Modernismo y Generación del 98
El siglo XIX finaliza en España con el Desastre del 98, momento en que el país perdió sus últimas colonias (Cuba y Filipinas). Esto provocó que los intelectuales tomaran conciencia de la crisis que atravesaba la nación, la cual entró en el siglo XX como un país en decadencia. A pesar del indudable avance de la industria, España se encontraba atrasada respecto a otros países europeos, lo que originó un período de conflictos obrero-patronales.
La disconformidad con la literatura del último tercio del siglo XIX se tradujo en una profunda renovación literaria que afectó tanto a la forma como al contenido. Se buscó superar el prosaísmo poético, el retoricismo y las tendencias literarias de finales del siglo XIX, dando lugar al Modernismo y a la Generación del 98.
El Modernismo
El Modernismo se caracteriza por el anhelo de perfección formal, temas exóticos y míticos, y el erotismo sensual. Incorpora influencias del Parnasianismo y el Simbolismo francés, desarrollándose especialmente en el género poético.
Se originó en Hispanoamérica, con autores como el nicaragüense Rubén Darío, quien inició su senda modernista con Azul, a la que siguieron otras obras como Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza.
Otro autor a destacar fue Manuel Machado, autor de Alma, Caprichos y Cante hondo. Sus textos, sugerentes, presentan un tono alegre y delicado, siendo el autor de inspiración modernista y andaluza.
Juan Ramón Jiménez, aunque parte de una primera etapa modernista (Arias tristes), su obra se hizo cada vez más retórica sin excluir los sentimientos. Este autor influirá en los poetas de la Generación del 27.
La Generación del 98
El Desastre del 98 dio nombre a esta nueva corriente. Sus autores se caracterizan por la preocupación por el porvenir de España, así como por la inquietud ante el destino del hombre y una actitud regeneracionista. Buscan la auténtica raíz de lo español y prefieren la sencillez expresiva, un lenguaje directo y sin adornos.
Autores destacados de la Generación del 98:
- Antonio Machado: Plasma en sus obras sus sentimientos y recuerdos, acudiendo a temas como el tiempo, el hombre y la muerte. En obras como Soledades, Galerías y otros poemas; en Campos de Castilla realiza una reflexión crítica sobre España; y en Nuevas canciones evoca el paisaje andaluz y las tierras castellanas de forma filosófica.
- Miguel de Unamuno: Cultivó el verso (El Cristo de Velázquez) y el teatro (El hermano de Juan), destacando por su novela, con San Manuel Bueno, mártir, donde proyecta sus inquietudes, dotando a sus obras de profunda carga filosófica y buscando la renovación de técnicas narrativas en lo que denominó «nivola» (con Niebla, su obra más conspicua), y por el ensayo (Vida de don Quijote y Sancho).
- José Martínez Ruiz «Azorín»: Se caracteriza por un lenguaje preciso y sencillo. Es autor de La voluntad y Antonio Azorín, ambas de carácter autobiográfico, con frecuentes digresiones y descripción detallista; y de Doña Inés, novela enmarcada en la época romántica.
- Pío Baroja: Ordenó buena parte de su producción literaria en trilogías y ofrece una visión de la sociedad de finales del siglo XIX y principios del XX (en La lucha por la vida, con La busca). Destacables también son El árbol de la ciencia y Zalacaín el Aventurero.
- Ramón María del Valle-Inclán: Su forma de expresión, cada vez más crítica y original, desembocará en el esperpento. En él busca la «superación del dolor y la risa» por medio de la deformación de situaciones, alternando lo trágico y lo paródico, y mediante personajes grotescos, como en Luces de Bohemia. Cultivó teatro (Comedias bárbaras, Divinas palabras) y novela (trilogía de La guerra carlista y Tirano Banderas).
Novecentismo y Vanguardias
Hacia el año 1914 surgió un movimiento literario conocido como Novecentismo, que incluye a un grupo de intelectuales situados entre el Modernismo, el 98 y las vanguardias, incipientes en Europa. Este grupo poético se caracteriza por una extrema conciencia artística y la importancia atribuida al arte como creación de vida.
