Los pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán
Temas principales
- Política y poder rural: El caciquismo está representado por Primitivo, quien, aunque es un criado, controla el poder en la zona, simbolizando la corrupción.
- Civilización vs. barbarie: Julián representa la moral y el orden urbano; el pazo, lo salvaje y decadente.
- Condición de la mujer: Nucha sufre la opresión patriarcal; Sabel es usada y descartada.
- Determinismo naturalista: Los personajes están condicionados por su entorno, clase y herencia.
- Hipocresía religiosa y social: La Iglesia y la nobleza aparecen como cómplices del sistema injusto.
Rasgos formales
- Narrador omnisciente: Crítico con la violencia y la corrupción; ritmo narrativo lento.
- Estilo naturalista y realista: Descripciones detalladas, ambientes degradados y personajes condicionados por su entorno.
- Lenguaje rico y cuidado: Vocabulario culto con galleguismos y expresiones populares.
- Estructura lineal: Dividida en treinta capítulos con desarrollo cronológico claro.
- Descripciones del ambiente: El entorno refleja el estado moral de los personajes.
- Contrastes: Entre personajes, entornos, emociones y lenguajes (ciudad vs. campo, civilización vs. barbarie).
- Diálogos verosímiles: Reflejan la clase y carácter de los personajes.
- Simbolismo: El pazo, Perucho y Nucha tienen significados profundos.
- Crítica social: El estilo y los elementos narrativos sirven para denunciar la injusticia social.
Contextualización de Los pazos de Ulloa
Este fragmento pertenece a la obra Los pazos de Ulloa, publicada en 1886. Es una novela imprescindible para entender el tránsito entre el Realismo y el Naturalismo en la literatura española, en la que su autora, Emilia Pardo Bazán, ofrece una mirada crítica, literaria y muy moderna sobre el atraso, la desigualdad y la brutalidad en la España rural de finales del siglo XIX, todo ello con una gran calidad estilística y una profunda carga ideológica.
Es, sin duda, la novela que mejor representa en España el Naturalismo, corriente de origen francés que presenta la realidad social en toda su crudeza. Sin embargo, Pardo Bazán no aceptó completamente las bases del naturalismo impuestas por Zola, sino que su intención era la de crear un «Naturalismo católico», lo cual se puede ver claramente en algunos elementos de Los pazos de Ulloa, ya que la autora insiste en la importancia de las emociones y del alma humana. Defiende el naturalismo como técnica, pero mantiene valores morales y espirituales. Pronto se aparta del planteamiento determinista del naturalismo francés y se decanta por el espiritualismo del ruso Tolstói, más acorde con su fe católica.
Consecuencia de esta nueva deriva literaria es la aparición de la novela Los pazos de Ulloa, en 1886, en la que trata sobre la degradación moral, política y social de la aristocracia rural en la Galicia del siglo XIX, mostrando cómo el atraso, la violencia y la ignorancia predominan en un mundo feudal controlado por la figura del cacique. En Los pazos de Ulloa culmina el Naturalismo y es la obra que consagró a Pardo Bazán. El tema central de la novela es la oposición entre naturaleza y civilización, y serán las fuerzas naturales las que triunfarán en el relato.
Consagrada ya como una figura literaria de primer orden, y a pesar de su pensamiento político conservador, Emilia Pardo Bazán apoya abiertamente la defensa del derecho a la igualdad de oportunidades de la mujer, y en especial a su autonomía intelectual y social, y manifiesta su rechazo contra la violencia ejercida sobre ella. En esta novela, Pardo Bazán se propuso explorar la crisis de la hidalguía gallega, de ahí la ubicación de la acción de la novela en un pazo, símbolo de una antigua nobleza.
El pazo adquiere, por su valor simbólico, un extraordinario protagonismo, pues sus desmoronadas paredes albergarán a unos personajes que establecerán una complicada red de relaciones afectivas e intereses materiales. Un pazo inmerso en un paisaje natural agreste y primitivo, que influirá en las relaciones personales de sus moradores. Por esa razón, la Naturaleza está presente desde el inicio mismo de la novela. Desde una concepción naturalista, el paisaje condiciona al individuo tanto en su complexión física como en su temperamento. Y así ocurre en la novela.
Emilia Pardo Bazán escribe siguiendo las directrices realistas y naturalistas, describiéndonos el paisaje, las situaciones y los personajes con gran detallismo, justo en un momento en el que un nuevo movimiento —el Modernismo— irrumpe en la literatura española y del que ella se mantuvo al margen, dejando sin duda uno de los hitos más importantes de la novela de finales del siglo XIX.
Luces de bohemia de Ramón del Valle-Inclán
Temas principales
- La muerte: Tema central que atraviesa toda la obra. Ocurre en ocho escenas y afecta a personajes principales e inocentes, reflejando la miseria social y el destino trágico.
