Evolución de la Poesía Española: Del Franquismo al Siglo XXI

Contexto Histórico de la Poesía Española (1939-Actualidad)

La Guerra Civil Española y la posterior dictadura franquista interrumpieron drásticamente el desarrollo de la poesía española en la segunda mitad del siglo XX. Figuras fundamentales como Unamuno, Machado, Lorca y Miguel Hernández fallecieron, mientras que otros, como Juan Ramón Jiménez y destacados poetas de la Generación del 27 (Cernuda, Salinas, Alberti, Guillén, entre otros), junto a jóvenes promesas como Juan Gil-Albert, se vieron forzados al exilio. Al impacto devastador de la Guerra Civil se sumó la conmoción que supuso en toda Europa el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

En la poesía de la segunda mitad del siglo XX, distinguimos diversas etapas y tendencias:

La Poesía de los Años Cuarenta

Poetas del Exilio

Estos autores continuaron su labor literaria fuera de España. El tema central de sus obras es la evocación de la España perdida, el recuerdo de la Guerra Civil, el dolor y la angustia del desarraigo. Entre los poetas del exilio más destacados se encuentran:

  • Juan Gil-Albert (Las ilusiones, Concertar es amor)
  • León Felipe (Español del éxodo y del llanto, Ganarás la luz, Llamadme publicano)
  • Pedro Garfias (Poesías de la guerra española)

Junto a la obra de estos poetas, destaca la figura de Miguel Hernández. Dámaso Alonso lo calificó de «genial epígono de la Generación del 27» por su relación con este grupo, su estilo gongorino y su compromiso con la causa republicana, aunque cronológicamente pertenece a la Generación del 36.

El estilo gongorino define su primer libro, Perito en lunas (1933). Con El rayo que no cesa (1936) inicia su madurez artística, abordando temas como el amor y la vida amenazada por el rayo de la muerte. También incluye la impresionante «Elegía a Ramón Sijé», considerado el más alto poema de la amistad.

Con la guerra, su compromiso político quedó reflejado en Viento del pueblo (1937), que se abre con una elegía dedicada «A F. García Lorca, poeta» y continúa con composiciones de preocupación social como Aceituneros, El sudor, Las manos y, sobre todo, El niño yuntero. En El hombre acecha (1938) expresa el dolor por la tragedia bélica.

En prisión, escribió Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), su cima poética. El lenguaje es sencillo y los temas, dolorosos: el amor a su esposa, a su hijo, la libertad y las consecuencias de la guerra.

Poesía en España: Arraigada y Desarraigada

Dámaso Alonso distinguió dos tendencias entre los poetas que permanecieron en España:

La Poesía Arraigada

Cultivada por autores de la Generación del 36, conformes con el régimen de la dictadura. Se agruparon en torno a las revistas Escorial, Juventud o Garcilaso. Los poetas más importantes son:

  • Luis Rosales (La casa encendida)
  • Leopoldo Panero (Escrito a cada instante)
  • Dionisio Ridruejo (Sonetos a la piedra)
  • Luis Felipe Vivanco (Continuación de la vida)
  • José García Nieto (Poesía)

Las características de esta poesía son:

  • La vuelta a la rima y a las formas métricas clásicas (soneto, terceto, cuarteto), aunque posteriormente también utilizaron el verso libre.
  • Lenguaje sobrio y equilibrado.
  • Temática escapista, alejada de los problemas del país (el amor, la familia, la fe católica, el paisaje castellano, el ensalzamiento del régimen militar o los valores imperiales asociados a la historia de España).

La Poesía Desarraigada

Dos obras clave inician la poesía desarraigada: Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso (1944) de Vicente Aleixandre, libros que sirvieron de referencia para los poetas de los años 50 y 60. La revista Espadaña acogió a los poetas de esta tendencia, entre los que destacan:

  • Victoriano Crémer (Nuevos cantos de vida y esperanza)
  • Eugenio de Nora (Cantos al destino, Contemplación del tiempo y Siempre)
  • José Luis Hidalgo (Los muertos)
  • José Hierro (Alegría y Con las piedras, con el viento)
  • Gabriel Celaya (Tranquilamente hablando y Las cosas como son)
  • Blas de Otero (Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia)
  • Carlos Bousoño
  • José María Valverde

Esta poesía se caracteriza por un tono amargo y angustiado, que manifiesta la desesperación e indignación del poeta ante una existencia dolorosa a la que no encuentra sentido. Se utiliza un lenguaje coloquial desgarrado y la métrica tradicional se sustituye por el versículo. Ejemplos de este tono son:

  • «¡Dejadme aquí!, Quiero gritar, tan hondo en el dolor.» (Eugenio de Nora)
  • «Esto es ser hombre: horror a manos llenas.» (Blas de Otero)

Se percibe una clara influencia de Miguel Hernández.

