Lirica española de los origenes a la actualidad

La Lírica española desde los años 60 hasta la actualidad


Una panorámica general de nuestra literatura, nos nuestra que el realismo social empieza a decaer hacia los años sesenta, va a ser sustituido por la literatura experimental: renovación de todos los aspectos que tenían que ver con la estructura, la forma, el lenguaje y el estilo de los textos literarios. En esta línea novedosa las obras literarias pretenden el autoconocimiento, la indagación en la memoria y en la experiencia personal y por último reflejar estados de conciencia. Así, el fenómeno de la renovación formal y el conocimiento personal estará más ligado a la poesía, sin embargo, también entra en la narrativa y más tarde en el género dramático. La poesía española de los años 60 está presidida por la promoción poética de los 50, en la que se incluyen autores nacidos entre 1925 y la Guerra Civil: Ángel González, José Manuel Caballero Bonald, Alfonso Costafreda, Carlos Barral, José A. Podemos distinguir características comunes a todos, en la expresión y en la temática, que, por cierto, marcarán las tendencias de la poesía española de los sesenta.
1. De ahí que estén presente en estos poemas la infancia y la adolescencia rotas por las graves circunstancias vividas, el amor (la intimidad y a veces el erotismo) y la amistad, el paso del tiempo y las nostalgia y tristeza ante la transitoriedad humana. 

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Es también habitual una preocupación ética por la situación española, si bien no es elemento central como lo fue para la poesía social.
Su enfrentamiento crítico a la España del momento está lejos de la forma desgarrada de los poetas de la posguerra –que han vivido el conflicto-, ellos usan más la ironía distanciadora y, a veces, una actitud escéptica.
3. En lo que se refiere al estilo, preside en todos ellos una importante preocupación por el lenguaje. Se trata de un deseo de naturalidad que queda reflejado en una cierta tendencia a lo narrativo y en el empleo de una lengua familiar y coloquial, que en ellos adquiere categoría de lenguaje artístico.
4.En los que se refiere a la métrica, predomina el verso libre, aunque no falten las estrofas clásicas. Se trata siempre de una poesía muy elaborada.
5.Es característica asimismo de esta poesía el aperturismo intelectual a muy diferentes influencias extranjeras, antes desconocidas en España, lo que da un aire culturalista a estos poemas.


También se reconoce la presencia de la poesía latina, de la del barroco español, de los poetas del 27 –sobre todo Cernuda-, de los hispanoamericanos, Vallejo y Neruda, o de Machado y Miguel Hernández. Hacia finales de los sesenta, destaca un grupo de poetas que llevará la poesía española por rumbos nuevos: los novísimos. Su nombre se debe a la aparición de una antología realizada por José María Castellet, en 1970, titulada Nueve novísimos poetas españoles Todos habían nacido después de la Guerra Civil. Sin embargo, no niegan la tradición cultural anterior, lo que sí pretendían era romper con la poesía española inmediatamente anterior, salvo algún poeta del 27 o de la generación precedente a la suya, ellos buscan una ligazón mayor con literatos extranjeros. A pesar de que se pudieran hallar casos de cierta pretenciosidad al sentirse herederos de grandes autores de fuera, se puede observar que la amplia formación literaria de todos los novísimos impregna de un tono muy diferente sus poesías. El lenguaje es un elemento primordial, que les lleva a la experimentación más radical, así como a la búsqueda de la mayor fuerza expresiva, orientada tanto en el aspecto rítmico y musical como en su relación con la estructura de los textos o incluso a la ruptura de la lógica del discurso, esto último con la ayuda de ciertos procedimientos surrealistas (escritura automática, collage, verso libre amplio…). En lo relativo al panorama literario español en el periodo que se abre después de 1975 lo que más llama la atención es la gran diversidad de tendencias, subgéneros, modas literarias y autores que se suceden de forma rápida. Además en el posfranquismo se han ido recuperando algunos autores que estaban en el exilio, así también se publican en España algunas obras prohibidas por la censura o se editan íntegras otras que habían aparecido incompletas durante la dictadura. Hay que pensar también que con la llegada de la nueva división administrativa, van a proliferar publicaciones, sufragadas por instancias oficiales, de escritores de ámbito autonómico o incluso local. En la época posterior a la muerte de Franco, el grupo poético dominante sigue siendo el de los novísimos,


pero ya no son los mismos que en el momento en que aparecieron como grupo, ahora cada escritor busca una vía más personal de expresión, común, por cierto, a otros autores que están alcanzando su madurez lírica en estos momentos, unos pertenecientes al grupo y otros no, son la Generación del 70. En general, durante esta década se van atenuando en los textos de los que pertenecen al grupo de los novísimos aquellas actitudes provocadoras y polémicas, y desaparece el culturalismo tachado muchas veces de asfixiante. También se puede encontrar en este sentido, la poesía experimental, que consistía en la combinación del elemento  verbal (a veces en muy pequeña proporción) con el elemento visual de carácter tipográfico o pictórico. Sin embargo, el culturalismo de finales de los sesenta, alabado por uno y denostado por otros, ha sido el elemento clave de la evolución poética de estos años. Otros antiguos novísimos se adentran por caminos diferentes a estos descritos: Antonio Martínez Sarrión prescinden de la ornamentación en sus textos y los construye entre la ironía y el prosaísmo; Manuel Vázquez Montalbán mezcla de manera acertada el cultismo y la tradición popular en sus poemas, llenos de alusiones políticas y de intención social… Durante los ochenta se produce un cambio, pero no se hace evidente una fuerte ruptura con lo anterior. Esta nueva poesía está caracterizada por: • La mirada hacia algunos poetas anteriores a los novísimos como Francisco Brines, Jaime Gil de Biedma o Jose A. Valente. • El uso de la métrica tradicional, con el empleo de estrofas y versos clásicos. • Una vuelta hacia el humor, el pastiche o la parodia. • La preferencia por la expresión de lo íntimo, de lo individual. Hoy ya hemos superado la Generación de los 80, estamos ante la del 2000, así lo pretende Luis Antonio de Villena con su antología de 2010, pero sus criterios de composición no son compartidos por todos. Quizá debamos dejar pasar todavía unos años para que la perspectiva histórica nos ayude a ver el panorama de la poesía que se está escribiendo ahora.

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