- La religión: Aparece con simbolismo crítico; algunos personajes evocan figuras bíblicas (Mateo, Saulo), lo que sugiere una reinterpretación irónica de lo sagrado.
- La realidad política y social: Se denuncia la situación de España mediante el esperpento y el uso de anacronismos. Se critica la represión, la pobreza, la corrupción y el abuso del poder.
- La represión y la corrupción: Se muestran prácticas como la ley de fugas, el uso de fondos públicos para sobornar periodistas y la brutalidad policial.
- La crítica a la burguesía y al pueblo: Tanto las clases altas (burguesía) como personajes populares son retratados de forma grotesca, mostrando una sociedad degradada.
- La literatura: Se mezcla con la realidad. Hay múltiples referencias literarias y críticas a autores, corrientes e instituciones, lo que refuerza la «literaturización» de la obra.
- Degradación de personajes: Los desclasifica, deshumaniza (animalización, cosificación, muñequización) e idiotiza. Todos comparten miseria moral y son ridículos.
- Espacios y ambientes: Escenarios sucios, oscuros y vulgares. Predomina la penumbra, el desorden y el mal gusto.
- Contrastes: Mezcla de lo trágico y lo grotesco, lo solemne y lo burlesco, creando choques visuales y emocionales.
- Ironía y sarcasmo: Crítica mordaz a la realidad mediante humor negro, lenguaje mixto (culto y vulgar), deformidades, efectos teatrales y decorados grotescos.
Contextualización de Luces de bohemia
Relación de la obra con su autor y con el teatro de la época
Este fragmento pertenece a Luces de bohemia, obra teatral escrita por Ramón del Valle-Inclán que se publicó por primera vez en 1920. Esta pieza es fundamental en la trayectoria del autor y en la evolución del teatro español de su tiempo. Con Luces de bohemia, Valle-Inclán inaugura el género del esperpento, caracterizado por una visión deformada y grotesca de la realidad para resaltar sus aspectos más trágicos y absurdos.
En la escena duodécima de la obra, el protagonista, Max Estrella, define el esperpento como una manera de mirar el mundo, donde los héroes clásicos aparecen reflejados en espejos cóncavos, resultando en imágenes absurdas. La obra manifiesta la evolución de Valle-Inclán desde el modernismo hacia una crítica más profunda de la sociedad española. A través de personajes marginales y situaciones grotescas, el autor denuncia la corrupción, la injusticia y la decadencia moral de su tiempo.
En Luces de bohemia, Valle-Inclán lleva a cabo un retrato sórdido de diferentes estratos de la sociedad madrileña y española del momento. El itinerario nocturno de Max Estrella nos sirve de muestrario de una sociedad decadente con una clase dirigente corrupta e incompetente. Valle-Inclán ironiza, satiriza y estiliza grotescamente la realidad. A través de sus personajes y situaciones, el autor refleja su descontento con la realidad y su deseo de provocar una reflexión en el público. Se puede decir que en los aspectos formales es donde radica la gran novedad de la obra, basada en la “deformación sistemática de la realidad”, como se observa en la obra.
Relación de Luces de bohemia con el teatro de su tiempo
Durante las primeras décadas del siglo XX, el teatro español estaba dominado por obras de corte realista y costumbrista, con estructuras narrativas tradicionales. Luces de bohemia rompió con estos moldes al introducir una estructura fragmentada en dieciséis escenas y al emplear un lenguaje que mezcla lo culto con lo popular, realizando una gran innovación respecto al teatro de la época.
Valle-Inclán fue un escritor que traspasó las convenciones escénicas de su tiempo. Se declaró partidario de un teatro de numerosos escenarios, sin doblegarse a los prejuicios estéticos o sociales de público y empresarios, lo que condenó a sus obras a no ser representadas durante un tiempo, como ocurrió con Luces de bohemia que no pudo representarse hasta 1970. Valle-Inclán optó por desafiar las limitaciones de diverso tipo que presentaba el teatro de su época y creó un teatro en libertad.
Aunque en su tiempo la obra no fue plenamente comprendida ni apreciada, con el paso de los años se ha reconocido su valor innovador. Fue uno de los renovadores del teatro contemporáneo. Original y audaz, con planteamientos radicales, realiza un teatro con un lenguaje de gran riqueza expresiva con la creación de una nueva forma de reflejar la realidad denominada esperpento. Luces de bohemia ha influido en generaciones posteriores de dramaturgos y ha sido objeto de numerosas adaptaciones y estudios, consolidándose como una pieza clave en la historia del teatro español.
La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela
Temas principales
- Violencia: Respuesta inevitable ante un entorno hostil; Pascual justifica sus crímenes por su contexto.
- Soledad: Pascual vive aislado desde niño hasta su muerte, incomprendido y sin apoyo.
