Literatura Española y Europea: Romanticismo y Siglo XVIII

El Romanticismo en la Literatura Española y Europea

Desde finales del siglo XVIII, se manifestó entre los artistas europeos un cansancio por los movimientos de la Ilustración, que priorizaban la razón y el progreso. Ahora, empezaron a cobrar importancia los sueños, la imaginación, los sentimientos y lo irracional, elementos que definirían el Romanticismo.

La Literatura Romántica en Europa y América

Durante la primera mitad del siglo XIX, en Europa y América se desarrolló el Romanticismo. Destacaron autores de gran calidad literaria como los siguientes:

  • Francia: Victor Hugo (Los miserables) y Alejandro Dumas (Los tres mosqueteros).
  • Alemania: Novalis (Himno de la noche) y Goethe (Las desventuras del joven Werther).
  • Gran Bretaña: Walter Scott (Ivanhoe) y Mary Shelley (Frankenstein).

El Romanticismo en España

El siglo XIX fue un periodo de inestabilidad política en España. Los acontecimientos más importantes fueron:

  • Guerra de la Independencia: Siglo iniciado con la invasión napoleónica.
  • Reinado de Fernando VII: Tras la guerra.
  • Guerras Carlistas: Tras la muerte de Fernando VII, entre los partidarios de Carlos María Isidro (hermano del rey) y los partidarios de su hija Isabel II, que acabaron con el triunfo de estos últimos.
  • La Revolución de 1868: Ascenso de la burguesía y exilio de Isabel II. Se tomaron medidas progresistas como la Ley de Libertad de Prensa.
  • Restauración de la monarquía borbónica: Por parte de Alfonso XII. Se instauró la alternancia entre el partido conservador y el liberal.

El Romanticismo triunfó en España a partir de 1833, cuando volvieron los exiliados liberales después del régimen de Fernando VII. De este nacionalismo surgió una búsqueda en el pasado de virtudes como la valentía, el honor y la actitud caballeresca, reflejadas en novelas, teatro y poesía. Además, apareció un nuevo género periodístico: el artículo de costumbres, que ofrecía descripciones de costumbres sociales.

Características del Romanticismo

  • Defensa de la libertad y el individualismo: Se profundiza en la intimidad del «yo poético» como fuente de inspiración.
  • Ruptura con el Neoclasicismo: Las obras surgen de forma original y con subjetividad.
  • Nueva concepción del individuo: El héroe romántico, no comprendido, busca un mundo mejor, se refugia en lo misterioso y sobrenatural. Es antisocial.
  • Búsqueda de una nueva realidad: Más hermosa, digna y poética. Por medio de la imaginación se llega a la evasión de la realidad: el sueño, la noche, los cementerios…

Temas Románticos

  • La intimidad del poeta: Muestra sus sentimientos con pesimismo.
  • El amor: Valor absoluto que da sentido a la vida.
  • La libertad: El yo romántico no se reconoce en la sociedad, busca la libertad y vivir apartado de las normas.
  • La rebeldía: Enfrentamiento con el mundo. Abundan personajes marginados y rebeldes: piratas, reos de muerte, mendigos…
  • El paisaje: Reflejo del estado de ánimo del escritor. Abundan lugares apartados y nocturnos y los paisajes exóticos como modo de evasión.
  • El pasado nacional: Rescatar valores como el heroísmo, la nobleza o la bondad.

La Poesía Romántica en España

José de Espronceda

Su vida responde al perfil de hombre romántico: aventurero, rebelde e idealista. Es el principal representante del Romanticismo liberal y destacó por su poesía. Sus principales obras son:

  • El estudiante de Salamanca: Historia de amor con elementos lúgubres y macabros.
  • El diablo mundo: Anciano se transforma en joven por intervención satánica.
  • Canciones: Poemas dedicados a seres marginales.

En Espronceda se dan los tres rasgos formales del estilo poético: experimentación, polimetría (uso de estrofas y versos diferentes) y sonoridad.

Gustavo Adolfo Bécquer

Su mayor fama la tiene por su lírica, recogida en el libro Rimas, un conjunto de 79 poemas que tratan sobre la reflexión poética, el amor, el desengaño, la soledad y la muerte. Además, cuenta con una magnífica obra en prosa: las Leyendas, una colección de relatos de origen popular, de tema fantástico y ambientación romántica.

Rosalía de Castro

Figura conocida por su Rexurdimiento de la lengua y la cultura gallega. Su obra está dividida, por un lado, en gallego: Cantares Gallegos, donde denuncia la miseria y los problemas de su tierra. Por otro lado, en castellano: En las orillas del Sar, que refleja el dolor de la soledad.

La Prosa Romántica en España

La narrativa también experimentó un gran desarrollo, cultivando los siguientes géneros:

  • Costumbrismo: Ambientes y modos de vida populares.
  • Novela histórica: Pasado heroico, medieval, tradicional y conservadora.

Mariano José de Larra

Destacó por sus artículos periodísticos, que firmaba con el seudónimo de Fígaro. Desde el costumbrismo, hizo un análisis crítico de los temas polémicos de la tradición de la España de su tiempo: la política, la cultura y la literatura. Tuvo un carácter rebelde y liberal; sus ataques políticos eran frecuentes. En su estilo destaca la sátira y la ironía.

