Claves de la Poesía Barroca: Lope, Quevedo y Góngora en Profundidad

Lope de Vega

1. «Desmayarse, atreverse, estar furioso…»

Soneto sobre el amor planteado como una serie de contradicciones. Lope define el amor mediante antítesis. Es uno de los sonetos más conocidos de Lope de Vega.

Rasgos del Barroco: Aunque Lope es una figura central del Barroco (comparado con Quevedo y Góngora), este poema es de comprensión relativamente sencilla y no presenta la complejidad característica de otras obras barrocas, siendo considerado por algunos como menos representativo del culteranismo o conceptismo más extremo.

Figuras literarias:

  • Antítesis.
  • En el primer y segundo cuarteto, predomina el asíndeton para imprimir rapidez al verso.

2. «Un soneto me manda hacer Violante…»

Soneto metapoético en el que el autor escribe sobre el proceso de escribir un soneto. Claro ejemplo de ingenio barroco.

Recursos literarios: Aunque sencillo en su estructura, destaca por su ingeniosidad.

Francisco de Quevedo

1. «¡Ah de la vida!”…”¿Nadie me responde?…»

Soneto sobre el tempus fugit, característicamente barroco por su tono pesimista. Plantea la interrogante sobre la fugacidad de la vida y la rapidez con la que transcurre el tiempo. Los dos tercetos reflexionan sobre la fluidez del tiempo. El último terceto contrasta pañales y mortaja, ayer y mañana, situando en medio un presente que Quevedo describe como «presentes sucesiones de difunto», sugiriendo que cada momento vivido nos acerca a la muerte.

Recursos literarios:

  • Polisíndeton (que ralentiza el ritmo).

2. «¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!»

Reflexiona sobre la inconsistencia de la vida: el pasado es «nada» y el futuro, «humo». Se presenta la idea de que el propio cuerpo conduce inexorablemente hacia la muerte.

3. «Miré los muros de la patria mía,…»

Soneto donde Quevedo entrelaza dos de sus temas recurrentes: la decadencia de España y la angustia por el paso del tiempo. La contemplación del entorno evoca la muerte y el pesimismo.

Recursos literarios:

  • Hipérbaton (ejemplo: «sentí mi espada vencida de la edad»).

4. «¡Cómo de entre mis manos te resbalas!»

Soneto. En el segundo cuarteto, se dirige a la vida (o a la muerte), que «escala un muro débil», mientras el corazón anticipa el final. El primer terceto aborda la condición mortal del ser humano, implicando una cercanía progresiva a la muerte. El segundo terceto describe cada instante como una «pequeña ejecución», subrayando la vida como algo efímero y sin consistencia, un morir constante.

Recursos literarios:

  • Apóstrofe (dirigido a la vida o la muerte).
  • Epítetos referidos a la muerte.
  • Metáforas (como «escalar el débil muro»).
  • Enumeración en el último verso.

5. «Cerrar podrá mis ojos la postrera…»

La primera estrofa aborda la muerte como un tránsito que liberará el alma. La segunda estrofa presenta la «llama» del amor como capaz de trascender la muerte; el alma, portadora de ese amor que estuvo «encarcelado», puede cruzar «ese río» (la muerte) y sobrevivir. El último terceto afirma que el alma, separada del cuerpo, continuará amando. Aunque el cuerpo se convierta en polvo, el amor perdura (Amor post mortem).

6. «Érase un hombre a una nariz pegado»

Poema satírico, presuntamente dirigido contra Góngora. Se caracteriza por la hipérbole (un hombre pegado a una nariz), una serie de alusiones y metáforas, y una exageración constante.

7. «Quien quisiere ser culto en sólo un día,»

Sátira contra el estilo culterano de Góngora, menospreciando su forma de escribir. Critica la aparente mezcla inconexa de sustantivos, adjetivos y verbos, resultando en un «sinsentido». Proyecta la imagen de un Góngora que introduce palabras en sus poemas de manera arbitraria. El último verso sugiere que el estilo de Góngora se ha popularizado en Castilla, hasta el punto de que cualquiera, incluso «sin cultura» o «cualquier pastor», podría imitarlo, lo cual es una forma de despreciar el culteranismo.

8. «Es hielo abrasador, es fuego helado,»

Soneto que, al igual que el de Lope («Desmayarse, atreverse…»), define el amor a través de contradicciones. Primero presenta las definiciones y en el terceto final revela que se refiere al amor. El amor es inherentemente contradictorio, «contrario de sí mismo», y por ello «no puede ser amigo de nadie».

Recursos literarios:

  • Anáforas.
  • Antítesis (expresiones contrarias).

9. «Arder sin voz de estrépito doliente»

Expresa el derecho a la queja amorosa. Si hasta los árboles «chirrían» al quemarse, el yo lírico pide que se le permita expresar su dolor.

10. «Sin mis párpados, Lisi, labios fueran,»

El yo lírico desea que sus ojos fueran labios para poder besar a Lisi (o a la persona amada) de forma discreta, sin ser descubierto.

Luis de Góngora y Argote

1. «La dulce boca, que gustar convida»

Soneto caracterizado por alusiones mitológicas (Tántalo, el Garzón de Ida -Ganimedes-). El uso de estas alusiones dificulta la comprensión para quienes no conocen la mitología, un rasgo del culteranismo. El primer cuarteto funciona sintácticamente como complemento directo del verbo principal que aparece más adelante (verso 5). Advierte contra el beso: «no beses», pues puede traer «veneno». Entre «flor y flor» acechan «serpientes», y el beso se asemeja a las «manzanas de Tántalo», dejando un deseo insatisfecho. El amor incita, pero solo deja «veneno». El poema utiliza el hipérbaton para tratar la complejidad y el peligro del amor.

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