Esta conciencia artística los lleva a desarrollar, siguiendo a Juan Ramón Jiménez, una «poesía pura», sin lugar para la banalidad y el prosaísmo, poniendo por encima del arte al hombre mismo. Pretenden deshumanizar el arte, librándose de rasgos humanos. Buscan un arte alejado de la realidad, oponiéndose a las corrientes realistas anteriores y superando el escapismo romántico y modernista.
Los escritores novecentistas abordaron el problema de España; se preocuparon por la estética; en algunos apareció el deseo de escribir para minorías cultas (hermetismo); y mostraron preferencia por el ensayo.
Escritores novecentistas destacados:
- Ramón Pérez de Ayala: Escribió obras como Tinieblas en las cumbres y La pata de la raposa, con rasgos autobiográficos, y Luna de miel, luna de hiel o Benjamín y Apolonio, cargadas de reflexiones.
- Ortega y Gasset: Fundador de la Revista de Occidente, foco de difusión de tendencias filosóficas de la época, y autor de obras como La rebelión de las masas, La deshumanización del arte o España invertebrada, donde reflejó un pensamiento que sigue vigente en nuestros días (perspectivismo).
- Gabriel Miró: Novelas líricas que profundizan en la psicología de los personajes e indagan en las sensaciones, pero renuncian a trazar argumentos con mucha acción (Nuestro padre San Daniel muestra el continuo choque entre sensualidad y represión religiosa).
- Juan Ramón Jiménez: Incapaz de mejorar la realidad, debe crear otra realidad sencilla y hermosa. Tras su etapa modernista (Arias Tristes) opta por la poesía pura e intelectual: despoja su obra de adornos, elimina lo narrativo y concentra conceptos y sentimientos en poemas densos y breves (Diario de un poeta recién casado). Finalmente escribe lo que se llama poesía verdadera, buscando la perfección de las formas (Dios deseado y deseante, Platero y yo).
Las Vanguardias
En el período de entreguerras surgió en Europa un movimiento de revuelta estética y transgresión artística: el Vanguardismo. Quiere romper con la lógica y el sentimentalismo, y va en contra de la técnica y el clasicismo. Buscan la originalidad mediante la experimentación.
Corrientes vanguardistas:
- Futurismo: Caracterizado por la modernidad y la velocidad, y fundado por Marinetti, rechaza el pasado y se inclina hacia el progreso técnico. Entre sus técnicas están la destrucción de la sintaxis y la omisión de signos de puntuación.
- Dadaísmo: De Tristan Tzara, pretende destruir la cultura, la expresión y el arte. Rastrea lo más primitivo del hombre, busca lo absurdo y lo infantil.
- Cubismo: Cuyo principal exponente es Apollinaire, pretende plasmar la realidad desde diferentes puntos de vista simultáneos.
- Surrealismo: Fundado por André Breton, es el movimiento más importante. Muestra interés por el subconsciente y los sueños. Su base intelectual es el psicoanálisis y utiliza como técnica la escritura automática mediante el alcohol, el sueño o cualquier proceso que libere al individuo del control de sus propios procesos mentales.
- Expresionismo: Recurre a métodos que reflejen el horror de la guerra, el miedo y la destrucción global.
Movimientos vanguardistas en España:
- Ultraísmo: Con Guillermo de Torre, busca interpretaciones originales a situaciones y objetos cotidianos renunciando al sentimiento.
- Creacionismo: Pretende crear el mundo con las palabras del poeta. Resulta fundamental la aportación de Juan Larrea y del chileno Vicente Huidobro (Altazor), que realizó textos de gran calidad en los que exhibió una inusual creatividad y una gran capacidad para la invención de nuevas imágenes.
- Ramón Gómez de la Serna: Fue un agitador de la conciencia de los escritores y trajo a España el gusto por las vanguardias europeas. Su visión fragmentaria de la realidad se refleja en sus greguerías, breves composiciones con imágenes sorprendentes, que fundan el lirismo con el humor y lo absurdo.
Poesía de la Generación del 27
En 1927 se celebró un acto homenaje al escritor barroco Luis de Góngora. A esta reunión asistió un grupo de literatos que admiraba la artificiosidad del lenguaje poético gongorino. Es entonces cuando surgió la Generación del 27. Sus miembros contaron con gran formación intelectual y colaboraron en revistas literarias como Revista de Occidente.
Estos autores asimilaron tendencias estéticas vanguardistas junto a raíces más tradicionales de la poesía española. Aunaron muchos de los influjos de corrientes literarias del momento, como el Surrealismo. Mostraron cierta propensión hacia el hermetismo sin buscar popularidad entre las masas populares, dado el modo intelectual de abordar temas tradicionales.
Estos autores, partiendo del rechazo hacia el Romanticismo y el Realismo, propugnan la autosuficiencia del arte. Se cultivó esencialmente la poesía (con formas métricas como la décima, el romance, el soneto, el verso libre, etc.), al ser el género que menos necesita sustentarse en consenso social, en un afán por “deshumanizar” el arte, como postuló Ortega y Gasset.
Autores de la Generación del 27:
- Pedro Salinas: Plasma su experiencia amorosa en poesía reflexiva y sobria en lenguaje, cargada de sentimentalismo. Obras: Seguro azar, La voz a ti debida y Razón de amor, donde trata el amor de forma conceptual.
- Jorge Guillén: Estimado como poeta prototípico de una «poesía pura» e intelectual, en la que condensa sus sentimientos a partir de su experiencia. Autor de Clamor (protesta contra las injusticias del mundo y la falta de solidaridad del hombre) y de Cántico, poemario lleno de vitalismo.
- Gerardo Diego: Quien cultivó poesía de vanguardia, sobre todo en la línea del Creacionismo, escribiendo Imagen y Manual de espumas, que reflejan una poesía experimental que busca la sugestión del lector. Practicó también una poesía enraizada en la lírica tradicional, con Romancero de la novia, Versos humanos y Alondra de verdad.
- Luis Cernuda: Cuyos versos responden al sentimiento amoroso de tristeza y al inconformismo en una época llena de prejuicios sociales. Escribió obras como Égloga, elegía y oda, Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido.
- Vicente Aleixandre: Cultivó poesía surrealista en obras como Espadas como labios, La destrucción o el amor, con fuerza expresiva y tono pesimista; escribió también Historia del corazón, en la que aborda una visión del hombre y del amor más serena y optimista.
- Dámaso Alonso: Mejor representante del exilio interior, autor de Hijos de la ira (1944), libro de poesía desarraigada y eminentemente humanizada, y que inaugura la poesía existencial.
- Rafael Alberti: Escribió obras como Marinero en tierra, obra con versos gráciles y luminosos; Cal y canto, de corte gongorino y estrofas clásicas plagadas de imágenes; El poeta en la calle, donde manifestó su dolor por la España perdida y se inclinó entonces hacia la denuncia social.
- Federico García Lorca: Asesinado al comenzar la Guerra Civil, muestra una vitalidad desatada junto a un profundo sentimiento de frustración. Los grandes temas de su producción son el destino trágico, la muerte inevitable y el amor imposible. En Romancero gitano suma influencias de la poesía popular, el surrealismo y el Modernismo, y convierte al pueblo gitano en símbolo de las personas enfrentadas a un destino fatal. En Poeta en Nueva York muestra la conmoción que sufrió tras visitar la ciudad: el progreso se había convertido en una cárcel para el ser humano. Para expresar su dolor ante la injusticia empleó técnicas surrealistas. Sus poemas son gritos de protesta. Llanto por Ignacio Sánchez Mejías constituye una elegía para su amigo, un torero muerto por una cornada.
La Generación del 27 trajo a España la Edad de Plata de nuestras letras porque nunca se habían juntado tantos genios de la poesía ni la literatura española había tenido tanta repercusión a nivel mundial.
Teatro Anterior a 1939
A comienzos del siglo XX contamos con dos tendencias en nuestro teatro: el comercial y el renovador.
Teatro Comercial o Tradicional
Va dirigido al público burgués que busca entretenerse con obras que reflejan sus problemas y formas de vida. En él se distinguen:
1. Comedia Burguesa
La figura más importante de la comedia burguesa es Jacinto Benavente, Nobel en 1922 y autor favorito del público. En sus obras se refleja un tono crítico e irónico de la burguesía con gran dominio del diálogo. Su obra más importante es Los intereses creados, visión irónica sobre el poder del dinero.
2. Teatro Poético
Es tradicional, de temas históricos, escrito en verso, representa la versión del Modernismo en teatro. Entre sus autores destaca Eduardo Marquina, con Las hijas del Cid. Los hermanos Machado también escriben en verso obras como La Lola se va a los puertos.
