo en el estallido de la Revolución Francesa.
La Poesía Dieciochesca
El ambiente general del siglo no favorece una creación poética emotiva y original. El afán didáctico y la repetición de esquemas y expresiones determinaron una forma poética sin fuerza expresiva.
Géneros poéticos destacados:
- La anacreóntica y los idilios de carácter pastoril: Influidos por el Renacimiento. Es una poesía de carácter artificioso que canta con delicadeza y gracia los placeres del amor, del vino, de la fiesta y de la danza.
- La sátira, la epístola y otras formas propias de una poesía de carácter social. Tratan temas típicos como la amistad o la convivencia y las conquistas humanas, como la invención de la imprenta.
- La fábula: Responde a la preocupación didáctica del siglo. Son cuentos populares en verso que ofrecen una moraleja final y cuyos protagonistas son animales.
Representantes destacados:
- Félix María de Samaniego: La cigarra y la hormiga.
- Tomás de Iriarte: El burro flautista.
La Prosa
La prosa es una de las formas expresivas más cultivadas en la literatura del siglo XVIII.
En la primera parte del siglo, aparecen vidas de santos, sermones, libros históricos o narraciones de carácter popular con un lenguaje barroco. Destaca Diego de Torres Villarroel.
En la mitad del siglo se inicia el periodo plenamente neoclásico, en el que destacan dos géneros: el ensayo y la crítica.
El Ensayo
Con estructura libre y lenguaje moderno, divulgó reflexiones sobre asuntos muy diversos: la decadencia del país, la educación, la situación social y cultural de las mujeres, la dignificación del trabajo, la religión, las costumbres, etc.
Se distinguen dos tipos:
- Didácticos y enciclopédicos: en los que se exponen problemas sociales, científicos o religiosos con el fin de erradicarlos de la sociedad.
- Humanísticos y pedagógicos: que versan sobre economía, sociología y derecho.
Representantes del Ensayo:
- Benito Jerónimo Feijoo: (Teatro Crítico Universal)
- Gaspar Melchor de Jovellanos: (Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos e Informe sobre el expediente de la Ley Agraria).
La Crítica
Fue muy utilizada en la época para satirizar vicios o costumbres. Uno de los máximos representantes de la sátira social fue José Cadalso con Cartas Marruecas.
El Teatro Neoclásico
Se inicia hacia la mitad del siglo. Vinculado a las ideas ilustradas, está dirigido a la clase media y tiene una finalidad claramente didáctica. Sus características son:
- Total separación de géneros para evitar confusión.
- Sometimiento a la regla clásica de las Tres Unidades: una sola acción que se desarrolla en un lugar y en un tiempo máximo de 24 horas.
- Finalidad didáctica: empleo de temas útiles para la sociedad con un planteamiento de enseñanza práctica.
- Planteamiento verosímil: acorde o parecido a la realidad.
- Estructuración de la obra en tres actos.
Representantes destacados:
Tragedia:
La tragedia neoclásica, que tomó como modelo la griega o la francesa, aborda temas de la antigüedad clásica o de la historia nacional e intenta crear una tradición basada en héroes nacionales que pueden convertirse en ejemplos para la comunidad.
- Nicolás Fernández de Moratín: (Hormesinda)
- Vicente García de la Huerta: (Raquel)
Comedia:
Es el género teatral típicamente ilustrado. Nicolás Fernández de Moratín con La Petimetra e Iriarte con El Señorito Mimado hicieron incursiones en la comedia neoclásica y destacó Leandro Fernández de Moratín (El viejo y la niña).
Conceptismo y Culteranismo
Durante muchos años se pensó que se definían como estilos opuestos a causa de la rivalidad entre sus dos máximos representantes: Quevedo y Góngora. En la actualidad, ambos parten de una estilización del lenguaje, convertido en el principal centro de interés de la obra literaria.
Conceptismo
Es la sutileza en el decir, sobre todo, que el contenido sea muy denso: decir mucho con pocas palabras. El medio empleado es la asociación ingeniosa de ideas. Los recursos estilísticos más utilizados son los dobles sentidos, paradojas y metáforas. Para entenderlo hace falta mucho ingenio.
(Representante: Francisco de Quevedo)
Culteranismo
Fue considerado una herejía poética, que busca la belleza formal mediante la creación de un lenguaje brillante y abrupto. Los medios empleados son la latinización del lenguaje y la sintaxis con frecuentes cultismos. Los recursos estilísticos son el hipérbaton, la metáfora y las alusiones mitológicas. Es para una minoría selectiva debido a la gran oscuridad poética que encierra, ya que para ellos lo oscuro es bello y lo claro, vulgar. Además, su didáctica obliga al lector a interpretar la obra y su función es selectiva, ya que hay que dominar las lenguas antiguas y tener conocimiento de la mitología. Para entenderlo hace falta erudición.
(Representante: Luis de Góngora)
