Los Niveles de Análisis de Obras Literarias según Gemma Lluch
Gemma Lluch divide el estudio de las obras literarias en tres niveles fundamentales, que se detallan a continuación:
- Análisis pragmático
- Análisis de los paratextos
- Análisis del texto narrativo
1. Análisis Pragmático
Este apartado se basa en la contextualización histórica, ya que es fundamental conocer el contexto, el momento histórico, político y social en que se ha escrito la obra. Además, también se tiene en cuenta el circuito literario y el modo en que fue recibida por parte de los lectores.
Debido a las condiciones intrínsecas de la LIJ (Literatura Infantil y Juvenil), Lluch propone tres aspectos clave a analizar:
- La infancia: En cada momento histórico se tiene una concepción diferente de la infancia y adolescencia, por lo que se debe analizar el modelo de sociedad, familia y vivencias, teniendo en cuenta siempre el lugar que ocupa la infancia en cada momento de la sociedad.
- La enseñanza: Se debe conocer el grado de alfabetización, las relaciones entre literatura y enseñanza, los métodos que se utilizan y el modo de enseñar lengua y literatura.
- Los libros: Se debe conocer la importancia de los libros en la sociedad, su función, su utilidad, etc.
2. Análisis de los Paratextos
El paratexto es todo aquello que convierte al texto en libro, incluyendo otros tipos de manifestaciones como la fecha de la obra o la información sobre el autor.
a) Peritexto Editorial
Esta labor es del diseñador gráfico y engloba el formato, la cubierta, la página del título y los anexos. Es imprescindible englobar esta parte del paratexto en una categoría mayor: la colección. Suelen incluir:
- La edad del posible lector.
- El formato: Según la edad, si son pequeños, se opta por un diseño menos cuadrado, con una extensión limitada.
- La cubierta y la contracubierta, en las cuales se encuentra información dirigida al comprador.
- La ilustración de la cubierta, que suele mostrar al protagonista.
- El nombre de la colección, que puede estar relacionado con el de la editorial.
- El anagrama, que se identifica con un nombre.
- Las series, las cuales dan más detalles de la edad del lector y pueden diferenciarse por los colores de la cubierta.
- La tipografía, que depende de la edad del lector.
b) Títulos
Su función es descriptiva y conativa. Genette destaca tres tipos de títulos:
- Temáticos: Contenido, tema de la narración, nombre del protagonista. Ofrecen claves interpretativas. Pueden ser metonímicos (frase-tema-trama) o metafóricos (relacionado con lo simbólico).
- Remáticos: Texto como objeto más un complemento del nombre.
- Mixtos: La combinación de ambos.
c) Los Títulos de los Capítulos
Se utilizan para que el lector pueda seguir la historia. Pueden tener alguna de las siguientes funciones:
- Temática: Resume los hechos.
- Proléptica: Avanza los hechos más importantes.
- Didáctica: Cambio de escenario, de época o de orden de hechos o de narrador.
d) La Información de la Cubierta o el Prólogo
Texto breve que se dirige al público que compra el libro, incluyendo un resumen del argumento. Aconsejan la lectura del texto, su calidad educativa, etc.
e) La Ilustración
Acompaña al texto. La ilustración explicita lo implícito del texto y los vacíos del texto.
f) El Epitexto Editorial
Publicita y promociona obras: los catálogos, las fichas didácticas, el merchandising, etc.
3. Análisis del Texto Narrativo
a) Los Mundos Posibles
Se dividen en tres:
- Tipo I: Realidad que parece objetiva, buscando la similitud con la realidad.
- Tipo II: Ficcional verosímil; estos mundos se muestran similares al del mundo real objetivo.
- Tipo III: Ficcional no verosímil; las reglas de este mundo difieren del realismo.
b) La Estructura Narrativa
Adam considera el texto como una unidad constituida por diferentes secuencias, creando una sucesión cronológica de los acontecimientos que se organiza por un narrador y se integra en una unidad de una misma acción. Esta unidad tiene una estructura narrativa determinada por:
- Situación inicial.
- Introducción del motivo: Rompe el equilibrio inicial.
- Acción: Restablece el equilibrio.
- Resolución de la complicación.
- Situación final.
c) El Tiempo Narrativo
Se deben determinar las nociones temporales del lector. Para ello, se dan algunas manipulaciones del tiempo:
- Anacronía: Subversión del orden, avanzando el futuro o recuperando el pasado.
