La lírica y el teatro posteriores a 1936
Tras la Guerra Civil, la dictadura franquista impuso una férrea censura que marcó la evolución de la lírica y el teatro en España. La pérdida de grandes figuras literarias por muerte o exilio generó una profunda pobreza intelectual.
En poesía surgieron dos tendencias principales:
- Poesía arraigada: Representada por la Generación del 36, de tono clásico, optimista y temáticamente intimista (con autores como Luis Rosales y Leopoldo Panero).
- Poesía desarraigada: Más angustiosa y crítica, iniciada por Dámaso Alonso con Hijos de la ira y continuada por poetas como Victoriano Crémer o Eugenio Nora.
En teatro, predominaron obras destinadas al entretenimiento, como el teatro burgués de José María Pemán, aunque también surgió un teatro de humor renovado, inverosímil y crítico, representado por Miguel Mihura y Enrique Jardiel Poncela. Desde el exilio, dramaturgos como los de la Generación del 27 continuaron su producción con temas de nostalgia y patria perdida.
A mediados de siglo, tanto la poesía como el teatro derivaron hacia el realismo social, influido por la literatura existencialista. Autores como Blas de Otero y Gabriel Celaya, en poesía, y Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre, en teatro, emplearon un lenguaje claro y directo para denunciar injusticias y marginalización.
La Generación del 50 trajo una poesía de rigor expresivo y preocupación humanista, con autores como José Agustín Goytisolo y José Ángel Valente. Posteriormente, la Generación del 68 introdujo el experimentalismo formal, la crítica política y el rechazo al consumismo, con figuras como Pere Gimferrer, mientras el teatro se renovaba influido por las vanguardias europeas, en autores como Fernando Arrabal.
Desde los años 80, la poesía se diversificó: la poesía de la experiencia, del silencio y otras corrientes confluyeron en un retorno a formas tradicionales y narrativas, con nombres como Andrés Sánchez Robayna y Luis García Montero. En el siglo XXI, persiste esta diversidad, aunque con un renovado compromiso social, como muestran Jorge Riechmann o Juan Carlos Mestre.
En el teatro, tras la muerte de Franco, resurgió la comedia neorrealista, buscando un equilibrio entre consumo y experimentación, con Alonso de Santos como referencia. En los 90 se impuso el pastiche y la mezcla de estilos, destacando autores como Juan Mayorga, centrado en la denuncia de la dominación, o Alberto Conejero, heredero del espíritu lorquiano. El teatro actual se mantiene vivo gracias también a las salas alternativas.
La novela española de 1939 a 1975
Tras la Guerra Civil, la novela española sufrió una profunda crisis causada por el aislamiento político, el exilio de escritores, la censura y la miseria. Durante los años 40 predominó una novela ideológica afín al régimen, de tono triunfalista o evasivo y con técnicas narrativas tradicionales. Sin embargo, en 1942 Camilo José Cela abrió un nuevo camino con La familia de Pascual Duarte, obra tremendista que reflejaba una realidad violenta y desgarrada. En 1945, Nada de Carmen Laforet inauguró el existencialismo, centrado en el dolor cotidiano, la frustración y la huella de la Guerra Civil. También sobresale La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes. Desde el exilio, autores como Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español) y Arturo Barea (La forja de un rebelde) mantuvieron viva una literatura nostálgica de la patria perdida.
En los años 50, con el inicio de la apertura internacional, surgió el realismo social, caracterizado por la denuncia de la realidad española. Este movimiento tuvo dos vertientes:
- Realismo testimonial: Mostraba la realidad de forma objetiva y casi cinematográfica.
- Realismo crítico: El narrador intervenía abiertamente en la denuncia social.
Se innovó técnicamente con el uso del objetivismo, tramas fragmentadas, personajes tipo y lenguaje popular. Destacan La colmena de Cela y El Jarama de Sánchez Ferlosio.
En los años 60 y 70, el desarrollo económico, la relajación de la censura y la influencia de la novela hispanoamericana impulsaron una renovación narrativa: la novela experimental. Esta introdujo técnicas como el monólogo interior, el perspectivismo, los saltos temporales o el contrapunto, dando lugar a estructuras más complejas y subjetivas. Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos marcó el inicio de esta corriente, seguida por obras como Cinco horas con Mario de Delibes. La experimentación llegó al extremo con la antinovela, que cuestionaba la novela tradicional, como en Escuela de mandarines de Miguel Espinosa. En conjunto, la novela española de posguerra reflejó una evolución desde el testimonio social hasta la búsqueda de la innovación formal.
