La Novela Española del Siglo XX: De la Generación del 98 a 1936

La Novela Española Anterior a la Guerra Civil: La Nueva Narrativa

A principios del siglo XX (1902) se publican Camino de perfección de Pío Baroja, Amor y pedagogía de Unamuno, La voluntad de Azorín y las Sonatas de Valle-Inclán, obras que van a marcar un cambio en la narrativa española, surgiendo así una novela que se centra en las emociones personales e íntimas de los personajes. Lo más característico es la presentación de estados anímicos, y se aleja de la pretensión de una representación mimética de la realidad.

Características de la Nueva Novela

  • Pérdida de relieve de la historia: Lo que se cuenta pierde relevancia frente al discurso, al cómo se cuenta. Las acciones suelen ser mínimas, el tiempo cronológico es sustituido por un tiempo subjetivo y el espacio pierde contornos definidos.
  • Momentaneidad y fragmentarismo: La narración suele fragmentarse en estampas, cede el paso a una selección de momentos significativos para el protagonista, las pausas descriptivas y reflexivas que provocan la indeterminación de los hechos narrados.
  • Centralización en los conflictos de los protagonistas: Se centran en el mundo interior, en su percepción de la realidad externa que se diluye a favor del retrato interior del personaje.
  • Características del protagonista: Suele ser un artista bohemio, inadaptado, antiburgués. Esta situación provoca su nihilismo. Es frecuente el fracaso.

La presencia y el pensamiento del protagonista son constantes; junto a los diálogos se utilizan también los discursos indirectos y los monólogos. Aparece en las primeras décadas del siglo XX la novela dramatizada o dialogada, con la que el narrador se diluye cediendo la voz a los personajes.

En los noventayochistas, novelistas de fin de siglo, resulta significativa la influencia de Schopenhauer, que manifiesta una sensibilidad pesimista (no optimista como se indicaba) y un afán de modernización, y finalmente las vanguardias, que manifiestan el culto al progreso y la inclinación al hedonismo.

Autores Clave de la Nueva Novela (Generación del 98)

Pío Baroja

En la concepción barojiana, la novela es un género en el que cabe todo: la reflexión filosófica, la aventura, la crítica, el humor, etc. Sus protagonistas son seres inadaptados e incluye gran cantidad de personajes. Practica la novela dialogal y destaca la descripción. En La lucha por la vida, trilogía formada por La busca, Mala hierba y Aurora roja, ofrece un fiel reflejo de la sociedad madrileña de principios de siglo y narra la lucha de “los de abajo” por subir; y en El árbol de la ciencia, refleja la desesperanza moral y la desorientación de la España de la época.

Miguel de Unamuno

Sus novelas se centran en el conflicto íntimo de los personajes, que está relacionado con la afirmación de la personalidad, la muerte y la idea de Dios. Da más valor a las novelas “vivíparas” (nivolas). Entre sus principales novelas destacan: Niebla, donde sobresale la cuestión de la metanovela y la dependencia del ser humano como creación de Dios; y San Manuel Bueno, mártir, que plantea la falta de fe sustituyéndola por la voluntad de creer, y reflexiona sobre la novela (metanovela).

Azorín

Creó unos textos que difícilmente pueden considerarse novelas, pues representan una ruptura con la concepción decimonónica de este género. En sus novelas se anulan el movimiento y el tiempo: la narración se fragmenta en instantáneas. En este enfoque influyen la literatura y la pintura impresionistas, el cine, etc. Sus principales novelas son La voluntad, que incluye fragmentos de vida, el protagonista es un ser pasivo contemplativo que busca la imperturbabilidad; y Doña Inés, que inicia un cambio e incorpora minuciosas descripciones del ambiente y la sensibilidad de los personajes.

Ramón Mª del Valle-Inclán

Su principal obra de esta etapa son las Sonatas (de primavera, estío, otoño e invierno), escritas en forma de memoria que representan una alegoría de la vida humana, cuyo tema principal es el amor carnal. De esta novela modernista evoluciona progresivamente introduciendo novedades en su técnica novelística hasta culminar en su creación máxima: el esperpento. Aquí destacan Tirano Banderas, novela histórica que con esta técnica degrada personajes y acciones y donde el tiempo se caracteriza por la reducción; y El ruedo ibérico, serie de novelas que pretendía abarcar un periodo de treinta años donde presenta la España del momento a través del esperpento; destaca el protagonismo colectivo y representa a España como un coso taurino.

Los Novelistas Novecentistas

Los novelistas novecentistas introducen personajes más vitales y optimistas. Destacan:

  • Ramón Pérez de Ayala: Utilizó el diálogo y el perspectivismo. Obra destacada: El curandero de su honra.
  • Gabriel Miró: Creó una novela de poderoso lirismo. En su primera etapa predominan los elementos modernistas (Las cerezas del cementerio), pero luego evolucionó a una segunda etapa donde abundan las descripciones y la sinestesia, con obras como Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso, cuyo tema fundamental es el paso del tiempo.

Narrativa en los Años Veinte

Y por último, en los años veinte se desarrolló una narrativa en la que influyeron:

  • Gómez de la Serna: Elementos sexuales y obsesión por la muerte. Obra destacada: La viuda blanca y negra.
  • Benjamín Jarnés: Sus novelas suelen girar en torno a un único personaje y proclaman un ideario de libertad y de afirmación del goce de vivir. Estas narraciones se caracterizan por su fragmentación. Entre sus obras destaca Locura y muerte de Nadie.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *