El Teatro Español de Fin de Siglo (Hasta 1936)
El Teatro Anterior a 1936
Autores realistas: Benito Pérez Galdós
Generación del 98: Miguel de Unamuno, Azorín, Jacinto Benavente, Valle-Inclán…
Generación del 14: Ramón Gómez de la Serna
Generación del 27: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Alejandro Casona…
El Teatro Comercial
Predominan las obras convencionales, que responden a los gustos del público. En esta tendencia se inscriben:
- Las comedias y melodramas rurales de Jacinto Benavente
- El llamado teatro poético (drama histórico en verso), que cultivan Eduardo Marquina o Francisco Villaespesa.
- El teatro cómico, que incluye fórmulas como la tragicomedia grotesca de Carlos Arniches.
El Teatro Anticomercial
Pertenecen a este grupo una serie de autores cuya trayectoria dramática discurre al margen de los gustos del público. Con la excepción de Lorca, se trata de obras con escasa presencia o repercusión.
El Teatro Comercial y Anticomercial: Representantes Clave
Carlos Arniches (Teatro Comercial)
El dramaturgo alicantino es el creador de una fórmula teatral denominada tragicomedia grotesca (combina elementos trágicos y cómicos, mostrando los vicios de la sociedad mediante personajes caricaturescos).
Tragicomedias grotescas: La señorita de Trevélez, Los caciques
Jacinto Benavente (Teatro Comercial)
Jacinto Benavente, que recibió el Premio Nobel de Literatura (1922), cultivó un teatro acorde con los gustos del público de la época. Destacan obras como las comedias de ambientación burguesa (Rosas de otoño) y los melodramas rurales (La malquerida).
Otras manifestaciones: Se opta por una visión más idealizada, folclórica o acrítica: obras como La Lola se va a los puertos (1929) y los sainetes de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero (Sangre gorda).
El Teatro Anticomercial: Renovación y Experimentación
Las obras encuadrables dentro del teatro anticomercial, renovador o experimental comparten algunas características:
- Abandono del realismo: El realismo se consolida como la opción estética preferida por la burguesía. Por tanto, se rechaza. Un ejemplo es El señor de Pigmalión.
- El teatro como cauce de reflexión filosófica: Las acciones, los caracteres o la escenografía se vuelven deliberadamente esquemáticos y se cargan de valor simbólico.
- Recuperación de formas primitivas de teatralidad: Cultivan la tragedia, el auto sacramental, con personajes que encierran un sentido trascendente.
Tres obras de teatro anticomercial: El señor de Pigmalión, de Jacinto Grau; Angelita, de Azorín; La venda, de Unamuno.
El Teatro de Valle-Inclán
La obra de este autor, junto con la de Lorca, constituye la principal aportación de la literatura española al teatro occidental del siglo XX. Puede organizarse en tres ciclos: el ciclo mítico, el de la farsa y el del esperpento.
El Ciclo Mítico
Estas obras se ambientan en una Galicia arcaica, violenta y patriarcal. Se trata de un espacio mítico primigenio, en el que el ser humano se muestra tal como es. (Comedias bárbaras y Divinas palabras).
Comedias bárbaras: Está formada por las obras: Cara de Plata (1922), Águila de blasón (1907), Romance de lobos (1908).
El Ciclo del Esperpento
Valle-Inclán es el creador del esperpento, una nueva fórmula teatral.
Consiste en una deformación caricaturesca de la realidad para poner de relieve lo absurdo y miserable de la existencia. Los procedimientos para lograr ese efecto deformante son: animalización y cosificación de los personajes (subrayando su aspecto grotesco o risible) y preferencia por ambientes sórdidos y degradados. El esperpento encuentra sus antecedentes en poemas satíricos de Quevedo, o en las Pinturas negras de Goya.
Luces de Bohemia
Escrita en 1920 y estrenada en 1970 (o 1924, dependiendo de la versión). Presenta quince escenas en la última noche de Max Estrella, un poeta ciego y salido de la Bohemia madrileña.