- Progresión lineal: Se da mediante marcadores temporales, en especial con los tiempos verbales o adverbios de tiempo.
- Tiempo histórico: Tiempo en el cual se sitúa la acción. Puede situarse en la actualidad o en otros tiempos.
- Duración de los hechos: Puede producirse una aceleración, una elipsis, un resumen, etc.
d) Los Personajes y el Espacio
Los personajes planos se constituyen alrededor de una determinada cualidad. Se reconocen fácilmente los arquetipos.
El espacio se basa en el mundo que rodea al lector. Para los más pequeños, la casa; y para los más mayores, la escuela, la calle, el instituto, etc.
e) El Hipertexto
Las relaciones hipertextuales se entienden como la relación que se establece entre un texto B (hipertexto) y un texto anterior (hipotexto). Estas relaciones pueden ser:
- De travestismo burlesco: Transformación satírica entre el hipotexto y el hipertexto. Se puede hacer transformando e imitando, o satirizando.
- Imitación seria: Continuación de una historia.
Las relaciones hipertextuales se establecen principalmente con los textos de tradición oral y de literatura clásica. En ambos casos, se produce por reducción.
- Transposición o versiones: La transformación por reducción de la cantidad y calidad de las obras literarias. Puede ser por:
- Escisión: Cuando afecta la estructura y el significado, suprimiendo contenido.
- Expurgación: Cuando se reduce con finalidad moralizante, quitando acciones sexuales o violentas.
- Concisión: Abreviar un texto sin suprimir ninguna parte, reescribiendo de manera más sintética.
Elementos y Herramientas Digitales en la Creación Literaria
Existen en la actualidad numerosos elementos y herramientas digitales que permiten a los lectores interactuar en el proceso de creación literaria. Entre ellos, existe un elemento fundamental denominado hipertexto (Landow 1995). En este caso, no se refiere a las relaciones textuales entre distintos textos (Genette), sino a las posibilidades de conectar dos o más documentos a través de hiperenlaces (links). Esta posibilidad nos ofrece una lectura fragmentada, donde el lector selecciona el recorrido de lectura.
Con el desarrollo del multimedia, también podemos hablar del concepto lectoescritura multimedia, centrado en la adquisición de la competencia lectoliteraria junto a las posibilidades de expresión en el medio digital. No se trata tan solo de aprender a leer y escribir multimedia, sino de desarrollar las aptitudes necesarias para disfrutar leyendo y escribiendo, para interpretar de manera crítica y productiva el sentido de lo que se lee, y para ejercer plenamente el derecho a recibir, producir y transmitir información multimedia (Gutiérrez Martín).
Tíscar Lara plantea este concepto de lectoescritura multimedia para responder a las voces críticas que ven en Internet una lectura de menor calidad. Autores de relevancia dentro del mundo digital como Nicholas Carr se han mostrado pesimistas ante las competencias que, a su juicio, se están perdiendo por la utilización de las TIC. En realidad, sucede lo contrario: se lee y se escribe más que nunca, pero en distintos soportes, en distintos contextos y en distintos lenguajes, puesto que la lectoescritura es cada vez más multimedia.
Mario Aller, en la web EducaconTIC, desarrolla el concepto centrándolo en el momento de aprendizaje infantil y en cómo las nuevas realidades digitales se pueden introducir a través de distintas dinámicas y herramientas:
En cada momento histórico, los niños han jugado con los elementos propios de su tiempo. Ahora estamos en la llamada sociedad de la información, así que deberían jugar con ella, con la información. Hoy se recibe especialmente a través de los medios electrónicos, en distintos soportes, en contextos diversos y en diferentes lenguajes. Es decir, que tanto la lectura como la escritura se han vuelto cada vez más multimedia, con el empleo de texto, imágenes y sonido.
El aprendizaje de la lectoescritura sigue siendo, en cierta medida, la prueba de iniciación que solicitamos a los niños para lograr su integración completa en la sociedad. Y en ese proceso, la escritura es una actividad básica: mediante su uso nos enfrentamos, de manera consciente, a ideas y palabras para descubrir y experimentar con su significado. De hecho, escribir activa el desarrollo del pensamiento de una forma reflexiva.
