Literatura Española: Del Racionalismo Neoclásico a la Pasión Romántica

El Neoclasicismo: Razón y Didactismo en el Siglo XVIII

En el siglo XVIII se instauró en España una nueva dinastía, la borbónica, de origen francés. Con ella, llegaron las ideas ilustradas francesas, que se basaban en la primacía de la razón frente a la fe. En el ámbito artístico, se valoró la utilidad, derivando en un carácter didáctico y moralizante. Se adoptaron nuevamente los modelos artísticos clásicos y sus normas. El principal movimiento artístico del siglo se denominó Neoclasicismo.

La Prosa Neoclásica: Ensayo y Crítica Social

Al orientarse la literatura hacia la didáctica y la crítica, su utilidad residió en enseñar y difundir nuevas ideas basadas en la razón. Esta concepción de la obra literaria como medio de «enseñar deleitando» originó el abandono de la narrativa de ficción, que quedó reducida a unos pocos autores como Diego de Torres Villarroel y el Padre Francisco de Isla. La prosa se orientó hacia el ensayo como medio idóneo para la divulgación de nuevas ideas y la crítica social. El ensayo es un escrito de extensión variable en el que el autor expone y argumenta problemas, opiniones sobre diversos temas, teorías y reflexiones didácticas.

Fray Benito Jerónimo Feijoo, en Cartas eruditas y curiosas y Teatro crítico universal, y Gaspar Melchor de Jovellanos, en Informe sobre la Ley Agraria, defendieron la ciencia frente a la superstición, condenaron la guerra innecesaria y criticaron a la nobleza, a la que consideraban un parásito para el país. El gaditano José Cadalso, con sus Cartas marruecas, ejemplo de literatura epistolar, abordó la decadencia de España y aportó soluciones para atajarla. A finales del siglo XVIII, algunas obras se alejaron de la estética neoclásica y anunciaron la siguiente tendencia artística, el Prerromanticismo, presente en obras como El delincuente honrado de Jovellanos o Noches lúgubres de Cadalso.

El Teatro Neoclásico: La Comedia Didáctica

El nuevo teatro se manifestó principalmente a través de la comedia, y sus principales características son:

  • Aceptación de la regla de las tres unidades: una sola acción, los hechos ocurren en un único lugar y el tiempo en que suceden es inferior a un día.
  • Las obras están basadas en situaciones de la vida real, son verosímiles y tienen intencionalidad didáctica.
  • En muchas ocasiones, los personajes son prototipos fácilmente reconocibles.
  • Se impone la prosa en las obras, frente al verso en movimientos dramáticos anteriores.

Autores Destacados del Teatro Neoclásico

Leandro Fernández de Moratín: Autor más importante del siglo XVIII, hizo triunfar la comedia neoclásica. Entre sus obras destacan El viejo y la niña, El sí de las niñas, El barón y La Mojigata. Todas tratan un tema similar: la libertad de la mujer a la hora de elegir marido. El sí de las niñas constituye el modelo de comedia burguesa neoclásica.

Ramón de la Cruz: Cultivó el teatro popular, heredero de los pasos y entremeses de siglos anteriores, cuyo principal exponente fueron los sainetes. Eran piezas breves, normalmente escritas en verso, que ridiculizaban las costumbres de las clases altas a través de personajes esquemáticos y un lenguaje coloquial y vulgar.

La Poesía Neoclásica: Las Fábulas Didácticas

Durante el siglo XVIII, la consideración de la literatura como medio de instruir a los lectores y de propagar nuevas ideas determinó casi el total abandono de la lírica. La poesía que se creó fue de carácter didáctico y moralizante, muy alejada de la vertiente lírica que había predominado en el Renacimiento y el Barroco. Los maestros de este género fueron Félix María Samaniego y Tomás de Iriarte.

Las fábulas son breves composiciones, generalmente en verso, en las que se narra una pequeña anécdota protagonizada por animales y, a veces, por seres inanimados, de la que se extrae una enseñanza denominada moraleja. Félix María Samaniego ofrece a través de sus Fábulas morales una especie de tratado de educación y ética, basado en la ironía, en consonancia con las ideas ilustradas del siglo. Tomás de Iriarte expone en sus Fábulas literarias las normas que rigen la literatura según la concepción neoclásica: la sencillez del lenguaje, la conveniencia de aunar lo útil con lo bello y la necesidad de seguir una regla para la creación artística.

