Literatura Española Posguerra: Poesía y Novela (1940-1975)

La Literatura Española de Posguerra (1940-1975)

El Contexto de Posguerra y la Guerra Civil

Durante todo el período de la guerra, la literatura se convirtió en un arma de urgencia y compromiso, con una gran carga ideológica: era más una herramienta que un arte. Muchos combatientes de ambos bandos compusieron obras literarias, sobre todo poesía, encontrando refugio en revistas literarias como Vértice, El mono azul, Hora de España, entre otras. Entre los autores republicanos, siguieron escribiendo R. Alberti, A. Machado, María Zambrano, Miguel Hernández… casi todos en el exilio. Y entre los falangistas, destacaron Dionisio Ridruejo o Luis Rosales y el monárquico José María Pemán.

La Guerra Civil supuso una ruptura en la evolución de la cultura española con respecto a las corrientes europeas por lo siguiente:

  • Aislamiento, tanto cultural como político. Se instaura la censura.
  • Falta de modelos estéticos que seguir: la Generación del 27 se deshace (la mayoría se exilia/ algunos se quedan/ Lorca es fusilado).
  • J.R. Jiménez sigue siendo un modelo a seguir, aunque pronto es superado por nuevas formas y temas cercanos a la realidad española del momento.
  • Auge de las traducciones de autores extranjeros poco comprometidos frente a la escasa producción nacional.

Contexto Socioeconómico

En los años 50 se empieza a apreciar una serie de cambios socioeconómicos, una pequeña apertura del régimen franquista y una tímida liberalización intelectual.

Ya en los 60, estos cambios se hacen más evidentes: aperturismo al extranjero, auge del turismo, industrialización y «relajación» de la censura.

La Poesía de Posguerra

La Poesía en la Década de los 50: Poesía Social

La primera poesía de posguerra se caracteriza, frecuentemente, por un tono individualista, pero, poco a poco, se irá modificando esta tendencia, surgiendo por un lado, una poesía más metafísica y profunda y, por otro, una poesía social, más preocupada por el «nosotros» que por el «yo», típico de la poesía de los años 40.

Sus principales características son:

  • Rechazo del esteticismo.
  • Compromiso social.
  • Prosaísmo y coloquialismo.

Se pretende escribir para «la inmensa mayoría».

Sus principales autores son Blas de Otero y José Hierro.

Blas de Otero

Es el poeta más importante de la poesía desarraigada y su obra se divide en dos etapas claramente diferenciadas:

  • Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951): El poeta se rebela angustiosamente ante Dios.
  • Pido la paz y la palabra (1955), Que trata de España (1959) y En castellano (1960): Denuncia los horrores humanos y la estupidez de un presente que lo condena al sufrimiento.
José Hierro

Imposible de encasillar, es uno de los poetas más significativos de los últimos años. Escribió poemas sociales, existenciales…, pero nunca se llega a identificar totalmente con alguna de estas tendencias.

Sus poemas son de dos tipos: reportajes (visiones, testimonios directos) y alucinaciones (habla vagamente de emociones). Su última obra fue Cuadernos de Nueva York.

La Poesía en la Década de los 60

En esta década se inicia un leve proceso de apertura y también de renovación formal. Los poetas abordan una transformación del lenguaje, haciéndolo más elaborado y retórico y los temas se orientan preferentemente hacia lo personal (la infancia, el amor, la familia…) a veces filtrados por el humor o la ironía. Se trata de una poesía escéptica, que asume su incapacidad para cambiar la realidad, de modo que se centra en lo cotidiano e íntimo.

Los autores más significativos son Ángel González (Áspero mundo), Jaime Gil de Biedma (Las personas del verbo), José Ángel Valente (A modo de esperanza), María Victoria Atencia (El coleccionista) y Claudio Rodríguez (Conjuros). A estos se les conoce como la Generación del 50.

La Poesía en los Años 70 (hasta 1975)

Este proceso de renovación y la tímida apertura exterior que se estaba dando en el país son determinantes para que, a finales de los años sesenta, surja un nuevo grupo poético, reunido en torno a una antología poética: Nueve novísimos poetas españoles (1970), y que será denominado como «novísimos«, cuyas características principales son:

  • Amplia formación cultural (culturalismo).
  • Esteticismo.
  • Aversión hacia la poesía social.
  • Variedad temática.
  • Exotismo.
  • Elegancia.
  • Metapoesía (a veces).

Entre estos poetas se encuentran Pere Gimferrer, Leopoldo María Panero, Antonio Carvajal, Ana María Moix, entre muchos más.

Revistas Literarias de Posguerra

Revista Garcilaso (1943-1946)

Es la primera revista literaria importante de la posguerra. En ella escriben autores de línea clásica, seguidores de Garcilaso. Se trata de una poesía arraigada, que ofrece una visión optimista del mundo y cuyas características principales son:

  • Uso del soneto.
  • Perfección formal.
  • Temas como el amor, el paisaje, la religión.

Luis Rosales o Dionisio Ridruejo, poesía de los vencedores: Destacan Leopoldo María Panero,

Revista Espadaña (1944-1951)

Esta revista nace como respuesta a Garcilaso y recoge una poesía desarraigada y rehumanizada, que aborda una temática existencial, angustiada por el paso del tiempo y la muerte. Entre sus características tenemos el uso de formas libres (menos clásicas) y estilo sencillo.

Destacan autores procedentes de la G.27 como Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, y otros como Blas de Otero y Gabriel Celaya.