3. Teatro Cómico
Tuvo mucho éxito. Refleja ambientes populares y utiliza el lenguaje de manera coloquial, como los hermanos Álvarez Quintero, que escriben obras de ambiente andaluz. Destaca la obra de Carlos Arniches, creador de la “tragedia grotesca”, género que denuncia los vicios de la sociedad en tono de humor, como en La señorita Trevélez.
Teatro Renovador
Por otro lado, se escribe un teatro renovador que se aparta de lo tradicional y busca nuevos temas y formas. Autores del 98 como Unamuno y Azorín escribieron un teatro que trata grandes asuntos de la existencia humana (El otro, Unamuno) y relacionados con lo maravilloso (Lo invisible, Azorín).
Los dos grandes renovadores fueron Valle-Inclán y Lorca.
- Valle-Inclán: Tras sus comienzos modernistas, escribe el ciclo de “Comedias bárbaras”, donde crea teatro que refleja un mundo mítico, irracional, donde el hombre se deja llevar por la lujuria y la avaricia como en Divinas palabras. Poco después escribe Luces de Bohemia en la que explica su teoría sobre el esperpento o forma de deformar la realidad para poder ver lo que se oculta bajo ella, visión caricaturizada de la realidad.
- García Lorca: Fundó y dirigió “La Barraca”, compañía de aficionados con los que recorrió pueblos de España representando a clásicos.
Etapas dramáticas de Lorca:
- Primera etapa: Su primera obra fue El maleficio de la mariposa, donde trata la frustración ante el amor imposible. A esta etapa pertenece también Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa.
- Segunda etapa: Incluye teatro vanguardista que nunca se representó. Son obras difíciles como Así que pasen cinco años y El público.
- Tercera etapa (1932-1936): A ella pertenecen sus grandes tragedias en las que fuerzas naturales imponen un destino trágico a los personajes, muchos de ellos mujeres. A esta etapa pertenecen Bodas de sangre (amor frustrado), Yerma (maternidad frustrada) y su obra maestra La casa de Bernarda Alba que acaba con la frustración total del amor y de la libertad representadas en el suicidio de Adela y en el triunfo de Bernarda.
Teatro de 1939 a Finales del Siglo XX
En los años posteriores a la Guerra Civil (1936-1939), la literatura se desarrolló bajo la dictadura de Franco, marcada por una fuerte censura, política represiva y una economía perjudicada por el aislamiento internacional. La muerte de Franco en 1975 marcó el fin de la censura y el inicio de la llamada transición democrática. Entre 1939 y finales del siglo XX se dieron diferentes corrientes teatrales.
Teatro bajo la Censura (1939 – Años 50)
Tras la Guerra Civil, predomina un teatro dirigido a un público que entiende la escena como evasión, dentro de la concepción dramática de la burguesía. Los temas abordados no son políticamente comprometidos, debido al establecimiento de censura: infidelidad en el matrimonio, rebeldía de los hijos u otros temas cotidianos.
Autores destacados:
- Joaquín Calvo Sotelo: Cuya extensa obra va desde la comedia y el humor hasta la pieza histórica, el drama de tesis con fondo moral y teatro con pretensiones ideológicas. Es autor de Criminal de guerra y La muralla.
- Enrique Jardiel Poncela: Dramaturgo que muestra su concepción del mundo a través de un humor inteligente e irónico. Escribió Cuatro corazones con freno y marcha atrás y Eloísa está debajo de un almendro.
- Miguel Mihura: Cuyo humor no busca solo entretener, sino también reflexionar. Escribió Tres sombreros de copa.
Por otro lado, surge un teatro de aquellos autores como Max Aub, Jacinto Grau y Rafael Alberti que se encontraban en el exilio. El más destacado de todos ellos fue Alejandro Casona. Sus mejores obras están escritas con un lenguaje cuidado; se alejan de la denuncia social; y acercan al espectador a un universo dramático cargado de poesía. Sus obras más destacadas son La dama del alba.
Años 50 y 60: Realismo Social y Experimentación
En los años 50, la llamada generación realista desarrolló un teatro crítico, busca un compromiso ético-social con el individuo y su realidad. Es el teatro del realismo social con autores como Antonio Buero Vallejo, dramaturgo español más importante de la segunda mitad del siglo XX.
