Grandes Dramaturgos del Teatro Español del Siglo XX: Valle-Inclán, Lorca y la Posguerra

El Teatro Español del Siglo XX: De Valle-Inclán a la Posguerra

El Teatro de Valle-Inclán

A comienzos del siglo XX, se realizaron diversos intentos de renovación del panorama teatral, distinguiéndose dos corrientes principales:

  • El teatro exitoso entre la burguesía, que incluía el teatro de comercio, el teatro en verso y el teatro cómico.
  • El teatro renovador o innovador, que realizaba una crítica social en contra del realismo. A este último pertenecían figuras como Federico García Lorca y Ramón María del Valle-Inclán.

La obra de Valle-Inclán se caracteriza por ser extensa y variada, y sufrió una evolución paralela a su ideología. En esta se distinguen cinco periodos clave:

  • Ciclo modernista: Influido por Rubén Darío, incorporó personajes reales caricaturizados, como el Marqués de Bradomín.
  • Ciclo mítico: Se crea un mundo mítico cuyos personajes se guían por las fuerzas del mal, como en El embrujado.
  • Ciclo de la farsa: Introduce personajes de la farándula, como en La marquesa Rosalinda.
  • Ciclo esperpéntico: Formado por obras como Luces de Bohemia, donde aparecen personajes marginados parodiando el concepto de honor y la dictadura de Primo de Rivera.
  • Ciclo final: Lleva al extremo las propuestas anteriores, como en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.

El Esperpento: Una Nueva Visión Teatral

Dentro del ciclo esperpéntico se desarrolló un nuevo género teatral: el esperpento, una nueva forma de ver el mundo desde la literatura. Este destruye la realidad utilizando la parodia, humanizando objetos y animales, y cosificando a los humanos. Los personajes carecen de humanidad y aparecen como marionetas, adoptando un punto de vista “desde arriba”, mostrando una realidad deformada y desidealizada. Destacan ambientes como tabernas, burdeles o antros de juego, siendo los personajes borrachos, prostitutas, mendigos, entre otros. Además, Valle-Inclán utiliza las acotaciones para evocar el ambiente, así como el lenguaje en sus diversos registros.

Con el término «esperpento», Valle-Inclán designa las obras donde lo trágico y lo burlesco se mezclan con una estética orientada a la superación de la ira y el dolor. En él predomina la crítica política y las protestas sociales. Sus antecedentes son las vanguardias y la literatura de arrabal. Luces de Bohemia es el primer esperpento, definido por la deformación, la imposibilidad y el distanciamiento; en Martes de Carnaval lo teoriza.

En conclusión, Valle-Inclán fue una figura cumbre del teatro español que desarrolló el esperpento, provocando una renovación estética y rompiendo con el realismo.

El Teatro de Lorca: Las Tragedias

A comienzos del siglo XX, existían dos tipos de teatro: el teatro que triunfaba y el teatro renovador. Dentro del teatro que triunfaba se distinguían el teatro de comercio, el teatro en verso y el teatro cómico. En el teatro renovador o innovador se intentaba innovar a través de las experiencias, donde destacan Unamuno y Valle-Inclán; las nuevas técnicas renovadoras de Ramón Gómez de la Serna; el teatro culto y denso de Grau; y los grupos anarquistas y socialistas que promovían un teatro social. Estos cambios mostraban interés por la escenografía, la iluminación y los ambientes.

El teatro de Lorca presenta tres constantes:

  1. Es poético.
  2. Tiene unidad temática.
  3. Es experimental.

En sus comienzos, encierra aspectos infantiles (nostalgia por la infancia perdida), como en El maleficio de la mariposa. Además, compuso piezas breves como Títeres de cachiporra, donde siguen un patrón en el cual aparece un viejo y una niña. Su primer éxito fue Mariana Pineda y su principal obra, La zapatera prodigiosa.

La Experiencia Vanguardista y la Plenitud

El segundo momento es la experiencia vanguardista. Lorca sufrió una crisis vital y estética que le hizo buscar un nuevo lenguaje tras el Romancero Gitano. En Así que pasen cinco años destacan las preocupaciones y pasiones íntimas.

El tercer momento es la plenitud, donde encuentra su propio camino combinando lo estético y lo popular. En 1933 estrenó Bodas de sangre, donde recoge las costumbres andaluzas y el amor como única fuerza para vencer a la muerte. La primera obra de la trilogía rural, Yerma, trata el instinto contra la represión. Poco antes de morir escribió La casa de Bernarda Alba, donde trata el enfrentamiento de la autoridad y la libertad, la realidad y el deseo, las diferencias sociales y la condición de las mujeres. Además, utiliza el realismo poético y símbolos.

