1. Caracterización de Julián en Los Pazos de Ulloa
Julián es un joven sacerdote que, al principio de la obra, llega a Los Pazos de Ulloa con una visión idealista y algo ingenua sobre su vocación. A medida que avanza la trama, se revela como un personaje marcado por la evolución a través de su contacto con la dura realidad de la nobleza gallega y sus costumbres. A través de sus pensamientos, se percibe su creciente desilusión y angustia moral ante la corrupción y la violencia que observa a su alrededor, especialmente en la figura de Don Pedro, el terrateniente. La transición de su idealismo a su frustración se convierte en una de las tensiones más importantes de la novela.
2. Simbolismo del espacio de Los Pazos de Ulloa
El espacio de Los Pazos de Ulloa es uno de los elementos simbólicos más importantes de la novela. Representa no solo la decadencia de la nobleza gallega, sino también la opresión y el aislamiento en el que vive la familia noble. El entorno físico de los Pazos, con su arquitectura deteriorada y su conexión con la naturaleza salvaje, refleja el desmoronamiento de las estructuras sociales y morales de la aristocracia. Además, la naturaleza circundante, que parece asfixiante y hostil, simboliza las fuerzas descontroladas de la vida, que aplastan tanto a los personajes como a las convenciones sociales.
3. La relación entre Julián y Sabel en Los Pazos de Ulloa
La relación entre Julián y Sabel es compleja y refleja, en parte, las tensiones sociales y morales de la época. Sabel, una joven campesina, es una figura que representa la pureza y la sencillez de la vida rural frente a la corrupción de la aristocracia. A través de su relación con Julián, se plantea una reflexión sobre la lucha entre el deseo humano y las imposiciones sociales. La figura de Sabel también está asociada con la naturaleza salvaje y primitiva, lo que contrasta con la educación y los ideales religiosos de Julián. Sin embargo, su relación acaba siendo trágica, reflejando cómo las fuerzas sociales, las diferencias de clase y las limitaciones morales impiden su unión.
4. Rasgos característicos del personaje de Sabel
Sabel representa la porción instintiva, natural y pasional que domina al marqués y, por extensión, en la cerrada sociedad que describe la novela. Esta faceta instintiva se corresponde, simbólicamente, con las dependencias del palacio que Sabel domina: la cocina, donde organiza las tertulias y reuniones, y donde además se propagan supersticiones y habladurías. En tanto que amante del marqués y madre de su hijo, cumple una función importante al principio de la novela y en la segunda parte, cuando el marqués regresa casado y su esposa no le ha dado un hijo varón. Su actitud asilvestrada se explica, según las pautas naturalistas, es decir, en función de la herencia, el medio y el ambiente.
5. La oposición ciudad/campo en Los Pazos de Ulloa
En Los Pazos de Ulloa, Emilia Pardo Bazán desarrolla una fuerte oposición entre la civilización urbana y el mundo rural. La ciudad representa el orden, la educación, la moral religiosa y el progreso. El campo, en cambio, aparece como un espacio salvaje, corrupto y dominado por la violencia, la ignorancia y los instintos primitivos.
Julián y Nucha encarnan los valores urbanos: él es un sacerdote piadoso y débil, y ella, una mujer frágil, educada y delicada, criada en un ambiente civilizado. Ambos se ven completamente desbordados por la brutalidad del mundo rural que los rodea en los Pazos.
En contraste, Sabel y Primitivo representan el campo degradado: ella es sensual, astuta y vive sin escrúpulos morales, mientras que Primitivo encarna la astucia campesina, el abuso de poder y el dominio sobre los demás. Don Pedro Moscoso, aunque noble, ha sido corrompido por este entorno: vive según sus instintos, sin voluntad ni educación, más cerca del mundo rural que del urbano.
Esta oposición refuerza la crítica de Pardo Bazán a la Galicia rural de su tiempo, y muestra cómo el medio influye profundamente en el comportamiento humano, una idea central del naturalismo.
6. Características naturalistas de Los Pazos de Ulloa
Los Pazos de Ulloa es una obra claramente naturalista, ya que incorpora los principales rasgos de este movimiento literario. En primer lugar, muestra una visión determinista del ser humano, condicionado por la herencia, el ambiente y las pasiones. Los personajes actúan movidos por impulsos biológicos o por la influencia del medio, como se ve en Don Pedro o en Sabel.
Además, la novela presenta una mirada científica y objetiva de la realidad, con descripciones detalladas y minuciosas del entorno rural gallego y de las costumbres decadentes de la aristocracia. También incluye temas tabúes o considerados poco literarios hasta entonces, como la violencia, la pobreza, la enfermedad o la corrupción.
El lenguaje es preciso, a veces crudo, y la autora no idealiza a los personajes, sino que los retrata con realismo, incluso en sus aspectos más bajos. Todo ello sitúa la obra dentro del naturalismo, adaptado por Pardo Bazán al contexto español y con un matiz católico personal.