El teatro de Buero Vallejo, de gran aceptación entre el público, puede dividirse en:
- Obras de crítica y denuncia, con Historia de una escalera o El tragaluz.
- Obras de corte simbólico, como La fundación.
- Obras de fondo histórico, con El sueño de la razón.
Otros autores fueron Alfonso Sastre, artífice de Escuadra hacia la muerte y La Mordaza.
A mediados de los años 60, aparecen autores que intentan superar el realismo social mediante un teatro que en ocasiones busca fórmulas más vanguardistas y experimentales. Los autores son, entre otros:
- Antonio Gala, con Los verdes campos del Edén.
- Fernando Arrabal, uno de los creadores del teatro «underground», con Cementerio de automóviles.
Como alternativa al teatro comercial surgen diversos grupos del llamado «teatro independiente» (Esperpento, La Tabla, Las Marismas). Estos grupos buscan nuevas técnicas y fórmulas concibiendo el teatro como espectáculo, donde el texto adquiere menor relevancia.
A partir de 1975: Transición y Diversificación
A partir de 1975, se constata una crisis del teatro, al entrar este en competencia con otras formas de entretenimiento. En esta situación general de declive, destacan:
- Francisco Nieva: Su teatro va a caminar por la senda de lo surrealista, lo onírico, lo fantástico y lo imaginativo (Pelo de tormenta).
- Otros autores de esta época son José Sanchís Sinisterra con ¡Ay, Carmela!, José Luis Alonso de Santos con Bajarse al moro, Fernando Fernán Gómez: Las bicicletas son para el verano, Paloma Pedrero con Besos de lobo, Ignacio Amestoy, con Cierra bien la puerta.
Novela Española desde 1939 hasta 1975
Años posteriores a la Guerra Civil (1936-1939), la literatura se desarrolló bajo la dictadura de Franco, marcada por fuerte censura, política represiva y economía perjudicada por el aislamiento internacional.
Década de los 40: Tradición y Temas Existenciales
Durante la década de los 40, aparece la novela tradicional cercana a pautas narrativas del Realismo, buscando reflejar la dramática realidad social de aquellos años.
Autores como Torrente Ballester, Camilo José Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes, encarnan dos tendencias narrativas: la novela existencial y el tremendismo. Lo existencial se convierte en tema fundamental de la narrativa. La desorientación, la hostilidad de la vida y la angustia marcan los motivos de parte de la novela de estos años.
- Nada de Carmen Laforet: Se trata de una novela pesimista en la que la protagonista vive las experiencias más duras.
- La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes: Novela impregnada de preocupaciones existencialistas, obsesión por la muerte y por la infelicidad.
- La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela: Se considera la iniciadora del tremendismo, que tiende a revelar los aspectos más violentos y crueles de la existencia. Como un nuevo pícaro, Pascual Duarte narra su biografía para que entendamos cómo ha llegado a ser un condenado a muerte.
Años 50: El Realismo Social
En los años 50, los autores no buscan crear una literatura de evasión, sino que estiman que la novela debe tener una función social: surge así el realismo social, caracterizado por:
- La existencia de un protagonista colectivo.
- Disminución de la presencia del autor, limitándose a narrar hechos, con intención testimonial.
- Especial atención al testimonio y a la denuncia social, en detrimento de las preocupaciones estéticas.
Los autores más destacados fueron, entre otros:
- Ana María Matute: Autora cuyas obras rebosan fuerza dramática, con novelas como Fiesta al Noroeste o Primera memoria.
- Rafael Sánchez Ferlosio: Sobresaliente por su obra El Jarama, donde el autor se limita a observar y reproducir únicamente lo observado.
- Jesús Fernández Santos, con Los bravos.
- Juan Goytisolo, destacado por Señas de identidad y Campos de Níjar.
- Ignacio Aldecoa, artífice de El fulgor y la sangre.
- Carmen Martín Gaite, autora de Entre visillos y Retahílas.
- Juan García Hortelano, con Nuevas amistades.
Años 60: Búsqueda de Nuevas Técnicas
El agotamiento del realismo social dará lugar en los años 60 a la búsqueda de nuevas técnicas, como:
- Monólogo interior (libre fluir de los pensamientos del personaje).
- Perspectivismo (planteamiento de diferentes versiones de un mismo hecho).