La novela española a partir de 1975
La muerte de Franco en 1975 supuso el inicio de la transición democrática y el fin de la censura, lo que permitió una libertad de expresión que se reflejó en una gran variedad de tendencias narrativas: novela social, histórica, policíaca, metanovela, de testimonio, etc. La influencia del pensamiento posmoderno trajo consigo la fusión de géneros y el auge de premios literarios como el Premio Cervantes o el Planeta, que impulsaron la producción literaria.
En esta etapa rica y heterogénea se observa el abandono progresivo del experimentalismo de los años 70 en favor de argumentos bien definidos, personajes coherentes y obras sólidamente construidas, aunque sin renunciar a la introspección y a técnicas como el flujo de conciencia. En los años 70 y 80, siguen siendo hegemónicos autores surgidos en los 40, mientras que en los 80 aparece una generación desvinculada de la dictadura, abordando temas como el sexo, las drogas o el rock con naturalidad. Desde los 90 hasta hoy conviven diversas corrientes sin un movimiento dominante claro.
Entre los géneros más exitosos destaca la novela policíaca y de intriga. Eduardo Mendoza, con La verdad sobre el caso Savolta (1975), marca la vuelta al «placer de contar» mezclando técnicas como el perspectivismo o el pastiche. También sobresalen El alquimista impaciente de Lorenzo Silva y Los mares del sur de Manuel Vázquez Montalbán. Por otra parte, el éxito de El nombre de la rosa de Umberto Eco impulsó la novela histórica. Gracias a la desaparición de la censura y la aprobación de leyes como la de Memoria Histórica, proliferaron obras que tratan temas de la Guerra Civil o el pasado reciente, como Las aventuras del capitán Alatriste de Pérez-Reverte, El corazón helado de Almudena Grandes, Los girasoles ciegos de Alberto Méndez y Patria de Fernando Aramburu, sobre el terrorismo de ETA.
La narrativa contemporánea incorpora técnicas y referencias de la cultura pop, la publicidad, los medios de comunicación masiva (mass media) o el cómic, abriendo nuevos caminos creativos. En los años 90 destaca Historias del Kronen de José Ángel Mañas, y en el siglo XXI el Proyecto Nocilla de Agustín Fernández Mallo, obras clave para entender sus respectivas generaciones. Además, se ha producido un notable auge del relato corto, con figuras como Ana María Matute (Los pájaros de Baden-Baden), Eloy Tizón o Andrés Neuman, continuando una tradición que ya practicaron autores como Camilo José Cela (Café de artistas).
En conjunto, la novela española posterior a 1975 muestra una gran diversidad, combinando la recuperación de formas tradicionales con la búsqueda constante de nuevas expresiones narrativas.
Estudio de obras representativas
San Manuel Bueno, mártir (Miguel de Unamuno)
Contexto histórico
San Manuel Bueno, mártir surge en la España de principios del siglo XX, un momento de profunda crisis social, ideológica y espiritual, agravada tras el desastre del 98. Esta situación generó un clima de inestabilidad política, descontento social y cuestionamiento religioso. La obra refleja este conflicto a través de su protagonista, Don Manuel, quien, aunque ha perdido su fe, se sacrifica para mantener la felicidad y la creencia de su pueblo. Representa así a una sociedad en transición, incapaz de sostener plenamente su fe pero aún necesitada de ella.
Corriente literaria
La obra se enmarca dentro del movimiento de la Generación del 98, caracterizado por la preocupación existencial, el conflicto entre fe y razón, y la búsqueda del sentido de la vida. Comparte temas como la duda religiosa y la angustia vital con otras obras de Unamuno (Niebla, La agonía del cristianismo). Estilísticamente, emplea un lenguaje sencillo y directo, centrado en el mundo interior de los personajes y en el uso del diálogo. Además, exalta la tradición y el paisaje de España, rasgo propio de los autores del 98 como Azorín o Baroja.
La obra muestra cómo Don Manuel, a pesar de no creer en la vida eterna, decide mantener su apariencia de fe para proteger la felicidad de su pueblo. Así, Unamuno aborda la tensión entre la necesidad humana de creer y la imposibilidad de hacerlo de manera auténtica, mostrando el sacrificio personal en favor de la comunidad.
