Narrativa de Posguerra (1940-1975)
Una vez finalizada la Guerra Civil con la victoria de Franco, comenzarían los llamados oscuros y difíciles años 40. La política y la cultura estaban rotas, y los daños materiales, casi irreparables, ofrecían la visión de una España devastada por el enfrentamiento. Además de todo esto, la mayoría de novelistas serían censurados o se exiliarían, dejando el mundo literario empobrecido. Sin embargo, destacarían y tendrían éxito Camilo José Cela con su obra La familia de Pascual Duarte (1942) y Carmen Laforet con Nada (1945). Ambos seguirían corrientes completamente opuestas: la violencia destacada por el tremendismo de Cela frente al intimismo del existencialismo que cultivó Laforet. Para cerrar esta etapa, se tomó como referencia la obra La sombra del ciprés es alargada (1948) de Miguel Delibes, en la cual se refleja la amargura de la vida cotidiana. Como temas, podemos destacar la sociedad, la inadaptación o la frustración, entre otros. Como técnica, sobresale la aparición de personajes que no encajan con la sociedad, un recurso no tanto utilizado para hacer crítica al régimen, sino como testimonio social y una forma de desahogarse.
La Novela Social (1950s)
Una vez finalizada esta etapa, comenzaría la novela social con la obra La Colmena (1951) de Camilo José Cela. En ella, se presenta la realidad de la calle, denunciando la injusticia, la hipocresía y la falta de libertad. Ningún personaje adquiere el papel principal; en su lugar, aparece un protagonista colectivo cuyo lugar de encuentro es el bar de Doña Rosa. Se caracteriza porque la historia está dividida en secuencias, no en capítulos. En esta época, los autores se ven obligados a esconderse bajo el recurso de la objetividad documental. Otra pieza importante es El Jarama (1956) de Rafael Sánchez Ferlosio, una obra caracterizada por el continuo diálogo que se establece entre un grupo de jóvenes y con características similares a La Colmena. En cuanto a los temas principales, destacan la injusticia, el abuso de poder, la separación de clases y la marginación de los oprimidos. En este instante, comienzan a sentir la necesidad de comprometerse ideológicamente, y tanto escritores como poetas o dramaturgos convierten la literatura en un instrumento de cambio. España está presente en muchos títulos desde distintos puntos de vista: rural, con los jornaleros del sur, los marineros y pescadores del norte, y la dura España interior. El mundo proletario, con los ambientes degradantes en las minas o las fábricas, los conflictos laborales o los abusos del patrón. Por último, se encuentra el mundo urbano, con incursiones a las zonas marginales y los suburbios que contrastan con la buena vida de la burguesía. Destacan como autoras dentro de este tipo de novela Ana María Matute con su obra Primera memoria (1959) y Carmen Martín Gaite con Entre visillos.
La Novela Experimental (1960s)
Tras la publicación de la obra Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, podemos dar comienzo a la novela experimental, llamada así por la utilización de técnicas como la combinación de distintos puntos de vista o la incorporación de registros como el monólogo interior. En cuanto a los temas, se conservan los tratados hasta el momento. A diferencia del resto de etapas, esta se caracteriza por la influencia de escritores europeos y americanos, entre los que destacan James Joyce o Thomas Mann, entre otros. También sobresalió Miguel Delibes con su obra Cinco horas con Mario. Como obras representativas, además de las nombradas, podemos destacar Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé. En esta época, surge el boom de la literatura hispanoamericana. Entre los que sobresalieron, encontramos a Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Algunos rasgos importantes de la novela experimental, aparte de los ya nombrados, son: la fusión de géneros, propia de esta corriente, y el perspectivismo, sacado de El Quijote de Miguel de Cervantes.
Poesía Española (1939-Finales del Siglo XX)
Se produce una revolución tras la Guerra Civil, al igual que con el resto de géneros. Los poetas del 27 que sobrevivieron sirvieron de modelos para los autores posteriores. Por ejemplo, Dámaso Alonso (Hijos de la ira) y Vicente Aleixandre (Historias del corazón), modelos a seguir por los poetas sociales de posguerra, fueron dos de los poetas que se quedaron en España. Se continúa la rehumanización provocada por la tendencia surrealista y vanguardista. Aparecen autores que continúan con las vanguardias iniciadas en los años 20, como Carlos Edmundo de Ory o Gloria Fuertes. Un grupo intentará continuar la línea poética del 27 (Grupo Cántico), cuyo referente será Luis Cernuda. Aparecen los poetas de la poesía inmediata; en 1940 ya se habían dado a conocer antes de la guerra y durante la misma: Miguel Hernández, Luis Rosales, Leopoldo Panero…
Periodo 1939-1955: Diversidad de Tendencias
Poesía Arraigada
Ofrece una visión optimista y ordenada de la realidad. La métrica y las formas son clásicas, y los temas son tradicionales, como el amor, la naturaleza o la religión. Sus autores están vinculados a dos revistas: el grupo Garcilaso y el grupo Escorial. Posteriormente, algunos se desvincularon por motivos políticos o métricos, como José García Nieto.