En conclusión, la variedad y la unidad son características de la obra de Lorca. Tras su muerte y pasada la Guerra Civil, Lorca empezó a ser leído y representado por todo el mundo, siendo una de las cumbres del teatro español.

El Teatro de Posguerra: Mihura y Sastre

A comienzos del siglo XX, España se encontraba en plena posguerra, periodo en el que se invertía poco en teatro. Se distinguían el teatro que triunfaba y el teatro renovador. Se diferenciaban dos tipos de teatro: el teatro del exilio y el teatro en España. Dentro de este último se desarrollaron el teatro de evasión y el teatro de testimonio social.

El Teatro de Evasión: El Posibilismo

El teatro de evasión era un teatro que conseguía superar la censura y, por tanto, ser representado; a esto se denomina posibilismo. Mihura perteneció a este teatro; su obra dramática se caracteriza por el empleo de recursos escénicos y diálogos. Destaca su obra Tres sombreros de copa, con la que comenzó en el mundo del teatro. Desarrolla el tema de la libertad, siendo una ruptura con el teatro cómico. Pero la obra no fue comprendida, por lo que volvió a escribir teatro de comercio y de consumo con el que ocultaba su pesimismo. Otras obras destacadas son: Melocotón en almíbar, Mi adorado Juan y Maribel y la extraña familia.

El Teatro de Testimonio Social: El Imposibilismo

El teatro de testimonio social tenía la intención de denunciar la realidad, por lo que no superaba la censura y no era posible su representación; a esto se denominaba imposibilismo. Los pioneros fueron Buero Vallejo con Historia de una escalera y Sastre con Escuadra hacia la muerte. En la obra dramática de Sastre se distinguían la etapa inicial, donde pretendía realizar una revolución predominando la temática existencial. Más tarde, empezó a concebir el teatro como un arte social con el que quería despertar la conciencia del público y fomentar la lucha revolucionaria, mostrando la realidad para modificarla. En esta segunda etapa destacan La mordaza o Tierra roja. La última etapa es la de maduración, en la que desarrolla la “tragedia compleja”, incluyendo lenguajes no verbales. A este periodo pertenece M.S.V.

En conclusión, Mihura y Sastre, junto con Buero Vallejo, fueron dramaturgos españoles de posguerra que influyeron en el teatro posterior.

El Teatro de Buero Vallejo: Compromiso y Renovación

A comienzos del siglo XX, España se encontraba en plena posguerra, periodo en el que se invertía poco en teatro. Se distinguían el teatro de evasión y el teatro de testimonio social, en el que Buero Vallejo y Sastre eran sus máximos exponentes. Buero Vallejo fue el primer trágico contemporáneo que en sus comienzos se dedicaba a la pintura, pero tras su encarcelamiento adquirió un compromiso social que plasmó en su obra. El objetivo de su obra era renovar, ejemplificar la situación que se estaba viviendo, despertar conciencias y crear mentes críticas.

El teatro de Buero Vallejo se caracteriza por la mezcla entre el realismo y el simbolismo junto a un lenguaje preciso, con lo que creó un teatro dirigido a la sociedad y tolerable para la censura, lo que se denomina posibilismo, manteniéndose fiel a su obra teatral. Su teatro cumplía una función social, tratándose de un teatro trascendente y de enfrentamiento. Las características se ven reflejadas en Historia de una escalera y Un soñador para un pueblo, donde muestra su compromiso sociopolítico, y en El tragaluz, donde expresa la crítica social a través de los personajes.

La estética ha marcado su vida; ha humanizado todo ambiente por el que ha pasado, buscando la felicidad, la libertad y la verdad, estableciendo un plano existencial basado en la moral humana y un plano social. Es un moralista que reflexiona sobre la situación humana. Su ética se resume en que la solución individual consiste en superar el egoísmo, y lo colectivo se basa en darse cuenta de la realidad y pasar a la acción.

En conclusión, Buero Vallejo fue un escritor fundamental de la posguerra que abrió una nueva corriente de teatro social, denunciando la situación española y mostrando su compromiso político. Influyó en dramaturgos posteriores como Lauro Olmo y José Martín Recuerda.

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