- Contrapunto (concurrencia de historias simultáneas).
- Las digresiones del autor, que le permiten expresar su pensamiento.
Entre los autores que participaron de estas técnicas destacan:
- Luis Martín Santos, artífice de Tiempo de silencio, muestrario de nuevas técnicas y recursos narrativos.
- Juan Benet, autor experimental de obras de difícil lectura, como Volverás a Región.
- Miguel Delibes, en Cinco horas con Mario.
Poesía Posterior a la Guerra Civil hasta Nuestros Días
Periodo marcado por acontecimientos económicos, políticos y sociales derivados de la Guerra Civil Española, de la dictadura de Franco y del inicio del periodo democrático. En poesía supone un “año cero” por la muerte, el exilio y el silencio de los poetas de la brillante etapa anterior.
Años 40: Arraigo y Desarraigo
Los años 40 se caracterizan principalmente por la negativa situación tanto a nivel nacional de dura posguerra como de la internacional (IIGM). Se produce un aislamiento internacional y una división nacional que se traduce a su vez en una división de la cultura en dos:
- Poesía arraigada: De aquellos poetas afines al franquismo que evitan en sus poemas cualquier crítica o visión negativa, en la que destacan Leopoldo Panero y Luis Rosales.
- Poesía desarraigada: De aquellos que marcharon al exilio e influida por el existencialismo filosófico, abogando por poesía más directa y comprometida con el ser humano.
Destacamos a autores como:
- Miguel Hernández, con obras como El rayo que no cesa, Viento del pueblo (estilo popular) y su libro póstumo Cancionero y romancero de ausencias (sobre la cárcel y la angustia por el destino de su familia).
- Otros autores de gran importancia, que sobresalen por su ruptura temática y formal y gran presencia del existencialismo, son Vicente Aleixandre con Sombra del paraíso, en la que manifiesta su dolor ante el alejamiento del humano de la naturaleza, y Dámaso Alonso con Hijos de la ira, donde el autor vuelca todo el dolor de aquella época.
Años 50: Auge de la Poesía Social
Durante los años 50, se inició una cierta apertura al exterior y desarrollo económico que mejoró las condiciones de vida, lo que se vio reflejado en el auge de la poesía social. Pretende mostrar la verdadera realidad del ser humano y el país denunciando injusticias y usándola como instrumento para transformar el mundo.
El tema principal es la preocupación por España y el recuerdo y la superación de la Guerra Civil, dirigiéndose así a la “inmensa mayoría” con lenguaje directo y coloquial. Destacamos a poetas como:
- Blas de Otero, con Pido la paz y la palabra.
- José Hierro que escribe Cuanto sé de mí.
- Celaya con su obra Cantos íberos.
Años 60 y 70: Intimismo y Novísimos
Los años 60: Etapa más dura de posguerra que consiguió trazar profundas amistades entre los considerados “los niños de la guerra”, destacando entre ellos a:
- Claudio Rodríguez, con Salmos al viento.
- Ángel González, con Poemas Póstumos.
- Gil de Biedma, con Diecinueve figuras de mi historia civil.
Los poetas sociales fueron gran influencia para estos autores y se comenzó a ver a Machado como modelo político y estético. La poesía pretendió mostrar a la sociedad un punto de vista más personal para dar a conocer la realidad de la sociedad. Los temas se inclinaron hacia la expresión personal y aspectos cotidianos al mismo tiempo que desaparece la exaltación del lenguaje, intentando sumir a los lectores en una versión de poesía más íntima y acogedora. Vuelve a haber, sin embargo, una preocupación artística del lenguaje poético.
La década de los 70 en España se vive desde el agotamiento de la dictadura y la preparación de la transición (1975), por lo que se hace de gran influencia la literatura extranjera al producirse un mayor aperturismo político y social.
En el ámbito literario, destaca la generación de los Noviísimos, que supone un gran cambio con respecto a la poesía anterior, cuyos poetas se conciben a sí mismos como aristócratas e intelectuales cuyas manifestaciones principales se transmiten por medio de la poesía, entendida como una exhibición cultural e influida por experimentos vanguardistas (escritura automática, collage) y el Modernismo, en el que sobresale el ritmo del lenguaje y el léxico culto.