Por esa razón, la enseñanza de la escritura no puede dejar a un lado las herramientas multimedia que Internet y la Web 2.0 ya nos ofrece, aunque ya podemos hablar de Web 3.0 (Semántica) y Web 4.0 (Ubicua). Mediante su uso, tanto el profesor como el alumno pueden difundir sus creaciones personales y sus ideas, así como permitir al lector conversar con otros usuarios a través de distintos medios (blogs, foros, redes sociales) y compartir información, imágenes, textos, vídeos, etc., en lo que se conoce como lectura social o lectura 2.0.
Gestión Didáctica de las Lecturas Multimodales en la Era Tecnológica
El desarrollo de las tecnologías de comunicación e información y los innumerables recursos existentes en la web constituyen un gran apoyo para aprender y enseñar en el aula. La tecnología se puede manifestar de diferentes formas para apoyar el desarrollo y la práctica del aprendizaje.
Además de ser un gran apoyo educativo, las tecnologías de comunicación global han traído consigo nuevas formas de interacción e intercambio de información, y una nueva forma de definir los conceptos de texto y alfabetización. En la actualidad, los textos impresos están siempre acompañados de imágenes, diagramas o dibujos, y su diseño es variado. La información no se obtiene solo de fuentes escritas, sino que también se transmite por medio de pantallas en las que se combinan palabras con imágenes, sonido o movimiento. Esto ha significado que la comunicación sea multimodal, es decir, combina dos o más sistemas semióticos, como el lingüístico, visual, auditivo, gestual y/o espacial.
Los textos multimodales son, según Kress y Van Leeuwen, aquellos que construyen el significado a través de diferentes modos sincrónicos; por lo tanto, se sirven de una gran variedad de canales para difundir un mensaje de la forma más atractiva posible y son un recurso para cautivar el interés de los nuevos lectores, utilizando textos nutridos de diversas formas de expresión, de modo tal que a los sentidos del receptor resulte una experiencia completamente acorde con la intención de un texto.
Los niños y adolescentes desarrollan alfabetización multimodal de forma natural y espontánea, ya que es parte de su vida cotidiana. La información que los estudiantes leen, especialmente por medio de pantallas, influye en la forma en que se comunican y se transforman en modelos al expresar ideas e información.
Todo lo anterior tiene profundas implicaciones en la educación en general. Al trabajar con textos multimodales en clase, tanto en las habilidades receptivas como en las de expresión, los estudiantes usan medios de comunicación que les son conocidos, desarrollan la creatividad, pueden publicar sus trabajos a un público global y real, acceden a información actualizada, desarrollan habilidades de resolución de problemas y aprenden a priorizar tareas y recursos para lograr sus objetivos.
Es importante considerar que, junto con la incorporación de TIC, es esencial acompañar a los estudiantes y desarrollar en ellos la capacidad de revisar de forma crítica el material y los textos a los que acceden por medio de las tecnologías, identificar fuentes confiables y ser responsables en el uso posterior de ese material.
Con el desarrollo de la multimodalidad y lo multimedia, se puede hablar de lectoescritura multimedia, centrada en la adquisición de la competencia lectoliteraria junto a las posibilidades de expresión en el medio digital. No se trata tan solo de aprender a leer y escribir multimedia, sino de desarrollar las aptitudes necesarias para disfrutar leyendo y escribiendo, para interpretar de manera crítica y productiva el sentido de lo que se lee, y para ejercer plenamente el derecho a recibir, producir y transmitir información multimedia (Gutiérrez Martín).
El aprendizaje de la lectoescritura sigue siendo, en cierta medida, la prueba de iniciación que solicitamos a los niños para lograr su integración completa en la sociedad. Y en ese proceso, la escritura es una actividad básica: mediante su uso nos enfrentamos, de manera consciente, a ideas y palabras para descubrir y experimentar con su significado. De hecho, escribir activa el desarrollo del pensamiento de una forma reflexiva.
Finalmente, cabe destacar que nos encontramos en la sociedad de la información, por lo que tanto la lectura como la escritura se han vuelto cada vez más multimedia y, por lo tanto, multimodales, ya que emplean multiplicidad de elementos. Por esta razón, se debe formar a un alumnado competente y a la altura de las lecturas multimodales en nuestra nueva era tecnológica.
