El Modernismo y la Generación del 98: Un Legado Literario
1. Contexto Histórico-Social: La Crisis de Fin de Siglo
A finales del siglo XIX, los valores de la sociedad burguesa entraron en crisis. Se perdió la confianza en el positivismo, un sistema filosófico basado en la razón y la experiencia.
Esto dio paso a corrientes de pensamiento vitalistas e irracionalistas. La razón y la ciencia ya no eran suficientes para explicar el mundo; era necesario buscar nuevos valores.
El pensamiento de los filósofos de esta época giró en torno a los problemas del ser humano: el dolor, la angustia. Así, surgió el existencialismo como una corriente filosófica de gran importancia en la literatura de este periodo.
Se conoce como Modernismo a la forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu, que se manifestó en el arte, la ciencia, la religión y la política. Esta crisis de conciencia o espiritual, en el caso español, se intensificó por la crisis histórica del llamado Desastre del 98: la derrota ante los Estados Unidos. Esto supuso la pérdida de las últimas colonias españolas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Todas estas circunstancias propiciaron la reacción de un conjunto de intelectuales que se implicaron activamente ante la situación del país. Surgieron así movimientos como el Regeneracionismo y la Generación del 98.
2. El Modernismo
2.1. Orígenes del Modernismo
El Modernismo nació en Hispanoamérica como una verdadera proliferación estética que se opuso al mercantilismo y a la sociedad burguesa, nutriéndose de las corrientes parnasianas de la poesía francesa.
La literatura modernista presenta dos vertientes principales:
- Actitud de evasión: Los escritores se refugiaron en una estética formalista y deslumbrante. Eran partidarios del «arte por el arte»: el arte debía ser un bien en sí mismo; su estética era suficiente para darle valor, independientemente del contenido. El nicaragüense Rubén Darío es considerado el iniciador de esta faceta del Modernismo.
- Actitud de denuncia: Se pretendía profundizar en el origen de los males de la sociedad por medio del análisis, para poner de manifiesto sus fallos e incluso hallar soluciones.
2.2. Características del Modernismo Literario
2.2.1. Los Temas
Las obras modernistas suelen girar en torno a cinco asuntos principales:
- Soledad: Motivada por un rechazo mutuo entre el artista y la sociedad vulgar. Es un tema de clara raíz romántica. La melancolía, la angustia o la tristeza son sentimientos centrales que se reflejan en paisajes otoñales, nocturnos o crepusculares.
- Escapismo: Ante el disgusto con el mundo, el poeta huía. La evasión se producía en el espacio (lugares exóticos) o en el tiempo (hacia el mundo grecorromano, la Edad Media, el Renacimiento o el sofisticado siglo XVIII francés). El poeta creaba una elitista «torre de marfil» (hermosa por fuera y vacía por dentro) donde se refugiaba.
- Cosmopolitismo: Los modernistas se declaraban ciudadanos del mundo: viajeros, multiculturales y aristocráticos. París fue la capital del Modernismo.
- Amor y erotismo: Aparecían poemas de amor delicado y, frente a ellos, otros de intenso erotismo y desenfreno, motivados por una actitud antisocial y amoral que buscaba el escándalo como forma de enfrentarse a la sociedad bienpensante.
- Vida bohemia: La existencia de los modernistas transcurría al margen de las convenciones burguesas.
El Modernismo se inspiró en dos movimientos estéticos del siglo XIX:
- El Parnasianismo: Iniciado por el francés Théophile Gautier, pretendía conseguir la «obra bien hecha». Se trataba de una tendencia formalista, partidaria del «arte por el arte». Se sentían fascinados por las culturas antiguas y los ambientes exóticos.
- El Simbolismo: De corte intimista, buscaba la realidad que se escondía tras las apariencias a través de un nuevo y sugerente lenguaje basado en el símbolo. Los principales simbolistas fueron los también franceses Charles Baudelaire, Paul Verlaine, Arthur Rimbaud y Stéphane Mallarmé.
2.2.2. El Estilo Modernista
- Afán de originalidad: Tanto en los temas como en la expresión formal, que destacaba por el uso abundante de recursos retóricos.
- Búsqueda de la perfección formal: Se conseguía a través de la musicalidad, el ritmo y los valores simbólicos y connotativos de las palabras.
- Renovación métrica: Los modernistas recuperaron el verso alejandrino; usaron también el dodecasílabo y el eneasílabo. Se modificaron algunas estrofas tradicionales, construidas ahora con alejandrinos. El caso más conocido es el del soneto modernista (con versos alejandrinos y serventesios en vez de cuartetos). Se crearon también nuevos metros.