Historia de una escalera (Antonio Buero Vallejo)
Contexto histórico, social y cultural
La obra Historia de una escalera (1949) refleja la España de la posguerra, dominada por la pobreza, la desigualdad y la represión política tras la Guerra Civil y bajo la dictadura de Franco. La censura y la falta de libertades marcaron este periodo, donde gran parte de la población vivía atrapada en la miseria, sin posibilidades de ascenso social. La estructura temporal de la obra, abarcando desde 1918 hasta 1948, evidencia la repetición de los mismos problemas a lo largo del tiempo. Se muestra también el machismo de la época, donde las mujeres eran relegadas a un papel secundario y sufrían humillaciones, como se aprecia en el personaje de Rosa. La obra denuncia así una sociedad estancada en la resignación y la frustración.
Corriente literaria
Historia de una escalera pertenece al teatro existencialista y de realismo social, corrientes que nacen como respuesta al contexto de injusticia y opresión vivido en España. Antonio Buero Vallejo emplea un enfoque realista y comprometido, retratando la vida cotidiana de la clase popular y reflejando la falta de oportunidades, las desigualdades y el fracaso de los sueños de progreso. Esta línea de compromiso social y denuncia se mantiene en otras obras suyas como La ardiente oscuridad o La tejedora de sueños, donde también aborda temas de marginación, frustración y lucha por la dignidad humana.
Historia de una escalera retrata la vida de varias familias humildes que viven en un mismo edificio, centrándose en sus sueños frustrados y la repetición de errores a lo largo de dos generaciones. La acción comienza mostrando las ilusiones de juventud de personajes como Fernando y Carmina, que sueñan con un futuro mejor, pero terminan atrapados en una vida de pobreza, resentimiento y rutina. Años después, sus hijos repiten los mismos patrones de vida y frustración, simbolizando el ciclo interminable de la miseria y la falta de movilidad social. La escalera es el elemento simbólico que une y representa la mediocridad compartida de todos los personajes.
Sintaxis
Complementos del verbo
- CD (Complemento Directo): Se puede sustituir por los pronombres átonos lo, la, los, las. También puede ser sustituido por me, te, se, nos, os cuando se refieren a la 1ª o 2ª persona, o en función reflexiva/recíproca para la 3ª. En la transformación a voz pasiva, el CD se convierte en el sujeto paciente.
- CI (Complemento Indirecto): Se puede sustituir por los pronombres átonos le, les (o se cuando concurre con un CD pronominalizado como lo, la, los, las). También puede ser sustituido por me, te, nos, os. El CI no se convierte en sujeto paciente en las oraciones pasivas; generalmente mantiene su función o desaparece.
- CRV (Complemento de Régimen Verbal) o Suplemento: Es un sintagma preposicional cuya preposición viene exigida o regida por el verbo.
- CPred (Complemento Predicativo): Es un sintagma (generalmente adjetival, pero también nominal, preposicional o adverbial) que complementa al mismo tiempo al verbo (predicativo) y al sujeto (CPred subjetivo) o al verbo y al CD (CPred objetivo). Concuerda en género y número con el sustantivo al que se refiere.
- C. Ag. (Complemento Agente): Es propio de las oraciones pasivas. Indica quién realiza la acción. Generalmente empieza por la preposición “por” (a veces “de”).
- Atrib. (Atributo): Es un complemento propio de los verbos copulativos (ser, estar, parecer). Expresa una cualidad, propiedad o estado del sujeto, con el que concuerda en género y número. Puede ser un SN, SAdj, SAdv, SPrep, pronombre u oración subordinada.
Tipos de Complementos Circunstanciales (CC)
Indican las circunstancias en que se desarrolla la acción verbal. Pueden ser desempeñados por SAdv, SPrep, SN o subordinadas adverbiales.
- CCL (Complemento Circunstancial de Lugar): Indica dónde ocurre la acción (ej. aquí, en casa).
- CCT (Complemento Circunstancial de Tiempo): Indica cuándo ocurre la acción (ej. ayer, por la mañana).
- CCM (Complemento Circunstancial de Modo): Indica cómo ocurre la acción (ej. bien, con cuidado).
- CCCant (Complemento Circunstancial de Cantidad): Indica cuánto (ej. mucho, bastante).
- CCComp (Complemento Circunstancial de Compañía): Indica con quién (ej. con mis amigos).
- CCInst (Complemento Circunstancial de Instrumento): Indica con qué instrumento (ej. con un martillo).
- CCFin (Complemento Circunstancial de Finalidad): Indica para qué (ej. para estudiar).
- CCCau (Complemento Circunstancial de Causa): Indica por qué (ej. por la lluvia).
- CCNeg (Adverbio de Negación / Modificador Oracional): (ej. no, nunca).
- CCAfirm (Adverbio de Afirmación / Modificador Oracional): (ej. sí, también).
- CCDuda (Adverbio de Duda / Modificador Oracional): (ej. quizás, tal vez).
Otros complementos
- CN (Complemento del Nombre): Complementa a un núcleo nominal (sustantivo). Puede ser un SAdj (libro interesante), SPrep (casa de madera), o una subordinada adjetiva.
- C. Adj. (Complemento del Adjetivo): Complementa a un núcleo adjetival (adjetivo). Suele ser un SPrep (listo para el examen).
- C. Adv. (Complemento del Adverbio): Complementa a un núcleo adverbial (adverbio). Suele ser un SPrep (lejos de aquí).
Oraciones Coordinadas
Unen proposiciones sintácticamente equivalentes, sin dependencia de una sobre otra.
- Copulativas: Suman o adicionan información. Nexos: y, e, ni.
- Disyuntivas: Presentan opciones que se excluyen o alternan. Nexos: o, u, o bien.
- Adversativas: Expresan oposición o contraste entre las proposiciones.
- Restrictivas (o Parciales): La segunda proposición corrige o limita lo expresado en la primera. Nexos: pero, mas, aunque (conmutable por pero), sin embargo, no obstante.
- Exclusivas (o Totales): Lo que afirma una proposición excluye lo afirmado por la otra (la primera suele ser negativa). Nexos: sino (que), antes bien.
- Distributivas: Presentan acciones alternantes que no se excluyen. Nexos correlativos: bien… bien, ya… ya, ora… ora, unos… otros.
- Explicativas: La segunda proposición aclara o explica el significado de la primera. Nexos: es decir, o sea, esto es, mejor dicho.
- Yuxtapuestas: Proposiciones que se unen sin nexos, mediante signos de puntuación (coma, punto y coma, dos puntos), estableciendo una relación semántica similar a las coordinadas.
Oraciones Subordinadas
Una proposición (subordinada) depende sintácticamente de otra (principal) o de un elemento de esta, desempeñando una función dentro de ella.
Subordinadas Sustantivas
Equivalen a un sustantivo o SN y desempeñan sus mismas funciones (Sujeto, CD, Atributo, Término de preposición en CRV, CI, CC, CN, C.Adj, C.Adv). Se pueden sustituir por un pronombre neutro como eso, esto, aquello.
- Nexos:
- Conjunción completiva que (ej. Me dijo que vendría).
- Conjunción si en interrogativas indirectas totales (ej. Preguntó si habíamos terminado).
- Pronombres interrogativos (qué, quién, cuál) y adverbios interrogativos (cuándo, dónde, cómo, cuánto) en interrogativas indirectas parciales (ej. No sé quién llamó).
- Pueden ir introducidas por un infinitivo (ej. Fumar es perjudicial [Sujeto]; Quiero salir [CD]).
- Sin nexo explícito en estilo directo (ej. Pensó: «Mañana será otro día«).
Subordinadas Adjetivas o de Relativo
Equivalen a un adjetivo y complementan a un sustantivo anterior llamado antecedente (función de CN). El nexo (pronombre, adverbio o determinante relativo) tiene una doble función: nexo subordinante y función sintáctica dentro de la proposición subordinada.
- Con antecedente expreso: El antecedente está presente en la oración principal. Pueden ser:
- Especificativas: Restringen el significado del antecedente (ej. Los alumnos que estudiaron aprobaron).
- Explicativas: Añaden una cualidad no restrictiva, van entre comas (ej. Los alumnos, que estudiaron, aprobaron).
- Sin antecedente expreso (o sustantivadas): No tienen un antecedente explícito y se comportan como sustantivas. Se subdividen en:
- Libres: Introducidas por los relativos quien, quienes, cuanto, cuanta, cuantos, cuantas (sin artículo) o los adverbios relativos donde, cuando, como (sin antecedente) (ej. Quien bien te quiere te hará llorar).