- Instinto animal: El protagonista actúa por impulsos primitivos, más allá de la moral social.
- Fatalismo: Su vida está marcada por un destino trágico del que no puede escapar.
- Odio: Es el motor de muchas de sus acciones violentas.
Contextualización de La familia de Pascual Duarte
Esta sección aborda la primera novela de Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte, publicada en 1942 y que inaugura la corriente llamada tremendismo, tendencia literaria que se desarrolla en la novela española de los años cuarenta del siglo XX. Se caracteriza por la narración de situaciones violentas, personajes marginales y un lenguaje desgarrado y duro.
Es, por tanto, un texto literario perteneciente a la novela de la inmediata posguerra (años 40), donde un jovencísimo Cela se abre camino con esta novela que se convirtió muy pronto en un hito literario. Se da en ella una visión pesimista y negativa de la existencia humana, cargada de un fuerte determinismo y fatalismo. Además, es la primera novela de Cela y la que inicia su reconocimiento por parte de la crítica y el público.
El novelista ofrece en estas páginas la transcripción de las memorias de Pascual Duarte, un asesino que espera la ejecución en la cárcel de Badajoz. Típico de esta novela es el reflejo amargo de la vida cotidiana, desde un enfoque existencial. Los grandes temas son la soledad, la inadaptación, la frustración y la muerte. Abundan los personajes marginales y desarraigados, desorientados y angustiados. En esta novela, los problemas sociales se trasladan al terreno de lo personal y existencial. La novela muestra una concepción del hombre: Pascual, un infeliz que parece no tener otro remedio que ser un criminal.
Cela se revela ya como un hábil constructor del relato y un magistral prosista. Destaca por su manejo de los recursos estilísticos, por el uso del lenguaje rural, realista, crudo y brutal que refleja sin tapujos el odio y la violencia que dominan en el protagonista. Destaca también la fuerza de las descripciones. Cela utiliza el recurso literario consistente en que el propio protagonista cuente, desde el final de sus días, la parte de su existencia que «justifica» o, al menos, explica, una determinada actuación.
Relación con la narrativa de posguerra y con el autor
La novela española después de la guerra civil, a partir de 1940, necesita comenzar de nuevo. De nada valía lo hecho con anterioridad, ya que las peculiares circunstancias en que se encontraba el país —miseria, desigualdades, falta de libertades— y la censura impuesta impedían seguir las tendencias anteriores. Los novelistas de estos primeros años tuvieron que buscar un camino nuevo, y ese hecho explica la aparición de diferentes tendencias novelísticas, entre las que se encuentra la novela existencial y el tremendismo, tendencia a la que pertenece la obra de Cela, La familia de Pascual Duarte.
Cela rompe con las formas narrativas tradicionales, adoptando un tono crudo y directo, alejado del lirismo o idealismo de la novela anterior a la guerra. Esta ruptura es característica de la literatura de posguerra, que buscaba nuevas formas de expresar la realidad. Temáticamente, las novelas de este período giran en torno a la amargura de las vidas cotidianas, a la soledad, la inadaptación, la muerte y la frustración. Los personajes se adaptan a estos temas, de forma que los protagonistas son seres marginados socialmente, como Pascual Duarte en la novela de Cela, que es un condenado a muerte.
Las causas de esta amargura vital se encuentran en la sociedad de la España de los años cuarenta, marcada por la pobreza, la incultura y la violencia, así como la persecución política y la falta de libertades, aunque en ninguna de ellas se observa una crítica social directa. Técnicamente, estas novelas se caracterizan por su sencillez, con una narración cronológica lineal y sin saltos temporales, y el uso de un lenguaje fácilmente comprensible, coloquial y, en ocasiones, como en El Pascual, lleno de expresiones populares e incluso vulgarismos que aparecen relacionados con el estrato social de los personajes.
La familia de Pascual Duarte fue capaz de reflejar el ambiente de pesimismo existencial que vivía la España de posguerra. El fracaso personal del protagonista es un reflejo de la sociedad en la que vive. Esta obra fue el gran acontecimiento novelístico de la posguerra, debido, en gran parte, al vacío existente.
El camino de Miguel Delibes
Temas principales
- La infancia: Etapa de descubrimiento y aprendizaje; se idealiza como un mundo que Daniel debe abandonar.
- El paso del tiempo: Se narra desde la nostalgia del protagonista, marcando el contraste entre pasado feliz y futuro incierto.
- La amistad: Central en la relación entre Daniel, Roque y Germán, muestra la complicidad infantil.
- Tradición vs. modernidad: El envío de Daniel a estudiar simboliza la tensión entre lo rural y los cambios modernos.
- Naturaleza: Descripciones detalladas reflejan su importancia en la vida del pueblo.
- La familia: Se muestra el vínculo emocional y las expectativas entre padres e hijos.