Otras Tendencias en los Años Cuarenta

Además de la poesía arraigada y desarraigada, surgieron otras corrientes en la década de los cuarenta:

El Postismo

Fundado en 1945 por Carlos Edmundo de Ory, abreviatura de Postsurrealismo. Enlaza con la poesía de vanguardia, reivindicando la libertad expresiva, la imaginación y lo lúdico. Sus principales representantes son:

  • Carlos Edmundo de Ory
  • Eduardo Chicharro
  • Juan Eduardo Cirlot

El Grupo Cántico

Surgido en torno a la revista del mismo nombre, fundada en Córdoba. Cultivaron una poesía intimista de cierto aliento romántico, influida por la Generación del 27 (especialmente por Cernuda) por su pureza poética. Agrupa a poetas como:

  • Ricardo Molina
  • Pablo García Baena
  • Juan Bernier

La Poesía Social (1950-1964)

La poesía existencialista derivó en la poesía social entre 1950 y 1964. Este tipo de poesía, comprometida con la realidad histórica de España, se propuso concienciar al pueblo —del que el poeta no era más que un portavoz— de la necesidad de intervenir para lograr un cambio. Como afirmó Gabriel Celaya, «la poesía es un instrumento para cambiar el mundo».

Dos antologías clave que recogen este tipo de poesía son Poesía social de Leopoldo de Luis y El tema de España en la poesía española contemporánea de José Luis Cano. Agrupan a los mismos poetas que en la década anterior habían clamado contra el dolor: Otero, Celaya, Crémer, Nora, Hierro, entre otros. A partir de 1950, estos autores denunciaron la marginación, el paro y la falta de libertad, exigiendo justicia y paz para España, protagonista de sus versos:

  • Blas de Otero (Que trata de España, Pido la paz y la palabra, En castellano)
  • Eugenio de Nora (España, pasión de vida)
  • José Hierro (Canto a España, Quinta del 42, Cuanto sé de mí)
  • Victoriano Crémer (Canto total a España, La espada y la pared, Con la paz al hombro)
  • Gabriel Celaya (Las cartas boca arriba, Cantos iberos)

Esta poesía se caracteriza por:

  • Un lenguaje sencillo y coloquial.
  • Una mayor preocupación por los contenidos que por lo estético.
  • Cierto carácter narrativo e incluso prosaísmo, dirigida a la «inmensa mayoría».
  • La temática de España, más obsesiva que en la Generación del 98 (Antonio Machado) y con un enfoque más político (afán de justicia, solidaridad con el oprimido).

La Poesía de la Generación del 50

Hacia finales de la década de los 50, surgieron poetas que representaron la superación de la poesía social, agrupados bajo el rótulo de Generación del 50, aunque su poesía marcó la década de los 60.

Entre los rasgos que caracterizan a esta generación se encuentran:

  • La preocupación por los problemas del ser humano.
  • Una postura crítica ante la sociedad, a través de la sátira y la ironía.
  • Sus poemas, que frecuentemente adoptan una estructura narrativa, presentan anécdotas y argumentos basados en la realidad cotidiana, que sirven de punto de partida para exponer vivencias personales.
  • El retorno a los temas eternos de la poesía: el amor, el dolor, la soledad y la muerte, así como a los temas de la vida cotidiana: la amistad, la familia, la infancia, el fluir del tiempo y la biografía, lo que los aparta de la poesía social.
  • Reciben influencias de Antonio Machado, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, entre otros.
  • Su estilo se caracteriza por la naturalidad y por la utilización del lenguaje coloquial, al que dotan de gran valor artístico.

Entre los poetas que la integran, citamos a:

  • Ángel González (Áspero mundo, Grado elemental, Palabra sobre palabra)
  • José Ángel Valente: Principal defensor de la poesía como conocimiento de la realidad. Su objetivo es hallar la palabra precisa que desvele la realidad. Tendrá importancia tanto lo que no se dice como lo que se dice, de ahí que se hable de la poesía del silencio. (A modo de esperanza, Poemas a Lázaro)
  • Jaime Gil de Biedma: Principal representante de la poesía como experiencia, de ahí su estilo coloquial y narrativo. Ejerce una gran influencia en la poesía actual. (Compañeros de viaje, Poemas póstumos)
  • Antonio Gamoneda (Sublevación inmóvil, Sólo luz)
  • Francisco Brines (Las brasas)
  • José Manuel Caballero Bonald (Las adivinaciones)
  • Claudio Rodríguez: Uno de los poetas capitales de nuestros días y Premio Nacional de Literatura. Su técnica poética se caracteriza por el realismo metafórico y la utilización simbólica de términos relacionados con la naturaleza. Recibe la influencia de San Juan de la Cruz y Fray Luis de León. (Don de ebriedad, Conjuros, Alianza y condena, El vuelo de la celebración y Casi una leyenda)
  • José Agustín Goytisolo (Salmos al viento, Palabras para Julia)

La Generación de los Novísimos

Hacia finales de la década de los sesenta, la renovación expresiva iniciada por la Generación del 50 dio lugar a un movimiento de vanguardia que supuso una ruptura con el realismo predominante en toda la poesía anterior. Dos fechas clave son 1966, año en que se publicó Arde el mar de Pere Gimferrer, y 1970, año en que José María Castellet publicó Nueve novísimos poetas españoles, antología que dio nombre a la generación.

José María Castellet, en su antología, señaló las características de esta nueva poesía:

  • Exhibicionismo cultural: Evitan lo anecdótico y personal; el «yo» desaparece, aunque hablan de sí mismos a través de personajes de otras épocas o elementos culturales (mitología, cine, televisión, rock, novelas policíacas, publicidad, cómics, revistas…).
  • Esteticismo y preciosismo verbal: El arte por el arte, pura estética.
  • Experimentación lingüística: Practican la escritura automática, que evita el discurso lógico, y emplean técnicas como el collage: citas que preceden al poema, versos de otros autores, letras de canciones, frases publicitarias (Poesía visual gráfica).
  • Recuperación de la vanguardia (Surrealismo, Cubismo, Postismo…) e influencias del Simbolismo francés, Modernismo y poetas ingleses.

Sus representantes más destacados son:

  • Pere Gimferrer (Arde el mar)
  • Guillermo Carnero (Dibujo de la muerte)
  • Antonio Colinas (Truenos y flautas en un templo)
  • Luis Alberto de Cuenca (Elsinore)
  • Manuel Vázquez Montalbán (Una educación sentimental)
  • Leopoldo María Panero (Teoría)
  • Félix de Azúa
  • J. Miguel Ullán
  • Luis Antonio de Villena

Poesía Posterior a 1975

Se trata de una poesía que huye de la grandilocuencia expresiva de los Novísimos.

Esta poesía se caracteriza por:

  • El rechazo de la estética novísima (culturalismo, experimentalismo…).
  • La recuperación de los poetas de la Generación del 50 (realismo crítico, poesía de la experiencia y rechazo de lo abstracto y lo conceptual).
  • Un gran auge de la poesía femenina.
  • El retorno a la métrica tradicional frente al versolibrismo predominante entre los Novísimos.
  • La combinación de la temática urbana con el empleo del lenguaje coloquial y, en ocasiones, jergal.
  • La abundancia de poemas narrativos, con anécdota autobiográfica.
  • Las continuas referencias a la sociedad de consumo y posmoderna.
  • La reintroducción del «yo» en el poema, pero con una actitud de ironía y distanciamiento.
  • El empleo, en ocasiones, del monólogo interior.
  • Un escepticismo vital (no creen en Dios).

En esta poesía se observan las siguientes tendencias:

Neosurrealismo

  • Blanca Andreu (De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall)

Erotismo

  • Almudena Guzmán (Usted)

Neoexistencialismo

  • Amalia Iglesias (Un lugar para el fuego)

Neopurismo

  • Álvaro Valverde (Una oculta razón)

Poesía Épica

Se evoca el mundo heroico.

  • Julio Llamazares (Memoria de la nieve)
  • César Antonio Molina (Derivas)

Poesía Elegíaca y Metafísica

Tono de desengaño, lamento por la fugacidad de la belleza y de la juventud, preocupación por el paso del tiempo.

  • Eloy Sánchez Rosillo (Páginas de un diario)

Neoimpresionismo y Neosimbolismo

Cobran importancia los valores pictóricos y los leves matices sentimentales.

  • Andrés Trapiello (La vida fácil)
  • Juan Manuel Bonet (La patria oscura)

Tradicionalismo

Toma como modelos a los poetas del Siglo de Oro.

  • Fernando de Villena (Soledades tercera y cuarta)
  • Luis Martínez de Merlo

Las dos tendencias que se imponen son la poesía del silencio o minimalista y la poesía de la experiencia:

  • Poesía del silencio o minimalista: Poesía de carácter conceptual que elimina lo anecdótico y elige una expresión concentrada cargada de resonancias. Entre sus cultivadores se encuentran:
    • Andrés Sánchez Robayna (Palmas sobre la losa fría)
    • Clara Janés (Rosas de fuego)
  • Poesía de la experiencia: Se concibe la poesía como la narración de la experiencia cotidiana, una narración que revela el escepticismo vital. Destacan:
    • Luis García Montero (El jardín extranjero, Habitaciones separadas)
    • Miguel D’Ors (Es cielo y es azul)
    • Carlos Marzal (El último de la fiesta)

Hacia el Siglo XXI

Al finalizar el siglo XX, los poetas manifiestan un compromiso social frente a un mundo injusto e insolidario. Es una poesía rehumanizada que manifiesta preocupaciones existenciales. Entre los poetas destacados se encuentran:

  • Ana Merino (La voz de los relojes)
  • Lorenzo Oliván (Libro de los elementos)
  • Carlos Marzal (El corazón perplejo)

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