- Semilibres: Introducidas por un artículo seguido del relativo que (el que, la que, los que, las que, lo que) (ej. El que calla otorga).
Subordinadas Adverbiales
Desempeñan funciones propias de un adverbio o SAdv (generalmente CC), o actúan como modificadores oracionales.
- Propias (o circunstanciales): Pueden sustituirse por un adverbio.
- De Tiempo: Indican circunstancia temporal. Nexos: cuando, mientras, antes (de) que, después (de) que, en cuanto, etc. (ej. Llegó cuando anochecía).
- De Lugar: Indican circunstancia espacial. Nexo principal: donde (precedido o no de preposición). (ej. Lo dejé donde me dijiste). (Según la NGLE, estas son consideradas relativas libres con función de CC).
- De Modo: Indican la manera. Nexos: como, según, conforme, tal y como, etc. (ej. Hazlo como te indiqué). (Según la NGLE, las introducidas por ‘como’ sin antecedente pueden ser relativas libres o adverbiales).
- Impropias (o lógicas/de implicación): Expresan relaciones lógicas y no suelen ser conmutables por un adverbio simple.
- Causales: Indican la causa. Nexos: porque, ya que, puesto que, como (al inicio), etc. (ej. No vino porque estaba enfermo).
- Finales: Expresan la finalidad. Nexos: para que, a fin de que, con el objeto de que, etc. (ej. Estudia para que apruebes). (La NGLE las considera subordinadas sustantivas en función de Término dentro de un SPrep con función de CC de Finalidad).
- Concesivas: Señalan un obstáculo que no impide el cumplimiento de la principal. Nexos: aunque, a pesar de que, si bien, etc. (ej. Saldré aunque llueva). Suelen ser Modificadores Oracionales.
- Condicionales: Expresan una condición. Nexos: si, como (con subjuntivo), a condición de que, etc. (ej. Si estudias, aprobarás). Suelen ser Modificadores Oracionales.
- Consecutivas: Expresan una consecuencia de la intensidad manifestada en la principal. Nexos correlativos: tan…que, tanto…que, tal…que (ej. Era tan alto que no cabía).
- Comparativas: Establecen una comparación. Nexos correlativos: tan…como (igualdad), más…que (superioridad), menos…que (inferioridad) (ej. Es más listo de lo que parece).
Morfología
Tipos de Morfemas
Unidades mínimas con significado (léxico o gramatical) o función gramatical.
- Lexema o Raíz: Aporta el significado léxico fundamental de la palabra (ej. niñ- en niño, cant- en cantar).
- Morfemas Gramaticales o Afijos: Se unen al lexema para modificar su significado o expresar relaciones gramaticales.
- Morfemas Flexivos (o desinencias): Indican accidentes gramaticales (género, número, persona, tiempo, modo, aspecto) y no crean nuevas palabras, sino variantes de la misma.
- Nominales: Indican género (-o, -a) y número (-s, -es) en sustantivos, adjetivos, etc.
- Verbales: Se añaden a la raíz verbal para indicar persona, número, tiempo, modo y aspecto. Incluyen la vocal temática.
- Morfemas Derivativos: Se añaden al lexema para formar nuevas palabras (derivadas). Pueden ser:
- Prefijos: Se anteponen al lexema (ej. pre-ver, in-móvil).
- Sufijos: Se posponen al lexema (ej. nacion-al, util-idad). Pueden ser significativos (cambian el significado o categoría) o apreciativos (diminutivos, aumentativos, despectivos: cas-ita, libr-aco).
- Interfijos: Elementos átonos sin función gramatical ni significativa que se colocan entre el lexema y un sufijo, o entre un prefijo y el lexema, para facilitar la pronunciación o evitar hiatos (ej. pan-ad-ero, cafe-c-ito).
- Morfemas Flexivos (o desinencias): Indican accidentes gramaticales (género, número, persona, tiempo, modo, aspecto) y no crean nuevas palabras, sino variantes de la misma.
Morfemas Flexivos Verbales (Desinencias)
Se analizan conjuntamente o por segmentos:
- Vocal Temática (VT): Indica la conjugación: 1ª (-AR): -a-; 2ª (-ER): -e-; 3ª (-IR): -i-. (Puede variar en algunos tiempos).