- La muerte: Presente de forma natural, reflejando la visión infantil y el ciclo vital.
- Aprendizaje y experiencia: Daniel crece a través de lo vivido en su entorno rural.
- Identidad y arraigo: Daniel está profundamente unido a su pueblo, lo que hace más difícil su partida.
- Crítica social: Sutil denuncia de las desigualdades y limitaciones del mundo rural.
Rasgos formales
- Narración retrospectiva: Estructura basada en los recuerdos del protagonista antes de marcharse.
- Lenguaje sencillo: Claro, natural y acorde a la visión infantil.
- Diálogos realistas: Reflejan el habla rural y caracterizan a los personajes.
- Descripciones del entorno: La naturaleza es fundamental y está integrada en la vida de los personajes.
- Perspectiva infantil: Aporta ingenuidad, frescura y empatía al relato.
- Estructura lineal: Avanza cronológicamente mediante recuerdos, sin complicaciones temporales.
- Tono nostálgico: Refleja melancolía por la infancia perdida.
- Simplicidad temática y profundidad: Temas sencillos tratados con hondura simbólica.
- Equilibrio entre acción y reflexión: Combina vivencias con introspección emocional.
- Presencia del humor: Humaniza el relato y suaviza la carga emocional.
- Personajes arquetípicos pero complejos: Representan tipos rurales, con profundidad y humanidad.
Contextualización de El camino
Este texto aborda la obra de Miguel Delibes, uno de los principales novelistas del siglo XX, perteneciente a la primera generación de posguerra, también conocida como Generación del 36. Delibes es bien conocido por su interés en novelar la vida de gente humilde en ambientes rurales castellanos. El novelista se ocupa de los niños y su mundo de miedos, ilusiones, temores, etc., en bastantes novelas, como en El camino, publicada en 1950.
Miguel Delibes nació en Valladolid en 1920, pero su conexión con el mundo rural es esencial en su vida y obra. El camino refleja esta conexión, situándose en un pequeño pueblo donde se exalta la naturaleza, las tradiciones y las relaciones. El escritor vallisoletano posee un estilo muy depurado, laboriosamente sencillo: la predilección por un léxico depurado, rural y muy apropiado, ajustándose a lo que se quiere comunicar, da como resultado unos textos limpios, claros y de una precisión asombrosa. Los personajes hablan como se habla en la calle, con naturalidad y cierta concisión.
Relación de la obra con el autor y la narrativa de posguerra
La novela se publica en 1950. Se encuentra, pues, en la frontera entre la novela existencial de los años 40, que expresa la angustia individual ante la realidad, y la novela social de los 50, que refleja ese mundo rural, empobrecido, que busca alternativas en la ciudad. El camino refleja las condiciones de vida en los pequeños pueblos rurales de la posguerra, donde la pobreza, la tradición y el aislamiento eran predominantes.
La novela muestra una sociedad cerrada, estructurada en torno a la jerarquía y los valores tradicionales, en contraste con las transformaciones que comenzaban a gestarse en las ciudades. Aunque no oculta las dificultades de la vida rural, Delibes tiende a presentarla como un espacio más humano y auténtico frente a la deshumanización de la modernidad. Delibes crea mundos novelescos en los que las gentes y los pueblos de una Castilla pobre, algo aislada, un poco amodorrada y con un ritmo de vida lento, dan el tono al conjunto.
Los personajes están muy perfilados, tanto física como psicológicamente. Muestran claramente su rudeza natural y su peculiar estilo de comunicación, parco y algo desconfiado, a cada paso. Esto se aprecia en el texto que comentamos. El camino relata los recuerdos y pensamientos de Daniel, el Mochuelo, en su última noche en el pueblo antes de ir a un internado para continuar los estudios.
En la obra aparecen temas comunes con la narrativa de posguerra, como la infancia y la pérdida de la inocencia en la figura del protagonista, el arraigo y la identidad de los personajes con su tierra, y la crítica implícita a la sociedad, ya que la novela refleja la España de la época en detalles como el éxodo del campo a la ciudad que se empieza a producir en la década de los 40; o la censura ejercida desde las instituciones religiosas sobre la cultura, o la escasez económica. El camino incluye una observación crítica sobre el conservadurismo y las limitaciones sociales del mundo rural.
En cuanto al estilo narrativo, al igual que otros autores de la narrativa de posguerra, Delibes utiliza un lenguaje sencillo y directo. Esta elección estilística refleja la tendencia de la época hacia una narrativa accesible, en contraste con el lenguaje más elaborado de la novela anterior a la guerra. La narrativa de posguerra a menudo se centra en los individuos y sus relaciones, con un fuerte interés en la introspección psicológica. El camino sigue esta línea al profundizar en los sentimientos y reflexiones de Daniel.