- Aparición de nuevas formas: Aparecieron los poemas en prosa y el verso libre.
- Enriquecimiento léxico: Uso de neologismos, arcaísmos y americanismos.
3. Rubén Darío (1867-1916)
Rubén Darío nació en Nicaragua. Fue un hombre cosmopolita y amante del placer, que viajó por toda América y Europa propagando las nuevas tendencias poéticas, de las que sería el impulsor y el principal representante. Murió en París.
Su primer libro es Azul… (1888), que incluye cuentos breves y unos pocos poemas. Es una obra que recrea un mundo exótico de hadas, princesas, centauros y escenas galantes con un lenguaje aristocrático y el uso de elementos simbolistas.
Prosas profanas (1896) recoge todos los rasgos formales y temáticos antes mencionados: preocupación por la forma, musicalidad, renovación métrica, cosmopolitismo, escapismo… pero en esta obra sorprendente ya se vislumbra una preocupación social y filosófica. Darío se planteó qué era el arte, el amor, el placer, la religión y la creación poética.
Su tercera obra, Cantos de vida y esperanza (1905), dio un giro hacia una poesía más profunda, teñida de melancolía y amargura. Es un libro de un tono más grave. Se preocupó por los problemas del mundo hispánico frente al imperialismo de los Estados Unidos (contra el que propuso una unión de los pueblos americanos) y también por los problemas existenciales del ser humano, con un tono de cansancio y amargura.
4. El Modernismo en España
La influencia del Modernismo hispanoamericano comenzó a apreciarse en España a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Fue determinante la visita que Rubén Darío realizó a Madrid en 1899. Bajo la influencia modernista de Darío, escribirían sus primeras obras Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez o Ramón M.ª del Valle-Inclán en los primeros años del nuevo siglo XX.
El Modernismo español tuvo sus peculiaridades. Tras la influencia de Darío, cada poeta encontró su camino personal y su estética. La faceta más preciosista, retórica y superficial del Modernismo duró poco para dar paso a una búsqueda de temas más metafísicos y trascendentes: la soledad, la realidad de España y su marginación social, la tradición. En España, el Modernismo fue la raíz simbolista.
5. Juan Ramón Jiménez (1881-1959)
Juan Ramón Jiménez nació en Moguer (Huelva). Recibió el Premio Nobel en 1956. Entendió la escritura como una búsqueda constante de la belleza y de la perfección, de ahí que reescribiera permanentemente su obra. Por otra parte, concibió la poesía como una forma de conocimiento, es decir, como un medio para analizar y entender la realidad. La poesía juanramoniana pretendió profundizar en el auténtico sentido de las cosas, en su esencia más íntima. Este proceso de búsqueda de la perfección consta de diversas etapas:
5.1. Etapa Sensitiva
Esta primera etapa de Juan Ramón Jiménez estuvo influida por las tendencias de principios de siglo: esteticismo, decadentismo, parnasianismo y simbolismo. Desde una poesía becqueriana (Arias tristes, Baladas de primavera), desembocó en un periodo modernista de brillantez formal: Sonetos espirituales (1914) y Estío (1915). En prosa, escribió Platero y yo (1917), que supuso un acercamiento a las raíces andaluzas y que, por otro lado, abrió paso a la siguiente época.
5.2. Etapa Intelectual
Es una poesía más compleja que la anterior. Son obras dedicadas, como afirmó el autor, «a la minoría siempre». Aunque esta etapa ya se inició con los Sonetos espirituales, los títulos más significativos son Diario de un poeta recién casado (1916), Eternidades (1916-1917) y Piedra y cielo (1917-1918). En el Diario de un poeta recién casado, la realidad se reveló como un caos. Contra este caos y la idea de la modernidad y el progreso (simbolizado por Estados Unidos) se impuso la belleza. El marco de un viaje real hacia Nueva York en barco sirvió de propósito para hacer una reflexión, un viaje interior por su propia conciencia.
6. La Generación del 98
A finales del siglo XIX, España vivía una grave crisis general: corrupción política, desfases y conflictos sociales, crisis económica… El Desastre del 98, que supuso la pérdida de las últimas colonias españolas en el extranjero (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), acrecentó la sensación de pesimismo. Surgió, entonces, un grupo de escritores preocupados por los problemas del país, por el «tema de España», conocido como la Generación del 98. A este grupo pertenecen escritores como Miguel de Unamuno, Pío Baroja, José Martínez Ruiz «Azorín», Antonio Machado o Ramón M.ª del Valle-Inclán.