La Narrativa Española desde 1975 hasta la Actualidad
Tras la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, se restaura la monarquía con Juan Carlos I y se promulga la Constitución y el Estado de las Autonomías. Esto conllevará la desaparición de la censura (permitiendo la publicación de novelas españolas prohibidas en nuestro país), la recuperación de la obra de los escritores exiliados, un mayor conocimiento de la narrativa de otros países y la difusión de la literatura española por Europa.
La publicación en 1975 de La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza, significará un nuevo giro en la narrativa española. La trama se desarrolla en la Barcelona de 1917-1918. El autor utiliza tres puntos de vista diferentes: el del protagonista (1ª persona), el narrador omnisciente y los documentos del juicio. A pesar de que Eduardo Mendoza incorpora elementos formales que permiten entroncarla con la novela experimental, revela una vuelta al realismo, al interés por la trama argumental.
Rasgos Formales de la Narrativa Post-1975
- Simplificación de la estructura y de la técnica narrativa.
- Utilización de las personas narrativas tradicionales.
- Los autores se alejan de cualquier clase de finalidad didáctica o ideológica.
- Aumento de la variedad de géneros y recuperación de algunos géneros “marginales”.
Autores y Generaciones
Conviven autores de distintas generaciones:
- Novelistas importantes de la posguerra, como Delibes, Cela y Torrente Ballester, sobre todo.
- Algunos novelistas de la «Generación del 50»: Ana María Matute.
- Autores posteriores como Juan Marsé.
- Los novelistas que se empiezan a conocer después del franquismo, como Julio Llamazares.
Tendencias Narrativas y Temáticas
Se observan diversas tendencias:
- Metanovela: el narrador reflexiona sobre aspectos teóricos de la propia novela que se trasladan a la ficción como motivo del relato. Por ejemplo, La orilla oscura, de José Mª Merino.
- Relacionada con esta tendencia encontramos la autoficción, obras que se presentan como unas memorias o una autobiografía, pero en las que el autor incorpora sucesos imaginarios, inventados o que se saltan la rigurosidad histórica: El jinete polaco, de Antonio Muñoz Molina.
- Novela lírica: se centra en la búsqueda personal y la reflexión sobre la propia existencia. Mortal y rosa, de Francisco Umbral, sentida reflexión sobre la muerte escrita con brillante estilo.
- Novela histórica: de gran precisión histórica que obliga al novelista a documentarse sobre el periodo en cuestión. Se pueden citar muchos ejemplos, desde la antigua Roma (Yo, Julia, de Santiago Posteguillo), la Edad Media y los Siglos de Oro, como El hereje, de Miguel Delibes. O las contextualizadas en la Guerra Civil y la primera posguerra, como Soldados de Salamina, de Javier Cercas.
- Novela policíaca y de intriga: este subgénero resurge con especial fuerza. Entre sus cultivadores durante los años de la Transición destaca Manuel Vázquez Montalbán, autor de una serie protagonizada por el detective privado Pepe Carvalho. En la actualidad, tienen gran éxito de crítica y lectores Lorenzo Silva (El alquimista impaciente).
- Novela de la memoria y del testimonio: la memoria de una generación y el compromiso son los temas básicos de esta corriente, en la que se encuadran novelistas como Rosa Montero, con Te trataré como a una reina, defensa de la condición femenina.
- Novela de pensamiento: cercana al ensayo, se trata de un tipo de narrativa en la que se difuminan las fronteras entre la novela y el ensayo, pues da pie a múltiples digresiones del autor. Como Sefarad, de A. Muñoz Molina.
- Novela neorrealista o de la generación X: de autores más jóvenes, que trata problemas de la juventud urbana, Héroes, de Ray Loriga.
Tendencias Recientes (Siglo XXI)
En los últimos años, se acentúan tendencias anteriores, que mezclan los géneros para dar lugar a lo que se ha llamado “novela híbrida”. Así, destacan obras en las que se reflexiona sobre el proceso de creación de la propia narración, como El impostor, de Javier Cercas, además de Soldados de Salamina. Esta tendencia tiene además una vertiente irónica, cuando no humorística, en las obras de Antonio Orejudo (Grandes éxitos, Los cinco y yo). Rafael Reig también incluye esa visión crítica y a la vez humorística en obras como Señales de humo.
