El Teatro Español Innovador: Arrabal, Nieva y Buero Vallejo

El Teatro Innovador Post-Realismo en España

Paralelamente al desarrollo del teatro realista de la década de los 50, otros autores tratan de buscar nuevas formas de creación dramatúrgica, con dificultades de aceptación en el panorama teatral del país debido a la incomprensión por parte del público y la crítica, y a causa de la censura. La temática de este nuevo teatro gira en torno a la dictadura, la falta de libertad, la injusticia y la alienación. Se desecha el enfoque realista por un enfoque simbólico. Se recurre a la farsa, a lo grotesco, a deformaciones esperpénticas; se da entrada a lo alucinante y a lo onírico. El lenguaje, junto a tonos directos, acude al tono poético, y se cultivan los recursos extraverbales, inspirándose en la comedia musical, la revista y el circo.

Fernando Arrabal y el Teatro Pánico

Fernando Arrabal, optó por continuar su producción en Francia dada la marginación e incomprensión que sufrió en España por parte del público y la crítica, se caracteriza por su elementalidad escénica, con decorados sucintos, personajes primitivos y un lenguaje ingenuo con rasgos de un humor procedente del absurdo. Destaca su concepto del “teatro pánico”: conciliar lo absurdo con lo cruel e irónico, identificando el arte con el acto vivido. Obras en esta línea serían Pic-Nic, El cementerio de automóviles o El Arquitecto y el Emperador de Asiria. Posteriormente, su teatro adquirirá tonos políticos de lucha.

Francisco Nieva y los Nuevos Autores

Francisco Nieva presenta como tema básico el de la sociedad, que degrada al ser humano al impedir el desarrollo de sus necesidades profundas. Ante ello se erige la transgresión, a menudo debida a la necesidad de una liberación sexual. Además del erotismo, abundan las referencias a una España negra y también a la religión. En su producción se pueden distinguir tres géneros: teatro furioso, teatro de farsa y calamidad y teatro de crónica y estampa. Dentro del teatro de carácter innovador, también resulta destacable un grupo de autores conocidos como “Nuevos autores”, en los que destaca el empleo del simbolismo. Las obras de este tipo de teatro se caracterizan por un acentuado carácter vanguardista, un marcado pesimismo y el frecuente uso de la simbología animal. En sus textos aparece recurrentemente el tema del poder opresor, así como elementos provocadores relacionados con la sexualidad, un lenguaje escatológico y la violencia física y verbal.

Dramaturgo Destacado: Antonio Buero Vallejo

Antonio Buero Vallejo: Su primera vocación fue la pintura, por lo que cursó estudios de Bellas Artes en Madrid. Durante la Guerra Civil militó en el bando republicano y, al finalizar la contienda, fue condenado a muerte, compartiendo cautiverio con Miguel Hernández. Su condena fue conmutada por la de treinta años de prisión. Tras sucesivas rebajas de esta pena, en 1946 salió en libertad condicional. En su teatro, Buero buscó la moderna tragedia española. Devolvió al teatro de la posguerra la función testimonial, social y moral y, asimismo, actualizó el género trágico. Su concepción humanista del hombre y su compromiso político-social determinan toda su obra.

Características de las Tragedias de Buero Vallejo

  • Profundiza en los caracteres de los personajes, que son seres complejos, con las contradicciones propias del ser humano.
  • Los problemas de los personajes adquieren una dimensión universal cuando se les saca de su entorno espacio-temporal.
  • Siempre parte de una actitud esperanzadora, dejando una puerta abierta al ser humano, capaz de vencer las adversidades con su esfuerzo.
  • El espectador percibe la realidad del mismo modo que el personaje.
  • La temática suele girar en torno al anhelo de realización humana y sus dolorosas limitaciones: la búsqueda de la felicidad, de la libertad, se ve obstaculizada por una sociedad injusta, en un doble plano existencial y social.
  • Cuida con esmero la estructura de las piezas y el lenguaje es sencillo y sin adornos superfluos, un lenguaje realista y simbólico.

Buero trata de buscar la reflexión en el espectador, mostrando, por debajo del contenido aparentemente amargo de sus obras, el mensaje de esperanza subyacente, y animando a luchar contra la injusticia con las armas de la voluntad y la solidaridad.

Etapas y Temas en la Obra de Buero Vallejo

Teatro Simbolista

En la ardiente oscuridad (1950) relata la historia de Ignacio, un ciego que llega a una institución de invidentes que viven felices, ignorantes de su limitación física. Ignacio opone a las mentiras oficiales del centro una afirmación rebelde: la ceguera que todos padecen es símbolo de las limitaciones humanas.

Drama Histórico

Con un tema central: el destino del pueblo en una sociedad injusta. Con el estreno en 1958 de Un soñador para un pueblo, se abre una nueva etapa en su teatro. Relata el fracaso de un hombre empeñado en mejorar la vida de un pueblo. El protagonista, Esquilache, ha de enfrentarse a todo el sistema, pues la política que pretende imponer no cuenta con el apoyo popular. Pero, en realidad, la oposición a su política no procede del propio pueblo, sino de un tercer poder que mina las mejoras de vida. Al final, Esquilache se sacrifica: renuncia a su cargo y marcha al exilio. La crítica social y las innovaciones técnicas son también rasgos característicos de otras piezas de Buero durante los años 60.

Teatro de Crítica Social

Buero cultiva el drama social y existencial, del que se vale para indagar en la frustración de la sociedad de la posguerra. Obra representativa de esta etapa es Historia de una escalera (1949). El tragaluz (1967), como casi todas las de Buero Vallejo, comienza de manera aparentemente anodina, contando la historia de una familia, pero luego se vuelca hacia un relato que, tanto por el fondo como por la forma, constituye un ataque al franquismo y a su obsesión por influir nuestra visión tanto de la historia pasada como futura. Su trama es aparentemente simple y su lectura muy fácil, pero en cuanto uno empieza a escarbar, encuentra cinco o seis niveles de mensajes, todos potentísimos, que impactan sobremanera al lector. Llegada de los dioses (1971) narra la historia de un joven pintor fracasado que se ha quedado ciego y retorna a casa de su padre. El enfrentamiento entre padre e hijo sobrevuela la acción. Los tormentos de Julio empeoran cuando cree que su padre está tratando de seducir a su amante, aunque, en este caso, la percepción resulta falsa, o al menos eso parece. La detonación (1977) gira en torno a la vida y muerte del escritor Mariano José de Larra. Tras ser abandonado por su amante, se suicida. En estas últimas obras, Buero Vallejo insiste en temas y procedimientos de su teatro anterior; no obstante, puede señalarse un mayor propósito experimental, en consonancia con la literatura de la época. La Fundación (1974). Cinco personajes que parecen trabajar para un centro de investigación llamado La Fundación comparten espacio en lo que parece ser una agradable habitación con bonitas vistas. Según se avanza en el desarrollo de los diálogos, se descubre que tal situación no es sino la percepción subjetiva de uno de los personajes, Tomás, a través de cuyos ojos el espectador conoce que la habitación es en realidad una celda, que La Fundación es la prisión y que los cinco personajes son cinco reclusos condenados a muerte. Se encuentran allí porque el propio Tomás, bajo tortura, los delató, y el sentimiento de culpa le hizo perder el sentido de la realidad. Finalmente, la escena queda vacía, retornando a su aspecto de habitación lujosa en la que se instalarán nuevos huéspedes.

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