Fundamentos de la Enunciación y Propiedades Esenciales del Texto

Teoría de la Enunciación

Objetividad y subjetividad

La enunciación es el acto de producción de mensajes realizado por un sujeto específico en un contexto espacio-temporal concreto. Toda enunciación deja marcas en el enunciado que, de alguna manera, ponen de manifiesto la subjetividad del emisor, incluso cuando esa no haya sido su intención. Ciertas palabras, entonaciones, contracciones y hasta la forma de organizar el discurso dejan ver qué piensa el emisor sobre aquello de lo que se está hablando y, también, sobre su destinatario.

Conocer cuáles son estas huellas nos permite elegir entre emplearlas para hacer visibles nuestras opiniones o, por el contrario, ocultarlas, para producir un efecto de objetividad.

Las marcas de subjetividad

La lengua brinda una amplia variedad de recursos que permiten enfatizar una determinada visión sobre el referente del mensaje. Algunos de ellos son muy explícitos, mientras que otros son muy sutiles y exigen al destinatario una mayor atención para identificarlos.

Usos de la lengua

La lengua es un código común producido por una sociedad y compartido por todos sus miembros. Cada lengua se define como el conjunto de los signos lingüísticos y de las reglas que organizan las relaciones entre estos signos. Por eso, no tiene existencia material: es una construcción virtual que reúne todas las formas lingüísticas que todos los hablantes de esa lengua podrían llegar a emplear y comprender. Cada vez que un sujeto hace uso de la lengua para producir textos verbales concretos, selecciona de esta un conjunto determinado de palabras, ciertas estructuras sintácticas y un modo de expresión. Por ejemplo, el sujeto que habla puede elegir expresar la información de un modo que aparente ser objetivo o bien de un modo subjetivo. Si elige el primero, intentará borrar las marcas que evidencien su subjetividad, y ubicará en un primer plano el tema del discurso en lugar de sus valoraciones personales.

Enunciación y enunciado

El acto o proceso mediante el cual un sujeto se apropia de los signos y de las formas lingüísticas para hacer uso de la lengua se denomina enunciación. Esta se produce cuando un sujeto realiza un uso individual de la lengua, tomándola como instrumento. Lo que produce este sujeto en el acto o proceso de enunciar es un enunciado. Los enunciados se distinguen de la enunciación porque esta es un proceso, mientras que los enunciados son productos, es decir, entidades concluidas. Cada vez que un sujeto habla o escribe enuncia algo y, por lo tanto, protagoniza un acto o proceso enunciativo. Cuando se analiza el lenguaje, se puede focalizar en la enunciación o en el enunciado. En el primer caso, se toma en cuenta el acto lingüístico llevado a cabo por un sujeto particular y las variables que intervienen; en el segundo, el producto que un sujeto ha emitido.

Entidades del discurso

Para que haya enunciación, debe existir, por un lado, un sujeto que se apropie de la lengua y deje, en mayor o menor grado, algunas marcas de su subjetividad en los enunciados que produce. Por otra parte, es necesario que el emisor se dirija a alguien. Estos elementos permiten configurar el carácter dialógico —en relación con el diálogo— del lenguaje, que implica tanto a quien se dirige el discurso como al centro del que parte y se organiza, es decir, aquel que lo emite. Cuando un emisor se apropia de la lengua, esto es, cada vez que enuncia algo —desde una conversación informal entre dos o más personas hasta un texto científico o político, entre otros— construye entidades discursivas que son versiones de aquello que representan de la realidad: el enunciador, el enunciatario y el referente.

