Exploración del Tiempo y Espacio en ‘La Casa de los Espíritus’ de Isabel Allende

Estudio del Tiempo y del Espacio

En La Casa de los Espíritus no se hace ninguna alusión cronológica ni se concreta el lugar donde transcurre la acción. Sin embargo, Isabel Allende consigue recrear literariamente parte de la historia de Chile y la historia de una familia a lo largo de generaciones. Tiempo y espacio van unidos.

Tiempo Histórico

La novela sitúa la acción en el siglo XX. En este tiempo, encontramos el relato de hechos históricos y de hechos novelescos indisolublemente unidos. El tiempo histórico corresponde a varios momentos: desde la época colonial, pasando por las guerras mundiales hasta la dictadura militar del General Pinochet en 1973. La novela recorre la evolución de los cambios sociales e ideológicos del país. Entra en escena los avances tecnológicos, la mudanza en las costumbres, las nuevas ideas socialistas y de emancipación de la mujer, el espiritismo y los fantasmas comunistas, hasta desembocar en el triunfo socialista y el posterior golpe militar.

La obra se centrará en el golpe de estado que corresponde al año 1973. El golpe de estado acaecido en Chile el 11 de septiembre de 1973 derrocó al gobierno de Salvador Allende tras un periodo de alta polarización política y convulsión social. Es el recorrido desde la barbarie y la esclavitud a una sociedad modernizada donde las mujeres tienen un papel importante y donde la política conservadora dará paso a una política liberal y socialista. La evolución del tiempo y de los cambios sociales lo sabemos por los acontecimientos históricos que se narran, como son la llegada del hombre a la luna, el paso del carro de caballos a los automóviles, del transporte, de la comunicación y de la forma de vida de la gente.

El Tiempo Novelesco

Con ese trasfondo histórico y social comienza el empeño de Isabel Allende por rescatar la memoria del pasado, con la narración de una gran sala familiar, la existencia de cuatro generaciones en la familia Trueba, en la que cobra especial relevancia la vida de cuatro generaciones de mujeres: empezando por Nívea, madre de Clara; Blanca, que se presenta como un personaje algo más secundario; y Alba, única nieta de Esteban Trueba, que representará a nuevas generaciones de mujeres liberadas e intelectuales. Esa presencia constante en el tiempo de las cuatro mujeres tiene su contrapunto en el personaje de Esteban Trueba, que es el único que recorre todo el tiempo narrativo. Lo que marcará a esta familia no es otra cosa que el implacable paso del tiempo, que realmente no pasa en balde.

El Tiempo Narrativo

Es un relato que presenta los hechos en su mayoría linealmente; en ciertas partes se pueden observar saltos temporales al futuro, adelantando al lector alguna acción que sucederá más adelante, recurso muy utilizado por otros escritores del realismo mágico como García Márquez.

Este recurso, conocido como prolepsis o anticipaciones, tiene un sentido narrativo: busca una explicación del presente en el futuro que el narrador nos adelanta. Ejemplos: sintagmas como “muchos años después”, “recordaría”, “sabría”, etc. Muestran una ruptura de planos temporales: mezcla de tiempo presente con tiempo pasado y tiempo futuro. Estas anticipaciones suponen la presencia del narrador acotando, estructurando el texto y, a la vez, picando la curiosidad del lector, al que atrapa desvelándole parte del futuro.

La Prolepsis

El sentido literario se refiere a un salto hacia adelante en la narración, mediante el cual se adelantan al lector elementos de la trama, de modo que antes de leer la novela ya sabe o al menos intuye cuál va a ser el final. En este sentido, la prolepsis requiere una cierta pericia en su manejo, puesto que es difícil mantener el interés del lector cuando ya sabe cuándo va a ser el final.

Espacio

En el estudio del espacio, vamos a distinguir entre espacio real (Chile) y el espacio novelesco (la casa). No hay ninguna alusión al nombre del país, pero este aparece unido al tiempo de los acontecimientos. En la segunda parte de la novela, las convulsiones sociales y políticas ocupan un lugar central en la materia narrativa.

La casa es utilizada como símbolo de la nación. La casa que Esteban Trueba edifica para su amada Clara en el capítulo III de la novela, y que remodelarán ella y su hija Blanca en el VII, necesitará de una última reconstrucción por parte del patriarca en el epílogo. La casa tiene su doble en la hacienda familiar de las Tres Marías, de la que el protagonista se hace cargo en el capítulo II, levantándola de la ruina de los siglos y reconstruyéndola tras un terremoto y la devastación de los campesinos en el periodo socialista. La construcción, destrucción y reconstrucción de espacios es un elemento ficcional que coadyuva a reforzar la estructura circular de la novela.

Hombres y mujeres dejan su sello en la casa: mientras Esteban, que ocupa la parte delantera, la concibe como símbolo de poder, riqueza y gusto de su clase (la biblioteca, el jardín inglés…), Clara la desarticula añadiéndole piezas en la parte de atrás según sus necesidades. Las habitaciones que Clara va anexionando a la casa, y las adaptaciones y usos que de estos espacios hacen Blanca y Alba, redundan en una mayor libertad para ellas y el logro de sus ideales.

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