Revista Cántico (1947-1949 y 1954-1957)

Es la revista de la poesía pura. Se trata de una poesía intimista y refinada, cuyo tema fundamental es el amor (amor prohibido, especialmente). Su principal representante es Pablo García Baena, cuyas obras principales son Junio y Óleo.

Revista Postismo (1945)

El último de los ismos (movimiento de vanguardia) hispánicos se inicia con la revista Postismo, de la que solo se publicó un número. Se denominaron a sí mismos «surrealismo ibérico«. Su fundador fue Carlos Edmundo de Ory y reivindican la libertad creativa y lo lúdico, todo envuelto en voluntad de desafío y provocación.

La Novela de Posguerra

La Novela en la Década de los 40: El Tremendismo

Los 40 son años difíciles de posguerra y de dictadura franquista, de aislamiento internacional, pobreza, hambre, represión y férrea censura. Las novelas que se publican tienen el punto de vista de los vencedores con una visión de la sociedad dividida en «buenos y malos», bastante triunfalista, hasta que algunos escritores encuentran otro enfoque. Aparecen dos tendencias narrativas:

  • Novela existencial. Se caracteriza por la desorientación, la hostilidad de la vida y la angustia. Así ocurre en Nada, de Carmen Laforet (1945).
  • El tremendismo. Se reflejan los aspectos más desagradables y brutales de la realidad para hacer una reflexión profunda sobre la condición humana; la novela entronca con una tradición que pasa por la picaresca, el drama rural y el determinismo de Baroja. Muestra de ello es La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela (1944), obra que inaugura esta tendencia y que triunfó rápidamente, siendo muy imitada por otros autores, como, por ejemplo, Miguel Delibes, en su obra La sombra del ciprés es alargada.

La Novela en la Década de los 60: Experimentalismo

A partir de los sesenta comienzan a verse los primeros signos de cansancio del realismo que hasta entonces había dominado la novela española. Este agotamiento, unido a la influencia cada vez más notable de las innovaciones de la narrativa extranjera y, sobre todo, de la nueva novela hispanoamericana (boom de la narrativa hispanoamericana), llevará a los autores de esta época a explorar nuevas formas narrativas. Es, por tanto, una etapa de novela formalista o experimental. Se considera 1962 como fecha de inicio de esta nueva etapa. En este año se publican Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, y La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa. Este cambio se vio impulsado con figuras ya relevantes de otras épocas como son Camilo José Cela, Miguel Delibes o Juan Goytisolo.

Las principales características de la novela experimentalista son:

  • Renovación del estilo: cuidado formal y estilístico.
  • Recuperación de la imaginación.
  • Subjetivismo.
  • Aparición de elementos poemáticos en la narración.
  • «Deconstrucción» de la novela: se construye la nueva novela a base de la destrucción de los modelos anteriores, lo que implica transformaciones en todos sus elementos (acción, personajes, punto de vista, estructura, técnicas…).

Tal como se ha dicho, la novela que abre esta nueva etapa narrativa es Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, su primera y única obra acabada. Su novedad no radica en los temas, personajes o argumento, sino en el nuevo planteamiento discursivo, en el uso de técnicas innovadoras que proponen al lector una lectura activa del mismo para interpretar los hechos y sacar sus propias conclusiones. Es un texto libre, abierto, en el que el lector debe esforzarse para no perderse.

La Novela en los Años 70 (hasta 1975)

La experimentación continúa en los años setenta, aunque se suaviza debido al desencanto (fracasa el ideal de mayo del 68) y se vuelve a ciertos aspectos de la novela tradicional, como a contar historias, en las que reaparecen las preocupaciones individuales y existenciales, a veces desde perspectivas irónicas o humorísticas, así La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza. Por otro lado, se da importancia a géneros hasta el momento considerados marginales como la ciencia ficción, el policíaco o de aventuras.

Autores Exiliados

Poetas Exiliados

Por último, no debemos olvidar a los autores exiliados, quienes siguieron escribiendo en torno a dos temas: la nostalgia de España (el paraíso perdido) y la desazón por la derrota republicana, aunque también les preocupa el paso del tiempo y la muerte. Estos autores proceden básicamente de la Generación del 27 (Alberti, Guillén, Cernuda, Salinas), aunque también viven en el exilio J.R. Jiménez, José Moreno Villa y León Felipe.

Novelistas Exiliados

Por último, no debemos olvidar a los autores exiliados, quienes siguieron escribiendo en torno a dos temas: la nostalgia de España (el paraíso perdido) y la desazón por la derrota republicana, aunque también les preocupa el paso del tiempo y la muerte. Estos autores proceden básicamente de la Generación del 27 (Alberti, Guillén, Cernuda, Salinas), aunque también viven en el exilio J.R. Jiménez, José Moreno Villa y León Felipe. Durante la Guerra Civil española, la novela se orienta hacia lo social y lo ideológico, dejando atrás las vanguardias. Los autores toman partido, ya sea por el bando republicano (como Sender o Arconada) o por el nacional (como Foxá o García Serrano). Tras la guerra, muchos escritores republicanos se exilian. En España, la literatura queda aislada, sin continuidad ni conexión con Europa. Los autores exiliados, diversos entre sí, escriben sobre la patria perdida y el dolor de la guerra, mezclando el realismo con técnicas vanguardistas.

Entre ellos destacan Sender, Max Aub, Rosa Chacel y Francisco Ayala.

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