Dramaturgia Española de Posguerra: Corrientes, Autores y Obras Clave

Panorama del Teatro Español de Posguerra: Inicios y Tendencias

Tras la contienda civil, el panorama teatral español se vio profundamente afectado: algunos autores habían muerto, otros se encontraban en el exilio y la producción de los viejos maestros resultaba ya de escaso interés. En este contexto, el teatro de posguerra destacó inicialmente en dos tendencias principales:

  • La línea benaventina: Representada por la comedia burguesa o alta comedia, se caracterizaba por obras bien construidas, diálogos cuidados, técnicas tradicionales, una crítica amable y la defensa de los valores conservadores. Un autor destacado en esta línea fue Edgar Neville.
  • El teatro cómico: En esta vertiente sobresalieron figuras como Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.

Figuras Destacadas del Teatro Cómico de Posguerra

Enrique Jardiel Poncela

Buscó romper los límites de la comedia tradicional mediante innovaciones escenográficas, la introducción de elementos inverosímiles y absurdos, y diálogos brillantes e ingeniosos. No obstante, tuvo que realizar concesiones al humor más convencional debido a las exigencias de empresarios y espectadores.

Miguel Mihura

Su obra más emblemática es Tres sombreros de copa, que no se estrenó hasta veinte años después de su escritura, tras varios intentos fallidos. Mihura fundó una revista y también se dedicó al cine como guionista. Cuando reanudó su producción teatral, tuvo que adaptarla para eludir las dificultades de un teatro comercial y ajustarse a la mentalidad de los empresarios y del público burgués, por lo que sus nuevas obras no alcanzaron la genialidad de la primera. Sus piezas suelen presentar el choque entre el individuo y la sociedad, un conflicto que genera en sus protagonistas un profundo descontento ante las convenciones que obstaculizan la felicidad. Este enfrentamiento a menudo se muestra suavizado, pero sus tramas son sorprendentes, imaginativas, plenas de humor y ternura, y demuestran una gran habilidad en el manejo de los recursos escénicos y el diálogo.

El Teatro en la Década de 1950: Entre el Conformismo y la Búsqueda de Profundidad

Durante los años 50, el teatro más habitual continuó siendo el comercial, que oscilaba entre el melodrama conformista y el humor intrascendente. En esta línea se situaron autores como el mencionado Miguel Mihura en su segunda etapa y Alfonso Paso. Este último, cuyas primeras obras eran comedias críticas o tragicomedias con intención social y afán de renovación escénica, prefirió convertirse en un autor de éxito y comenzó a hacer cuantas concesiones fueran necesarias para ello, llegando a ser uno de los dramaturgos preferidos del público burgués.

Frente a esta corriente comercial, un grupo de autores intentó llevar a escena problemas de mayor hondura. A partir del estreno de Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo, emergieron con fuerza las siguientes tendencias:

  • Teatro de orientación existencial: Centrado en cuestiones como el sentido de la existencia, la condición humana y la frustración de las ilusiones.
  • Teatro de orientación social: Buscaba dar testimonio de los problemas sociales más acuciantes. Entre sus cultivadores pronto surgieron dos posturas enfrentadas:
    • El posibilismo: Defendido por aquellos dispuestos a atenuar su crítica o a expresarla únicamente a través de alusiones o símbolos para evitar la censura y poder estrenar.
    • El imposibilismo: Sostenido por quienes deseaban expresarse con total libertad y sin concesiones, aun a riesgo de no ver representadas sus obras en teatros importantes.

Alfonso Sastre

Fue el principal teorizador del teatro social y un claro exponente del imposibilismo. Entre sus obras destacan Escuadra hacia la muerte, que aborda la rebelión contra la autoridad por parte de unos soldados abocados a una muerte absurda. Dentro de su producción de temática social también se encuentra El pan de todos. Más adelante, Sastre compuso tragedias complejas como La sangre y la ceniza.

El Teatro en la Década de 1960: Experimentación y Nuevas Voces Críticas

En los años 60, persistieron tanto el teatro comercial como el teatro social de la década anterior. Sin embargo, frente a la estética predominante del teatro realista, surgió un grupo de escritores que exploró nuevos cauces dramáticos. El llamado Teatro Experimental mantuvo una postura de crítica social, pero encontró grandes dificultades para la representación de sus obras.

Sus rasgos más característicos son:

  • El teatro se concibe como un espectáculo total, otorgando gran importancia a la escenografía, la iluminación y el sonido.
  • Se tiende a un espectáculo colectivo, con frecuentes improvisaciones, y se rompen las barreras entre actores, escenario y espectadores, a quienes en ocasiones se invita a participar en la función.
  • Los temas continúan siendo la denuncia social, la crítica a la política del régimen franquista y la injusticia. No obstante, los enfoques se vuelven más simbólicos, incorporando elementos de farsa y lo grotesco.

Los autores más significativos de esta corriente fueron:

  • Francisco Nieva: En sus obras se aprecian elementos surrealistas, un lenguaje culto y una escenografía deslumbrante.
  • Fernando Arrabal: Considerado uno de los grandes renovadores del teatro europeo, rompe con lo convencional para provocar al espectador. Destaca su obra Pic-Nic.

El Teatro Independiente

Surgió impulsado por diversos grupos teatrales que rechazaron el teatro comercial imperante y las limitaciones impuestas. Entre ellos destacan Els Joglars i Els Comediants, compañías que siguen activas en la actualidad y han consolidado su fama a lo largo de las décadas.

Antonio Buero Vallejo: Un Pilar del Teatro Español Contemporáneo

Finalizada la Guerra Civil, Antonio Buero Vallejo fue condenado a muerte por su colaboración con grupos que intentaban reorganizar la resistencia antifranquista, pena que posteriormente fue conmutada por treinta años de prisión. En 1949, obtuvo el prestigioso premio Lope de Vega por su obra Historia de una escalera, lo que le permitió estrenarla ese mismo año con un éxito rotundo. Sus obras posteriores y los numerosos premios recibidos lo convertirían en uno de los dramaturgos más importantes del teatro español del siglo XX.

Rasgos Generales de su Teatro

  • Temas recurrentes: La libertad, la justicia, la verdad, la esperanza y la condición humana.
  • Personajes complejos: A menudo presentan limitaciones físicas que simbolizan sus carencias interiores o conflictos morales.
  • Utilización simbólica del espacio: Los escenarios adquieren valores connotativos que refuerzan el mensaje de la obra.
  • Intención testimonial: Una constante en su producción es el deseo de dar testimonio de la realidad de su tiempo.
  • Técnicas teatrales innovadoras: Utiliza el «efecto de inmersión», mediante el cual el público se ve obligado a experimentar o compartir las condiciones físicas o psíquicas de algún personaje, logrando una mayor implicación del espectador.

Etapas de su Obra

  • Teatro existencial: Obras iniciales con personajes que intentan escapar, sin conseguirlo, de una realidad opresiva y frustrante.
  • Teatro de crítica social más decidida: Para sortear la censura, recurre con frecuencia a la ambientación histórica, escribiendo dramas históricos cuyos conflictos funcionan como una alegoría del presente.
  • Crítica social con técnica innovadora: La combinación de denuncia social y experimentación formal se aprecia en obras fundamentales como El tragaluz.
  • Última etapa: Insiste en los temas anteriores, pero con un mayor propósito experimental y, en ocasiones, una visión más desesperanzada, aunque sin abandonar un resquicio para la esperanza.

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