- Morfema de Tiempo-Aspecto-Modo (TAM o MTA): Indica el tiempo, el aspecto (perfectivo/imperfectivo) y el modo (indicativo/subjuntivo/imperativo).
- Morfema de Número-Persona (NP): Indica la persona (1ª, 2ª, 3ª) y el número (singular/plural).
Ejemplos de morfemas de Número-Persona (NP) comunes (pueden variar o fusionarse con TAM):
- 1ª pers. sing.: -o (canto), Ø (temí)
- 2ª pers. sing.: -s (cantas, temes)
- 3ª pers. sing.: Ø (canta, teme) (en presente de indicativo, por ejemplo)
- 1ª pers. plu.: -mos (cantamos)
- 2ª pers. plu.: -is (cantáis)
- 3ª pers. plu.: -n (cantan)
Tipos de Palabras según su Estructura Morfológica
- Simples: Constan de un solo lexema, o un lexema más morfemas flexivos (ej. sol, pan, niñ-o-s, cant-a-ba-n).
- Derivadas: Formadas por un lexema más uno o varios morfemas derivativos (prefijos, sufijos) (ej. pre-historia, jardin-ero, in-util-idad).
- Compuestas: Formadas por la unión de dos o más lexemas (ej. saca-corchos, agri-dulce, bien-estar).
- Parasintéticas: Se forman mediante la aplicación simultánea de dos procedimientos:
- Prefijación y sufijación simultáneas a un lexema, de modo que la palabra no existe solo con el prefijo ni solo con el sufijo (ej. a-lun-izar; no *alun ni *lunizar).
- Composición y sufijación simultáneas (o derivación de una palabra ya compuesta) (ej. quince-añ-ero, de quince años + -ero).
Cómo Analizar Morfológicamente una Palabra
Si es un verbo:
- Categoría gramatical: Verbo.
- Tipo de palabra por su variabilidad: Variable.
- Proceso de flexión: Flexión verbal.
- Conjugación: 1ª (-ar), 2ª (-er) o 3ª (-ir).
- Persona: 1ª, 2ª o 3ª.
- Número: Singular o plural.
- Tiempo: Presente, pretérito imperfecto, futuro simple, etc.
- Modo: Indicativo, subjuntivo o imperativo.
- Aspecto: Perfectivo o imperfectivo (generalmente implícito en el tiempo).
- Voz: Activa o pasiva (si es una forma de la voz pasiva).
- Forma: Personal (si está conjugado) o no personal (infinitivo, gerundio, participio).
- Análisis de sus componentes morfológicos: Segmentación en Raíz (lexema), Vocal Temática (VT), Morfema de Tiempo-Aspecto-Modo (MTA/TAM), Morfema de Número-Persona (NP).
- Tipo de palabra por su estructura: Simple, derivada (ej. revivir), etc., si procede.
Si no es un verbo y es variable (sustantivo, adjetivo, pronombre, determinante):
- Categoría gramatical: Sustantivo (común, propio, concreto, abstracto…), adjetivo (calificativo, relacional…), pronombre (personal, demostrativo…) o determinante (artículo, posesivo…). Especificar tipo.
- Tipo de palabra por su variabilidad: Variable.
- Proceso de flexión: Flexión nominal.
- Género: Masculino o femenino (o neutro para algunos pronombres/determinantes).
- Número: Singular o plural.
- Análisis de sus componentes morfológicos: Segmentación en Lexema, morfemas flexivos de género y número, morfemas derivativos si los tiene.
- Tipo de palabra por su estructura: Simple, derivada, compuesta, parasintética.
Si es una palabra invariable (adverbio, preposición, conjunción, interjección):
- Categoría gramatical: Adverbio (de lugar, tiempo, modo…), preposición, conjunción (coordinante, subordinante…) o interjección. Especificar tipo.
- Tipo de palabra por su variabilidad: Invariable.
- Análisis de sus componentes morfológicos: Lexema (si es analizable), morfemas derivativos si los tiene (ej. adverbios en -mente son derivados: feliz-mente). Muchas son palabras simples o forman locuciones.
- Tipo de palabra por su estructura: Simple, derivada, compuesta (ej. porque, aunque son conjunciones compuestas) o locución (ej. sin embargo).