Por último, hay que señalar algunos de los fenómenos editoriales de los últimos años, como Patria, de Fernando Aramburu, en la que aborda el tema del terrorismo en el País Vasco y que está narrada alternativamente por los principales protagonistas de la historia. Con esta misma técnica, Cristina Morales trata el feminismo desde una perspectiva irónica en Lectura fácil. Humor y reflexión escéptica sobre la sociedad actual hallamos en Los asquerosos, de Santiago Lorenzo, donde un joven informático abandona el estrés de la ciudad para refugiarse en un pueblo abandonado, en lo que supondría una visión moderna y sarcástica del tópico del “beatus ille”.
Literatura Hispanoamericana Contemporánea
Poesía Posterior a las Vanguardias
A partir de los años 30 se aprecia una toma de conciencia político-social; hay una rehumanización de la poesía de Vallejo o Neruda, se acentúa su compromiso con la realidad. En el panorama poético destacan:
- La Poesía Negra: revalorización de la cultura autóctona, semejante al neopopularismo del 27. Destaca aquí Nicolás Guillén.
- La Poesía Pura: busca ante todo la belleza y se centra en la propia creación lírica. En Colombia destaca el grupo Piedra y Cielo (Eduardo Carranza); por otro lado, la poesía introspectiva de Dulce María Loinaz o la críptica de Lezama Lima.
- De la llamada Posvanguardia tenemos a Octavio Paz, cuya preocupación esencial es el lenguaje (Piedra de Sol). Junto a motivos líricos como el mundo, la búsqueda o el erotismo, se entremezclan reflexiones sobre el proceso creativo.
- También destaca Nicanor Parra y sus ‘anti-poemas’: poesía popular que ofrece una visión desenfadada e irónica de la realidad.
- Otro autor importante es Ernesto Cardenal, que formó parte del gobierno sandinista y en cuya obra encontramos el compromiso político unido al contenido religioso (Homenaje a los indios americanos).
- En esta línea donde se aúnan el compromiso, la ternura y la nostalgia hallamos otras voces líricas como la del chileno Gonzalo Rojas, el argentino Juan Gelman o el uruguayo Mario Benedetti.
Novela Regionalista
Se trata de una novela realista, enriquecida con descripciones sensuales y lirismo poético. Su origen podemos encontrarlo en la novela gauchesca, cuyo máximo exponente es Martín Fierro de José Hernández. Se reivindica en estas obras el paisaje, las costumbres y el habla popular de las regiones indígenas. Ejemplos notables son Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, y La Vorágine de José Eustasio Rivera.
La Novela del Boom
Tiene valiosos antecedentes en autores como Borges, Onetti o Rulfo, que introducen novedades técnicas y formales para crear una narrativa alejada de la tradicional. Los cambios que introduce el Boom en la novela son muy significativos y experimentales; así, se rompe la linealidad temporal, se utilizan varias perspectivas o voces narrativas, se incluyen neologismos y juegos de palabras o se difuminan las barreras entre lo fantástico y lo cotidiano (el ‘realismo mágico’); sin embargo, esta narrativa no renuncia a mostrar la realidad y suele contener un compromiso político, como es el caso de las ‘novelas de dictador’, en las que se denunciaban las tiranías imperantes en muchos de estos países.
Los autores más representativos de este Boom son:
- Julio Cortázar, autor de novedosos cuentos o de la emblemática Rayuela.
- Gabriel García Márquez, creador del universo mítico de Macondo, lugar en el que ambientó novelas como Cien años de Soledad.
- El mexicano Mario Vargas Llosa, con obras como Conversación en la Catedral.
El Post-Boom
Tras esta época de esplendor narrativo, se abre un periodo conocido como el ‘Post-Boom’, en el que se mantienen algunos de sus presupuestos pero se prescinde del retoricismo o de los excesos experimentales. Se aprecia en estos autores un interés por el humor y la ironía, por la cultura popular y por la crítica social; señalamos nombres como Mario Benedetti (La Tregua).
Narrativa Hispanoamericana en el Siglo XXI
En estas décadas del siglo XXI, los rasgos definitorios de la narrativa iberoamericana serían la heterogeneidad, el sincretismo, la ironía postmoderna, así como un sentido de lo efímero. Junto a Roberto Bolaño (Los detectives salvajes), destacamos a un grupo de autoras que pueblan sus obras de una violencia simbólica, como pueden ser Mariana Enríquez (Nuestra parte de noche) y Fernanda Melchor (Temporada de huracanes).