La Evolución Literaria de Valle-Inclán: Modernismo, Transición y Esperpento

La Evolución de la Obra de Valle-Inclán

Su obra es **considerable y muy variada**, compuesta por novelas, cuentos, teatro y poesía. En toda su obra se observa una **evolución** desde un **Modernismo elegante y nostálgico** hacia una **literatura crítica**, basada en la **feroz distorsión de la realidad** a la que él bautizó como **“Esperpento”**. Pese a lo que pudiera parecer, este cambio operado en sus obras a lo largo de los años se **uniforma** por una misma **postura ante la vida**, una **postura estética** que se aleja de las formas burguesas en lo social y de las formas realistas en lo artístico.

Podemos clasificar las obras de Valle, siguiendo a Fernando Lázaro Carreter, en **tres etapas**. Veámoslas con más detalle.

Etapa Modernista o de «Modernismo Canónico» (hasta 1907, aproximadamente)

En **1895**, Valle-Inclán edita el volumen de cuentos Femeninas, obra en la que ya se observa el intento de ofrecer al lector una **nueva forma de narrar**, con mayor atención en los **valores formales**. En ella predomina el **esteticismo**, característico de lo que Ricardo Gullón llamó **“modernismo canónico”**.

Entre **1897 y 1904**, escribirá diferentes obras (Epitalamio, Jardín umbrío, Corte de amor o Flor de santidad), unidas por el nexo de una **ambientación en la Galicia primitiva y mítica**, donde la **mezcla perfecta de lo real y lo legendario**, de lo **aristocrático y lo popular**, es moneda de curso ordinario.

Técnicamente, se mantiene la **coincidencia con el modernismo** en el cultivo de los **valores formales**.

Entre **1902 y 1905**, Valle escribirá sus cuatro Sonatas (Sonata de otoño, Sonata de estío, Sonata de primavera y Sonata de invierno), novelas en las que prevalece la **exaltación de un mundo decadente** visto con una **mirada nostálgica**. Estas cuatro novelas, supuestas memorias del **Marqués de Bradomín**, suponen en prosa el **equivalente de los deslumbrantes versos de Rubén Darío**: una **prosa brillante, refinada, rica en efectos sensoriales y bellísima**.

Etapa de Transición (1907-1920)

A este período pertenecen dos **trilogías esenciales** en la obra de Valle-Inclán: las Comedias bárbaras y las novelas de La Guerra carlista.

Las Comedias bárbaras fueron escritas entre **1907 y 1922** (Águila de Blasón, Romance de lobos y Cara de plata). En ellas, el autor nos ofrece de nuevo una **ambientación en el mundo rural gallego**, aunque en este momento lo presenta como dominado por la **miseria y la brutalidad**. Las obras muestran la **pobreza y el primitivismo** de este mundo rural, donde pululan **personajes extraños, violentos o tarados**, dominados por **pasiones brutales** y presididos por un **hidalgo tiránico y loco**, símbolo de un **mundo heroico que se descompone**, con un **lenguaje más fuerte y agrio**, pero siempre **musical y brillante**. El **punto de vista del autor** se debate entre la **nostalgia por lo ya perdido** y la **crítica de dicho mundo**. Para Ruiz Ramón, estas obras son ya el comienzo del **“teatro en libertad”** que desarrollará Valle con los esperpentos.

En La Guerra carlista (Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño), escrita entre **1908 y 1909**, nos encontramos de nuevo con el **contraste** entre el **canto al heroísmo** y la **denuncia de la brutalidad**.

Etapa de los Esperpentos (1920-1936)

A partir de **1920**, la obra de Valle se centrará en la **denuncia de un mundo dominado por lo deforme y lo absurdo**; denuncia que llevará a cabo también con un **lenguaje deformado**. En las obras de esta etapa, observamos a un Valle **disconforme con la realidad de su país**, al que observa y analiza con una **visión ácida**, entre **agria y burlesca**, a veces **despiadada**, pero que esconde el **llanto por la decadencia de España**, no solo material sino también moral.

Divinas palabras es una obra de teatro que vuelve a ambientarse en el **mundo rural gallego**, ahora caracterizado por la **deformidad, la brutalidad y el desgarro**.

Los Esperpentos

Con este término se suele aludir a **cuatro obras** (Luces de bohemia –1920–, Los cuernos de don Friolera –1921–, Las galas del difunto –1926– y La hija del capitán –1927–) que recibieron tal denominación por el propio Valle. Sin embargo, es cierto que lo **esperpéntico** es algo que comparten todas las obras de este período y que viene anticipado ya casi desde la primera etapa del autor.

A esta etapa pertenecen también las novelas Tirano Banderas (**1926**), una **novela esperpento** sobre un supuesto **dictador hispanoamericano** y considerada una de las **mejores novelas del siglo XX**, y la trilogía El ruedo ibérico (La corte de los milagros –1927–, Viva mi dueño –1928– y Baza de espadas –1932–).

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