Enunciador, enunciatario, objeto discursivo, emisor, receptor

El enunciador es una versión de aquel que emite. La versión o imagen del destinatario se denomina enunciatario. Por último, la versión del referente es un objeto discursivo, es decir, una representación del objeto, hecho o relación del que se habla en un enunciado. Se dice que son versiones porque el enunciador no es la persona del emisor, así como el enunciatario no es el receptor ni el objeto discursivo es el referente. El emisor y el receptor son personas físicas: el primero es quien emite el mensaje; el segundo es la persona o personas a las que va dirigido el mensaje del emisor y el referente es aquello de lo que se habla. Por ejemplo, si dos personas intercambian ideas sobre una canción, el emisor es la persona que emite el mensaje, el destinatario es a quien se dirige y el referente es, en este caso, la canción. El enunciador es una imagen de sí mismo que crea el emisor en su discurso; el enunciatario es la imagen del receptor y el objeto discursivo es la representación del tema del que se habla en ese discurso. De este modo, las categorías de enunciador, enunciatario y objeto discursivo pertenecen al plano del discurso: son categorías que se constituyen en el propio enunciado y que, por este motivo, solo existen en el interior del lenguaje, esto es, en los textos o discursos concretos. En un discurso concreto, existen huellas —deícticos, subjetivemas y modalidades— que, al ser analizadas, permiten descubrir cómo se construyeron las tres entidades discursivas.

Marcas de subjetividad

Puesto que la enunciación solo puede efectuarse a partir de un sujeto que se apropia de la lengua y la toma como instrumento, en cada enunciado se manifiesta en mayor o en menor grado su subjetividad, es decir, los sentimientos, creencias, valores o concepción del mundo del sujeto que emite. Esto significa que cuando el enunciado presenta un conjunto de información sobre un tema o sus sentimientos o sensaciones frente a una situación, entre otras posibles acciones, lo hace desde una perspectiva determinada que refleja su subjetividad. En cualquier enunciado pueden encontrarse ciertas palabras o expresiones que son huellas o marcas de esa subjetividad: deícticos, subjetivemas y modalidades. Su análisis permite conocer la posición ideológica de un emisor frente al contenido que transmite.

Deícticos

Los deícticos son palabras que ponen en evidencia la perspectiva del enunciador en un texto, ya que señalan la posición gramatical en que este se presenta (1ª o 3ª persona, singular o plural) y las circunstancias espacio-temporales en que se produce el discurso. En un enunciado como Preséntense ahora en este establecimiento, así puedo entregarles un certificado de asistencia se distinguen expresiones con significado léxico o gramatical. Dentro de este grupo se incluyen las palabras en, establecimiento, así, un, certificado, de, asistencia. Por otra parte, el enunciado contiene expresiones como preséntense, ahora, este, puedo, entregarles, las cuales, además de su correspondiente significado, señalan el momento y el lugar en que fue proferido el enunciado, así como a los participantes del acto enunciativo.

Subjetivemas

Los subjetivemas son palabras o construcciones que manifiestan una valoración del sujeto sobre aquello de lo que habla. Muchos adjetivos funcionan como subjetivemas cuando expresan una apreciación del hablante. Por ejemplo, el auto es feo. En cambio, no son subjetivemas si la calificación que realizan depende de las características en sí del objeto, por ejemplo, el auto es azul. También funcionan como subjetivemas otras clases de palabras como sustantivos, adverbios y verbos.

El texto y sus propiedades

¿Qué es un texto?

Los textos son acontecimientos comunicativos que significan algo, que se relacionan con un contexto y que tienen una organización más o menos determinada.

Características de los textos

  1. Sentido: Los textos deben tener autonomía semántica. Es decir, un principio y un final. Su significado debe ser autosuficiente y no debe recurrir a otro texto que lo complete.
  2. Materialidad: Es el soporte físico en el que se inscribe el mensaje.
  3. Intención: Es la finalidad o el propósito comunicativo para con el destinatario. Puede ser: conmover, sorprender, informar, convencer, etc.
  4. Contexto de producción: La interpretación de mensajes está condicionada por el tiempo, el espacio y la relación entre los participantes, el nivel socioeducativo, las ideas políticas y religiosas.

Cohesión

En los textos, las palabras y las oraciones deben establecer relaciones que permitan que un lector entienda aquello que lee o que un oyente comprenda a su interlocutor mientras este le habla. Este fenómeno se denomina cohesión.

Coherencia

Todo texto debe tener la posibilidad de asignarle un tema global. La coherencia es la propiedad que permite la continuidad del sentido.

La continuidad se establece por medio de 2 operaciones:

  1. Selección del contenido informativo: La información debe estar relacionada a través del campo semántico.
  2. Organización de la información según la progresión temática: El saber conocido se denomina tema y la información se denomina rema. La progresión temática es el enlace del tema con sus remas.

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