El Teatro Romántico

Triunfó un nuevo teatro mucho más libre, cuyas características son:

  • Continuos cambios de escenario y espacios y uso de diversos efectos.
  • Mezcla de lo trágico y lo cómico.
  • Mezcla de prosa y verso.
  • Abandono del didactismo; se busca conmover, no adoctrinar.
  • Tema del amor, fatal y trágico, y la historia nacional.
  • Personajes marginados que son héroes románticos.

Las obras más representativas de este período son Don Álvaro o la fuerza del sino, del Duque de Rivas, y Don Juan Tenorio de José Zorrilla.

La Literatura en el Siglo XVIII: Ilustración y Neoclasicismo

Rasgos Literarios del Siglo XVIII

Entramos en un nuevo siglo que sería, para la literatura española, muy diferente del anterior. A finales del XVII se produjo el agotamiento del estilo barroco, que había llegado al límite de sus posibilidades expresivas. Los autores buscaron nuevos cauces de expresión literaria. Las características de la literatura en este periodo se pueden resumir en las siguientes:

  • Didactismo: La literatura tuvo el fin de educar al hombre con el objetivo de que todos pudieran acceder a la cultura. Se criticaron abiertamente las supersticiones y falsas creencias (no apoyadas en la razón).
  • Búsqueda de la verdad, no de la belleza: Se abandonó lo puramente estético, la idea del arte por el arte. En definitiva, se dio más importancia a la ética que a la estética.
  • Predominio de la razón sobre el sentimiento o la imaginación: Surgió así un nuevo arte racional.

La nueva concepción literaria de la época quedó recogida en la Poética de Ignacio Luzán (escrita en 1737). Allí se marcaron las pautas de cómo se debía escribir en este nuevo siglo, volviendo a los postulados clásicos grecolatinos que ya se daban en Francia. Se habla, por ello, de un período neoclásico que pusiera freno a los excesos cometidos en el Barroco. Pero, como enseguida comprobaremos, no hubo un único estilo propio del XVIII. El buen gusto y el equilibrio fueron las normas de la literatura neoclásica. La recuperación de la poética clásica supuso:

  • En teatro, la aceptación de la regla de las tres unidades.
  • En la lírica, cultivo de los géneros clásicos: odas, epístolas, églogas…
  • En cuanto a la narrativa, no contemplada en la preceptiva grecolatina, no se cultivó demasiado en este siglo.

Estilos Literarios del Siglo XVIII

Destacamos tres estilos fundamentales en el siglo XVIII: Rococó, Neoclasicismo y Prerromanticismo.

  • Rococó: Supuso un punto intermedio entre el Barroco y el Neoclasicismo. Se intentaron adoptar moldes nuevos, pero aún pesaba mucho la tradición barroca. La poesía rococó cultivó temas frívolos y sensuales. En cambio, el teatro se decantó por el género de la tragedia, en el que destacaron Nicolás Fernández de Moratín y Vicente García de la Huerta.
  • Neoclasicismo: Fue un movimiento propio de finales del XVIII, que se basó en el didactismo, el utilitarismo y la búsqueda de un arte reflexivo. Destacó el dramaturgo Leandro Fernández de Moratín, autor de El sí de las niñas.
  • Prerromanticismo: Se fundamentó, sobre todo, en el sentimentalismo, es decir, en la expresión arrebatada del sentimiento, aunque siempre dentro de unos límites razonables (en eso se diferencia del Romanticismo pleno, que se desarrollaría en el siglo XIX). Por otra parte, en la literatura prerromántica aparecieron tintes de crítica social y política. Podemos considerar prerromántico al gaditano José de Cadalso.

La Prosa en el Siglo XVIII

El afán didáctico que tuvo la literatura neoclásica convirtió a la prosa en el siglo XVIII en el vehículo más apropiado de transmisión del pensamiento ilustrado. Así pues, se escribieron informes, libros de viaje, cartas y ensayos con este carácter crítico y divulgativo.

  • Benito Jerónimo Feijoo
    • Teatro crítico universal
    • Cartas eruditas y curiosas
  • José Cadalso
    • Cartas marruecas
    • Los eruditos a la violencia
    • Noches lúgubres
  • Gaspar Melchor de Jovellanos
    • Informe sobre la Ley Agraria
    • Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos y diversiones públicas

La Poesía en el Siglo XVIII

El género más característico fue el de la fábula, pieza en verso que narra, con propósito moral, una historia protagonizada por animales. Sus más afamados cultivadores fueron Tomás de Iriarte y Félix María de Samaniego.

También se cultivó en este siglo una poesía rococó de imitación clásica, que volvió a recuperar los temas bucólicos y mitológicos. Se trató de una poesía refinada, donde predominó el amor desde el punto de vista de la coquetería y la galantería, todo ello en un paisaje idealizado y artificioso. Se solía escribir en estrofas breves y de metro corto. Destacó en esta poesía el escritor Juan Meléndez Valdés.

El Teatro en el Siglo XVIII

Leandro Fernández de Moratín

Entre sus obras destacan La comedia nueva o El café y El sí de las niñas.

El argumento de El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín, gira en torno a los preparativos para la boda de don Diego, un rico hombre entrado en años, con doña Francisca, joven huérfana de padre a la que su madre doña Irene ha preparado el desigual matrimonio sin su consentimiento. Por su parte, la joven está enamorada de don Carlos, sobrino del anciano. Por una serie de casualidades, don Diego tiene conocimiento de la relación entre los jóvenes y decide renunciar al desafortunado enlace con tal de conseguir la felicidad de su sobrino don Carlos y su enamorada Francisca.

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