Poesía Desarraigada
Tiene un tono trágico, de sufrimiento, angustia y dolor, y pide explicaciones a Dios acerca del ser humano. Son autores del grupo Espadaña: Victorina Crémer, Luis Rosales, Leopoldo Panero o Blas de Otero.
Postismo
- Se inicia en 1945 con Carlos Edmundo de Ory y reivindica la libertad expresiva, la imaginación y la concepción de la literatura como un juego.
Grupo Cántico
- Continúa la línea de la Generación del 27.
Poesía Social (1955-1962)
Se inicia con tres obras clave: Historias del corazón de Vicente Aleixandre, Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos íberos de Gabriel Celaya. Algunas características son: se toma partido ante los problemas del mundo, se debe ser solidario, la poesía es un instrumento para transformar la sociedad, se antepone el contenido a la forma, y el lenguaje es claro, sencillo y coloquial.
Los Novísimos (A partir de 1970)
Los poetas más jóvenes del panorama literario de la época, entre los que se encuentran: Carlos Barral, Antonio Colinas, Antonio Martínez de Carrión o Guillermo Carnero, entre otros. Como rasgos, cabe destacar que estaban muy preparados culturalmente, mostraban inconformismo y rebeldía con el arte establecido, buscaban renovar el lenguaje poético, y sus inspiraciones provenían de la poética del Grupo Cántico, los postistas, la mitología, la música popular, el arte y la literatura culta.
Poesía desde 1975: Diversidad y Nuevas Tendencias
- Poesía intimista: Centrada en la expresión de lo cotidiano.
- Poesía experimental: Toma como referencia las vanguardias.
- Poesía refinada: Culta y exclusiva, como la que destaca Luis Antonio de Villena.
Estas son solo algunas de las tendencias más relevantes.
Teatro Español (1939-Finales del Siglo XX)
Una vez finalizada la Guerra Civil con la victoria de Franco, comenzaron los llamados oscuros y difíciles años 40. La política y la cultura estaban rotas, y los daños materiales, casi irreparables, ofrecían la visión de una España devastada por el enfrentamiento. Muchos dramaturgos se marcharían al exilio, como Max Aub, quien tenía las mismas preocupaciones que Unamuno y trataba temas como la insolidaridad y la injusticia (Tránsito), o Alejandro Casona, el cual se caracteriza por su exceso de sentimientos y por enfrentar realidad y fantasía (La Dama del Alba, 1944).
La Comedia Burguesa
Se basa en los gustos de la burguesía y el bando vencedor. Los comediógrafos continúan la línea abierta por Jacinto Benavente, a excepción de Miguel Mihura (Tres sombreros de copa) y Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro). Son obras intrascendentes y ajenas a la realidad del país. También destacan José María Pemán o Joaquín Calvo Sotelo dentro de este grupo de autores.
Teatro Comercial (A partir de los años 60)
Estuvo dominado por Alfonso Paso (Los que tienen que servir), Jaime de Armiñán, Jaime Salom y Juan José Alonso Millán.
Teatro Realista
Se inaugura en 1949 con Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo. A diferencia del resto, este teatro se compromete con la realidad. Junto a él, otros autores como Alfonso Sastre, expresarán su descontento con el panorama teatral. Dentro de las características del teatro de Buero Vallejo destacan: su profunda reflexión sobre la condición humana y la composición de distintos dramas, que pueden ser:
- Realistas: (Historia de una escalera), que abren una etapa de protesta y denuncia social.
- Históricos: (Las Meninas).
- Existencialistas: (El tragaluz), entre otros.
Su teatro se denomina ético, ya que todas sus obras plantean dilemas morales relacionados con los valores ya nombrados.
En cuanto a las características generales del teatro realista, sobresalen:
- La tragedia, donde el héroe es conducido a la catástrofe por sus errores y su culpa.
