Don Juan: Un Mito en Constante Evolución
Don Juan es una de las grandes figuras míticas de la Edad Moderna. Cada época lo contempla desde una perspectiva particular, añadiendo aspectos que se suman a la complejidad del personaje hasta configurar un mito perdurable. Dos elementos clave definen su esencia: el personaje libertino y burlador, y el motivo de la cena macabra, que nos muestra a un Don Juan que desafía a Dios y a los muertos.
Este segundo elemento puede conducir al castigo eterno (como en la obra de Tirso de Molina) o al perdón misericordioso de Dios (como en la de Zorrilla). Con el tiempo, el personaje se ha ido despojando de sus connotaciones religiosas para centrarse en su configuración humana de seductor, convirtiéndose en un mito universal del amor.
Es el símbolo del seductor, la agresividad sexual del conquistador irresistible, del hombre audaz y disoluto que convierte el placer en el fin de todas sus acciones. De aquí su condición de burlador, de hombre que busca a la mujer para la satisfacción egoísta de su goce. Es un «caballero» apuesto y cercano que encubre sus perfidias con refinada elegancia aristocrática. Es seductor, valiente, osado hasta la temeridad, no respeta ninguna ley divina o humana; únicamente la vida como juego y disfrute tiene sentido. Es, posiblemente, uno de los sueños más antiguos del ser humano: una vida en absoluta libertad.
Pero el lector o espectador también participa en la sociedad en que está envuelto y que condena la violación de las pautas sociales y su transgresión de los límites. Don Juan es inmortal porque el autor hace que no se burle de una sociedad en concreto y porque plantea el conflicto entre individuo y sociedad. Don Juan plantea, con su ignorancia consciente de esos límites, la actitud humana ante el poder.
Orígenes Literarios: Tirso de Molina y El Burlador de Sevilla
El creador de la figura de Don Juan fue Tirso de Molina en su drama El Burlador de Sevilla (1630), aunque hay en el teatro ciertos antecedentes del tipo de fanfarrón y seductor, y en los romances del tema del convidado de piedra. Tirso describió a Don Juan como descreído e impío, y recibe el castigo divino porque es pecador, blasfemo y jura en falso. De la pluma de Tirso salió la estampa del burlador, pero la última intención fue moral y ejemplarizadora.
Don Juan en el Siglo XVII: Molière y la Crítica al Libertinaje
En el siglo XVII, Molière escribió su Don Juan basándose en la obra de Tirso. Presenta un personaje infiel, seductor, libertino, blasfemo, valiente e hipócrita. Es un señor noble y vividor que vive en Sicilia y colecciona conquistas amorosas, abandonando a las mujeres tan pronto como las goza. Le gustan los desafíos, hasta el desafío final: la estatua del Comendador que se lo llevará hasta más allá. Esta obra de Molière suscitó una enorme polémica. Escrita después de Tartufo, aparece ante los ojos de religiosos como una apología del libertinaje, y realmente la obra es una reflexión sobre el libertinaje y sus excesos. Al final, Don Juan sirve de conclusión y moraleja: que el cinismo y la hipocresía se castigan con la muerte.
El Siglo XVIII y las Nuevas Interpretaciones
A la mentalidad del siglo XVIII corresponden tres importantes obras sobre Don Juan: la española de Antonio Zamora, No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague; la italo-austriaca con libreto de Da Ponte y música de Mozart; y la italiana de Goldini, Don Juan o el castigo del libertino.
El Romanticismo y la Humanización del Mito
En el siglo XIX cambió el tratamiento del personaje. Hasta ese momento, el personaje acababa en el infierno por sus pecados, pero a los románticos como Alejandro Dumas, José Zorrilla, Lord Byron o Espronceda les fascinó esta figura. Byron compuso el poema Don Juan, considerado su obra cumbre, que nos muestra los amores de un personaje que sirve de máscara para el mismo. Mérimée lo presentó con dos personalidades enfrentadas en Las ánimas del purgatorio. José Zorrilla realiza la versión más moderna con Don Juan Tenorio al transformarlo en un héroe jactancioso pero de buenos sentimientos que acaba en brazos de su amada (aunque en otra vida). El Don Juan romántico pierde con respecto al primitivo, ya que a veces se muestra como un juguete del destino e incluso se enamora sinceramente, dejando de ser el mito eterno del cínico seductor que fácilmente olvidaba para volver a seducir.
El Siglo XX y el Don Juan Contemporáneo
El mito parecía agotado, pero en el siglo XX se siguió analizando por medio de ensayos como los de Gregorio Marañón, que ve en el seductor un inmaduro patológico próximo al narcisismo y la homosexualidad, Américo Castro o Ramón Menéndez Pidal. Los hermanos Machado lo presentaron como un provinciano en Don Juan de Mañara, y Ramón Pérez de Ayala como un chulo de barrio en Tigre Juan.
Don Juan en las Artes: Música, Cine y Teatro
La proyección de este mito ha sido enorme en todas las artes. En la música, la de Mozart es la más conocida. Otros músicos se inspiran en Mozart, como Chopin, Beethoven, Liszt, Schumann o Berlioz, que realizaron variaciones sobre el mismo tema. También Hoffmann escribe un interesante relato basado en la obra de Mozart, y en ella se han basado algunos cineastas. Así, en la película Amadeus son representadas porciones de la ópera. En el cine destacamos títulos como Las aventuras de Don Juan protagonizada por Errol Flynn, El ojo del diablo de Ingmar Bergman, Don Juan DeMarco protagonizada por Marlon Brando y Johnny Depp, Don Giovanni sobre el Don Juan de E.T.A. Hoffmann o Don Juan en los infiernos de Gonzalo Suárez. En teatro, Alejandro Dumas con Don Juan de Maraña o la obra de los hermanos Machado con el mismo título, Unamuno con El hermano Juan o el mundo es teatro.
Termino con las palabras de Blanca de los Ríos sobre el mito: «En grandeza y universalidad excede a los gigantes de Shakespeare, en el interés humano e intensidad dramática supera a Fausto y en virtud prolífica a Don Quijote».