La obra puede interpretarse como una crítica feroz de la realidad política y social. Max, aunque sea ciego, es el único capaz de ver la corrupción, la miseria, la ignorancia… los males del país. Hay dos personajes que son retratados como la compasión y la solidaridad en esta obra: un anarquista catalán (al que se le aplica la ley de fugas) y una madre (cuyo hijo pequeño muere de un disparo policial).
En el estilo de Luces de Bohemia destacan las acotaciones complejas y elaboradas o la diversidad de variedades lingüísticas en los diálogos.
El Novecentismo y la Generación del 14
La Generación del 14 está formada por un grupo de autores, ensayistas y novelistas, nacidos en torno a 1880. Su visión de España es heredada directamente de la generación del 98. Los autores de la Generación del 14 protagonizan un periodo de transición que culmina con el estallido de la Generación del 27 y la efervescencia cultural de la Segunda República. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) genera en España un intenso debate entre germanófilos y aliadófilos. Los autores de esta generación se sitúan, generalmente, en el bando aliado. En marzo de 1914, el filósofo José Ortega y Gasset pronuncia una conferencia (Vieja y nueva política) en la que plantea el ideario que asumirá el grupo. En su intervención pueden identificarse algunos rasgos distintivos respecto a la generación anterior, que suponen una nueva actitud ante el problema de España.
Características:
- Apertura al mundo exterior: Los autores de la Generación del 14 abren sus ojos hacia la realidad exterior. En especial, resulta significativa la apelación a Europa como solución al problema de España.
- Propuestas constructivas: Actuar siguiendo unos principios de racionalidad y eficacia que permitan la modernización del país. Frente al caciquismo, establecer una nueva organización política; frente al militarismo y clericalismo, priorizar la educación y construir una sociedad laica. El porvenir de la nación se deposita en la ciencia, las escuelas y las bibliotecas.
- El escritor como intelectual: Los miembros del grupo responden a la figura del intelectual, conocido como una voz crítica que contribuye a la creación de opinión mediante sus artículos en prensa. Participarán activamente en la vida política durante un periodo en el que suceden la descomposición del sistema político de la Restauración, la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), la proclamación de la Segunda República (1931) y el Golpe de Estado (1936).
- Institucionalización de la vida cultural: Se fundan diversas instituciones: Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, creación del Centro de Estudios Históricos, y la Residencia de Estudiantes en Madrid (a la que asistieron Albert Einstein…).
El Ensayo Novecentista
Fue el género preferido por los autores de la Generación del 14, ya que encuentran en él el cauce ideal para reflexionar sobre el problema de España.
José Ortega y Gasset
Fue el intelectual más importante del siglo XX. El autor siente la necesidad de modernizar y racionalizar España de la mano de unas élites intelectuales y desde una perspectiva europeísta y liberal.
Volúmenes: España invertebrada (1922), La deshumanización del arte (1925).
El pensamiento de Ortega: Además de la necesidad de integrar el yo en la circunstancia, también encontramos otras ideas en la filosofía de Ortega:
- La razón vital: La vida individual constituye la realidad fundamental, y la razón debe estar supeditada a ella, no al margen del mundo.
- El perspectivismo: Cada individuo presenta un punto de vista singular sobre el mundo.
Otros Ensayistas de la Generación de 1914
Eugenio d’Ors (1881-1954), Gregorio Marañón (1887-1960), Manuel Azaña (1880-1940), Salvador de Madariaga (1886-1978).
La Novela Novecentista
Ramón Pérez de Ayala
Su obra narrativa se encuadra dentro de la llamada novela intelectual. Sintoniza con una de las vertientes de renovación de la narrativa europea: la novela de ideas. Puede organizarse en tres bloques:
- Tetralogía autobiográfica: Está formada por cuatro novelas protagonizadas por Alberto Díaz de Guzmán, que constituyen el testimonio de una crisis personal y un diagnóstico de los males de España (Tinieblas en las cumbres, A. M. D. G., La pata de la raposa).
Gabriel Miró
Se inscribe en la novela descriptiva o formalista, caracterizada por la captación de atmósferas a través de descripciones minuciosas y llenas de referencias sensoriales, con una prosa elaborada. Las cerezas del cementerio (1910) y Nuestro padre san Daniel y El obispo leproso.