Elementos Clave en la Comunicación Eficaz
La comunicación no es tan natural y espontánea como parece. Todo acto comunicativo supone un proceso cooperativo donde un hablante “intenta hacer” algo, un oyente “interpreta” esa intención y sobre ella construye su respuesta, que puede ser lingüística o no lingüística. Como nos indica nuestra experiencia, no siempre las comunicaciones logran resultados satisfactorios. Para poder llevar a cabo una comunicación eficaz, los participantes necesitan tener en cuenta una serie de competencias. Llamamos competencias al conjunto de conocimientos y aptitudes que necesita un individuo para comunicarse.
Condicionantes de la Comunicación
Además del idiolecto de cada hablante y la necesidad de usar un registro adecuado, en una situación comunicativa intervienen otros factores que influyen en ella de manera decisiva. Estos factores se llaman condicionantes de la comunicación, y son los siguientes:
- Las circunstancias: Para que la comunicación sea óptima, cada mensaje debe emitirse en un momento y lugar adecuados. Por ejemplo, no puede decirse un chiste en una situación seria o grave.
- Determinaciones psicológicas: El estado de ánimo, el carácter y la personalidad de los participantes son también factores que influyen en la comunicación. Así, si un hablante está deprimido, le dará un tono pesimista a sus mensajes.
- Competencia lingüística: Es el conocimiento que emisor y receptor tienen del código que utilizan. Si, por ejemplo, un hablante argentino quiere comunicarse con un hablante ruso y ninguno conoce la lengua del otro, la comunicación no podrá llevarse a cabo porque ninguno tiene la competencia lingüística necesaria para hacerlo.
- Competencia paralingüística: Se llama así al conocimiento y el uso apropiado de los gestos y movimientos corporales del emisor cuando emite su mensaje.
- Competencia ideológica y cultural: Cada vez que se produce una situación comunicativa se ponen en juego una serie de conocimientos acerca de hechos sociales, culturales, históricos, etc., sin los cuales no podría comprenderse el mensaje. Así, si un hablante argentino se refiere a la Revolución de Mayo frente a un extranjero, tendrá que explicar su significado.
Funciones del Lenguaje en la Comunicación
Por ejemplo, si la atención de la comunicación está centrada en el emisor, decimos que predomina la función emotiva o expresiva. En la vida diaria, usamos ciertas expresiones para manifestar nuestro agrado o desagrado, el placer o el dolor que sentimos, entre otros.
La función apelativa predomina cuando la comunicación está orientada hacia el oyente. En estos casos, se recurre al vocativo, que es el sustantivo que se usa para llamar a alguien y que puede ir acompañado de un verbo en imperativo. A la hora del almuerzo, puedo decirle a un niño: “¡Ven, Rafael, a comer!”
También hay cierta clase de textos en los que predomina la función apelativa. Por ejemplo, en la publicidad y el discurso político, la intención es convencer al receptor de que compre tal producto o de que vote a tal candidato, respectivamente.
La función referencial es la que está orientada hacia el contexto, es decir, a aquello a lo que el mensaje se refiere, al contenido del mensaje. Por ejemplo, en un libro de texto, como un manual de Historia o de Biología, lo que más interesa no son los sentimientos del autor ni convencer al receptor de la importancia de tal o cual teoría, sino la información que se transmite.
La función fática es la que permite establecer, prolongar o interrumpir la comunicación; sirve para comprobar si el canal funciona. Se da, por ejemplo, cuando alguien en una conversación dice: «Oiga, ¿me entiende bien?» o cuando al inicio de una comunicación telefónica el receptor de la llamada dice «Hola…».
La función metalingüística se refiere a la reflexión sobre el propio lenguaje; por ejemplo, cuando buscamos una palabra en el diccionario porque desconocemos su significado. Si caminando por un país extranjero nos acercamos a alguien y le preguntamos si sabe hablar español o inglés, en ese diálogo también ha predominado la función metalingüística.
Todos los hablantes de una lengua hacemos uso de estas funciones. En el caso de este cuadernillo, se informa acerca del lenguaje (función referencial), se apela al receptor (función apelativa) y, fundamentalmente, se reflexiona sobre la lengua (función metalingüística).
Por último, la tendencia hacia el mensaje como tal es la función poética. Esta tendencia se pone en acción, sobre todo, en la literatura. Por ejemplo, la poesía trabaja con el lenguaje a través de imágenes sensoriales, de metáforas y de otros recursos, y es ahí cuando recurre al lenguaje mismo para usarlo de una manera especial.