Sobresaldrían poetas como Gimferrer, Panero, Ana María Moix, José María Álvarez. Se produce una gran diversificación de tendencias y corrientes:
- Culturista, con Antonio Colinas.
- Clasicista, destacando a Antonio Carvajal.
- Experimental, con Fernando Millán.
- Metapoética, con Guillermo Carnero.
- Intimista, con Álvaro Salvador.
- Épica, con Julio Llamazares, etc.
Novela Española desde 1975 a Nuestros Días
La muerte de Franco en 1975, desde el punto de vista político, supone el fin de la dictadura, el inicio de la transición y la normalidad democrática. Sin embargo, desde el punto de vista de la narrativa, es más cuestionable que suponga un verdadero punto de inflexión. Desde luego se escribe con más libertad, sin censura, pero las expectativas de una explosión de talento oculto tras la opresión franquista quedan frustradas. Es importante mencionar numerosos premios literarios, que ayudan al panorama creativo.
Características de la Narrativa Postfranquista
Algunos rasgos comunes a la rica y heterogénea variedad de novelas de esta época son:
- El progresivo abandono del furor experimental de los 70 y la recuperación de la narratividad, del gusto por argumentos nítidos, personajes coherentes, la obra bien construida.
- Se revaloriza la novela de género, con auténtico auge de la novela negra y la histórica.
- Se mezclan con libertad todos los subgéneros: novela rosa, ciencia ficción, humor… sin perder de vista los hallazgos de la novela experimental anterior, con abundante uso de introspección.
- La guerra civil, la posguerra o el mundo rural siguen siendo temas frecuentados, pero la vida moderna, la ciudad o incluso la tecnología, la música rock o las drogas se incorporan con naturalidad a los argumentos.
Continuidad de las Figuras Clásicas y Nuevas Voces
Todavía, la figura de los grandes novelistas surgidos en los años 40 sigue siendo hegemónica:
- Camilo José Cela, escribió obras importantes como Mazurca para dos muertos.
- Gonzalo Torrente Ballester, autor de éxito con títulos como Filomeno a mi pesar.
Por su lado, autores de la generación del medio siglo, neorrealistas o realistas sociales, que en los 70 siguieron la senda de la experimentación, siguen publicando con regularidad y en algunos casos novelas de altísima calidad. Así, por ejemplo, Jesús Fernández Santos (Extramuros), Juan Goytisolo (Paisaje después de la batalla) o Juan Marsé (El embrujo de Shanghái).
También los autores de la denominada generación del 68, que nacieron literariamente en pleno auge experimental, van a decantarse por una narrativa más tradicional sin abandonar la autoexigencia con novelas de mucha calidad. Es el caso de Manuel Vázquez Montalbán (Los mares del Sur).
Autores de la Generación de la Transición (Generación del 70):
Hablamos de un grupo nutrido de autores que empiezan a publicar sus primeros libros importantes tras la muerte del dictador y que están ahora en plena madurez literaria. Por importancia, hay que citar en primer lugar a:
- Eduardo Mendoza, con La verdad sobre el caso Savolta, novela histórica y a la vez policíaca que aprovecha técnicas experimentales y las pone al servicio de la intriga y la acción.
- Gran respeto para la crítica ha adquirido Javier Marías con obras como Mañana en la batalla piensa en mí, de prosa densa y parsimonia narrativa.
- También asiduo de la introspección y monólogo interior, aunque con más tendencia a la intriga policíaca, es Antonio Muñoz Molina, autor de títulos como El invierno en Lisboa.
- Otro autor de prestigio por la originalidad de su mirada es Juan José Millás, con obras como La soledad era esto.
- Y son muchos los autores importantes que podemos apenas mencionar, como Julio Llamazares, Rosa Regás, Luis Landero o Almudena Grandes, etc.
Generación más Joven
Para terminar, hay que hacer alusión a una generación de autores más jóvenes, sobre cuya valía la crítica está muy lejos de ser unánime y a los que el tiempo permitirá juzgar con más perspectiva. Cultivan en general una prosa ágil con mucho diálogo y un lenguaje desenfadado que pretende retratar a una generación para la que el rock, las drogas o el sexo están en el centro de sus preocupaciones. Hablamos de autores como José Ángel Mañas (Historias del Kronen) o Lucía Etxebarria (Beatriz y los cuerpos celestes).