El Romanticismo: Sentimiento, Libertad y Subjetividad en el Siglo XIX

Tras la Revolución Francesa (1789), surge en Europa una nueva tendencia política, el liberalismo, un movimiento que defendía la limitación del poder del Estado y promovía la libertad económica y el libre desarrollo del individuo. Sus características principales son:

  • Conceden gran importancia a la libertad de pensamiento y expresión. Por tanto, se exalta el subjetivismo y la expresión de sentimientos. El amor es uno de los valores clave para los románticos.
  • Obras ambientadas en lugares exóticos o remotos, y desarrollan el gusto por el pasado, especialmente por lo medieval.
  • Tendencia a la melancolía, lo que genera interés por ruinas, cementerios y lo sobrenatural.
  • Exaltan lo nacional, lo particular de cada país, lo que provoca un interés por los temas históricos.
  • Se interesan por Dios, el alma, el sentido de la vida y la muerte, entre otros.

El Teatro Romántico: Ruptura de Reglas y Pasión

  • Las obras dramáticas rompen con las reglas de las tres unidades que proponían los clásicos: los espacios son variados, los hechos pueden transcurrir durante años y no hay una única acción.
  • El protagonista suele ser un personaje que se mantiene fiel a sus ideales, caballeroso y noble.
  • En el lenguaje predominan los adjetivos y sustantivos referidos a los sentimientos extremos.
  • El teatro de este momento no tiene modelos fijos, sino que presenta diversidad formal, es decir, mezcla de prosa y verso.

Autores Destacados del Teatro Romántico

José Zorrilla: Su obra más conocida y de más éxito fue Don Juan Tenorio, escrita en 1844. La figura del «don Juan» ya estaba presente en el teatro del Siglo de Oro, en la obra El burlador de Sevilla de Tirso de Molina.

Ángel Saavedra, Duque de Rivas: Su obra teatral más conocida es Don Álvaro o la fuerza del sino (1835). Don Álvaro, el protagonista de la obra, es el prototipo del héroe romántico, perseguido por una fatalidad insoslayable.

La Prosa Romántica: Costumbrismo, Historia y Fantasía

Destacan tres géneros: el artículo o cuadro de costumbres, la novela histórica y el relato fantástico. Entre los autores, destacan Mariano José de Larra por sus artículos; Enrique Gil y Carrasco, con su novela histórica El señor de Bembibre; y Gustavo Adolfo Bécquer, con sus Leyendas.

Autores Destacados de la Prosa Romántica

Mariano José de Larra: Escribió artículos con la esperanza de mejorar la situación de España. Criticó las costumbres, las actitudes y las normas sociales imperantes en su época. Para confeccionar los artículos, comenzaba con una anécdota real de la vida cotidiana a la que daba forma de pequeña narración y finalizaba con una reflexión crítica.

La Poesía Romántica: Expresión de Sentimientos

La lírica es quizá el género en el que mejor se expresan los sentimientos de los autores románticos. En la primera mitad del siglo, destaca José de Espronceda. A partir de la segunda mitad, destacan Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.

Autores Destacados de la Poesía Romántica

José de Espronceda: Su biografía refleja el espíritu de su tiempo: romántico y liberal. Fundó una sociedad revolucionaria secreta, fue condenado a prisión, participó en la Revolución de 1830 y llegó a raptar a Teresa Mancha, de quien se enamoró perdidamente. De sus obras, destacamos El Estudiante de Salamanca y «La canción del pirata». Esta última refleja el gusto de los románticos por personajes marginales que se rebelan contra la sociedad y el tiempo en el que les tocó vivir, como el pirata.

Bécquer: Nació en Sevilla. Tras estudiar pintura, se decidió por las letras. A los 18 años se trasladó a Madrid, donde vivió con grandes estrecheces económicas. Trabajó como periodista, adaptador de comedias y censor de novelas. Su obra es breve pero fundamental para la construcción de la poesía contemporánea. Su mayor fama la obtuvo con Rimas, que recoge poemas diversos sobre la poesía, el amor, la soledad y la angustia. Su estilo se aleja del Romanticismo, huye de los versos sonoros y grandilocuentes y opta por un lenguaje más sencillo. En su prosa, sobresalen las Leyendas, colección de dieciséis relatos de tema fantástico y ambientación romántica.

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