El Cómic: Definición, Uso Didáctico y Adaptaciones Literarias
La definición del cómic ha causado cierto conflicto, ya que existen diferentes posiciones que comprenden dicha modalidad como algo más que una serie de viñetas con desarrollo narrativo. Algunos autores califican ‘la definición de imposible’; otros abogan por una definición donde las imágenes deliberadamente buscan transmitir una idea y despertar en el lector una respuesta. Will Eisner, por su parte, lo definió como ‘arte secuencial‘. Umberto Eco dio la primera definición que lo incluía dentro de las fronteras de la intelectualidad generalista. Todas estas definiciones caen en saco roto, pero coinciden en la capacidad productora de dicha modalidad literaria.
Otro punto que genera debate dentro de la comunidad es su denominación; el término más extendido y aceptado es cómic, aunque podemos encontrar otros términos igualmente aceptados como tebeo e historieta. Actualmente, se ha comenzado a utilizar el polémico término Novela Gráfica.
El cómic, hasta hace relativamente poco, ha sido despreciado e ignorado por considerarse un género infantil y simplón, con personajes estereotipados y aventuras irreales. Sin embargo, otorgarle la concepción de género es errónea, ya que el cómic abarca múltiples modalidades: Cine, Teatro o Literatura. Por tanto, más que un género es un arte o lenguaje. Su amplio espectro de géneros lo convierte en un medio de difusión bastante atrayente, debido a su lenguaje visual y su fácil comprensión.
Aunque muchos autores sitúan los orígenes del cómic en las antiguas pinturas rupestres, el cómic tal y como lo conocemos nace en el siglo XIX a manos de Richard F. Outcault con su personaje The Yellow Kid, ya que fue el primero en usar un personaje recurrente, bocadillos y varias ilustraciones a modo de secuencia en lugar de las habituales ilustraciones únicas.
Su consolidación como lenguaje e industria tiene lugar entre los años 40 y 60, donde aparecen grandes publicaciones como Flash Gordon. En el panorama americano destacan dos industrias: DC Comics y Marvel Comics, mientras que en el panorama europeo destaca sobre todo la industria franco-belga y la industria italiana. En España encontramos a Francisco Ibáñez y en Japón a Osama con la pujante industria del manga.
Dentro de las diversas tipologías del cómic, encontramos los cómics didácticos que abandonan cualquier pretensión estética por un puro fin didáctico. Sin embargo, es necesario remarcar que cualquier cómic puede usarse como herramienta didáctica siempre y cuando se adapte a la propuesta didáctica del docente, la cual marca los objetivos que se pretenden conseguir y la metodología a seguir para lograr dichos objetivos.
Estos denominados cómics didácticos únicamente presentan un fin educativo, como apreciamos en títulos como Logicomix de Russell, donde se realiza un recorrido por la historia de las matemáticas hasta nuestros días, o cómics donde se explica el fenómeno de la crisis económica y su manifestación en España. Además, dentro del grupo didáctico de cómics también podemos añadir aquellos cuyo contenido es esencialmente apropiado para el proceso de enseñanza-aprendizaje, como cómics biográficos, cómics periodísticos y adaptaciones literarias.
Es evidente que, a lo largo de los tiempos, se han llevado a cabo adaptaciones literarias de un medio a otro. Asimismo, a la hora de establecer el canon de adaptaciones literarias al cómic, se deben tener en cuenta varias posibilidades, dos de ellas opuestas: en la primera, el docente considera que el cómic en sí no tiene gran valor artístico, pero el texto literario que adapta sí lo tiene; mientras que en la segunda, la obra original no resulta de interés, pero sí lo tiene el resultado de la adaptación.
El carácter divulgativo que ofrece el cómic permite difundir clásicos de la literatura universal a través de las adaptaciones literarias. Esta realidad se demostró en España con las colecciones Novela Gráfica de la editorial Reguera, que consiguió difundir 272 adaptaciones de clásicos de la literatura universal de autores como Jules Verne o Mark Twain.
En la actualidad, todavía encontramos esta actividad con adaptaciones al manga japonés de títulos de literatura, filosofía y ciencia social como 1984 de Orwell o La Divina Comedia de Dante, presentados a través de la colección La Otra H de la editorial Herder.
Aunque recientemente se percibe que las adaptaciones literarias al cómic han abandonado esa función de fomento de la lectura para orientar su función a una herramienta de autoexpresión basada en obras de terceros. Esta realidad se percibe en obras como Dorian Gray de Corominas (según Oscar Wilde) o El paraíso perdido de Pablo Auladell (según John Milton).