- Los espacios escénicos adquieren un carácter simbólico.
- Aparecen personajes limitados tanto física como mentalmente que representan el aislamiento y la alienación del hombre en la sociedad.
- Al final de la obra, siempre existe la esperanza de que la sociedad injusta y egoísta podrá cambiar.
- Se busca la participación de los espectadores.
En cuanto a autores que ya han sido nombrados, cabe destacar también a Alfonso Sastre (La mordaza), Lauro Olmo (La camisa) o José Martín Recuerda (Los salvajes en Puente San Gil).
El Nuevo Teatro (A partir de mediados de los años 60)
Se recogen grupos, tendencias y autores surgidos a mediados de los años 60. Se inician los teatros de Cámara y los grupos independientes, como Tábano, Goliardos o Comediantes. En cuanto a los autores, sobresalen:
- Francisco Nieva: Cultiva un teatro minoritario, con gran libertad creativa e imaginación, próximo al surrealismo. Denomina su teatro «Furioso» por ser recargado y agresivo (La señora Tártana).
- Fernando Arrabal: Original y más conocido, vanguardista, arremete contra los valores establecidos, crea ambientes absurdos, mezcla el esperpento y la burla humorística. Crea un teatro libre e imaginativo al que llama «Teatro Pánico» (Pic-nic).
Teatro desde 1975: Transición y Nuevas Voces
Durante los años 70, se produce un nuevo auge de la escena española con la llegada de jóvenes autores y salas alternativas; sin embargo, vuelve a hablarse de crisis teatral. Pese a todo, cabe destacar a José Sanchís Sinisterra con ¡Ay, Carmela! y a José Luis Alonso de Santos, quien cultivó el costumbrismo levemente crítico (Bajarse al moro). Otros autores que sobresalieron son: Alonso de Santos, Jordi Sánchez o Ignacio García May.
Narrativa Española (1975-Finales del Siglo XX)
Una vez finalizada la dictadura, acaba también la censura literaria. Vuelven los autores exiliados y se inicia la apertura hacia la literatura extranjera. Desde el campo político, se impulsó la creación en lenguas peninsulares. Se subvencionaron autores, premios y certámenes, entre otros. La novela se convirtió en un producto de consumo, y algunas obras llegarían a ser best-sellers. Con la llegada de la democracia, la narrativa se enriqueció con argumentos y asuntos hasta el momento no tratados. Aparecen diversas tendencias literarias. Destacan:
La Novela (1970-1986)
Este periodo se abre con La verdad sobre el caso Savolta (1975) de Eduardo Mendoza. Se reivindica el placer de narrar, y como temas principales aparecen la intriga, la aventura, el enredo, el amor… Autores destacados: Álvaro Pombo (Los delitos insignificantes), Julio Llamazares (Luna de lobos) y Eduardo Mendoza (La ciudad de los prodigios).
El argumento es el eje de la historia; aparece una única acción y de forma lineal. Predominan los relatos en primera y tercera persona del singular. Es una excepción Gonzalo Torrente Ballester en La isla de los jacintos rotos, en la que utiliza de forma continua la segunda persona. En cuanto a los temas, aparecen la realidad que los rodea, los personajes desvalidos, inseguros, desorientados, en busca de su propia identidad. Dentro de las tendencias, se pueden destacar:
Metanovela
- El narrador reflexiona sobre los aspectos teóricos de la novela, trasladando esta reflexión a la ficción como un motivo de relato. Destacan: Luis Landero con Juegos de la edad tardía o Juan José Millás con Papel mojado.
Novela Histórica
- Los maestros proceden de Europa. Todos ellos tienen gran precisión histórica que obliga al lector a documentarse. Destacan: Miguel Delibes (El hereje), Umberto Eco (El nombre de la rosa) o Arturo Pérez-Reverte (El capitán Alatriste).
Novela de Intriga y Policiaca
- Invasión de las traducciones venidas de América. Se utiliza un prototipo de detective, como Pepe Carvalho, creado por Manuel Vázquez Montalbán, basado en el personaje creado por Edgar Allan Poe, que evolucionó hasta el Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle. Como temas principales, destacan: la crónica mordaz o la ironía de la transición democrática. Autores: Carlos Ruiz Zafón (La sombra del viento), Lorenzo Silva (El alquimista impaciente), Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa) y Arturo Pérez-Reverte (La tabla de Flandes).