Literatura española de 1975 hasta la actualidad

Durante los años ochenta, sin que se advierta una ruptura estética radical sí se va gestando una nueva sensibilidad lírica, algunos de cuyos rasgos podrían ser los siguientes:

-Recuperación explícita de ciertos poetas anteriores a los novísimos corno Francisco Brines, Jaime Gil de Biedma o José Ángel Valente, según los casos.

-Vuelta decidida a la métrica tradicional con el empleo de estrofas y versos clásicos.

– Reintroducción del humor o la parodia y el gusto por la expresión de lo íntimo y lo individual. Este gusto por lo íntimo se ha denominado poesía de la experiencia:
Se basa en los recuerdos de la infancia con unos temas y un lenguaje siempre apegados a la realidad. Destacamos a Felipe Benítez Reyes
Los vanos mundos, Sombras particulares, escaparate de venenos )…


Carácter urbano, temática realista, suave intimismo, interés por lo cotidiano y tono coloquial que están presentes en los versos de poetas tan diferentes como Miguel d’Ors, Justo Navarro, Julio Llamazares ( memoria de la nieve ), Fernando Beltrán, Felipe Benítez Reyes, César Antonio Molina…

A ese aire coloquial y urbano se suman anteriores poetas que habían destacado por su culturalismo exhibicionista. Es el caso de Luis Alberto de Cuenca, quien, a partir de la publicación de La caja de plata muestra en su poesía un tono irónico y desenfadado. Marcada preferencia por una estética realista, una temática urbana y cotidiana e interés por la crítica social presentan los textos de los poetas granadinos a los que suele agruparse con el título de una antología común: La otra sentimentalidad. El más conocido de los autores de este grupo es Luis García Montero (Habitaciones separadas y Completamente viernes), en cuyos versos, cuidados y precisos, resuenan los ecos de un Rafael Alberti o de un Jaime Gil de Biedma. Otros poetas de la otra sentimentalidad son Javier Egea, Antonio Jiménez Millán, Benjamín Prado ( iceberg y marea humana ), Álvaro Salvador, Javier Salvago…

-Sobresalen también importantes voces líricas femeninas:
El refinamiento expresivo de Juana Castro, la desinhibición erótica en Ana Rosetti ( apuntesde ciudades), el amor juvenil en Almudena Guzmán , la dicción superrealista en Blanca Andreu( el sueño oscuro )…


Intimismo neorromántico y poesía meditativa se dan cita en las composiciones de Juan Barja ( contemplación de la caída ), en las que también se aprecia el gusto por las formas métricas clásicas. Esta vuelta a la rima y a la estrofa es también carácterística de:
Luis Martínez de Merlo ( maitines y completas ), Fernando de Villena ( la hiedra y el mármol ), Juan Lamillar ( entretiempo )…

Poesía del silencio

: intelectualismo compatible con cierto ahondamiento en el yo poético, que en algún caso aproxima a estos autores a la lejana tradición de los místicos:
Julia Castillo ( siete movimientos ), José Carlos Cataño, José Luis Jover, Álvaro Valverde ( territorio )…

EL TEATRO DESDE 1975 HASTA LA ACTUALIDAD

En los años inmediatamente posteriores a 1975 predomina la comedia burguesa que se sitúa en la tradición neobenaventina.
Los empresarios siguen siendo el principal soporte del gusto del público. Este gusto responde, a la demanda de un público conformado en los hábitos de la comedia burguesa. La labor de algunos grupos independientes es importante, pero sigue siendo marginal en el conjunto de nuestra vida cultural.

A toda esta situación habrá que añadir la enorme abundancia de autores extranjeros (Ibsen, Chejov, Strindberg) y de clásicos españoles (Calderón, Benavente, los Quintero). El desaliento de críticos y autores es tal que en 1979 se publica un indignado manifiesto en que los autores más destacados denuncian la situación.
En los años de la transición política (1975-1980) conviene destacar dos hechos importantes: por un lado, la reconversión de los teatros independientes en grupos estables, y, por otro, la desaparición de los Teatros Nacionales y la creación del Centro Dramático Nacional.
Por otro lado, El descenso de espectadores provocó la desaparición de numerosos grupos, y los que sobrevivieron fue a costa de subvenciones, que rompían la caracterización de «independencia» de que hasta entonces habían gozado.
Por otra parte, desde 1976 fueron accediendo a las carteleras algunas obras de autores del exilio (El adefesio y Noche de guerra en el Museo del Prado de Alberti, piezas de Arrabal, de Max Aub…) y otras prohibidas años atrás. También llegaron asiduamente a los escenarios obras de Valle-Inclán y García Lorca… Hay que añadir esto la proliferación de festivales de teatro, la rehabilitación de viejos edificios teatrales y las representaciones ajustadas a los programas académicos, con las que se pretende atraer a un público joven.
Veamos algunas de las tendencias más significativas:

Un teatro experimental y vanguardista

A los ya mencionados Fernando Arrabal y Francisco Nieva, con audacias innovadoras que no despiertan el interés del público mayoritario, se unen otros como Alfonso Vallejo (Orquídeas y panteras o Ácido sulfúridco). Continúa la labor teatral de los grupos de teatro independiente clásicos a los que se suman los nuevos grupos La fura dels Baus, La Cubana o Dagoll-Dagom.


En una modalidad tradicional, se sitúan las últimas obras de autores consagrados (Buero, Sartre, Antonio Gala). Claro exponente de un retorno a la línea tradicional es Fernando Fernán Gómez, con Las bicicletas son para el verano, drama realista ambientado en la Guerra Civil. También predomina la estética realista, unida a una
moderada renovación formal, en dramaturgos como José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela), Ignacio Amestoy, Domingo Miras (La monja alférez)… Más cerca del Realismo convencional, lindante con el teatro comercial se encuentran las obras de Santiago Moncada (Salvar a los delfines). Y de lleno en la comedia burguesa, heredera del teatro que triunfaba en épocas pasadas, se inscriben las obras de Juan José Alonso Millán ( Golfos de cinco estrellas, El cianuro ¿ solo o con leche? Jaime Salom ( mariposas negras, los delfines ) o Ana Diosdado.( Anillos de oro, los 80 son nuestros )

*Otra amplia tendencia, que algunos han llamado teatro social, se ocupa de realidades del momento (el paro, la violencia, la droga y otras modalidades de marginación social) por medio de técnicas renovadas del sainete y la farsa y el esperpento, de la comedia costumbrista e incluso de un Realismo poético y fantástico. Es el caso de José Luis Alonso de Santos ( Pares y nines, La estanquera de Vallecas, Yonquis y Yanquis Bajarse al moro) y Fermín Cabal (Desde Tú estás loco, Briones, farsa ambientada en la transición, hasta Castillos en el aire, que aborda el tema de la corrupción política).
Como se puede apreciar, parece que predomina en estos últimos tiempos una vuelta a la estética realista (como también ocurría en la novela), aunque ese Realismo vaya desde las fórmulas más convencionales hasta las que introducen elementos novedosos.

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