Movimientos Literarios en España: Fin XIX e Inicio XX

Contexto Literario

La Literatura Española a Finales del Siglo XIX y Principios del Siglo XX

Durante los primeros años del siglo XX perviven las tendencias literarias de finales del XIX: escritores realistas como Galdós, Pardo Bazán o Blasco Ibáñez continúan su obra literaria; pero en esta época aparece también una reacción contra el Realismo y el Naturalismo por parte de los escritores más jóvenes. Esta reacción viene provocada por dos circunstancias: la crisis política, económica y social de finales del siglo XIX, agudizada por la pérdida de las colonias en 1898, y el agotamiento de los temas y las formas de la literatura que se estaba practicando en ese momento.

Surge así un movimiento literario renovador que se manifestará en dos líneas: una más identificada con la poesía (el Modernismo) y otra que encuentra mayor cauce expresivo en la novela y el ensayo (la Generación del 98).

Modernismo

El Modernismo surge en Hispanoamérica a finales del siglo XIX y se difunde en España tras la publicación de Prosas profanas (1886), de Rubén Darío, produciendo una renovación total en el panorama lírico, aunque el movimiento también cultivó la novela, el cuento y el teatro.

El Modernismo se caracteriza por varios rasgos:

  • En primer lugar, el rechazo del realismo positivista, ya que reacciona contra el excesivo dominio de la razón, propio de la filosofía positivista, que dejaba de lado lo relacionado con el misterio y lo oculto.
  • Además, los poetas modernistas no están a gusto con el mundo que les ha tocado vivir y, automarginándose, adoptan una actitud bohemia.
  • Todo ello les lleva a buscar un arte libre de ataduras utilitarias, empleando nuevas formas que restituyan la emoción y la sensibilidad, buscando la exaltación de la belleza percibida por los sentidos.
  • Para conseguir estas formas de expresión toman como modelo el Romanticismo, el Parnasianismo y el Simbolismo.

El anhelo de armonía, de perfección formal y de belleza lleva a los poetas modernistas a explotar todas las posibilidades que el lenguaje les ofrece, intentando que el poema no solo transmita sensaciones, sino que también las cause. Por ello, en el vocabulario abundan las expresiones sensoriales y sinestésicas, la adjetivación cromática, un riquísimo léxico (que incluye neologismos, cultismos, etc.), las aliteraciones y los recursos fónicos que muestran la sonoridad, la plasticidad y la musicalidad, las imágenes deslumbrantes

La Generación del 98

Conviviendo con el Modernismo se encuentra a principios del siglo XX en España la Generación del 98. Aunque sus características difieren del Modernismo, puede decirse que ambas corrientes literarias buscaron una renovación en el arte, luchando cada una a su modo contra la decadencia; y, como acabamos de señalar, dos de los miembros del 98 (Valle-Inclán y Antonio Machado) cultivaron en sus inicios una poesía de corte modernista.

La Generación del 98 fue un movimiento literario surgido por la crisis provocada por la pérdida de Cuba: la decadencia de España motivó que varios autores analizasen en sus obras la situación del país. Se enfrentan así al problema de España: las causas de sus males, las posibles soluciones, el pasado, el futuro, etc. Estos escritores toman una actitud bastante peculiar ante el problema: buscan el conocimiento de España viajando por ella, describiendo los campos, las ciudades, los viejos monumentos…, para intentar recrear literariamente la historia del país. Este método los conduce a desarrollar su obra en torno a varios temas:

  • El paisaje: los autores del 98 describieron España en sus obras, especialmente Castilla, a la que transformaron en el símbolo de toda la nación. El paisaje se convierte en el reflejo del “dolor de España”, que nace de un profundo patriotismo, centralista y casticista: no se persigue, como en la estética realista, la reproducción exacta de la realidad, sino la expresión de la realidad interior.
  • La historia: no se interesan por la Historia con mayúscula, es decir, la de los grandes hombres y las grandes batallas, sino por la historia del pueblo (de las personas que trabajan día a día), la de los hechos cotidianos, la de las costumbres, calificada por Unamuno como intrahistoria. En este punto aparece uno de los ejes del 98: la crítica de los males de España. Partiendo de esa base se escribe contra el caciquismo, contra la mala influencia de las glorias pasadas y contra lo que se consideran los males nacionales (el hambre y la ignorancia). Además, los autores adoptan una actitud pesimista ante la situación histórica: la pérdida de las últimas colonias es interpretada como el desmoronamiento de los valores sociales y espirituales.
  • La literatura: los autores del 98 se sienten atraídos por los clásicos de nuestra literatura, como el Poema de Mío Cid, Gonzalo de Berceo, el Arcipreste de Hita, Jorge Manrique, fray Luis de León, Cervantes, Góngora
  • La vida y la muerte, el sentido de la vida, el paso del tiempo: estas preocupaciones existenciales estarán representadas fundamentalmente por Unamuno, aunque los demás autores también dan muestras de ellas en su obra. En este tema se aprecia la influencia de la Filosofía: frente al dogmatismo aparecen los planteamientos existencialistas de Kierkegaard y Schopenhauer, en los que predominan la falta de sentido de la vida, la duda existencial y el escepticismo.
  • La religión: enlazado con el sentido de la vida aparece el tema de la religión, frente al que la Generación del 98 adopta posturas muy diversas.

Los autores del 98 cultivaron todos los géneros literarios; pero es en la prosa donde mejor se aprecia la renovación estilística de este movimiento, que presenta algunas características coincidentes en todos los escritores, a pesar de que el estilo de cada uno es muy personal:

  • Reaccionan contra la retórica, el prosaísmo y la grandilocuencia de la literatura anterior. Se convierten en auténticos renovadores del panorama literario de principios de siglo.
  • El estilo es sobrio y directo. Importa el contenido e intentan que este llegue al lector de la manera más clara posible.
  • Cuidan la forma de su prosa, son exigentes y reaccionan contra las imprecisiones o los contenidos confusos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *